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Entonces Judá dijo a Israel: envía a Benjamín
conmigo y yo garantizaré su seguridad
43: 1-14

Entonces Judá dijo a Israel: envía a Benjamín conmigo y yo garantizaré su seguridad  ESCUDRIÑAR: ¿Por qué Judá tiene éxito en convencer a su padre de que le permita llevar a Benjamín con él, mientras que un ofrecimiento similar de seguridad de Rubén fue rechazado (42:37-38)? ¿Por qué? Compare las palabras de Judá en 42:8-9 con 37:26-27. ¿Cree que él ha cambiado mucho?

REFLEXIONAR: ¿Con qué o con quién en su vida tiene problemas para confiar en el Señor?

Pero la hambruna era grave en aquella tierra (43:1). El hambre era todavía severa en la tierra de Canaán y la familia de Israel de unas ciento cincuenta personas todavía necesitaba más grano en Hebrón. No había manera de evitarlo. Si ellos no obtenían más grano, toda la familia podría morir. Y ocurrió que, cuando acabaron de comer el grano que habían traído de Egipto, su padre les dijo: Volved y compradnos un poco de alimento (43:2). Evidentemente los egipcios estaban racionando cuidadosamente la venta de grano y un poco más era todo lo que podían esperar. Pero algo era mejor que nada.

Pero Judá confrontó a su padre con el hecho de que sin Benjamín su viaje sería en vano: Y Judá le respondió, diciendo: Aquel hombre nos advirtió seriamente, diciendo: No veréis mi rostro a menos que vuestro hermano venga con vosotros (43:3). Judá había asumido el papel de liderazgo de los hijos para ese momento. Rubén, el hijo mayor, ya había sido rechazado, y Leví, que seguía a Rubén y a Simeón, había perdido la confianza de su padre por la traición y la matanza de los hombres de Siquem.656

Judá no usurpará la autoridad de su padre, sino que le dice claramente: Si envías a nuestro hermano con nosotros, bajaremos y te compraremos alimento, pero si no lo envías, no bajaremos, porque aquel hombre nos dijo: No veréis mi rostro, a menos que vuestro hermano esté con vosotros (43:4-5). El gobernante egipcio ni siquiera les hablaría a ellos sin Benjamín.

Pero antes de aquella reunión gloriosa, Israel estaba en agonía y regañaba a Judá diciendo: ¿Por qué me hicisteis tanto mal declarando a ese hombre que teníais otro hermano? (43:6). Pensando principalmente en sí mismo, esta era la manera de Israel de tratar de escapar de una decisión que no quería tomar. Parece que Benjamín no tenía miedo de ir a Egipto; era solo una preocupación de Israel. Es interesante que, en este punto de la narración, el nombre de Israel empiece a ser usado en lugar de Jacob. Este nombre no se ha utilizado desde 37:13.657 Israel significa el que prevalece victoriosamente con Dios, y el nombre de Israel se enfatiza aquí para señalar que Dios estaba trabajando entre bastidores para cumplir Sus propósitos (12:3).

Y ellos dijeron: Aquel hombre nos preguntó expresamente acerca de nosotros y de nuestra parentela, diciendo: ¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano? Y le declaramos conforme a estas preguntas. ¿Acaso sabíamos nosotros que él diría: Haced bajar a vuestro hermano? (43:7). Los hijos de Israel intentaron defenderse diciendo: Aquel hombre nos preguntó sobre nosotros y nuestra familia. Las preguntas que los hermanos dijeron que José les hizo no se encuentran en 42:8-17 porque sólo dieron una paráfrasis. Entonces ellos dijeron, él nos preguntó: ¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano? Y le declaramos conforme a estas preguntas. ¿Acaso sabíamos nosotros que él diría: Haced bajar a vuestro hermano? Cuando Yosef les hizo estas preguntas, ellos no tenían ninguna sospecha de que el primer ministro egipcio les pediría que le trajeran a Benjamín. Fueron totalmente sorprendidos con la guardia baja.

Judá, más que Israel, sabía que si se quedaban en Canaán no tenían ninguna oportunidad. Entonces Judá dijo a Israel su padre: Envía al muchacho conmigo, así nos levantaremos e iremos para que vivamos y no muramos también nosotros, también tú, y también nuestros pequeños (43:8). Estaban involucradas tres generaciones enteras. Lo que implicaba que Benjamín también moriría. Es interesante que Judá se refiera a Benjamín como un muchacho. Benjamín tendría probablemente unos quince años menos que Yosef, y era un niño cuando él fue vendido.

Así como Rebeca le dijo a Israel que ella asumiría la responsabilidad de la maldición de Isaac (27:13), ahora Judá dijo que sería personalmente responsable si Benjamín no regresara.658 Él dijo: Yo salgo fiador por él, a mí mismo me pedirás cuentas de él. Si no te lo devuelvo y te lo pongo delante, seré culpable ante ti todos los días (43:9). En realidad, el hebreo dice yo habré pecado contra ti para siempre y significaría que Judá sería cortado de toda herencia. En el capítulo 37:26-27, Judá había hablado a los hermanos para que vendieran a Yosef; ahora, porque se da cuenta de que el afecto de su padre fue transferido de José a Benjamín, él tomó la responsabilidad personal por su regreso.

Amigo, tú y yo tenemos esa misma garantía hoy. El que nos ungió, es Dios; quien también nos selló y nos dio como garantía al Espíritu en nuestros corazones. Fuisteis sellados con el Espíritu Santo prometido, que es arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión (2 Corintios 1:21b-22 y Efesios 1:13c-14a). El Señor Jesús vino de la tribu de Judá. El Mesías tomó nuestro lugar y tomó nuestro castigo. Se convirtió en nuestra garantía y dio Su vida por la nuestra. Judá le recordó a su padre: Si no nos hubiéramos demorado, ciertamente ya habríamos vuelto dos veces (43:10).

Luego su padre Israel hizo lo que había hecho muchos años antes, cuando trató de apaciguar a su hermano Esaú antes de reunirse con él (32:13-21). Respondió su padre Israel: Si tiene que ser así, hacedlo. Tomad de lo mejor de la tierra en vuestras bolsas y llevad obsequios a aquel hombre, un poco de bálsamo, y un poco de miel, especias y mirra, nueces y almendras (43:11). Preparó algunos de los mejores productos de la tierra para agradar al gobernador egipcio. Ellos juntaron un poco para llevarlo como un obsequio a este hombre poderoso. El obsequio incluye tres productos que formaron parte de la mercancía transportada por la caravana de ismaelitas (37:25) que llevó a José a Egipto. Era irónico que ahora él recibiera esos mismos productos.659

Tomad en vuestras manos el doble de la plata, y llevad en vuestra mano la plata devuelta en las bocas de vuestros costales, pues quizá fue un error (43:12). Además de los artículos comestibles, les recordó que debían devolver el doble de la plata. Todo lo que podían esperar era que los egipcios se dieran cuenta de que la plata había sido colocada en sus sacos por error. También es interesante notar que había diez hermanos (contando a Simeón) con dos bolsas de plata para cada uno, así que había veinte bolsas de plata regresando a Egipto. Por lo tanto, es posible que los hermanos se dieran cuenta de la irónica conexión entre el hecho que ellos habían vendido a su hermano por veinte piezas de plata en Egipto (37:28), y ahora ellos tenían que pagar a los tesoros de Egipto no sólo veinte piezas de plata, sino veinte bolsas de plata.660

Tomad a vuestro hermano, levantaos y volved ante aquel hombre (43:13). Así que Israel dejó ir a sus hijos con su bendición: Y que ’El-Shadday os conceda gran misericordia ante aquel hombre, y os suelte a vuestro otro hermano, y a Benjamín. Y si he de quedar privado de hijos, ¡privado de hijos quede! (43:14). Pero Israel no tiene ninguna garantía de que ’El-Shadday (17:1, 28:3, 35:11), que es tan poderoso que puede dejar de lado las leyes de la naturaleza, haga algo, por lo que temía lo peor. La reina Ester dijo lo mismo cuando concluyó: ¡y si he de perecer, que perezca! (Ester 4:16). Sin embargo, Israel cree que ’El-Shadday será el Único en tomar la decisión final sobre el destino de Benjamín. Ni Judá ni el poderoso gobernante de Egipto tenían esa autoridad.661

Cuando Israel finalmente decidió enviar a Benjamín de regreso a Egipto para que la familia pudiera recuperar a Simeón y comprar más grano, reaccionó de dos maneras diferentes. Primero, oró para que ’El-Shadday consintiera conceder gran misericordia ante aquel hombre. Pero por otro lado temía lo peor cuando básicamente dijo: si he de quedar privado de hijos, ¡privado de hijos quede! En otras palabras, su actitud de “lo que será, será” es muy mundano pero nosotros debemos tener compasión de Israel aquí. ¿No son nuestros pensamientos y actitudes muy similares cuando experimentamos varias pruebas y tribulaciones? Por un lado, queremos confiar en el Señor, pero nuestra carne es débil. Vacilamos entre la esperanza y la desesperación como también lo hizo Israel. Por supuesto, la respuesta definitiva es ir a ’El-Shadday y buscar Su misericordia, lo que significa no conseguir lo que merecemos. Sólo entonces nos reconciliaremos con nuestras mayores pruebas.662

Ntd: En esta traducción se empleó la BTX 3º edición.

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