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La lapidación de Esteban
7:54 a 8:4

31-33 dC
Los acontecimientos de Hechos 3-8 transcurren con creciente preocupación por parte de los judíos, y especialmente de las autoridades judías en Jerusalén. La creciente tensión dio lugar a una acción de vigilancia contra Esteban, y luego a un esfuerzo autorizado bajo el mando del rabino Saulo, para perturbar y destruir ese nuevo movimiento mesiánico (la iglesia), lo que implicó la persecución e incluso la muerte de los creyentes. La persecución llevó a varios creyentes como Felipe a ir a Samaria y dar testimonio de Yeshua.

La lapidación de Esteban ESCUDRIÑAR: ¿Por qué los oyentes de Esteban están tan enfurecidos? La muerte de Esteban fue ilegal (Juan 18:31), ¿qué revela eso sobre la desesperación del Gran Sanedrín? ¿Cómo es la muerte de Esteban y la persecución de Saulo un ejemplo de la forma en que ADONAI usa el mal para cumplir Su plan (1:8)? Esto comienza una nueva fase en el plan de Dios (1:8). ¿Cómo resumiría la “fase de Jerusalén” en los capítulos 2 al 7?

REFLEXIONAR: ¿Qué es lo peor que le ha pasado a usted? ¿Puede ver ahora cómo Dios lo usó para bien? ¿O está enojado con Él? ¿Cómo le está funcionando eso? Es mejor entender quién es el enemigo y el Señor no lo es. Es el Adversario, el ladrón que viene sólo a hurtar, matar y destruir (Juan 10:10a). El discurso de Pedro condujo a una conversión masiva (2:14-41), mientras que el de Esteban condujo a su muerte. ¿Qué nos enseña eso sobre el éxito en su servicio al Rey Kosher? ¿Qué oportunidades le han dado últimamente para profesar la bondad y fidelidad de Dios? ¿Cómo ha manejado estas situaciones? ¿Cómo puede estar mejor preparado la próxima vez para declarar su testimonio de Él con una seguridad más natural?

El Sanedrín escuchó la primera parte del discurso de Esteban con interés y acuerdo. Después de todo, simplemente él estaba recitando la historia de la nación, un tema cercano y querido por sus corazones. Pero a medida que su significado se hizo cada vez más claro, ellos comenzaron a sentirse cada vez más incómodos. Cuando le oyeron decir: ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazones y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, también vosotros (7:51). Al oír estas cosas, se enfurecieron en sus corazones y crujían los dientes contra él (7:54). La frase se enfurecieron en sus corazones literalmente dice cortados por la mitad. Esto presagia la obstinada generación de pecadores que vendrá. Cuando el cuarto ángel derrame su copa de ira y juicio durante la Gran Tribulación, los pecadores que se nieguen a arrepentirse se morderán sus lenguas de dolor y blasfemarán contra el Dios del cielo por causa de sus dolores, y por sus plagas, y no se arrepentirán de sus obras (Apocalipsis 16:10-11). Obviamente, el discurso de Esteban fue diseñado para producir una reacción, como lo fue el discurso de Pedro: Al oírlo entonces, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? (2:37). Pero allí el mensaje produjo arrepentimiento y fe, aquí sólo produjo rabia y furia.154 Esta era al menos la tercera vez que habían escuchado el evangelio presentado (4:8ss y 5:27ss), sin embargo, su ira solo aumentó y, como Faraón, solo continuaron endureciendo sus corazones. Las personas que rechazan la gracia y el amor de Dios no sentirán remordimientos bajo su juicio. De hecho, sólo los enojará más.

En contraste, el énfasis en la vida de Esteban se caracterizó por la plenitud. Él estaba lleno del Espíritu Santo y sabiduría (6:3 y 10), lleno de fe (6:5) y lleno de gracia y poder (6:8). En las Escrituras, estar lleno de significa ser controlado por. Esteban era controlado por Dios, el hombre se entregó al Espíritu Santo, un hombre que buscaba llevar al pueblo al Mesías.155

Pero él, lleno del Espíritu Santo, fijos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús en pie a la diestra de Dios (7:55). En el ojo de la tormenta que estaba a punto de desatarse, él permaneció tranquilo, totalmente entregado al control del Espíritu Santo. El Espíritu produce el fruto de una vida piadosa en la vida diaria del creyente. Pero, como lo hizo con Esteban, también proporciona una gracia y fortaleza especiales en tiempos de crisis (Lucas 12:11-12; Primera de Pedro 4:14). Los creyentes, entonces, no deben rehuir las situaciones difíciles. Como Pablo, pueden decir: Por lo cual me complazco en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias por causa del Mesías; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte (Segunda Corintios 12:10). Debemos reconocer con valentía a Yeshua en todas las situaciones y circunstancias, sabiendo que el Ruaj HaKodesh nos concederá la gracia de afrontar las consecuencias con paz y alegría.

En medio de sus circunstancias, Esteban fijos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús en pie a la diestra de Dios (7:55b). La gloria de Dios es la manifestación visible de la presencia de Dios, vea (Salmo 110:1). En otra parte del Brit Hadashah, se describe a Yeshua sentado a la diestra de Dios (Mateo 22:44, 24:64; Lucas 22:69; Hechos 2:34; Efesios 1:20; Colosenses 3:1; Hebreos 1:3, 8:1, 10:11-12 y 12:2). Él está sentado en términos de Su obra redentora, la cual está consumada para siempre (Hebreos 10:12). Esteban, sin embargo, ve a Jesús de pie para mostrar Su preocupación por él. También se levanta para darle la bienvenida a Esteban al cielo. Él fue uno de los pocos bendecidos en las Escrituras con un resplandor del cielo, junto con Isaías (Isaías 6:1-3), Ezequiel (Ezequiel 1:26-28), Pablo (Segunda Corintios 12:2-4), y Juan (Apocalipsis 4:1ss).

Mientras el Mesías observaba, no pasó por alto ni un solo movimiento de cabeza de Saulo. El Hijo del Hombre estaba en pie en ese momento. Uno sólo puede imaginar Sus emociones encontradas al mirar a los dos actores clave del Reino ese día. Uno para Él; uno contra Él. Uno cubierto de sangre; el otro cubierto con un chal de oración. Uno que no pudo salvarse de los hombres; el otro que no pudo salvarse del pecado. Uno muerto en el cuerpo, pero vivo en espíritu; el otro vivo en el cuerpo, pero muerto en el espíritu. Uno amado por Dios; y el otro amaba a Dios.156

Y dijo Esteban: ¡He aquí, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre en pie a la diestra de Dios! (7:56)! Para el Sanedrín, tal declaración fue el colmo, su tolerancia hacia el blasfemo estaba agotada. El uso que hizo Esteban de la frase Hijo del Hombre, y se usa aquí por última vez en el Brit Hadashah, puede haber sido la daga más afilada porque los llevó de regreso al juicio de otro prisionero. Al igual que Esteban, los testigos falsos acusaron a Yeshua de blasfemia: Pero Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: ¡Te conjuro por el Dios viviente que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios! Jesús le dice: Tú lo has dicho. Y además, os digo: Desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder, y viniendo en las nubes del cielo (Mateo 26:63-64). Entonces, por esa supuesta blasfemia de afirmar ser el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre que se sentaría a la diestra de Dios, los mismos miembros del Sanedrín habían crucificado al Mesías. La visión de Esteban y las palabras que describieron a quién vio, les arrojaron a la cara la afirmación que Yeshua hizo. Yeshua afirmó que Él estaría a la diestra del Padre; ¡Esteban estaba afirmando que Él estaba allí! Por lo tanto, el Sanedrín se encontraba una vez más en medio de un dilema. Ellos también tendrían que matar a Esteban, o admitir que estaban equivocados y que Yeshua no estaba realmente poseído por un demonio (vea el comentario sobre La vida de Cristo, vea Ek – Es sólo por Belcebú, el Príncipe de los Demonios, que este hombre expulsa a los demonios). El Sanedrín decide silenciar la verdad matando a Esteban.157

Pero ellos, gritando a gran voz, se taparon los oídos y arremetieron a una contra él (7:57). Este no es el comportamiento del Tribunal Supremo judío. No está claro si entre los que se lanzaron contra Esteban se encontraban algunos de sus acusadores de habla griega, junto con los miembros más enojados del Sanedrín (que ni siquiera había emitido un veredicto). En cualquier persecución, los juristas experimentados deberían haber sentido la ira y haber tomado medidas para proteger a Esteban en lugar de unirse a los enardecidos. O bien el Sanedrín había decidido sacar a Esteban del camino sin un juicio honesto, o los jueces permitieron que la emoción prevaleciera sobre la razón después de su discurso incendiario.

…y sacándolo fuera de la ciudad, lo apedrearon, y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven llamado Saulo (7:58). Deuteronomio 17:2-7 establece que la lapidación debía tener lugar fuera de las puertas de la ciudad, y los testigos del acto criminal debían ser los primeros en apedrear al criminal convicto. Levítico 24:24 muestra el mismo punto: Haz salir al maldiciente fuera del campamento, y cuantos lo han oído impongan sus manos sobre la cabeza de este y lapídelo toda la asamblea.158

La Ley Oral (vea el comentario sobre La Vida de Cristo Ei La Ley Oral) trata del castigo de la lapidación: El lugar de la lapidación era como la altura de dos hombres. Uno de los testigos lo empujaba por las caderas. Si volteaba boca abajo, el testigo debía ponerlo boca arriba. Si moría por el golpe y la caída, era suficiente. Pero si no, el segundo testigo tomaba una piedra y se la dejaba caer en el pecho. Si moría por esto, era suficiente. Pero si no, su apedreamiento tenía que ser realizado por todo Israel, como está dicho: la mano de los testigos será primero sobre él para matarlo y después la mano de todo el pueblo (Deuteronomio 17:17) (Sanedrín 6:4).

…y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven llamado Saulo (7:58b), para poder arrojar sus piedras con mayor eficacia. Compárese con lo que dice el Talmud sobre la ejecución de la sentencia de lapidación: Cuando termine el juicio, sáquenlo [al condenado] para que lo apedreen. El lugar de la lapidación estaba lejos del atrio, como está dicho: Sacad al maldito (Levítico 24:14). Un hombre se encuentra a la entrada del patio; en su mano está la bandera de señales (hebreo: sudarin). Un jinete estaba apostado lejos, pero a la vista de él. Si uno [de los jueces] dice: “Tengo algo [más] que decir a su favor”, el señalizador agita el sudarin y el jinete corre y detiene la lapidación. Incluso si el propio condenado dice: “Tengo algo que decir a mi favor”, deben traerlo de vuelta, incluso cuatro o cinco veces, sólo si hay algo de sustento en lo que dice (Sanedrín 42b). Aunque existían estos procedimientos formales para la lapidación establecidos por la Ley Oral, parece poco probable que se siguieran, al igual que el Sanedrín no cumplió con sus propias reglas en la ejecución de Yeshua (vea La vida de Cristo Lh – Las Leyes del Gran Sanedrín sobre los Juicios).

Saulo estaba disgustado por la forma en que los fariseos habían manejado mal el problema. Si él hubiera querido que se hiciera bien, probablemente tendría que haberlo hecho él mismo. Entonces Saulo empacó sus cosas y se dirigió a Jerusalén, deseando la oportunidad de ser el héroe. Él llegó a la Ciudad Santa justo a tiempo para escuchar un exasperante discurso de Esteban.159

…y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven llamado Saulo (7:58c). Una vez más vemos la habilidad literaria de Lucas al introducir ingeniosamente a Saulo en la historia, lo que ya había hecho con Bernabé (4:36), Esteban y Felipe (6:5).

A pesar de su ira, el Sanedrín aparentemente intentó darle al asesinato de Esteban la apariencia de justicia formal. Es cierto que los romanos quitaron a los judíos el derecho a la pena capital alrededor del tiempo en que nació Yeshua. Poncio Pilato, sin embargo, seguía siendo el gobernador y el Sanedrín sabía que no tenían nada que temer de él. Había demostrado su vacilante debilidad al permitir la ejecución del Mesías, de quien sabía que era inocente. Pero de todos modos lo hizo crucificar, porque temía que los judíos le hicieran perder su puesto (vea el comentario sobre La vida de Cristo Lq – Jesús condenado a ser crucificado). A pesar de sus esfuerzos, tuvo serios problemas con Roma, que pronto lo revocaría como gobernador. Además, normalmente vivía en Cesarea, no en Jerusalén y, por lo tanto, probablemente no estaba ni cerca de esta escena. Además, tenía problemas mayores que atender.160

Y mientras apedreaban a Esteban, él invocaba y decía: ¡Señor Jesús, recibe mi espíritu! (7:59) Las últimas palabras de Esteban fueron una oración por él y por sus verdugos. Como Jesús, entregó su espíritu; pero mientras que el Mesías moribundo se entregó a Dios: Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! (Salmo 31:5 y Lucas 23:46), Esteban se entregó a su Señor a quien había visto en su visión. Este es un ejemplo sorprendente de cómo las palabras originalmente aplicadas al Padre se dirigen al Hijo. Muestra cómo la primitiva Comunidad Mesiánica (iglesia) veía a Yeshua como igual a YHVH.161

Además, esta confesión de Esteban muestra que él esperaba entrar en la presencia del Señor tan pronto como muriera. Las Escrituras no enseñan ninguna demora entre la vida aquí y la vida en el cielo, ya sea en algún lugar de espera como el purgatorio o en algún estado inconsciente llamado sueño del alma. En cambio, la Biblia enseña que los creyentes entran en la presencia del Mesías inmediatamente después de la muerte (Segunda Corintios 5:8; Filipenses 1:23). Yeshua prometió al ladrón en la cruz que lo llevaría al Paraíso con Abraham (la morada de los justos del TaNaJ) ese mismo día (Lucas 23:43). La historia del hombre rico y Lázaro enseñó que los muertos nunca están inconscientes o desconocedores de sus circunstancias (vea el comentario sobre La vida de Cristo Hx La historia del hombre rico y Lázaro). El libro de Apocalipsis describe a los mártires de la Tribulación como despiertos y en la presencia de Dios, y capaces de suplicar al Señor venganza contra sus asesinos (vea el comentario sobre Apocalipsis Cp El Quinto Sello: Vi debajo del altar a los que habían sido inmolados).162

Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: ¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Y habiendo dicho esto, durmió (7:60). La turba derramó toda su amargura sobre Esteban apedreándolo sin piedad. Haciéndose eco de las palabras de Yeshua (Lucas 23-34), Esteban oró por el perdón de sus verdugos. Sus palabras contrastaron notablemente con su actitud de denuncia durante su discurso e ilustraron cómo un creyente puede amar al pecador y odiar el pecado. Se deslizó a la presencia de su Señor. Y como su nombre Esteban, que significa corona, recibió sin duda la corona de la vida de su Padre celestial (vea el comentario sobre Apocalipsis Cc – Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo). Esteban era una estrella fugaz, tuvo una breve actuación. Una oportunidad en el escenario. Pero fue absolutamente inolvidable. Cuando cayó el telón sobre su vida, recibió una gran ovación de su audiencia de Aquel. Qué dulce imaginar las primeras palabras celestiales que escuchó ese día: “Bienvenido Estéfano, Mi alegría y Mi corona”.163

¿Cómo pudieron legalmente apedrear a Esteban bajo la ley romana de aquellos días que le quitó al Sanedrín el derecho a la pena capital? Ya hemos visto esto en el caso de Yeshua. Ahora no sabemos exactamente cuándo tuvo lugar este evento. Pero bien podría haber sucedido en el año 35 dC. En ese año, Vitelo se convirtió en el nuevo general romano sobre toda Siria, de la cual la tierra de Israel era parte en lo que a los romanos concernía. Fue Vitelo quien depuso a Poncio Pilato como procurador. Pero pasaron varios meses antes de que llegara el nuevo procurador y, mientras tanto, la lapidación de Esteban podría haber ocurrido.

A continuación, se muestra una declaración resumida que nos prepara para lo que sigue. Estas declaraciones resumidas en Hechos se pueden ver en cuatro lugares: 2:43-47, 4:32-37; 5:12-16 y aquí. Es importante distinguir entre declaraciones resumidas y declaraciones de transición; las primeras sólo aparecen en los primeros ocho capítulos de Hechos, y las segundas aparecen en varios lugares a lo largo del libro.

Sin embargo, hubo al menos un hombre que permaneció impasible y no lamentó verlo morir. Saulo consintió en su asesinato, y en aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos fueron esparcidos por las regiones de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles (8:1). La palabra consentir, del griego: suneudokon, significa un grado de placer y satisfacción; vea Hechos 22:20. Saulo estaba contento. El verbo imperfecto muestra que virtualmente estuvo aplaudiendo durante toda la prueba. Simplemente no dio su aprobación cuando Esteban exhaló su último aliento. El aplaudió cada golpe, como los puntos en un marcador. No sería fácil convertir a un hombre así. Pero las palabras de perdón de Esteban iban a tener un impacto permanente en Saulo. La semilla podría tardar un poco en germinar, pero el rabino de Tarso nunca escaparía al testimonio de Esteban.164

Saulo consintió en su asesinato, y en aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos fueron esparcidos por las regiones de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles (8:1). Ese mismo día se desató una gran persecución contra la iglesia de Jerusalén. Fue una gran persecución porque las dos persecuciones anteriores provinieron sólo de los saduceos, mientras que ahora los fariseos, que eran con diferencia la mayoría, se habían unido a ellos. Lucas desea enfatizar que el ataque exitoso contra Esteban fue la señal para un ataque más amplio contra los creyentes en Sión, sin duda instigado por el Sanedrín. La palabra esparcidos, del griego: diesparesan, de aquí viene la palabra diáspora. A los apóstoles les bastó huir al campo de Judea y Samaria para escapar del peligro. Es significativo que algunos de los creyentes estaban dispuestos a quedarse en Samaria y que no experimentaron oposición allí por parte de los samaritanos. Se puede suponer que la oposición de Jerusalén provino del Sanedrín y que estaba dirigida principalmente contra los hermanos helenísticos de Esteban en la Comunidad del Mesías. Los apóstoles se quedaron solos. El hecho de que ellos pudieran permanecer en Jerusalén confirma la sospecha de que los ataques eran principalmente hacia los creyentes helenísticos.

Y unos varones piadosos sepultaron a Esteban, e hicieron gran llanto por él (8:2). Como fieles atalayas, los apóstoles permanecieron en sus puestos, pastoreando sus rebaños. Algunos varones piadosos enterraron a Esteban adecuadamente y lo lloraron profundamente. El acto de ellos fue a la vez una protesta pública desafiante y una declaración de su percepción de que Esteban era justo. Ese duelo a menudo duraba de treinta (Deuteronomio 34:8) a setenta días (Génesis 50:3). Sin duda las autoridades romanas estaban de acuerdo con lo que estaba pasando; en cualquier caso, el ataque probablemente duró poco tiempo (como suele ser la mayoría de los períodos de persecución), y es posible que muchos creyentes hayan regresado a Jerusalén una vez que las cosas se calmaron.165

Saulo demostró un tipo diferente de celo religioso, quien asumió un papel destacado en la persecución de la iglesia/Comunidad Mesiánica. Y Saulo asolaba la iglesia, entrando de casa en casa, y arrastrando a hombres y mujeres, los entregaba en la cárcel (8:3). No contento con acosar a los creyentes en Jerusalén, dijo Saulo: Yo perseguí a muerte este Camino, atando y entregando en cárceles a varones y también a mujeres (Hechos 22:4). También dijo: Y muchas veces, castigándolos por todas las sinagogas, los forzaba a blasfemar, y locamente enfurecido contra ellos, los perseguía aun hasta en las ciudades extranjeras (26:11), esto fue con el permiso del Sanedrín (22:5). En el celo por sus creencias dijo luego: Porque oísteis acerca de mi conducta anterior en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios y la destrozaba (Gálatas 1:13), y cumplió la predicción del Señor en Juan 16:2: Os echarán de las sinagogas, y llega la hora cuando cualquiera que os mate, piense que ofrece servicio a Dios. Sinceramente pensó que él estaba sirviendo a Ha’Shem al encarcelar y ejecutar a los creyentes. Y sólo una intervención directa del Señor Yeshua Mesías lo persuadiría de lo contrario. 166

Para los propósitos declarados del Mesías (1:8) la dispersión de los creyentes, especialmente de los helenísticos, que parecía un desastre, resultó ser una gran bendición porque los que habían sido esparcidos iban proclamando la palabra (8:4), como semilla, andaban como pastores itinerantes, proclamando la palabra. Como dijo José a sus hermanos después de una persecución anterior: Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo tornó en bien para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha gente (Génesis 50:20). Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas ayudan para bien, a los que son llamados conforme a su propósito (Romanos 8:28).

Señor Jesús, Tú nos has dicho que nuestros tiempos difíciles de persecución son oportunidades para que demos testimonio de Tu nombre. Llénanos de fe para saber que cuando surjan estos momentos, nos darás tales palabras y una sabiduría que ninguno de nuestros adversarios podrá resistir ni contradecir. Incluso cuando somos traicionados por padres, hermanos, parientes y amigos, y somos odiados a causa de Tu nombre, sabemos que nuestra salvación está segura en Ti.167

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