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Betuel fue el padre de Rebeca
22: 20-24

Betuel fue el padre de Rebeca ESCUDRIÑAR: ¿Qué noticias recibió Abraham acerca de su extensa familia después de su regreso de Monte Moria? ¿Qué le dice esto a él acerca de la provisión de Dios? ¿Cuál es el propósito que se mencione a Rebeca aquí?

REFLEXIONAR: ¿Quién en su familia ha sido bendecido por su relación con ADONAI? ¿Qué “patria” terrenal ha dejado realmente usted de modo que puede disfrutar de las promesas del Señor?

Después de estas cosas, ocurrió que se informó a Abraham, diciendo: He aquí que también Milca ha dado hijos a Nacor tu hermano: a Uz su primogénito, a Buz hermano de éste, a Kemuel, padre de Aram, y a Quesed, a Hazo, a Pildas, a Jidlaf y a Betuel. (22:20-22)

Después de estas cosas, después de la prueba de Abraham, se le dijo: Milca es madre; ella ha dado muchos hijos a tu hermano Nacor. Cerca de sesenta años habían pasado y Abraham no había recibido ninguna noticia sobre su familia en la Mesopotamia. Nacor hermano de Abraham aún vivía allí, posiblemente en una ciudad que llevaba su nombre. Abraham a menudo se preguntaba dónde podría encontrar una esposa para su hijo. Si Isaac iba a ser el padre de una gran nación según la promesa, la elección de una esposa adecuada era extremadamente importante. No parecía haber ninguna candidata entre sus vecinos, los amorreos y los hititas, y Abraham anhelaba tener para Isaac una novia de su propio pueblo. Pero ahora, de alguna manera al oír hablar de su hermano debe haberle dado a Abraham esperanza. Nacor tenía doce hijos y probablemente también tuvo hijas, cuyos nombres no se mencionan. Dios ciertamente había bendecido al hermano de Abraham a causa de él. Seguramente en alguna parte de su extensa familia podría encontrar una esposa adecuada para Isaac. 370

El primero fue Uz su primogénito (10:23, 36:28) fundó la tierra de Uz, donde vivió Job (Job 1:1), y los reyes de Uz se mencionan en Jeremías 25:20 y Lamentaciones 4:21. En segundo lugar, Buz hermano de éste (Jeremías 25:23). El territorio de ese nombre era el hogar de Eliú en Job 32:2 y 6 El tercer hijo fue Kemuel, padre de Aram (22:21 y 10:22). El cuarto hijo fue nombrado Kesed, o en hebreo, Jesed, que fue el antepasado de los caldeos de la Baja Mesopotamia (Job 1:17). Otros hijos fueron nombrados Hazo, Pildas, Jidlaf y Betuel (22:22).

Y Betuel engendró a Rebeca. Estos ocho dio a luz Milca a Nacor, hermano de Abraham. Y su concubina, cuyo nombre era Reúma, también dio a luz a Tebah, a Gaham, a Tahas y a Maaca (22:23-24 BTX).

Debido a que Isaac nació tan tarde en la vida de Abraham, él tenía más la edad de los nietos de Nacor que la edad de sus propios primos. Los nietos de Nacor pueden haber sido muy numerosos, pero sólo dos se mencionan, Aram, hijo de Kemuel, y Rebeca, la hija del hijo menor de Nacor, Bethuel. 371 Toda esta genealogía está escrita sólo por el motivo de la presentación de Rebeca, que habría de convertirse en la esposa elegida para Isaac. Abraham fue así informado de que ahora había una posible esposa para Isaac en su propia familia y él no tendría que casarse con una mujer cananea. Esto prepara el escenario para los eventos del capítulo 24, cuando Isaac tiene que encontrar una novia. Betuel era también el padre de Labán, hermano de Rebeca (24:29). Betuel fue el padre de Rebeca. Milca, que era la sobrina de Nacor, dio a luz a ocho hijos, y su concubina, cuyo nombre era Reúma, también dio a luz los últimos cuatro hijos llamados a Tebah, Gaham, Tahas y Maaca. Las doce tribus arameas tienen nombres de estos hijos.

Esta genealogía nos presenta a Rebeca, y también sirve como una transición del capítulo 23, que registra la muerte y sepultura de Sara. Al sepultar a Sara en Canaán, Abraham ignoró a sus ancestros por no llevarla de nuevo a Ur de los caldeos. Había dejado a su patria verdaderamente atrás, y ahora veía a Canaán como su nueva patria.

 

 

Haftará Vayera: Y apareció (Segunda Reyes) 4:1-37 (A) 4:1-23 (S)
(vea el comentario sobre Deuteronomio, Af Parashá)

Vendidos como esclavos (2 Reyes 4:1-7) o resucitados de entre los muertos (2 Reyes 4:8-37), esta Haftará describe a los niños que fueron redimidos. En el primer episodio, una mujer le ruega a Eliseo que salve a sus hijos de un acreedor que había venido a tomar a sus dos hijos como esclavos en la corte corrupta de Acab y Jezabel. Ella teme que sus hijos aprendan caminos corruptos y no anden en los caminos temerosos de Dios de su padre muerto. El Talmud enseña: “Aquel que ha criado a un hijo como él no se considera muerto (Baba Kamma 116). El segundo episodio refleja de cerca la porción de la Torá. Aquí, a una mujer sunamita se le concede un hijo milagroso (cuando ella es demasiado mayor para dar a luz). Más tarde, el hijo muere inesperadamente. Eliseo da vida al niño muerto, que luego se levanta de su lecho de muerte, un milagro de vida de entre los muertos.

El Nuevo Pacto (Brit Hadashah) sugiere estas lecturas para Parashá Vayera:
Lucas 17:26-37; Romanos 9:6-9; Gálatas 4:21-31; Hebreos 6:13-20, 11:13-19; Santiago 2:14-24; Segunda Pedro 2: 4-10

Un ángel de ADONAI apareció en un sueño y anunció a José el nacimiento milagroso de un hijo (Mateo 1:20-21; Génesis 17:15-17, 18:10). Esta noticia también se le anuncia a María (Lucas 1:30; Génesis 18:14-15). Como se ordenó, la pareja nombra al niño Yeshua, lo que significa ADONAI salva, lo que es el propósito predestinado del niño (Mateo 1:21; Lucas 1:31; Génesis 17:21 y 21:1-6). Su destino incluye restaurar la dinastía de David y establecer un Reino sin fin (Amós 9:11; Lucas 1:32-33; Hechos 15:16-18). El libro de Lucas termina tan dramáticamente como comienza. Yeshua aparece entre algunos discípulos diciéndoles que no teman (Lucas 24:36:39). Las apariciones posteriores a la resurrección señalan el avivamiento de la “vida de entre los muertos” para la humanidad (1 Corintios 15:45-49). En este sentido, Yeshua levanta niños como Él (Isaías 53:10), comenzando con Sus discípulos que se regocijan diariamente en el Templo y alaban a Dios por el regalo de la vida eterna (Lucas 24:53).

Ntd: La haftará tiene lugar después de la parashá (la lectura de la Torá), es la lectura pública de una porción de los profetas (nevi’im) del Tanaj que se hace en la sinagoga, como parte de la práctica de la religión judía.

 

 

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