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Jesús expulsa un espíritu inmundo
Marcos 1:21-28 y Lucas 4:31-37

Jesús expulsa un espíritu inmundo ESCUDRIÑAR: ¿Cómo se relaciona esta historia con: El Espíritu del SEÑOR está Sobre Mí?, (vea el enlace haga clic en Ch –El Espíritu del SEÑOR está Sobre Mí) ¿Especialmente la relación con los versículos de Lucas 4:17-19? ¿Qué similitudes y diferencias ve usted? ¿Qué dos cosas de Jesús sorprendieron al pueblo? ¿Por qué? ¿Qué significa enseñar sin autoridad? ¿Cuál era la naturaleza y la fuente de la autoridad de Yeshua?

REFLEXIONAR: ¿Qué ideas sobre el reino de Dios ve aquí? En una escala del uno al diez (siendo diez el número más alto), ¿cuánta autoridad tiene el Señor en su vida? ¿Qué tendría que hacer Él para que fuera un diez? ¿Qué aspectos de la autoridad de Jesús le llaman la atención? ¿Cómo le está trayendo libertad Su autoridad?

Después de ser rechazado en su propia ciudad natal de Nazaret, descendió a Capernaúm. Como Nazaret está a unos 400 metros sobre el nivel del mar y Capernaúm está a casi 210 metros bajo el nivel del mar, tuvo que descender para llegar allí. En esta ocasión encontramos al Mesías, como era Su costumbre, entrando en la sinagoga de Capernaúm donde, como aprenderemos más adelante, Jairo era el líder de la sinagoga. Y llegan a Cafarnaum, y tan pronto llegaba el sábado, entraba en la sinagoga y enseñaba (Marcos 1:21; Lucas 4:31). La costumbre judía era permitir que cualquier hombre calificado leyera e interpretara el TaNaJ, aunque generalmente estaba reservado para el rabino.

Y se asombraban de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas (Marcos 1:22; Lucas 4:32). Los escribas eran los maestros de la Torá, no habían sido ordenados (semijá) como rabinos, y por lo tanto no podían introducir nuevas interpretaciones (chidushim) o emitir juicios legales (posek halajá). La gente estaba asombrada (se podría decir que ellos estaban en shock), porque Él enseñaba como un rabino, no como un escriba. Ese fue un nivel de asombro.

Un segundo nivel de asombro fue que Él les enseñaba como quien tiene autoridad, no como los escribas (Marcos 1:22; Lucas 4:32). Ningún rabino enseñó (o juzgó, pasak) en contra de la halajá de su propio rabino. Pero Yeshua, que no tenía rabino propio, parecía tener una autoridad superior a la de cualquiera de los rabinos. Su enseñanza era como una brisa del cielo y, como resumió más tarde, su autoridad provenía directamente de Su Padre.400

Jesús dijo a gran voz: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, Yo no lo juzgo; porque no vine para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue: La palabra que hablé, ella lo juzgará en el día postrero. Porque Yo no he hablado por mí mismo, sino que el Padre que me envió, Él me ha dado mandamiento de lo que he de decir y lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Por tanto, lo que Yo hablo, lo hablo tal como el Padre me lo ha dicho (Juan 12:44-50). Haga clic en el enlace y vea Apocalipsis Fo – El Juicio del Gran Trono Blanco, también vea Ms La seguridad eterna del creyente. 

Ellos estaban impresionados con el contenido y la autoridad de Sus enseñanzas sin haber asistido a una academia rabínica. Pero, a medida que Su reputación crecía, la pregunta de ellos era: “¿De dónde recibió Su autoridad?“. Ellos no lo entendían todavía. En esa época los judíos tenían academias rabínicas donde recibían clases de un rabino en particular. Cuando los rabinos enseñaban, hacían referencia a su rabino como su fuente de autoridad, diciendo: “El rabino Cohen dice…” O el rabino Edersheim dice…” Sin embargo, con el tiempo el Mesías revelaría que no sólo tenía la autoridad para expulsar demonios, sino también la autoridad para perdonar pecados (vea Co Jesús perdona y sana a un paralítico).

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Aunque el pueblo tardó en reconocer su autoridad, los demonios no se demoraron. Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces, diciendo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios. Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él (Marcos 1:23-26 RV60). Siempre que Jesús se enfrenta a los demonios, estos lo reconocen al instante. Pero, cada vez que uno de los demonios gritaba que era Jesús, Él lo hacía callar de inmediato. Los demonios no son nada confiables; por eso Cristo no acepta ningún testimonio de ellos. El doctor Lucas añade: y no le hizo daño alguno (Lucas 4:33-35). Pero, cuando expulsó a aquellos demonios con una simple orden, creó aún más asombro. En la sinagoga reconocieron que Su método era diferente al exorcismo judío.

El acto de expulsar demonios no era algo particularmente inusual. Incluso los fariseos y sus discípulos también podían hacerlo. Jesús diría más tarde: Y si Yo echo fuera los demonios por Beelzebul, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces (Mateo 12:27) El pueblo judío ya había notado que había una diferencia entre la manera en que los fariseos ordenaban la salida de los demonios, y la manera en que lo hacía Jesús.

Los rabinos utilizaban un ritual específico cuando expulsaban a los demonios. El ritual tenía tres pasos.

Primero, el exorcista tenía que establecer comunicación con el demonio. El demonio hablaba, utilizaba las cuerdas vocales de la persona poseída. 

En segundo lugar, después de establecer comunicación con el demonio, los rabinos preguntaban el nombre del demonio.

En tercer lugar, una vez que establecían el nombre del demonio, le ordenaban que saliera afuera. 

Normalmente Cristo los expulsaría sin ningún ritual, lo que hacía que Sus exorcismos fueran tan diferentes.401

Y todos se maravillaron, y discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Una nueva doctrina autoritativa? ¡Aun a los espíritus inmundos manda, y le obedecen! (Marcos 1:27). Este incidente en la sinagoga de Capernaúm hace que la noticia sobre Él se propague rápidamente. Y enseguida la noticia respecto a Él corrió por todas partes en la región circundante de Galilea (Marcos 1:28; Lucas 4:36-37). Reconocieron que Él estaba enseñando algo nuevo en comparación con el judaísmo farisaico, y a pesar del hecho de que Jesús no tenía una formación rabínica formal, enseñaba con autoridad.

Después del servicio matutino en la sinagoga, la práctica judía hasta el día de hoy es tener una comida especial de Shabat. En este día Jesús fue invitado a la cena del sábado en casa de Pedro.

¿Qué cualidad tenía ese maestro especial que le permitió encender la luz? Ya sabe, ese momento de “ajá” cuando finalmente dice “ahora lo entiendo”. Algunos maestros son capaces de “poner las galletas en el estante de abajo”, donde son más fáciles de alcanzar. Tal vez su padre o su madre lo hacía. Tal vez fue un maestro/a de la escuela. Pero quienquiera que fuera, usted sabía en su corazón que él o ella sabía de lo que estaba hablando. Se lo llama autoridad, y podemos ver aquí que Yeshua definitivamente lo tuvo de una manera única.

Para la gente de Capernaum, Jesús era asombroso porque a través de Sus palabras, los estaba abriendo a los pensamientos del Padre. No estaba simplemente reempaquetando la sabiduría humana en una nueva caja. No, Sus palabras les estaban ayudando a encontrarse con ADONAI. Porque Él es Dios, Yeshua (Jesús) conoce los pensamientos y deseos más profundos del Padre. Su autoridad venía de arriba porque Él mismo era de arriba. Sus palabras eran creíbles y, de alguna manera, el pueblo sabía que estaba diciendo la verdad. Pero si Sus palabras revelaban Su identidad, también lo hacían Sus acciones. Jesús usó Su autoridad y poder para vencer las fuerzas del mal y restaurar a Su pueblo a la plenitud. Vemos aquí que tenía la autoridad para obligar a un espíritu inmundo a obedecer a Cristo en contra de su voluntad y dejar al hombre poseído.

Pero el deseo del Mesías de derrotar al Adversario, no es más fuerte que Su anhelo de sanar a los hombres y mujeres que están esclavizados por el pecado. Nuestros corazones débiles están apegados a nuestras formas terrenales de pensar; se resisten a Su nueva vida. A través del arrepentimiento, alejándonos del pecado en nuestras vidas y volviéndonos hacia el Señor, nosotros también podemos experimentar la plenitud. Como el hombre con el espíritu inmundo, podemos confiar en que Jesús limpiará nuestros corazones y mentes y nos llenará de nueva vida. Hoy, tengamos claro que, a través del Espíritu Santo, Dios está presente entre nosotros y dentro de nosotros, y que podemos encontrarnos con Él cuando volvemos nuestros corazones a Él en oración, cuando clamamos: Abba, Padre”. Porque no recibisteis espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor; sino que recibisteis el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba! (¡Padre!) El Espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Romanos 8:15-16)

Señor Jesús, abre nuestra mente y nuestro corazón a tu poder y autoridad. Rechazamos aquellos intereses que nos alejan de Ti y te pedimos que renueves nuestras mentes y reavives nuestro amor por Ti. Amén. 402