Juan el Bautista prepara el camino
Mateo 3:1-6; Marcos 1:2-6; Lucas 3:3-6
Juan el Bautista prepara el camino ESCUDRIÑAR: Si pudiera resumir el mensaje de Juan en una palabra ¿cuál sería? ¿Qué significa el término el Reino de los cielos? ¿Cómo cumplió Juan el Bautista el ministerio profético de Elías de los últimos días? ¿Cómo preparó el camino para Jesús? ¿Cómo estaba vestido Juan, qué comía y qué nos dice esto acerca de él? ¿Cuál fue el doble ministerio de preparación de Juan?
REFLEXIONAR: ¿Quién ha sido el “Juan el Bautista” en su vida? ¿Cómo le preparó eso para conocer a Jesús? ¿Cómo define la Biblia el pecado? ¿Qué hace falta para que usted se arrepienta? Cuando usted peca, ¿está dispuesto a pedir perdón? ¿O las consecuencias naturales de su pecado tienen que acumularse hasta el cielo antes de que se derrumbe y se arrepienta? ¿Cómo nos arrepentimos exactamente de nuestros pecados?
Por primera vez tenemos un mensaje desde el punto de vista de los tres Evangelios sinópticos. La palabra sinóptico proviene de dos palabras griegas que significan ver juntos. Estos tres Evangelios se llaman Evangelios Sinópticos porque se pueden colocar en columnas paralelas y su contenido común se puede ver en conjunto. Los escritores de los Evangelios cuentan la misma historia desde su propia perspectiva o tema único. Mateo, Marcos y Lucas estaban más interesados en lo que hizo Yeshua; mientras que Juan estaba mucho más interesado en lo que dijo Jesús.
Juan aparece de repente, en las páginas de la Biblia, tan repentina y misteriosamente como Elías (Primera Reyes 17:1), en quien se basará el relato de Mateo sobre el ministerio profético de Juan. En aquellos días se presentó Juan el Bautista proclamando en el desierto de Judea (Mateo 3:1). La palabra desierto no se refiere necesariamente a tierra seca y árida, sino que significa territorio esencialmente deshabitado -territorio abierto y salvaje- en contraste con las áreas cultivadas y habitadas del país.223 Los profetas de Israel habían predicho un nuevo éxodo en el desierto (Oseas 2:14-15; Isaías 40:3). Allí él podría haber atraído con seguridad grandes multitudes (vea Mateo 3:5; Marcos 1:5a más abajo) y le proporcionó los mejores lugares para los bautismos públicos que desafiaban la autoridad de los líderes religiosos en Jerusalén. Así, la ubicación de Juan simbolizaba la llegada de un nuevo éxodo, el tiempo final de salvación y el precio que un verdadero profeta de Dios debe estar dispuesto a pagar por su llamado, la exclusión total de todo lo que la sociedad valora, sus comodidades, su estatus, incluso las necesidades básicas (Primera Reyes 13:8-9, 20:27; Isaías 20:2; Jeremías 15:15-18, 16:1-9; Primera Corintios 4:8-13).224
La frase en aquellos días sirve como una transición entre los capítulos 2 y 3. Era una frase literaria común, que indicaba el tiempo general en el que ocurrieron los eventos que se describen. Habían transcurrido aproximadamente treinta años entre que José llevó al niño Jesús y a Su madre a Nazaret y el comienzo del ministerio público de Juan. No podemos entender en estos días de comunicación instantánea, por qué Juan no pudo haber tenido la oportunidad de conocer personalmente a Yeshua. Es probable que tanto Zacarías como José murieran cuando Juan y Jesús eran bastante jóvenes, y si fue así, eso podría explicar en parte su separación durante gran parte de los treinta años. Además, 145 kilómetros no era un viaje corto en aquellos días y la responsabilidad de una familia numerosa como la que crio María, haría difícil visitar a la anciana Elisabet, lo que en sus días de juventud Miriam había considerado bastante fácil. Tampoco sabemos si Elisabet vivió muchos años, ya que su nombre desaparece de las Escrituras después del nacimiento de Juan.225
Juan era primo de Yeshua, nacido apenas seis meses antes que Él (Lucas 1:56-57). Su nombre significa Dios es misericordioso, lo cual es una descripción adecuada de aquel que preparará el camino del Rey Mesías. El movimiento de Juan era un movimiento de regreso a Dios. La parte de su mensaje que fue una chispa que encendió a Judea fue el anuncio de que el Reino de los cielos se había acercado. Y el bautismo de Juan fue para identificarse con ese movimiento centrado en el Reino.
El mensaje de Juan era tan sencillo que podía resumirse fácilmente en una sola palabra: arrepentíos. La palabra griega metanoia detrás de arrepentíos significa más que pesar o tristeza (Hebreos 12:17); significa dar la vuelta, cambiar de dirección, cambiar la mente y la voluntad. No se refiere a cualquier cambio aleatorio, sino siempre a un cambio de lo malo a lo bueno, alejándose del pecado y volviéndose justo. Sí, el arrepentimiento implica tristeza por el pecado, pero es una tristeza que lleva a un cambio de pensamiento, deseo y conducta (Segunda Corintios 7:10). De hecho, el mandato de Juan de arrepentirse podría traducirse como convertirse. 226
Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado (Mateo 3:2). La gente necesitaba arrepentirse y convertirse porque el Rey y Su Reino ya estaban presentes. La palabra griega para arrepentirse (metanoeo), está en tiempo perfecto y señala el hecho de que el Reino ya está presente, no meramente en camino. En Marcos 1:15 se usa la misma frase cuando Jesús anuncia la Buena Noticia, también en tiempo perfecto: y diciendo: ¡El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado! ¡Arrepentíos, y creed en el evangelio! La realidad actual del Reino se ve reforzada aún más cuando Mateo nos dice que ya está puesta el hacha a la raíz de los árboles, de modo que todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego (Mateo 3:10).
Algunos comentaristas modernos han cuestionado el uso que hace Mateo del término “Reino de los cielos”. Algunos incluso se preguntan si Mateo habla de un reino espiritual diferente en lugar del reino terrenal (Reino de Dios) al que aludieron los otros escritores de los evangelios. Desde la perspectiva de Mateo, la respuesta es bastante simple. Como judío tradicional que escribe a una audiencia judía, sería común evitar pronunciar o escribir el santo nombre de Dios (YHVH). Como aclara el Talmud: “En el Santuario el Nombre se pronunciaba tal como estaba escrito, pero más allá de sus confines se empleaba un Nombre sustituido” (Tratado Sotah VII.6). Una solución que todavía es común hoy en día en la comunidad judía es utilizar términos sustitutos de YHVH como ADONAI (el Nombre, más como “Papá”) o Ha’Shem (el Nombre, más como “Señor”). En los escritos talmúdicos encontramos a menudo la palabra shamayim o cielos como sustituto del nombre de Dios ya que se refiere a todo el universo que Él ha creado. Cuando Mateo utiliza el término Reino de los Cielos, entonces, no está hablando de un Reino diferente sino simplemente usando una forma muy judía de referirse al Creador.
Para la mentalidad judía del primer siglo la expresión el Reino de los cielos era el equivalente de un reconocimiento personal de Dios. Eso significaba, primero, tomar sobre uno mismo “el yugo del Reino”, y luego, como resultado, los mandamientos. En consecuencia, la oración: Shemá Israel, Adonai Elohéinu, Adonai Ejad, esto es: Oye, Israel: YHVH nuestro Dios, YHVH, uno es (Deuteronomio 6:4a)227 viene antes de la amonestación de Deuteronomio 11:13: Y sucederá que, si obedecéis diligentemente mis mandamientos que yo os ordeno hoy, amando a YHVH vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma. Los mandamientos son llamados mitzvot. Y en este sentido, la repetición del Shemá hoy es vista a menudo por los judíos ortodoxos como tomar sobre uno mismo “el yugo del Reino”. De manera similar, la colocación de filacterias y el lavado de manos también se considera como tomar sobre sí “el yugo del Reino de los cielos.”228 Vea el enlace haga clic en Ei – La Ley Oral.
Juan era un hombre que vivía su mensaje, pero su deseo no era que todos vivieran como él. No llamó a nadie, ni siquiera a los apóstoles, a hacerlo. Pero su manera de vivir era un vívido recordatorio de los muchos amores y placeres que impedían que la gente cambiara sus propios caminos por los de ADONAI.
El título secundario que se le da es el Bautista, no porque fuera miembro de la denominación Bautista, sino porque era quien realizaba los bautismos rituales o inmersiones dentro del contexto del judaísmo. En hebreo se le llama el Inmersor o ha-matbil, que los griegos llamaban baptizo, que significa sumergir o mojar totalmente. En el uso secular, el término se utiliza a menudo para describir el proceso de sumergir un trozo de tela en un tinte para cambiar su apariencia. Quizás la mejor palabra sea identificación, ya que la tela se identificaría entonces con el color del tinte. Esto nos da el significado de inmersión. El bautismo es una inmersión completa para identificarse con un evento particular de mensaje. Ciertamente, el río Jordán serviría como un lugar kosher para bautizar a Yeshua, ya que tendría más que los requisitos mínimos de agua dulce.
No es necesario debatir qué tipo de bautismo utilizaba Juan. Los conversos gentiles eran sumergidos en una mikve, que literalmente significa cualquier reunión de aguas. Se utilizaba en la ley judía para la inmersión ritual. Los rabinos enseñaban que la inmersión era obligatoria tanto para hombres como para mujeres al convertirse al judaísmo. Los candidatos judíos al bautismo a menudo eran sumergidos tres veces porque la palabra mikve aparece tres veces en la Torá. La idea de la inmersión total proviene de Levítico 15:16 donde dice: El varón que tenga espermatorrea, lavará en agua todo su cuerpo y permanecerá impuro hasta la tarde. El concepto de inmersión en la literatura rabínica se refería a Un nuevo nacimiento (Yeb. 22a; 48b; 97b; Mass. Ger. c.ii).229
Como para demostrar que Juan no estaba hablando de un reino diferente o de una nueva religión, los escritores de los Evangelios citan una profecía bien conocida por los judíos: que vendría uno que prepararía el camino para el Mesías. Está escrito (Marcos 1:2a), o grafo. Está palabra está en tiempo perfecto, hablando de un acto completado en el pasado, pero que tiene resultados continuos. Se usa aquí para enfatizar el hecho de que el TaNaJ no fue simplemente transmitido de generación en generación hasta el primer siglo, sino que era un registro permanente de lo que Dios dijo. Está, en el lenguaje del salmista, Oh YHVH, tu palabra permanece en los cielos para siempre (Salmo 119:89).230
Como está escrito en el profeta Isaías: He aquí envío mi mensajero delante de tu rostro, El cual preparará tu camino (Marcos 1:2). Por eso el Nuevo Pacto afirma en otra parte que Juan cumplió el ministerio profético de Elías de los últimos días, quien inauguraría los últimos días (vea el comentario sobre Apocalipsis Bw – Mirad, yo os enviaré al profeta Elías antes que venga el día grande y terrible del Señor. Su mensaje fue eficaz porque le dijo al pueblo lo que, en su corazón ellos sabían, y les trajo lo que estaban esperando en lo más profundo de sus almas. Los rabinos enseñaban que, si Israel guardaba la Torá a la perfección durante un día, vendría el reino de Dios. Cuando Juan convocó al pueblo al arrepentimiento, los estaba confrontando con una elección y una decisión que ellos sabían en lo más profundo de su corazón que debían tomar.231
Una voz; aquí no hay un artículo definido en el texto griego. Juan afirmó ser una voz, no la voz. Aquel para quien se preparó era el Hijo de Dios, el Hijo único, Él mismo Dios verdadero. De uno que clama en el desierto, la palabra clama (boao), significa gritar en voz alta, gritar, hablar con una voz alta y fuerte. Kaleo en griego clásico significaba gritar por un propósito. Pero boao significa gritar como expresión de sentimiento. Venía del corazón y estaba dirigido al corazón. Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Allanad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías (Juan 1:23). El que gritaba era ADONAI. Juan era su portavoz. Detrás de la predicación de Juan a Israel estaba el anhelo infinito del Dios de Israel por su pueblo elegido (Isaías 65:9).
Preparad el camino para ADONAI, haced sendas derechas para Él (Mateo 3:3b; Marcos 1:3b; Lucas 3:4b). Hacer derecho es una manera poética de decir, hacer más fácil. Cuando un rey viajaba por el desierto, los trabajadores lo precedían para limpiar los escombros y allanar los caminos para hacer su viaje más fácil. Aquí, la nivelación de la tierra y hacer caminos rectos para Yeshua es una expresión figurativa que significa que el camino del Mesías se haría más fácil debido a la gran cantidad de personas que estaban listas para recibir el mensaje de Jesús (Lucas 1:17). El verbo hacer es imperativo presente, emitiendo una orden a ser obedecida continuamente. Debería ser un hábito en Israel, una actitud constante, no una bienvenida formal, abrupta y que se quedara así. Sino, una bienvenida que se extendería indefinidamente, una bienvenida habitual que sería la expresión natural del corazón.
Era común combinar citas de los profetas, esta es una cita de Malaquías 3:1 donde el mensajero presentado en Isaías 40:3-5 se identifica con Elías (vea Ak – El nacimiento de Juan el Bautista es predicho). Isaías profetizó acerca de la cautividad de Babilonia, que comenzaría cien años en el futuro histórico cercano. Y una parte importante de esa profecía fue que había uno que prepararía el camino para ADONAI mismo. La cita de Isaías es más importante que la de Malaquías con respecto a este mensajero. La predicación de Juan el Bautista fue muy importante para la Comunidad Mesiánica primitiva y se señala al principio que el mensajero vendría antes del Mesías (Hechos 1:21-22; 10:37; 19:4).
Lucas continúa la cita más allá de los otros dos escritores del Evangelio, diciendo: Todo valle será rellenado, Y todo monte y collado, Rebajado; Y las sendas tortuosas, enderezadas; Y los lugares ásperos, Caminos llanos (Lucas 3:5). Lo que dice sobre todo valle, todo monte y collado, es que será literalmente humillado. Esto se refiere a la humillación de los orgullosos mencionada anteriormente en Lucas 1:52 y más tarde en Lucas 14:11 y 18:14. Las imágenes en estos versículos deben verse como metáforas o imágenes de arrepentimiento. Y los lugares ásperos, Caminos llanos, esto puede ser una ilusión para la generación corrupta, literalmente torcida, de Hechos 2:40. Lucas, como Juan, entendió que el arrepentimiento es parte del núcleo central de las Buenas Nuevas. Y toda carne verá la salvación de Dios (Lucas 3:6). Este es el concepto de que el Evangelio llegue a las partes más lejanas del mundo porque es un mensaje universal.232
Juan probablemente conocía las profecías de Malaquías e Isaías porque vestía de manera similar al profeta Elías (2 Reyes 1:8). Juan tenía su vestido de pelos de camello (Mateo 3:4a; Marcos 1:6a), que era el equivalente del cilicio que usaban los profetas cuando aparecían de luto con un mensaje de juicio. La vestimenta, la comida y el estilo de vida de Juan eran en sí mismos, una acusación contra los líderes religiosos de Jerusalén, satisfechos de sí mismos y autoindulgentes. Esta ropa áspera parece haber sido característica de un profeta (Zacarías 13:4). Juan no vino con el espléndido cinturón del sumo sacerdote (Éxodo 28:8), sino con un sencillo cinto de cuero alrededor de su cintura, que también nos recuerda a Elías (2 Reyes 1:8). La identificación real de Juan con Elías no la hace Mateo hasta 11:14, pero, ciertamente, también está implícita aquí.
Pero, más importante que eso, Juan simboliza la ruptura de siglos de silencio profético reconocidos por los propios judíos (1 Macabeos 4:46, 9:27, 14:41). Aquí, pues, hay algo nuevo: una voz de ADONAI que surge del silencio, confirmada por su poder y mensaje, así como por su mensajero inusual. La profecía apareció de nuevo en medio de Israel, El pueblo de Dios.233
El estilo de vida de Juan coincidía con la dureza de su mensaje. La comida de Juan no era la de un sacerdote. Los sacerdotes comían la carne de los sacrificios. Pero Juan vivía de lo que el desierto proveía, su comida era langostas y miel silvestre (Mateo 3:4b; Marcos 1:6b). Las langostas podían ser comidas de acuerdo con la kashrut, o leyes dietéticas, como se ve en Levítico 11:22, y hay un diálogo en el Talmud que es muy específico acerca de las características de las langostas kosher y no kosher (CD 12:14-15; 11QTemple 48:3-5; Tratado Chullin 65a-66a). Las langostas eran alimento para los pobres en los días de Yeshua. Los beduinos los cocinan y los comen hasta hoy, como lo hacían los judíos de Yemen antes de que la Operación Alfombra Voladora trasladara esa comunidad a Israel en 1950. La miel silvestre mencionada aquí probablemente era miel de dátiles, porque los oasis cerca de Jericó son conocidos por la producción de dátiles tanto entonces como ahora, y las abejas no viven en el desierto.234 Su dieta era compatible con la de un nazareo. Vivía con sencillez, con sólo lo estrictamente necesario para vivir.
Usted no tiene que ser como el mundo para tener un impacto en el mundo. No tiene que ser como la multitud para cambiarla. No tiene que rebajarse a su nivel para elevarlos a su nivel. La santidad no busca ser extraño. La santidad busca ser como Dios. Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios (Santiago 4:4b).
Esto nos dice que Juan vivía fuera del marco económico normal del país para poder dedicarse por completo a su ministerio. Como resultado, las multitudes acudían a Juan, se arrepentían y eran bautizadas por él en el río Jordán. Al hacer esto, se identificaban con lo que predicaba el Bautista y se preparaban para el inminente regreso del Mesías.235
Es posible que Juan el Bautista fuera esenio, pero no podemos estar seguros. Es probable que Juan entrara en contacto con ellos. Seguramente debía saber de ellos. No se sabe qué influencias tuvieron sobre él.236 Los esenios y la comunidad de Qumrán probablemente tuvieron su origen en los jasideanos de los tiempos de los macabeos. En la época de Cristo eran celosos de la Torá y resistieron el avance del helenismo. Había una sociedad extremadamente ascética y comunitaria que vivía como monjes, alejándose de la sociedad y creyendo que eran el verdadero y santo Israel. Se retiraron a sus propias comunidades, ya sea dentro de las ciudades o en sitios aislados, como Qumrán, donde se encontraron los Rollos del Mar Muerto. Allí esperaban una guerra apocalíptica venidera en la que ellos, como “los hijos de la luz”, triunfarían sobre “los hijos de las tinieblas”.237 Teológicamente eran incluso más legalistas que los fariseos, y claramente Juan rompió con el legalismo. Así pues, aunque en algún momento hubiera vivido en la comunidad de Qumrán, cuando fue llamado a ser precursor del Mesías, se retiró al desierto.
El núcleo de su mensaje era volvamos de nuestros pecados hacia Dios. Es importante entender que Juan no estaba llamando a Israel a convertirse a una nueva religión, sino a regresar a ella (hebreo: shuwb) a la fuente de su fe, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. El problema en el judaísmo del primer siglo no era una Torá o un servicio del Templo defectuosos, sino que muchos israelitas se habían alejado de una verdadera relación espiritual con ADONAI y la habían reemplazado con un sustituto defectuoso hecho por el hombre (vea Ei – La Ley Oral).
Su ministerio tuvo una tremenda respuesta, y así Juan el Bautista apareció en el desierto. La palabra apareció es un verbo en segundo aoristo o ginomai, que literalmente significa llegar a ser. Se usa aquí para referirse a la aparición de Juan en el escenario de la historia, y se usa para mostrar que no se trataba de un pequeño acontecimiento actual, sino de una época que marcaba el comienzo de una nueva dispensación en el trato de Dios con la humanidad. Apareció Juan bautizando en el desierto, y proclamando el bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados (Marcos 1:4; Lucas 3:3).
En cierto sentido, Juan tenía un ministerio doble de preparación. En primer lugar, estaba preparando el camino. Eso queda claro en Isaías 40:3, Una voz clama: ¡Preparad en el desierto el camino a YHVH! ¡Allanad en el yermo una calzada a nuestro Dios! La imagen es la de una procesión real y la preparación de un camino para el rey. Pero, Juan no sólo preparó un camino para ADONAI, sino que también (o en segundo lugar) preparó un pueblo para ADONAI. Muchos del pueblo de Israel él traerá de vuelta al Señor su Dios. Convertirá a muchos de los hijos de Israel al Señor Dios de ellos. E irá delante de Él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos; a preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto (Lucas 1:16-17).
…y acudían a él… El pueblo acudía a él. El verbo es ekporeuomai y está en tiempo imperfecto, lo que habla de una acción continua y muestra el carácter generalizado del movimiento. ¡Qué cuadro pinta aquí! Siguieron saliendo constantemente hacia Juan un flujo constante de gente: y acudían a él Jerusalén y toda Judea, y toda la región en torno al Jordán (Mateo 3:5; Marcos 1:5a). Jerusalén está al menos a unos 30 kilómetros del río Jordán y a unos 1220 metros por encima de él. Era difícil bajar por las escarpadas colinas de Judea hasta el Jordán y aún más difícil subir. Normalmente, ningún predicador exclusivamente ético, como el historiador judío Josefo nos quiere hacer creer que era Juan (Antigüedades XVIII, 117.2), podría haber atraído ese tipo de interés. Pero Juan no era un predicador común y corriente, y su movimiento de regreso a Dios elevó el entusiasmo popular a un punto álgido.238
Su fama se extendió por la parte sur de Judea, incluida la región de Perea al otro lado del río Jordán. Juan 1:35-51 también habla de galileos entre los seguidores de Juan. La frase preposicional a él indica que quienes acudían a Juan, venían por quién era él y por lo que proclamaba. No era un movimiento ciego e indiscriminado de una masa de gente, sino el acto deliberado de cada uno de confesar individualmente sus pecados. Josefo mencionó que la cantidad de personas que acudían a Juan era tan numerosa que Antipas, el gobernante de Perea, temió que pudiera haber un levantamiento popular.239
Confesaba públicamente sus pecados (Mateo 3:6b). La palabra griega para confesar, exomologeo, significa estar de acuerdo con, admitir, reconocer, declarar públicamente, literalmente, decir lo mismo. En el caso de confesar los pecados propios, uno está diciendo lo mismo que Dios dice acerca de ellos, reconociendo que las acciones son malas, dispuesto a declarar públicamente su dolor, culpa y resolución de cambiar. En Yom-Kippur, o el Día de la Expiación, y otros días de ayuno, se recitan oraciones penitenciales que pueden ayudar a las personas que las dicen con sincera devoción a estar más dispuestas a admitir sus pecados y estar de acuerdo con la opinión que Dios tiene de ellos.
El bautismo fue acompañado por la confesión. En cualquier acto de retorno a ADONAI, la confesión debe hacerse a tres personas.
Primero, debemos hacer una confesión a nosotros mismos. Es parte de la naturaleza humana que cerremos nuestros ojos a lo que no queremos ver. Por esa misma razón tendemos a cerrar nuestros ojos a nuestros pecados. No hay nadie más difícil de enfrentar que nosotros mismos; y por lo tanto, el primer paso para el arrepentimiento y para una relación correcta con Dios es admitir nuestro propio pecado ante nosotros mismos.
En segundo lugar, debemos hacer una confesión a aquellos a quienes hemos hecho daño. No será de mucha utilidad pedir perdón al SEÑOR hasta que digamos que lo sentimos a aquellos a quienes hemos herido, lastimado o afligido. Las barreras humanas deben ser eliminadas antes de que las barreras divinas puedan ser removidas. A menudo es cierto que la confesión a Ha’Shem es más fácil que la confesión a otras personas. Pero, no puede haber perdón sin humillación.
En tercer lugar, debemos hacer una confesión a ADONAI. El fin del orgullo es el comienzo del perdón. Cuando decimos: “he pecado”, eso le da a Dios la oportunidad de decir: “Perdono”. No es el que quiere encontrarse con el SEÑOR en igualdad de condiciones el que descubre el perdón, sino el que susurra entre lágrimas: ¡Oh Dios, sé propicio a mí, pecador! (Lucas 18:13b).240
Pecados. Vivimos en una época en la que muchas personas no saben lo que es el pecado. La Biblia nos dice que Todo el que practica el pecado, también practica la infracción de la ley, porque el pecado es infracción de la ley (Primera Juan 3:4). La Torá fue entregada por ADONAI a Su pueblo para ayudarles a vivir una vida que debía ser tanto en su propio interés como santa y agradable a Él. En la llamada Era de la Ilustración, hace dos o tres siglos, la noción del relativismo moral empezó a arraigarse en la sociedad occidental. Esto llevó a la creencia de que el concepto de pecado no importaba. Decían que no hay pecado, sólo enfermedades, mala suerte, errores o el resultado de la influencia ambiental, hereditaria y biológica de uno (terminología occidental) o del propio destino o karma (terminología oriental). Este relativismo cultural niega el concepto bíblico de pecado.
Las Escrituras dedican muchos versículos a explicar qué es el pecado, cuál es la pena por pecar, cómo podemos evitar esa pena, cómo podemos obtener el perdón de nuestros pecados y vivir una vida santa libre del poder del pecado, agradable al SEÑOR y a nosotros mismos (Romanos 5:12-21).241 La Biblia también explica cómo arrepentirnos de nuestros pecados: Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso, y su palabra no está en nosotros (Primera Juan 1:9-10).
Ellos eran bautizados por él en el río Jordán (Mateo 3:6b; Marcos 1:5b), literalmente colocados en el río. Pero, debido a que Juan señaló a sus seguidores hacia Yeshua, no pasó mucho tiempo antes de que Juan perdiera la mayoría de sus seguidores, tal como Jesús eventualmente perdería la mayoría de los suyos. Él recibiría el mismo trato que muchos de los profetas de Dios recibieron: sería condenado a muerte. Recuerde, lo que le sucede al heraldo le sucederá al Rey. El mundo no quiere escuchar la voz de ADONAI, especialmente cuando esa voz habla de juicio. Y el mensaje de Juan fue muy fuerte.242
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