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La caída comercial y política de Babilonia
18: 1-24

El juicio contra Babilonia (14:8) es contra su orgullo, crueldad, avaricia (Primera Timoteo 6 9-10) y materialismo. Es un juicio justo (15:3, 16:5 y 7, 18:10 y 20, 19:2), alabado por el pueblo de Dios, pero llorado por los mundanos y los malvados que comparten sus valores. El capítulo 18 es muy sombrío y, en realidad, es un canto fúnebre para la humanidad.

Mucho en este capítulo se asemeja a la lamentación de Ezequiel 27-28 sobre el centro comercial y el puerto de Tiro. Es significativo que Tiro a menudo se entienda como un sustituto del reino de la actividad de Satanás, y el rey de Tiro como un sustituto de Satanás (especialmente en Ezequiel 28:11-19). Por analogía, entonces, la destrucción de Babilonia en este capítulo es realmente la destrucción del reino de Satanás; y la destrucción del mismo Satanás en el Capítulo 20 nos recuerda a Gog y Magog como se describe en los Capítulos 38 y 39 de Ezequiel, que también se asemeja a los capítulos 27 y 28 de Ezequiel.384 Con la destrucción del último y más grande imperio humano de Satanás, se prepara el escenario para el regreso triunfal de Jesucristo.

Querido Padre Celestial, te alabo por hacer un hogar en el cielo que vale más que todo el dinero del mundo; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos se descarriaron de la fe, y se traspasaron a sí mismos con muchos dolores (1Timoteo 6:10). Tú quieres darles cosas buenas a Tus hijos (Juan 1:12; Primera de Juan 3:1, 3) y has preparado un hogar tan maravilloso en el cielo (Juan 14:1-3) para todos los te siguen como Señor y Salvador (Romanos 10:9-10). En el cielo no habrá llanto, ni muerte, ni tristeza, ni dolor (Apocalipsis 21:4). El boleto de entrada para la paz y el gozo eternos del cielo es la gracia del amor de Dios. ¡Reinarás eternamente y todos los que te aman vivirán contigo en el cielo para siempre! ¡Te amamos, adoramos y nos postramos ante Ti, agradeciéndote por ser tan maravilloso! ¡Nadie ni nada podría acercarse al gran gozo de amarte! En el Santo nombre de Tu Hijo y Su poder de resurrección. Amén.