Jesús le enseña a Nicodemo
Juan 3: 1-21
Jesús le enseña a Nicodemo ESCUDRIÑAR: ¿Cuál es el significado del nombre Nicodemo? ¿Qué más sabemos de él? ¿Por qué vino a Jesús? ¿Por qué de noche? ¿Por qué las ideas sobre el nacimiento eran diferentes entre ellos? ¿Cuántas veces había nacido de nuevo Nicodemo según su propio pensamiento? ¿Cuáles son los dos pasos básicos que enseñó Yeshua para nacer de nuevo y la entrada al Reino? De los versículos 16-18, ¿qué le llama la atención sobre Dios? ¿Sobre lo que Él quiere hacer? ¿Sobre cómo se condena a una persona? Según el versículo 21, ¿cómo se mostrará la verdadera fe? ¿Cómo definiría usted nacer de nuevo a alguien que nunca ha escuchado el término?
REFLEXIONAR: ¿Qué fue lo que le llamó la atención sobre Jesús? ¿Por qué? ¿Qué edad tenía? ¿En qué etapa del proceso de nacimiento de su vida espiritual se encuentra ahora mismo? ¿Todavía no ha sido concebido? ¿Se está desarrollando, pero aún no se “muestra”? ¿Está muy embarazada y esperando a que se le rompa la fuente? ¿Patalea y grita como un bebé? ¿Crece a diario? ¿Puede explicar su proceso de nacimiento espiritual (cuando nació de nuevo) en unos minutos?
Poco después de Su bautismo, el Señor comenzó Su ministerio de proclamarse a Sí mismo como el Mesías de Israel. El realizó muchas señales y milagros para autenticar su afirmación (haga clic en el enlace vea el comentario sobre Isaías Gl – Los tres milagros mesiánicos). Mientras estaba en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, al observar las señales que hacía (Juan 2:23). Como resultado de Sus milagros, muchos tuvieron fe y creyeron Su afirmación de que Él era en verdad el Mesías judío. De pie entre la multitud y observando muchos de estos milagros estaba un hombre llamado Nicodemo. Podemos descubrir mucho acerca de este hombre a partir de su nombre.
En aquella época, entre los judíos, era costumbre que los padres dieran a sus hijos dos nombres: uno judío y otro gentil. Así fue en el caso del gran Apóstol, cuyo nombre judío era Saulo y el nombre gentil Pablo. El nombre Nicodemo (en hebreo: Nakdimon) está formado por dos palabras, una que significa conquistar y otra que significa pueblo. Juntas, su nombre significaba “el que conquista al pueblo”. Este nombre le fue dado al nacer. La tradición farisaica de aquella época incluía esta idea, es decir, la de la sumisión de la gente común o pueblo. Nuestro Salvador habló de las cargas que los fariseos ponían sobre las espaldas del pueblo con la Ley Oral (vea Ei – La Ley Oral).
El hecho de que Nicodemo prefiriera ser conocido en Jerusalén por su nombre griego en vez de por el hebreo indica que tenía una marcada inclinación hacia la cultura griega. Incluso podría indicar que era helenista, es decir, un judío que leía el TaNaJ en la traducción griega llamada Septuaginta. Sin duda era un erudito en griego y en Israel existía un sentimiento contra el helenismo. Esto se puede ver en el movimiento mesiánico inicial después de Shavuot. En aquellos días, habiéndose multiplicado el número de los discípulos, hubo murmuración de los helenistas contra los hebreos, porque sus viudas eran desatendidas en el servicio diario (Hechos 6:1). Este sentimiento ciertamente debe haber sido muy intenso en Jerusalén, el centro de la cultura judía. Esto indicaría que Nicodemo era un hombre prominente en Jerusalén, y lo suficientemente poderoso como para poder mantener su posición a pesar del antagonismo que despertaba su helenismo.331
Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un magistrado de los judíos (Juan 3:1), era miembro del consejo gobernante judío. En primer lugar, sabemos que era fariseo, lo que significa que era rabino. Es importante saber lo que creía Nicodemo cuando fue a hablar en secreto con Jesús. Los rabinos enseñaban que “todo Israel tenía parte en el siglo venidero” (Sanedrín 11:1). En otras palabras, cualquiera que naciera judío entraría automáticamente en el reino de Dios por derecho de nacimiento. Cualquier gentil tenía que convertirse para entrar en el reino de Dios. Sin embargo, los judíos dirían: “Somos hijos de Abraham”.
Otra enseñanza de los rabinos era que cualquiera que fuera circuncidado no terminaría en la Gehena, o el infierno, sino que terminaría en el reino de Dios. Todo esto estaba muy bien en el primer siglo. Sin embargo, en el segundo siglo, los rabinos se enfrentaron a los creyentes judíos en Yeshua. Ahora los rabinos querían que fueran al infierno. Así que, por un lado, decretaron que cuando un creyente judío circuncidado muriera, un ángel del cielo bajaría y le volvería a coser el prepucio para que terminara en el infierno después de todo. Pero, por otro lado, si por algún error burocrático celestial un judío era asignado al infierno, no había problema. Los rabinos enseñaban que, si nacía judío, no tenía que preocuparse, porque Abraham se sentaba a las puertas de la Gehena y arrebataría a cualquier israelita de las llamas.
La segunda cosa que aprendemos acerca de Nicodemo es que era miembro del Gran Sanedrín o el consejo gobernante (vea Lg – El Gran Sanedrín). Era maestro de una academia rabínica y tenía unos 50 años.
Nicodemo fue a ver a Jesús de noche porque no quería que nadie supiera que estaba allí. En ese momento, si lo veían hablar con el Nazareno alborotador, podría costarle tanto social como económicamente. Los fariseos eran conocidos por expulsar a la gente de la sinagoga por creer en el Señor (Juan 9:22). También él sabía que la oscuridad le brindaría un tiempo ininterrumpido para hablar con Yeshua. El rabino Nicodemo comenzó cortésmente, acercándose en la luz que provenía de las llamas: Éste vino a Él de noche, y le dijo: Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que Tú haces, si no está Dios con Él (Juan 3:2). Nicodemo podría haber estado aprensivo sobre la posible reacción de sus compañeros miembros del Sanedrín, o incluso intimidado por el rabino galileo. Él, sin embargo, llegó –a diferencia de sus colegas– con un sincero deseo de aprender.
Jesús conocía a todos (Juan 2:24b), esto es lo que hay en cada persona, y comprendió lo que realmente estaba pasando en el corazón de Nicodemo. El Señor ignoró su halago inicial y, en cambio, respondió una pregunta que ni siquiera había hecho. Sin confirmar, negar, refutar o incluso reconocer la declaración de Nicodemo de que Él era de Dios, Jesús dio una respuesta que demostró Su omnisciencia. El Mesías confrontó a Nicodemo con el hecho de que no había logrado alcanzar el Reino.332 Inmediatamente yendo al meollo del asunto, respondió Jesús, y le dijo: De cierto, de cierto te digo: El que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios (Juan 3:3). Nuestro Salvador pidió nada menos que una regeneración completa. Sin ese nacimiento espiritual, le dijo a Su visitante nocturno, nadie tiene esperanza alguna de alcanzar la vida eterna. No había término medio. Sin concesiones.
Es importante entender el marco de referencia de Nicodemo. Como Arnold Fruchtenbaum analiza extensamente, el término nacer de nuevo era común en los escritos farisaicos. Los rabinos enseñaban que había seis maneras de nacer de nuevo, y las seis eran físicas.
Primero, cuando los gentiles se convertían al judaísmo se consideraba que habían nacido de nuevo. Nicodemo no cumplía los requisitos porque era judío.
En segundo lugar, se consideraba que un hombre había nacido de nuevo si era coronado rey. Una vez más, Nicodemo no cumplía ese requisito porque no se dice nada acerca de que fuera de la casa de David o linaje real.
Pero había otras cuatro maneras de nacer de nuevo, y Nicodemo calificaba para las cuatro.
Primero, se consideraba que un niño de 13 años era nacido de nuevo en su bar mitzvá (una forma de confirmación judía). En ese momento se somete a todos los mandamientos de la Torá, es responsable de su propio pecado, es considerado un adulto por la comunidad judía y legalmente puede participar en la sinagoga. Nicodemo cumplía ese requisito, tenía más de trece años y ya había experimentado su bar mitzvá.
En segundo lugar, cuando un judío se casaba, se decía que había nacido de nuevo. Para ser miembro del consejo gobernante judío, uno tenía que estar casado entre los 16 y los 20 años. Como era miembro del Gran Sanedrín, tenía que estar casado. Por lo tanto, debemos suponer que Nicodemo estaba casado y que cumplía ese requisito.
En tercer lugar, un rabino ordenado se consideraba nacido de nuevo a la edad de 30 años. Nicodemo cumplía los requisitos, era rabino.
La última forma de nacer de nuevo en el judaísmo era convertirse en el director de una academia rabínica. En el versículo 10, Jesús le dijo a Nicodemo que él era el maestro de Israel, y el que tenía unos 50 años y era el director de una academia rabínica siempre era mencionado como el maestro de Israel. Una vez más, Nicodemo cumplía el requisito. Había pasado por todos los procesos disponibles en el judaísmo para nacer de nuevo. No había otra manera excepto entrar en su el vientre de la madre y comenzar todo el proceso de nuevo.
Por eso le dice Nicodemo: ¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? (Juan 3:4). Estaba diciendo: “Oye, ya he agotado todas mis opciones. ¿Debo volver a ser un feto? ¿Debo comenzar el proceso de nuevo y nacer de nuevo a los 13, 20, 30 y 50 años? ¡No lo entiendo!”
Fue a este problema del judaísmo farisaico al que se dirigió Yeshua. Luego, el Señor usa una forma común de enseñanza judía. El pasó de lo conocido, nacer de nuevo, a lo desconocido, sus ramificaciones espirituales. En el judaísmo farisaico se le dio una connotación estrictamente física. Así que pasó del ámbito físico al espiritual: respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo: El que no nazca de agua y Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios (Juan 3:5). La frase judía “nacer de agua” significaba nacer físicamente judío. Y, en lo que respecta a los fariseos, nacer judío era suficiente para entrar en el reino de Dios. Pero, Jesús le dijo a Nicodemo que nacer de agua, o ser físicamente judío, no era suficiente. Dijo: debes nacer del agua y del Espíritu. En otras palabras, hay dos tipos de nacimientos, uno físico y otro espiritual, para calificar para el reino de Dios.
Luego Cristo definió la diferencia: Lo que ha nacido de la carne, carne es; y lo que ha nacido del Espíritu, espíritu es (Juan 3:6). Aquí nuevamente, Jesús explicó claramente los dos tipos de nacimientos. Nacer de agua es por nacer de la carne, y lo que es nacido de la carne es carne. Este nacimiento no es suficiente para entrar en el Reino. No te maravilles de que te haya dicho: Os es necesario nacer de nuevo (Juan 3:7). Note el plural en “os es necesario”. Debe haber un nacimiento espiritual posterior al nacimiento físico. Por lo tanto, el hecho de que Nicodemo naciera judío no era suficiente; el necesitaba un renacimiento espiritual para ser realmente nacido de nuevo de la manera que Dios lo requería.
El espíritu sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va, así es todo el que ha nacido del Espíritu (Juan 3:8). Puede que usted no entienda cómo o por qué sopla el viento; pero puede ver lo que hace. Puede que no entienda de dónde viene un vendaval ni hacia dónde va, pero puede ver el rastro de campos arrasados y árboles arrancados que deja atrás. Hay muchas cosas sobre el viento que quizás no entienda, pero sus efectos se ven claramente. Jesús dijo que el Espíritu es exactamente lo mismo. Usted puede que no sepa cómo obra el Espíritu pero, usted puede ver el efecto del Espíritu en la vida de los creyentes.333 Se llama fruto del espíritu. El apóstol Pablo/Saulo nos dice que el fruto del espíritu es amor, gozo y paz; paciencia, benignidad y bondad; fidelidad, mansedumbre y templanza; en contra de tales cosas, no hay ley (Gálatas 5:22-23).
Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto (Juan 3:9)? Nicodemo reveló la agitación en su corazón, no podía creer lo que estaba oyendo. Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no conoces esto? De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos, y no recibís nuestro testimonio (Juan 3:10-11). Por eso, fue considerado como un excelente maestro de Israel. Yeshua responde al: sabemos, de Nicodemo en el versículo 2, con el: sabemos, aquí. Cuando Nicodemo usó la expresión, estaba hablando para un grupo específico de personas, el Gran Sanedrín. Cuando el Señor usó la expresión, también estaba hablando para un grupo específico de personas, es decir, aquellos que habían nacido de nuevo. Continuando con el punto, el Mesías dijo: Si os he dicho cosas terrenales y no creéis, ¿cómo creeréis si os digo las celestiales? (Juan 3:12). Nicodemo dijo que no entendía. Jesús quería que Nicodemo supiera que la fe precede al entendimiento pleno (Primera Corintios 2:14). La verdad espiritual no se registra en la mente de alguien que no cree. La incredulidad no entiende nada. Esa reprensión del Señor silenció por completo a Nicodemo. No tenemos registro de ninguna otra respuesta de él esa noche; probablemente se quedó allí parado en silencio atónito.
Así que el hecho de que Nicodemo naciera judío no era suficiente. Necesitaba un nacimiento espiritual para realmente nacer de nuevo de la manera que se requiere. ¿Y cuál es ese renacimiento? Jesús enseñó dos pasos básicos para el nuevo nacimiento y la entrada al Reino. Porque nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo: el Hijo del Hombre (Juan 3:13). En este contexto, Jesús se refiere a Su autoridad para traer un mensaje del cielo. El punto aquí es que nadie ha ascendido al cielo para traer un mensaje autorizado de parte de ADONAI. Por lo tanto, dependemos totalmente de Yeshua. Él tiene la autoridad para hablar sobre las cosas celestiales ya que descendió del cielo.334 El Señor le recordó a Nicodemo la experiencia que vivieron los judíos que iban camino de la Tierra Prometida en el desierto. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna (Juan 3:14-15); vea Números 21:4-9.
El tema era el pecado. Jesús desafió a ese gran maestro de la Torá para reconocer que la serpiente, el Adversario, lo había mordido y que necesitaba acudir al Señor para recibir salvación. Normalmente, un fariseo habría despreciado la idea porque heriría hasta el fondo su justicia propia. Cristo expuso la dolorosa realidad de que necesitaba admitir su pecado y arrepentirse. Necesitaba incluirse entre los israelitas pecadores, mordidos por la serpiente y arrepentidos.
Primero, ADONAI dio un paso hacia nosotros, y segundo, nosotros debemos dar el otro paso hacia Él. El paso de Dios es la muerte del Dios-Hombre, Yeshua el Mesías. Él fue levantado en la cruz murió por los pecados del mundo. Pero ahora la humanidad tiene la obligación de creer en Cristo y en lo que Él hizo en la cruz para tener vida eterna. Los rabinos enseñaban que todo dependía de la intención del corazón, no de la mera acción exterior, así como no fue Moisés levantando sus manos lo que le dio a Israel la victoria, ni tampoco el levantamiento de la serpiente de bronce que sanaba, sino el volver el corazón de Israel al ADONAI.335 (vea el comentario sobre Éxodo Cv – Los amalecitas vinieron y atacaron a los israelitas en Refidim)
Estos mismos dos pasos se repiten en Juan 3:16-18. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16 ver también Tito 2:11). Hay dos partes. Dios hizo su parte enviando a su Hijo unigénito (esto no salva), y nosotros hacemos nuestra parte creyendo (teniendo fe) en que Jesús es quien dijo ser (esta parte salva): Que el Mesías murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que fue resucitado al tercer día, conforme a las Escrituras (Primera Corintios 15:3b-4).
Hay cuatro palabras en el idioma griego que significan amor. Una es eros, que se refiere a un amor apasionado, ya sea bueno o malo, según el contexto. Esto no sucede aquí. Otra es stérgo, que habla de un amor natural, como el de los padres por sus hijos. Pero, los que no son salvos no son hijos de Dios, y, por lo tanto, esto sería inapropiado aquí. La tercera palabra es phileo, que se refiere a un amor que surge del corazón de uno por el placer que uno siente en el objeto amado. Pero, Dios no se complace en los malvados, y, por lo tanto, esta no era una palabra adecuada. La cuarta palabra es ágape. Este es un amor que surge del corazón por la preciosidad del objeto amado. Este tipo de amor que Juan quería enseñar aquí. El amor de YHVH para los perdidos fue llamado a salir de Su corazón por la preciosidad de cada alma perdida, preciosa porque Él ve en esa alma perdida Su propia imagen, aunque desfigurada por el pecado.336
Jesús le dijo a Nicodemo: de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito. Su único Hijo vino para morir por sus pecados, pero también explicó que Nicodemo, un hombre, debía responder con fe a ese mensaje. Si él creía, nacería de nuevo, tendría vida eterna y estaría calificado para entrar en el reino de Dios. En ese momento de su vida, ese rabino apenas había nacido de agua. Todavía le faltaba nacer del Espíritu.337 Este es uno de los muchos versículos de los Evangelios que señalan la seguridad del creyente (vea Ms – La seguridad eterna del creyente). ¿Qué significa la seguridad eterna? ¿Pudo el Espíritu Santo haber usado una palabra temporal aquí? Si nacemos de nuevo, ¿podemos no-nacer? ¿Podemos deshacer lo que Dios ya ha hecho (vea Bw – Lo que Dios hace por nosotros en el momento de la fe/confianza/creencia)? Estas son preguntas que todo creyente debe poder responder.
Luego el Señor hizo esta maravillosa promesa a los pecadores: Porque Dios no envió al Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por medio de Él (Juan 3:17). Luego la contrarrestó con una advertencia escalofriante a los fariseos y a todos los demás que rechazan a Cristo: Quien cree en Él, no es juzgado; el que no cree, ya ha sido juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito Hijo de Dios (Juan 3:18).
La condena por incredulidad queda simplemente relegada al futuro. Lo que se llevará a cabo en el juicio final ya ha comenzado (vea el comentario sobre Apocalipsis Fo – El Juicio del Gran Trono Blanco). Y esta es la acusación que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus obras eran malas. Porque todo el que practica lo malo, aborrece la luz, y no viene a la luz, para que sus obras no sean expuestas. Pero el que practica la verdad viene hacia la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios (Juan 3:19-21). Habiendo odiado y rechazado la luz, aquellos cuyas obras son malvadas se condenan a una eternidad en la oscuridad y separados del amor de Dios.
Éste es el primer enfrentamiento real entre Jesús y un fariseo. Jesús desafiará y negará la creencia fundamental en la Ley Oral de ellos. Esto le costará la vida al Señor.
Esta lucha mental para Nicodemo comenzará aquí y continuará durante tres años y medio. En Juan 7:50-51 todavía no es creyente. Pero, años después, después de la crucifixión de Cristo, José de Arimatea y Nicodemo se llevaron el cuerpo de Jesús, lo envolvieron especias aromáticas, según las costumbres judías, y lo pusieron en un sepulcro prestado (vea Juan 19:38-42). Juan 19:39 dice: también había ido Nicodemo (el que al principio acudió a Él de noche), llevando una mezcla de mirra y áloe como de cien libras Juan identificó a Nicodemo como creyente; sin embargo, esto le costaría tanto social como económicamente.
En el primer siglo, cada rabino tenía que tener un oficio para ganarse la vida. Por eso, el apóstol Saulo/Pablo era fabricante de tiendas. Nicodemo era un cavador de pozos. Llegó a ser muy exitoso y rico. Según los escritos rabínicos, él llegó a ser uno de los hombres más ricos de toda Jerusalén. Sin embargo, cuando llegó a depositar su fe en Jesucristo, Nicodemo seguramente fue condenado al ostracismo, reducido a la pobreza y murió como un mendigo. Los rabinos registraron esta historia verdadera para mostrar lo que le sucedería a cualquiera que aceptara a Yeshua como el Mesías. Tengan la seguridad de que Nicodemo murió rico espiritualmente, pero quizás pobre físicamente.338
Con la misma valentía con que la viga vertical de la cruz proclama la santidad de Dios, la viga transversal declara Su amor. Y, oh, cuán amplio es Su amor.
¿No se alegra de que Juan 3:16 no diga:
Porque de tal manera amó Dios a los ricos…?
O, Porque de tal manera amó Dios a los famosos…?
O, Porque de tal manera amó Dios a los delgados…? No
No es así. Tampoco dice: Porque de tal manera amó Dios a los europeos o a los africanos…
a los sobrios o a los exitosos… a los jóvenes o a los brillantes…
No, cuando lo examinamos, simplemente (y con gratitud) leemos: Porque de tal manera amó Dios al mundo.
¿Cuán amplio es el amor de Dios? Lo suficientemente amplio para el mundo entero…y para usted también.339
Estos mismos dos pasos básicos siguen vigentes hoy. ADONAI ha hecho su parte. Envió a Su único Hijo a morir en la cruz como pago por nuestros pecados. ¿Ha hecho usted su parte? ¿Ha aceptado el sacrificio de Jesús el Mesías y lo ha hecho Señor de su vida? La salvación requiere un segundo nacimiento desde arriba, porque somos impotentes para salvarnos a nosotros mismos. La perfección moral es la norma y todos nos hemos quedado cortos (Romanos 3:23); por lo tanto, no podemos llegar a ser “lo suficientemente buenos” para ganarnos nuestro lugar en el cielo. Afortunadamente, Yeshua ha pagado en su totalidad la pena por nuestro pecado. En lugar de tratar de vencer el mal por nuestra cuenta, debemos responder a Su regalo gratuito de la vida eterna con plena confianza en que Él puede salvarnos (Efesios 2:8-9). Si quiere entrar en una relación con Dios creyendo en Cristo como su Señor y Salvador, aquí tiene una oración sencilla que puede usar para expresar su fe. Pero, antes de hacerlo, quiero que recuerde que decir una oración no le salva, sino confiar en el Mesías.
Querido Señor,
Sé que mi pecado ha puesto una barrera entre Tú y yo. Gracias por enviar a Tu Hijo, Jesús, a sufrir el castigo por mi pecado, muriendo en mi lugar, para que la barrera fuera removida. Confío solamente en Yeshua para el perdón de mis pecados. Al hacer eso, también acepto Tu regalo gratuito de la vida eterna, que es mía por la eternidad por Tu gracia. 340
En el nombre de Jesús oro. Amén.
Si usted muriera ahora mismo, ¿adónde iría? Así es, iría al cielo. ¿Por qué Dios le dejaría entrar al cielo? Porque Jesucristo murió para pagar por sus pecados.
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