Jonás y la planta
4: 1-11
Este capítulo se enfoca nuevamente en la relación del profeta descontento con ADONAI mientras dialogan sobre la ira de Jonás sobre la misericordia y la gracia mostradas por YHVH. Dios discute Su preferencia por la compasión, incluso en circunstancias horribles. El SEÑOR tiene compasión por Su creación, no importa cuán ignorante, abusiva o violenta sea la cultura. El libro de Jonás trata de esto, por lo que HaShem le da a Su sirviente reacio una lección objetiva en forma de planta. Intenta convencer a Jonás (y a nosotros) de que su respuesta de compasión es mejor que la justicia y más importante que la justicia estricta. Elohim, el Dios de la creación y la destrucción, argumenta que: “Si tú, Jonás, te conmueves por la destrucción de una planta que no creaste, ¿no debería Yo tener compasión por la destrucción de las personas y animales que creé? Dios ama a toda Su creación, porque es clemente y misericordioso (4:2).86
¿Qué hace usted cuando se ha rendido a la intervención divina pero las cosas aún no han salido como le gustaría? Usted sigue el camino de Dios, descansando en el reconfortante pensamiento de que al menos algunas cosas podrían funcionar como usted quería. Ahora, después del hecho, se sienta con incredulidad aturdida. NADA resultó de la manera que usted esperaba. NADA. Sin verbalizarlo, se da cuenta de que hizo un trato con Dios. Solo pensó que Él mantendría Su parte del trato… “Está bien, Dios, haré eso si el resultado es esto que yo quiero”.
Obviamente, se olvidó de darle la mano porque ADONAI no mantuvo Su parte en este trato unilateral, entonces está usted molesto, decepcionado, y enojado con el Señor.
¿Alguna vez se ha sentido así?
¿Por qué cree que hacemos tratos tácitos con Dios cuando elegimos rendirnos a Su voluntad?87
Querido gran y misericordioso Padre celestial, te alabo porque siempre deseas lo mejor para los que te aman a Tí (Romanos 8:31-39). Te alabo porque recompensas a los que te aman, sí, con el cielo y sí con Tu presencia y sí también de alguna otra manera porque Tú lo prometiste. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesús el Mesías. Si sobre el fundamento alguno edifica oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca; la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la mostrará, pues con fuego está siendo revelada, y el fuego probará la clase de obra de cada uno. Si la obra de alguno que sobreedificó, permanece, recibirá recompensa (1 Corintios 3: 11-14). Porque todos debemos comparecer ante el tribunal del Mesías, para que cada uno reciba lo que le corresponde por las cosas que hizo mientras estuvo en el cuerpo, ya sea bueno o malo (2 Corintios 5:10).
No trabajamos por la recompensa. ¡Te servimos con alegría por amor y deseamos hacer con nuestras recompensas lo que los veinticuatro ancianos hacen con sus coronas en adoración a Ti, nuestro Dios maravilloso e imponente! Y cuando los seres vivientes den gloria y honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postrarán delante del que está sentado en el trono, y adorarán al que vive por los siglos de los siglos, y colocarán sus coronas delante del trono, diciendo: ¡Digno eres, oh Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque Tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existieron y fueron creadas! (Apocalipsis 4:9-11). ¡Te amamos y esperamos vivir contigo para siempre en Tu hogar celestial y alabar Tu grande y santo nombre para siempre! En el santo nombre de Yeshua y el poder de Su resurrección. Amén.
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