El bautismo de Jesús
Mateo 3:13-17; Marcos 1:9-11; Lucas 3:21-23a
El bautismo de Jesús ESCUDRIÑAR: ¿Qué tiene de significativo el hecho de que Jesús fuera bautizado al mismo tiempo que todo el pueblo? ¿Qué tres cosas suceden en su bautismo que lo hacen diferente de los demás? ¿Qué significado cree usted que tienen estos acontecimientos para Él? En el contexto de los capítulos 3 y 4, ¿qué cree usted que significó Mateo 3:17 para Yeshua/Jesús? ¿Cómo prepara esto el escenario para que comenzara su ministerio?
REFLEXIÓN: ¿En qué sentido Jesús ha sido como un “nuevo Adán” para usted, dándole un nuevo comienzo en la vida? ¿En qué sentido ADONAI le ha confirmado como Su hijo en Cristo? Cuando el Mesías le llama, le llama a venir y morir. Desde que es un creyente en Yeshua: ¿en qué áreas ha muerto a usted mismo? ¿El Señor fue sumergido en el agua o rociado? ¿Qué cambios podría hacer en sus actividades diarias y prioridades típicas para cultivar un corazón que continúe aturdido por Su deseo de rebajarse a nuestro nivel?
Mateo retoma la historia en la siguiente transición vital en la preparación del Mesías. Si Yeshua es en verdad el Rey prometido y redentor de Israel, entonces debe pasar por una preparación final para Su santa tarea. Dado que la mikve (inmersión ritual) debe desempeñar un papel esencial, Mateo comparte los detalles históricos que conducen a este evento altamente simbólico.256 En el año 29 dC, dieciocho a veinte años después de que Jesús se convirtiera en hijo del Pacto, Su primer acto fue hacer del bautismo una puerta simbólica a una nueva clase de vida, por la que Él sería el primero en pasar.257
Por fin, el Señor había llegado a una encrucijada. Habían terminado aquellos años de paciente y diligente servicio a la familia, después de la muerte de José, y Él necesitaba dejar a Su amorosa madre al cuidado de los medio hermanos menores, el mayor de los cuales ya había llegado a una edad responsable. ¡Cuánto significaban el uno para el otro, la compañía de María, ahora madura en su sabiduría y experiencia de cuarenta y tantos años, y su Hijo, fuerte, pero tierno y atento! ¡Cómo podía, en secreto en su corazón, desear que Él permaneciera en casa y continuara con Sus tareas ordinarias de carpintero, mientras continuaba con su espléndido don de enseñar en la sinagoga local y su ministerio personal entre Sus compatriotas en Nazaret!258 Pero, no iba a ser así.
El bautismo de Jesús fue el último acto de su vida privada y el primero de su vida pública. Fue allí donde el Espíritu Santo ungió oficialmente el ministerio público de Yeshua, aunque no comenzaría oficialmente hasta la primera purificación del Templo de Jerusalén (Juan 2:13-22). Seis meses antes, Juan había identificado al Señor como el Mesías. Juan ya había comenzado un ministerio de predicación, anunciando que la venida del Mesías estaba muy cerca. La gente debía prepararse para recibirlo. Para prepararse para el Señor, Juan enseñó tres principios:
Primero, debían arrepentirse y volver a Dios.
Segundo, debían creer en el mensaje de que el Rey Mesías y Su Reino vendrían pronto.
Tercero, debían verificar públicamente su arrepentimiento y fe en el Mesías y su Reino al ser bautizados por Juan.259
Cuando todo el pueblo era bautizado, aconteció que también Jesús fue bautizado (Lucas 3:21a) . No fue una entrada triunfal anunciada con fanfarria de trompetas. Vino solo desde Nazaret, en Galilea. Nazaret era un pueblo oscuro que nunca se menciona en el TaNaJ, el Talmud o los escritos de Josefo, el conocido historiador judío del primer siglo. Galilea, de unos 48 kilómetros de ancho y 96 kilómetros de largo, era la región más poblada del norte de las tres divisiones de la Tierra de Israel: Judea, Samaria y Galilea.260
Llega entonces Jesús desde Galilea al Jordán, donde estaba Juan, para ser bautizado por Juan (Mateo 3:13; Marcos 1:9; Lucas 3:21a). Para ver cómo se ve el río Jordán hoy, haga clic aquí. Aquí tenemos a un hombre con un nombre común, de un pueblo común, para participar en una práctica común y compartir una experiencia común con la humanidad. La palabra raíz bápto, significa sumergir o teñir. En la literatura griega se usaba para tomar un trozo de tela y sumergirlo en una tina de tinte para cambiar su color; por lo tanto, para cambiar su identificación. Tenía que entrar completamente en el tinte. De la palabra raíz bápto, una segunda palabra griega, baptizo, llegó a significar bautizar, o yo bautizo. Una vez más, significa sumergir totalmente, pero siempre lleva consigo la idea de identificación. La Iglesia no sabía nada de rociar o derramar para el bautismo hasta la Edad Media, cuando la Iglesia Católica Romana lo introdujo.
Los temerosos de Dios y los prosélitos del TaNaJ eran bautizados cuando querían identificarse con el judaísmo. Por lo tanto, era una práctica judía mucho antes de que se convirtiera en una práctica de la Iglesia que identifica al bautizado con la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo (Romanos 6:1-23).
Yeshua no tenía necesidad de volver a Dios. Sin embargo, tomó Su lugar con los justos de Israel y se sometió al bautismo por Juan. Debido a que Juan estaba plenamente consciente de la impecabilidad y la deidad de Jesús, se registra que trató de disuadirlo. Pero él trataba de impedírselo diciendo: Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y Tú vienes a mí? (Mateo 3:14). El tiempo imperfecto, trataba de impedírselo, significa que siguió tratando de disuadirlo. Era como si Juan estuviera diciendo: “Yo sólo soy un profeta de ADONAI y soy pecador como todo aquel a quien bautizo. Pero Tú eres el Hijo de Dios y sin pecado. ¿Por qué, entonces, me pides que te bautice?”
Juan se resistió a bautizar a Yeshua por exactamente la razón opuesta a la que se habría resistió a bautizar a los fariseos y saduceos. Ellos tenían gran necesidad de arrepentimiento, pero no estaban dispuestos a pedirlo y no dieron evidencia de haberlo hecho. Por lo tanto, Juan se negó a bautizarlos, llamándolos generación de víboras (Mateo 3:7). Jesús, por el contrario, vino para ser bautizado, aunque solamente Él no tenía necesidad de arrepentimiento. Juan se negó a bautizar a los fariseos y saduceos porque eran totalmente indignos de ello. Ahora era casi igualmente reacio a bautizar a Jesús, porque era demasiado digno de ello.261
Es fácil entender la preocupación de Juan. Su bautismo era para la confesión de los pecados y el arrepentimiento (Mateo 3:2, 6 y 11), que el mismo Juan necesitaba. Pero reconoció que Yeshua era el Mesías y, por lo tanto no necesitaba arrepentirse. En las primeras palabras registradas de Yeshua desde la edad de doce años, cuando les dijo a Sus padres: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que esté en las cosas de mi Padre? (Lucas 2:49). Pero respondiendo Jesús, le dijo a Juan: Deja ahora, porque así nos es conveniente cumplir toda justicia. Entonces lo dejó (Mateo 3:15). Con ese acto final, el ministerio Juan el Bautista había terminado, pero, junto con esto, su destino había quedado sellado.
Jesús no negó que Él era superior a Juan y que no tenía pecado. La frase: “nos es conveniente” era un modismo que significaba que el acto de Su bautismo, aunque aparentemente no era apropiado, en verdad era apropiado para este momento especial. Cualquiera que fuera su relación final, era el curso de acción correcto para cumplir toda justicia. Y Yeshua será, ahora, como a lo largo del evangelio, perfectamente obediente a la voluntad de ADONAI. Para que la voluntad perfecta de Dios se cumpliera, era necesario que Jesús fuera bautizado por Juan.
Si Jesús no tenía pecado, ¿por qué se sometió al bautismo? Hay siete razones.
En primer lugar, para cumplir con toda justicia, o para identificarse con la justicia. Específicamente, Él estaba mostrando de manera visible que Él iba a cumplir la justicia de la Torá (Ley). Isaías 53:11 habla del siervo de ADONAI como el justo que hará justos a muchos al llevar sus pecados.
En segundo lugar, fue para identificarse con el reino de Dios, que era el objeto de su predicación. Juan no sólo predicaba el arrepentimiento (algo con lo que Jesús no necesitaba ser identificado), sino que predicaba acerca del Rey venidero y de Su Reino.
En tercer lugar, para que Israel lo conozca. En esta ocasión, Jesús sería identificado públicamente como el Mesías en persona. Los lectores de Mateo familiarizados con las Escrituras sabrían que Yeshua cumplió las Escrituras proféticas al identificarse con la historia de Israel y completar el destino de Israel.
En cuarto lugar, Jesús se sometió al bautismo para ser contado e identificado con el remanente creyente judío que estaba siendo preparado por Juan.
En quinto lugar, Jesús fue sumergido para ser identificado con los pecadores. No para ser identificado como pecador, sino para ser identificado con los pecadores. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en Él (Segunda Corintios 5:21).
En sexto lugar, para recibir la unción especial del Ruaj HaKodesh para Su misión como se encuentra en Hechos 10:37-38: Vosotros sabéis la palabra que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que proclamó Juan, respecto a Jesús de Nazaret: Cómo Dios lo ungió con el Espíritu Santo y poder. Éste anduvo haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él. Puesto que el Espíritu Santo descendió sobre Él en Su bautismo, y conectando lo que sucedió en Hechos 10:37-38, es claro que fue entonces cuando Él recibió Su unción especial.262
Y, por último, en séptimo lugar, la oportunidad de liderazgo. Antes de Su ascensión al Padre en el cielo, Él dirá: Toda potestad me ha sido dada en el cielo y en la tierra, Id pues, discipulad a todas las gentes, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28:18-19). Jesús nunca nos pide que hagamos nada que Él mismo no lo ha hecho.
Por primera vez en el Nuevo Pacto, las tres Personas de la Trinidad están presentes juntas en el bautismo de Cristo. El misterio de la Trinidad está más allá de la capacidad de nuestra mente finita y limitada para comprenderlo en su plenitud. La Trinidad es una antinomia; es decir, nos parece que Dios sea tres Personas y, al mismo tiempo, que Dios sea uno es contradictorio, pero, ambas son verdades. La Biblia enseña que hay una pluralidad en la Deidad, y que esta pluralidad es una unidad de un solo Dios. Al mismo tiempo, no hay más, ni menos, que tres Personas. Del TaNaJ, la evidencia es que solo tres Personas son llamadas Dios, y nunca se ven más de tres Personas juntas (Isaías 42:1, 48:12, 61:1 y 63:7-14). En el Nuevo Pacto hay tres líneas principales de evidencia de la Trinidad de la Deidad.
En primer lugar, sólo tres Personas son llamadas Dios (aquí en Mateo 3:16-17, 28:19; Juan 14:16-17; Primera Corintios 12:4-6; Segunda Corintios 13:14; Primera Pedro 1:2).
En segundo lugar, sólo tres Personas tienen los atributos de Dios: eterno (Salmo 90:2; Miqueas 5:2; Juan 1:1); omnipotente o todopoderoso (Primera Pedro 1:5; Hebreos 1:3; Romanos 15:19); y omnisciente o todopoderoso (Jeremías 17:10; Juan 16:30, 21:17; Apocalipsis 2:23; Primera Corintios 2:10-11); omnipresente, lo que significa que Dios está en todas partes (Jeremías 23:24; Mateo 18:20, 28:20; Salmo 139:7-10).
En tercer lugar, sólo tres Personas hacen las obras de Dios: la obra de la creación y del universo (Salmo 102:25; Juan 1:3; Colosenses 1:16; Génesis 1:2; Job 26:13 y Salmo 104:30); la obra de la creación del hombre (Génesis 2:7; Colosenses 1:16; Job 33:4); y la obra de inspiración (Segunda Timoteo 3:16; Primera Pedro 1:10-11; Segunda Pedro 1:21). Como sucedió con la creación del universo y del hombre, a tres Personas se les atribuye la obra de inspiración, que es obra de Dios.
Dios el Hijo fue visto en la persona de Jesús de pie en el agua. Inmediatamente, mientras subía del agua, vio los cielos rasgados y al Espíritu descendiendo sobre Él como una paloma (Marcos 1:10). La palabra “inmediatamente” (el adverbio griego eudséos, omitido en la NVI, es la primera de 41 ocurrencias en Marcos) indica que había estado completamente dentro del agua. Juan estaba bautizando donde había mucha agua (Juan 3:23), lo cual habría sido innecesario si solo se hubiera usado la aspersión.
En ese momento vio los cielos rasgados (Marcos 1:10b; Ezequiel 1:1 e Isaías 64:1). El poderoso verbo griego rasgados, o sjízo, que significa partir o dividir. De ahí proviene la palabra esquizofrenia, o personalidad dividida. Refleja una metáfora de la irrupción de Dios en la experiencia humana para liberar a Su pueblo (Salmo 18:9 y 16-19, Salmo 144:5-8; Isaías 64:1-5).263
Y Dios el Espíritu Santo descendió sobre Él (eis no epi) visiblemente en forma corporal como una paloma (Mateo 3:16; Marcos 1:10c; Lucas 3:21b-22a) tal como el Señor había prometido (Juan 1:33). El Ruaj HaKodesh no era una paloma, sino que descendió como una paloma. Esta es la única vez en las Escrituras que una paloma es representada de esta manera. Para la mente judía de ese día, la paloma estaba asociada con el sacrificio. Los ricos sacrificaban toros, la clase media, corderos, mientras que los pobres solo podían permitirse una paloma. El descenso del Espíritu de Dios recuerda profecías bien conocidas en Isaías, que dicen que ADONAI pondrá Su Espíritu sobre Su siervo escogido (Isaías 11:2, 42:1, 48:16, 61:1-2). El Espíritu descendió sobre los antiguos profetas para recibir inspiración y guía especiales al comienzo de sus ministerios proféticos. Sobre Jesús Él vino sin medida.264 Esto no quiere decir que Yeshua había estado previamente sin el Espíritu, ya que Mateo ya había atribuido Su nacimiento al Ruaj HaKodesh (Mateo 1:18 y 20). Pero ahora, cuando el Espíritu descendió sobre Él, Yeshua está visiblemente equipado y comisionado para llevar a cabo Su misión mesiánica.265 Es importante entender que el bautismo de Jesús no cambió Su estatus divino. Él no se convirtió en El Hijo de Dios en Su bautismo. Más bien, Su bautismo reveló que Él era el Hijo de Dios.
Curiosamente, este es el mismo simbolismo del Espíritu Santo que se ve en la literatura rabínica. Un pasaje del Talmud, al tratar el relato de la Creación de Génesis 1:2b, afirma que “el Espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas, como una paloma que se cierne sobre sus polluelos sin tocarlos” (Tratado Hagigah 15a). En otra expresión talmúdica, el texto dice que una voz del cielo testificó: “Éste es mi hijo, a quien amo; estoy muy complacido con él”.
Las tres Personas de la Trinidad participaron en el bautismo de Yeshua. El Hijo había confirmado que Él era el Mesías al decir: nos es conveniente cumplir toda justicia (Mateo 3:15b), y el Ruaj HaKodesh había confirmado que Él era el Ungido al reposar sobre Él (Mateo 3:16). Y entonces una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo, el amado, en quien me complací (Mateo 3:17; Lucas 3:22b). Los rabinos enseñaban que cuando Dios habla en el cielo, “la hija de Su voz”, el bat-kol, o un eco, se escucha en la tierra. Después del último de los profetas, se consideró que Dios proporcionó el bat-kol para continuar dando guía al pueblo (Tratado Yoma 9b). Qué interesante que el bat-kol testificara, después del último de los profetas y antes de que se estableciera el Nuevo Pacto, que Yeshua es en verdad el Hijo de Dios. Para la audiencia de Mateo, esta era una voz que debía tomarse muy en serio. Se dice que ADONAI tiene un Hijo según el Salmo 2, Proverbios 30, Isaías 9:6 y otros lugares. En ese momento, el Mesías había llegado a Israel y había comenzado Su ministerio sacerdotal en la forma tradicional del bautismo.266
Si bien es cierto que todos los creyentes son, en cierto sentido, hijos de Dios (Juan 1:12b), Yeshua lo es de una manera única: Su Hijo único (Juan 1:18a). Otros dos pasajes también enfatizan este punto: uno en el que se hace referencia a Adán como hijo de Dios (Lucas 3:38), y también: Yo promulgaré el decreto: YHVH me ha dicho: Mi hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy (Salmo 2:7). Cuando se combinan con Primera Corintios 15:45, en el que se compara a Jesús y Adán aún más, estos versículos nos muestran que, cuando pensamos en Cristo y Su ministerio debemos tener en mente a Adán. Esto es especialmente importante en Lucas capítulo 4 donde el Adversario tienta a Yeshua como tentó a Adán.267
Todo lo que necesitamos saber acerca de nuestra relación con Dios y con los demás se resume en esta declaración: Tú eres mi Hijo amado, en ti hallo mi complacencia (Lucas 3:22b; Mateo 3:17b). Así Dios el Padre afirma a Dios el Hijo: Te amo, estoy complacido de Ti”. ¡Qué simple! ¡Qué básico! ¡Pertenecer, ser amado, ser alabado! No se necesita nada más en nuestra relación con Dios, con nuestras familias y entre nosotros. Cada uno de nosotros tiene una necesidad desesperada de pertenecer. Si esa necesidad se satisface, tenemos la fuerza de la identidad propia. Sabemos quiénes somos y nadie puede quitarnos esa identidad. Pero, si nuestra necesidad de pertenecer no se satisface, deambulamos como almas perdidas y sin reclamar.268
…en quien me complací (Mateo 3:17c; Lucas 3:22c; ver también Isaías 42:1; Efesios 1:6; Colosenses 1:13). ADONAI repitió estas palabras acerca de Cristo en el Monte de la Transfiguración (Mateo 17:5). Él será un rey, será sacrificado voluntariamente, y sufrirá. Ningún sacrificio en el TaNaJ, no importa cuán cuidadosamente seleccionado, había sido verdaderamente agradable a Dios. No era posible encontrar un animal que no tuviera algún defecto o imperfección. No solo eso, sino que la sangre de esos animales era, en el mejor de los casos, solo simbólica porque es imposible que la sangre de toros y de machos cabríos pueda quitar pecados. (Hebreos 10:4).
Tres momentos diferentes en el ministerio de Jesús, Dios el Padre habló audiblemente desde El cielo.
La primera vez fue en su bautismo (Mateo 3:17; Marcos 1:11; Lucas 3:22b).
La segunda vez fue en Su transfiguración (Lucas 9:35), y
La tercera vez fue después de la entrada triunfal y Jesús predijo Su muerte (Juan 12:27-29).
Así que Jesús ahora tiene la confirmación divina de Dios el Padre, así como el poder divino de Dios el Espíritu Santo. Debido a que Yeshua no es un rey terrenal, y Suyo no es un reino terrenal, solo Dios lo coronó, mientras la gente observaba. No está claro si también oyeron el bat-kol o no. Pero, los escritores de los evangelios parecen estar más preocupados por que hayamos oído el pronunciamiento de Dios.269
Lucas por sí solo nos dice que Jesús mismo, al comenzar, tenía como treinta años, siendo hijo (según se suponía) de José, de Elí (Lucas 3:23). Si el Señor nació durante el reinado de Herodes (Mateo 2:1-19; Lucas 1:5), quien murió en el año 4 aC, Yeshua ciertamente habría comenzado Su ministerio a principio de los treinta años. No parece haber ninguna referencia o alusión a la edad de David cuando comenzó su reinado, a los treinta años (Segunda Samuel 5:4), y es aún menos probable que haya una alusión a Génesis 41:46 o Números 4:3. Esto fue simplemente una declaración general de Lucas.270
A partir de este punto, los lectores del Evangelio no tenían excusa para no entender el significado del ministerio de Yeshua, sin importar cuánto tiempo les tomó entender que Él era verdaderamente el Hijo de Dios (Mateo 14:33b). Sería esta revelación crucial de quién Jesús sería el que, inmediatamente formaría la base de la primera prueba que sufriría en el desierto: si eres el Hijo de Dios… Y allí, como en el relato de su bautismo, la filiación de Jesús se revelará en Su obediencia a Su La voluntad del Padre.271
Reexaminemos nuestro bautismo a la luz del bautismo de Yeshua por nosotros. Por tanto, fuimos sepultados juntamente con Él para muerte por el bautismo, para que, así como el Mesías fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida (Romanos 6:4). Fuimos bautizados en la muerte de Jesús. Si morimos con Él, también resucitamos con Él, perdonados y llenos del Espíritu Santo. Todo nos ha sido dado en el Mesías. Sólo debemos continuar, diariamente, entregándonos al Señor y observando la obra del Espíritu en nuestras vidas.
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