Jacob se acercó a Isaac quien dijo:
La voz es la de Jacob,
pero las manos son de Esaú
27: 18-29

Jacob se acercó a Isaac quien dijo: La voz es la de Jacob, pero las manos son de Esaú ESCUDRIÑAR: El pecado es pecado, pero ¿quién es más culpable aquí? ¿Qué hace que Isaac sospeche? ¿Cuántas veces mentía Jacob? ¿En que fueron similar o diferentes las mentiras de Jacob a las de las parteras hebreas (vea el comentario sobre Éxodo AhAsí que Dios era amable con las parteras) ¿Acaso Jacob se ganó la bendición o se merecía la bendición?

REFLEXIONAR: ¿La bendición familiar aplica a nosotros hoy? ¿O era sólo algo para los tiempos del Antiguo Pacto? ¿Quién ha sido una bendición para usted últimamente? ¿Qué nos enseña este relato acerca de la manera en que Dios lleva a cabo Sus planes?

Y él fue a su padre y dijo: Padre mío. Él respondió: Heme aquí, ¿quién eres, hijo mío? (27:18 BTX). Jacob, sin duda con mucha vacilación, fue a su padre y le dijo: padre mío. Ya siendo sospechoso, Isaac le preguntó: ¿Quién eres hijo mío? Entonces Jacob dijo su primera mentira cuando contestó a su padre: “yo soy Esaú tu primogénito” (27:19a). En hebreo hay dos formas de decir yo. La primera manera está diciendo ani, y la segunda manera es diciendo anochi. La diferencia está al hablar. Cuando Jacob dijo yo, utilizó anochi en lugar de ani. La palabra anochi cuando se utiliza con un complemento sustantivo enfatiza el sujeto pronominal. Sin embargo, la palabra ani se utiliza para enfatizar el predicado nominativo, como será el caso más tarde en 27:32, que hace hincapié en la persona. Así que aquí, Ya’akov debe mentir, pero él usa anochi en lugar de ani por lo que él no tenía que hacer hincapié en la persona.

He hecho como me hablaste. Levántate te ruego. Siéntate y come de mi caza, para que me bendiga tu alma 27:19b). Pero él intentó rápidamente desviar la atención de sí mismo, y el tema en cuestión, diciendo: He hecho como me hablaste. El pecado está en el engaño del padre, no en recibir la bendición patriarcal, pero lo que Isaac y Esaú estaban tratando de hacer era aún más pecaminoso porque estaban tratando de frustrar el propósito de Dios. Como no quería llamar la atención sobre sí mismo, él cambió de tema: Siéntate y come de mi caza, para que me bendiga tu alma.

Pero Isaac le preguntó a su hijo: ¿Cómo fue que lo encontraste tan pronto, hijo mío? —El SEÑOR tu Dios me ayudó —respondió Jacob. Pero dijo Isaac a Jacob: Acércate ahora para que te palpe hijo mío, si acaso eres tú mi hijo Esaú, o no. Se acercó Jacob a su padre Isaac, y él lo palpó y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú (27:20-22). Jacob no tenía una tarea fácil de realizar ante su padre. Isaac preguntó a su hijo con desconfianza: ¿Cómo fue que lo encontraste tan pronto, hijo mío? Entonces Jacob mintió por segunda vez cuando dijo: El SEÑOR tu Dios me ayudó. Y cuando él usa el nombre de Dios, hace que sea aún peor. Entonces Isaac dijo a Jacob todavía dudando: Acércate ahora para que te palpe hijo mío, si acaso eres tú mi hijo Esaú, o no. Isaac llevó a cabo cuatro pruebas para ver si era realmente su hijo. Él usó la lógica (27:21-22), entonces él usa la audición (27:22), utilizó preguntas (27:24), y por último utilizó el olor (27:27). 438

Jacob (Ya’akov) se acercó a su padre Isaac, quien lo tocó y le dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú. Así que no lo reconoció, porque sus manos eran velludas como las de Esaú. Ya se disponía a bendecirlo (27:22-23). Isaac dio a su sentido del tacto más peso que su sentido del oído.

Estoy seguro de que Jacob había esperado que Isaac (hebreo: Yitz’chak) no dudara en absoluto. Pero ahora lo único que él podía hacer era tratar de ser lo más convincente posible. Entonces su padre le hizo una pregunta directa: ¿Eres realmente mi hijo Esaú? Entonces Ya’akov mintió por tercera vez cuando él respondió: claro que sí (27:24). Esta vez Jacob utiliza la palabra ani, entonces no despertó sospechas como lo hizo antes, cuando usó la palabra anochi.

Las acciones de Jacob demostraron su falta de madurez en el Señor. En su afán de seguir la voluntad revelada de Dios, había pecado. Él hizo las cosas mal por la razón correcta. En este sentido, no era muy diferente a su abuelo Abraham. Abraham demostró una falta de fe en cuatro ocasiones; se quedó en Hebrón cuando debería haber ido a la Tierra Prometida (11:31b), dejó Palestina y se fue a Egipto (12:10-20), escuchó a su esposa en lugar de esperar en ADONAI, lo que resultó en el nacimiento de Ismael y problemas incalculables (16:1-16), y se negó a confiar en el Señor para su cuidado y el de su esposa cuando le mintió a Abimelec (20:1-18). Sin embargo, Él usó esos fracasos para construir la fe de Abraham antes de su última prueba en el Monte Moria (22:1-19). Y lo mismo puede decirse de Ya’akov. Dios usaría este fracaso para construir la fe de Jacob antes de su última prueba en Peniel (32:22-32).

Entonces, finalmente, seguro en su propia mente que era realmente Esaú, Isaac dijo: Tráeme lo que has cazado, para que lo coma, y te daré mi bendición. Jacob le sirvió, y su padre comió. También le llevó vino, y su padre lo bebió (27:25). Hubo cinco partes en la bendición de Abraham. Estas continúan sirviendo hoy como modelo para nosotros.

En primer lugar, un toque significativo era parte de la bendición. Luego, tratando una vez más de eliminar cualquier duda, su padre Yitzjak le dijo: “Acércate ahora, hijo mío, y dame un beso” (27:26). Así Ya’akov se acercó y lo besó. Para cualquier persona, ya sea un hijo, un esposo o un amigo, el toque significa una parte esencial de la bendición.

En segundo lugar, el mensaje hablado era parte de la bendición. Cuando Isaac olió su ropa, lo bendijo con estas palabras: El olor de mi hijo es como el de un campo bendecido por el SEÑOR (27:27). Los rabinos enseñan según la tradición, que la prenda con olor que tenía Yitzjak pertenecía a Adán, y había pasado de él a Nimrod, y luego a Esaú. Sólo estar presente físicamente no es suficiente, para que un niño reciba la bendición, el silencio comunica mayor confusión. Los niños que se dejan con espacios en blanco cuando tratan de sentirse valiosos y seguros, creen que sus padres piensan de ellos que casi siempre no pasan la prueba. Para ver la bendición crecer en la vida de un niño, cónyuge o amigo, necesitamos verbalizar nuestro mensaje. Mas allá de las buenas intenciones, las buenas palabras son necesarias para proporcionar una verdadera aceptación. 439

En tercer lugar, eran parte de la bendición las palabras significativas de valor. Palabras significativas transmiten la idea de que la persona es valiosa y tiene buenas cualidades. Isaac utiliza una imagen con palabras para describir el valor de su hijo para él. Dijo: Que Dios te conceda el rocío del cielo; que de la riqueza de la tierra te dé trigo y vino en abundancia (27:28). En los países del Oriente, donde hay tan poca lluvia, el rocío es el requisito más importante para el crecimiento de los frutos de la tierra y, a menudo se menciona como fuente de bendición (Deuteronomio 33:13 y 28; Oseas 14:6; Zacarías 8:12).440 Los rabinos han interpretado esto simbólicamente. Ellos creen que el rocío del cielo es la Escritura, la riqueza de la tierra es el de la Ley Oral o Mishná (vea el comentario sobre La vida de Cristo Ei – La Ley Oral), la abundancia de grano es el Talmud, y el vino nuevo es la Pascua Haggada.

En cuarto lugar, las metas significativas eran parte de la bendición. Que te sirvan los pueblos; que ante ti se inclinen las naciones. En hebreo, la palabra bendecir significa literalmente doblar la rodilla. Sé señor de tus hermanos es una contradicción directa con lo que Dios le había dicho a Rebeca. Que seas señor de tus hermanos; que ante ti se inclinen los hijos de tu madre. Maldito sea el que te maldiga, y bendito el que te bendiga (27:29). Esta bendición esta así conectada con el Pacto de Abraham, de 12:3, que ahora se lleva a cabo a través de Jacob y no de Esaú. Por lo tanto, lo que tenemos aquí es la intervención divina a pesar del pecado de Yitzjak y de Jacob. Muchos designios hay en el corazón del hombre, Pero el propósito de YHVH es el que prevalece. (Proverbios 19:21). Isaac termina la bendición de Jacob en contra de su propia voluntad. Podemos animar a nuestros hijos a establecer metas personales, espirituales y laborales. La imagen de un futuro prometedor es muy poderosa. Se puede dar forma a la manera en que piensan sobre sí mismos y darles propósito en la vida.

Y, por último, era parte de la bendición un compromiso activo. El Señor le habló directamente a Abraham (12:1-3, 15:7-21, 17:1-8, 22:15-18), a Isaac (26:1-5, 23-24) y a Ya’akov (35:9-12), lo que confirma Su activo compromiso con su línea familiar. ADONAI proveyó para ellos, los protegió, reafirmó y recordó periódicamente de Su fidelidad a ellos. Su compromiso con ellos era activo, no pasivo. Este es un ejemplo: tenemos que bendecir a nuestros hijos, cónyuges, padres y amigos.

Hoy, como en los siglos pasados, los hogares judíos ortodoxos otorgan una bendición familiar especial a sus hijos. Cada niño en la familia ha recibido una bendición general, así como una bendición especial para el primogénito. Esto ha sido una parte importante para proporcionar sentido de aceptación para generaciones de niños. Sin embargo, recientemente, esto también ha proporcionado una fuente importante de protección a esos niños.

En nuestros países, las reuniones están sosteniendo una bendición falsificada a nuestros hijos. Los líderes de los cultos han dominado los elementos de la bendición. Proporcionando un sentido de familia y ofreciendo (al menos inicialmente) la promesa de atención personal, afecto y afirmación, muestran una tarjeta de presentación importante para muchos de estos cultos. Los niños que crecen sin un sentido de aceptación de los padres son especialmente susceptibles de ser atraídos, de hecho, son miles cada año. Sin embargo, al igual que el olor y el aroma puede atraerlos a la mesa, después de comer tienen más hambre que antes.

Si usted es un padre, aprendiendo acerca de la bendición de la familia puede ayudar a proporcionarle a su hijo o hijos una herramienta de protección. La mejor defensa contra el deseo de un niño de su imaginaria aceptación es proporcionar aceptación genuina. Esto no es una fórmula espiritual y no hay garantías, pero se puede reducir en gran medida la probabilidad de que él o ella busquen la aceptación en los brazos de un miembro del culto o con alguien en una relación inmoral. La genuina aceptación se irradia desde el concepto de bendición.

Sin embargo, la bendición no es sólo una herramienta importante para que los padres utilicen. La bendición es también de vital importancia para cualquier persona que desee acercarse a otra persona en una relación íntima.441

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