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El Pacto Abrahamico
22: 15-18

El Pacto Abrahamico ESCUDRIÑAR: ¿Cómo Dios confirma la naturaleza inmutable de la promesa que había hecho a los justos del TANAJ? ¿Cuál sería el equivalente hoy? ¿Cuáles fueron las tres promesas del pacto que ADONAI hizo con Abraham? ¿Qué hizo que esta promesa tuviera que ver con los gentiles? ¿Qué quiso decir el Rabino Saulo cuando dijo que Dios anunció de antemano el evangelio a Abraham?

REFLEXIONAR: ¿Un simple sí o no caracteriza su fidelidad en guardar su palabra? Cuando la gente sabe que usted es un creyente, ellos lo miran de otra manera? ¿Es que ellos esperan algo diferente de usted que de los demás? ¿Podría ser de tropiezo por una conducta falsa? ¿Qué clase de testimonio está revelando al mundo acerca de usted mismo?

El ángel del Señor llamó a Abraham por segunda vez desde el cielo (22:15). Por eso Dios, queriendo demostrar claramente a los herederos de la promesa que su propósito es inmutable, la confirmó con un juramento (Hebreos 6:17). Él dijo: Juro por mí mismo. Este fue el juramento más solemne posible (Isaías 45:23; Jeremías 22:5, 49:13, 51:14; Amós 6, 8 y Hebreos 6:13-14). En los días de Abraham, jurar fue el equivalente a firmar con el nombre en la línea punteada. Hoy firmamos con nuestro nombre; en aquel entonces juraban por algo más grande que ellos mismos. Había que jurar por Dios, o por el cielo, o por el altar. Pero cuando ADONAI quiere sellar ante Abraham, Él está firmando en la línea punteada, ¿cómo puede jurar por algo más grande que mismo? 367

Después de la caída vivimos en un mundo de mentiras. Esto no debería sorprendernos, la humanidad desde entonces ha caído y son todos hijos del diablo – el padre de la mentira (Juan 8:4b). Esa deshonestidad básica ha llevado a la gente a imponer juramentos sobre otros en un intento (a menudo inútil) para obligarlos a decir la verdad y cumplir sus promesas. Revelando esta misma falta de honradez, los judíos no sólo juraron acuerdo con los mandamientos del TANAJ por el nombre del Señor (y a veces violando esos juramentos), sino que también habían desarrollado la práctica de lo falsos juramentos, engañosos, juramentos evasivos por todo lo que no sea el nombre de Dios (que fue considerado vinculante). Ellos lo hicieron con el propósito de pretender veracidad pero no tenían intención de cumplir. Yeshua también condenó esta práctica (Mateo 5:33-36, 23:16-22).

La costumbre de jurar era una parte importante de la vida en los tiempos bíblicos. Se había convertido en un problema en las congregaciones judías a las que Jacobo (Santiago) escribió. Como los juramentos eran una parte integral de la cultura judía, los creyentes judíos trajeron esa práctica a la iglesia. Pero tal juramento era, y es, innecesario entre los creyentes cuyo hablar es honesto (Efesios 4:25; Colosenses 3:9), y cuyas vidas son para demostrar integridad y credibilidad. Para los creyentes, un simple sí o no debería ser suficiente, ya que debemos ser fieles en mantener nuestra palabra. Como resultado, hoy en día no prestamos juramento a ninguna persona. Sobre todo, hermanos míos, no juren ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa. Que su “sí” sea “sí”, y su “no”, “no”, para que no sean condenados. (Santiago 5:12). Los creyentes no son perfectos, que no es el punto aquí de Santiago. En ocasiones podemos caer en la mentira, pero a pesar de eso, la mentira no debe ser el patrón de nuestras vidas.

Y le dijo: Como has hecho esto, y no me has negado a tu único hijo, juro por mí mismo, afirma el SEÑOR (22:16), que te bendeciré en gran manera, y que multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena del mar. Además, tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos (22:17). Dios entonces toma la oportunidad para reafirmar las tres promesas del pacto a Abraham.

Primero dijo: que te bendeciré en gran manera, y que multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena del mar. ADONAI había dicho una vez antes que sus descendientes serían tan numerosos como las estrellas del cielo (15:5). Sin embargo, a simple vista, sólo se pueden contar aproximadamente tres mil estrellas, a lo sumo. Por lo tanto, la promesa del Señor no podría en principio parecer demasiado impresionante, ya que tres mil descendientes ni siquiera hacen una nación muy grande. Ahora, sin embargo, Él dice, en efecto, que hay tantas estrellas como hay arena en el mar. Además, al principio Dios había dicho a Abraham que Él haría su descendencia tan numerosa como el polvo de la tierra (13:16).

Luego, en segundo lugar, Él dijo: tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos (22:17).

Y, en tercer lugar, Puesto que me has obedecido, todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tu descendencia (22:18). Todas estas bendiciones se le prometió, porque Abraham obedeció al Señor. Esta es la última vez que estas promesas del pacto se reafirman a Abraham (12:1-3, 13:14-17, 15:7-21, 17:1-8, y aquí). ¿De qué descendencia ADONAI está hablando aquí? Rabino Saulo nos dice que la Escritura no dice “y a los descendientes”, como si a muchos; por el contrario, habla de uno – y para tu descendencia – y este “uno” es el Mesías (Gálatas 3:16 CJB). Esta es la quinta y última confirmación del pacto de Dios con Abraham (12:1-3, 13, 14-17, 15:7-21, 17:1-8 y aquí).

Más tarde Pablo diría: En efecto, la Escritura, habiendo previsto que Dios justificaría por la fe a las naciones, anunció de antemano el evangelio a Abraham: Por medio de ti serán bendecidas todas las naciones. Así que los que viven por la fe son bendecidos junto con Abraham, el hombre de fe. (Gálatas 3:8-9). ¿Cuándo el Señor predicó el evangelio a Abraham? Él predicó el evangelio a Abraham cuando le pidió a él que ofrezca a su hijo Isaac sobre el altar. Creo que Abraham sabía más acerca de la venida de Cristo que el crédito que le damos. De hecho, Jesús dijo: Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; lo vio y se alegró (Juan 8:56). Así que ADONAI reveló mucho a Abraham, pero Jesús no había llegado todavía. Hoy sabemos que Él no vendría durante mil novecientos años, pero allí en la cumbre del monte Moria, donde Abraham ofreció a Isaac, era una imagen de la ofrenda y el sacrificio de Cristo. Pablo dice que Dios anunció de antemano el evangelio a Abraham, y ciertamente se hizo aquí. 368

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