El Siervo escogido de Dios
Mateo 12:15-21 y Marcos 3:7-12
El Siervo escogido de Dios ESCUDRIÑAR: Al reaccionar a las amenazas de los fariseos de matarlo, ¿cómo cumplió el Señor la profecía? ¿Qué decía eso sobre la identidad de Yeshua? ¿Qué tan lejos viajaba la gente para ver y escuchar al Mesías? ¿Por qué venía la gente? ¿Le importaba esto a Yeshua? ¿Por qué si o por qué no? ¿A cuántos sanó? ¿Quién reconoció Su verdadera identidad?
REFLEXIONAR: ¿De qué manera el ejemplo de Jesús, su valentía y su convicción frente al peligro lo inspiran a usted? Al hablarle a otras personas acerca de Cristo, ¿qué uso hace usted del TaNaJ? ¿De qué manera el Señor ha sanado su vida? ¿Qué lo motiva a acudir a Yeshua en busca de ayuda? ¿Qué tan lejos tiene que viajar para estar con Él?
La Biblia atribuye muchos títulos al Mesías, y ninguno es más apropiado que Mi Siervo, un título usado por primera vez por Isaías (vea el comentario sobre Isaías Hp – He aquí mi siervo, a quien yo sostengo). Tal como el profeta predijo la venida del Mesías, Yeshua vino asombrosa y majestuosamente como el divino Siervo, sirviendo al Padre y a la humanidad.
Este breve pasaje es una isla de refrescante belleza en un mar de confrontación, que registra el primer gran rechazo de Cristo, encabezado por los fariseos y los maestros de la Torá. El principal punto de discordia era la Ley Oral (vea Ei – La Ley Oral). Después de que el “Rabino renegado” expuso sus creencias sobre el Shabat, salieron los fariseos y tramaron con los herodianos un complot contra Jesús para que lo mataran (Marcos 3:6). Sin embargo, en medio de ese antagonismo creciente, aprendemos algunas características sobresalientes de nuestro Salvador, a quien el mundo odia, pero a quien ADONAI ama entrañablemente.
Al saber que los fariseos tramaban matarlo, se apartó inmediatamente de aquel lugar el sábado. No había venido a hacer Su voluntad, sino la voluntad de Su Padre (Juan 5:30 y 6:38), y no era el tiempo del Padre para que el ministerio y la vida del Hijo terminaran. Hasta entonces Yeshua estaría en un ciclo continuo de predicación y sanación, de aceptación por parte de algunos, pero de rechazo por parte de la mayoría (especialmente los fariseos) y luego retirándose a otro lugar. A medida que avanzaba Su ministerio, como dolores de parto, los ciclos se hicieron cada vez más cortos, porque la oposición llegaba más rápidamente y con mayor intensidad.
Tuvo que abandonar las sinagogas. No es que se retirara por miedo; no era la retirada de un hombre que temía afrontar las consecuencias. Cuando llegó el momento, Jesús aceptó Su arresto, juicio y crucifixión sin quejas ni resistencia, aunque en cualquier momento fácilmente, podría haberse salvado a Sí mismo y destruido a quienes buscaban destruirlo. Pero eso sería años después. Había mucho que tenía que hacer y decir antes del momento del conflicto final. Entonces salió de las sinagogas y se dirigió al lago y al cielo abierto.
Pero Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar. Y mucha gente de Galilea y de Judea, de Jerusalén, de Idumea y de más allá del Jordán, y una gran multitud de los alrededores de Tiro y de Sidón, oyendo todas las cosas que hacía, acudió a Él (Mateo 12:15a; Marcos 3:7-8). Había un creciente y conmovedor interés en las afirmaciones mesiánicas de Yeshua. Sus afirmaciones mesiánicas se extendían no sólo en el territorio judío, sino también entre los gentiles. Muchos hicieron el viaje de 161 kilómetros desde Jerusalén a Judea, para escucharlo y ser curados por Él. La palabra gran, polus, está en posición enfática, y llama la atención sobre el hecho de que, era una multitud excepcionalmente grande.
Las personas que Jesús sanó eran despreciadas y desatendidas por los fariseos y los maestros de la Torá/Ley, así como por los saduceos (el sacerdocio), que ADONAI había establecido como un medio para acercar a Su pueblo a Sí mismo. Los líderes religiosos sólo estaban interesados en los ricos e influyentes, no en los enfermos, los pobres o los marginados. Como en el caso del hombre con la mano seca, el único interés de ellos en esa aflicción, era usarla como un medio para inducir al Mesías a quebrantar el Shabat para acusarlo y condenarlo (vea Cw – Jesús sana a un hombre con una mano seca). Jesús, por otro lado, siempre tenía tiempo para aquellos que estaban en necesidad.
El Señor sanó a muchas personas que ni siquiera creían en Él para la salvación, simplemente estaban desesperadas por sanar. De los diez leprosos, Él sanó en una ocasión sólo uno, un samaritano que mostró evidencia de fe al volver a dar gracias. Las palabras del Mesías: ¡Levántate y vete, tu fe te ha salvado! (Lucas 17:19), se refieren a la sanación espiritual del hombre por medio de la salvación, no a su sanación física de la lepra, que ya había tenido lugar. Los diez leprosos fueron sanados físicamente, pero solo uno fue sanado espiritualmente.
Cristo siente el dolor que nos hiere y el peso de las cargas que nos agobian; y en Su gracia Él sana nuestras heridas y alivia nuestras cargas. Él dijo: Venid a mí todos los que estáis trabajados y agobiados, y Yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga (Mateo 11:28-30). Los fariseos, saduceos y maestros de la Torá, que eran los falsos pastores de Israel (Jeremías 23), sólo habían impuesto cargaspesadas, pero cuando el verdadero Pastor vino a Israel, las levantó. Por eso Pedro nos dice acerca del Príncipe de los pastores: echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros (1 Pedro 5:4 y 7).475
Y por causa del gentío, dijo a sus discípulos que le estuviera lista una barquilla para que no lo oprimieran, porque había sanado a muchos, de manera que, por tocarlo, cuantos tenían plagas, caían sobre Él (Marcos 3:9-10). El verbo caían es epipípto, que significa también echarse sobre. Los que lo rodeaban cayeron sobre Él en la desesperación por ser sanados; parecían tener poco interés en Jesús más allá de un hacedor de milagros. La escena debe haber sido caótica. Jesús se quedó con la multitud rebelde porque lo necesitaban, pero, consideró necesario protegerse. Por lo tanto, necesitaba un pequeño bote de remos listo y cerca de la orilla, para poder sacarlo en cualquier momento. El verbo muestra una acción continua. El bote de remos pudo seguir avanzando por la costa.
Jesús sanó a todos los enfermos. En previsión de Su inminente rechazo por parte del Sanedrín, les advirtió estrictamente que no lo descubrieran (Mateo 12:15b-16). No es que el Siervo se quedaría completamente callado, pero estaba claro que pronto llegaría el momento en que dejaría de intentar convencer a la nación de Israel en general, y al Gran Sanedrín en particular, de que Él era en verdad el Mesías (vea En – Cuatro cambios drásticos en el ministerio de Cristo).
Mateo señaló que este ministerio a aquellas multitudes que habían venido de fuera de la tierra de Israel, era un cumplimiento de Isaías 42:1-4. Las naciones gentiles se volverían a Él y pondrían su fe en la bendita esperanza. Para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías, cuando dice: He aquí mi Siervo, a quien escogí, Mi Amado, en quien se complació mi alma. Pondré mi Espíritu sobre Él, Y a los gentiles anunciará juicio. No contenderá, ni voceará, Ni nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña cascada, Ni apagará la mecha que humea, Hasta que saque a victoria el juicio. Y en su nombre esperarán los gentiles (Mateo12:17-21). Vea el comentario sobre Isaías Hp – He aquí mi siervo, a quien yo sostengo). Isaías declaró: He aquí mi Siervo, a quien escogí, Mi Amado, en quien se complació mi alma. La palabra en griego pais no es la palabra habitual para siervo, y a menudo se traduce como hijo. En griego secular se usaba para referirse a un siervo especialmente íntimo, en quien se confiaba y se lo amaba como a un hijo. En la Septuaginta, la traducción griega del TaNaJ, pais se usa para referirse al siervo principal de Abraham (Génesis 24:2), de los siervos reales de Faraón (Génesis 41:10 y 38) y de los ángeles como siervos sobrenaturales de ADONAI (Job 4:18).
Los que vieron a Jesús – quienes realmente Lo vieron – sabían que había algo diferente. Con Su toque, mendigos ciegos recobraron la vista. Con Su orden, piernas lisiadas se fortalecieron y caminaron. Con Su abrazo, vidas vacías se llenaron de visión.
Él alimentó a miles con una sola canasta. Calmó una tormenta con una sola orden. Resucitó a los muertos con una sola proclamación. Cambió vidas con una sola respuesta. Alteró la historia del mundo con una sola vida, vivió en un solo país, nació en un solo pesebre y murió en una colina…
Dios hizo lo que no nos atreveríamos a soñar. Hizo lo que no podíamos imaginar. Él se hizo hombre para que pudiéramos confiar en Él. Se hizo sacrificio para que pudiéramos conocerlo. Él venció a la muerte para que pudiéramos seguirlo.
Desafía la lógica. Es una locura divina. Una santidad increíble.
Sólo un Creador más allá del cerco de la lógica podría ofrecer semejante regalo de amor.476
Mientras que algunos comentaristas rabínicos intentan conectar este y otros pasajes del Siervo Sufriente con la nación de Israel en su conjunto, muchas otras fuentes no están de acuerdo al reconocer que este pasaje se aplica únicamente al Mesías venidero (Targum Yonaton, Rabino David Kimchi), vea el comentario sobre Isaías Iy – La muerte del Siervo Sufriente. Esto suena cierto, ya que un estudio minucioso de los pasajes del Siervo Sufriente, confirma que hay muchos resultados que solo el Mesías (no el Israel nacional) puede lograr (por ejemplo, la expiación de los pecados y la fe por parte de las naciones gentiles). Como testigo ocular de esos eventos en la vida de Yeshua, Mateo utiliza el texto de prueba de Isaías, para demostrar que el ministerio de Jesús pronto pasará por el cambio predicho del énfasis de la salvación nacional a la individual. 477
Algunas de las personas trajeron amigos o parientes que estaban poseídos por demonios, con la esperanza de que Jesús pudiera liberarlos. Y cuando los espíritus inmundos lo veían, caían ante Él, y gritaban diciendo: ¡Tú eres el Hijo de Dios! (Marcos 3:11). El verbo está en tiempo imperfecto, lo que indica una acción continua. Los demonios caían repetidamente ante Él. Y gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”. Una vez más, el verbo es imperfecto. Ellos siguieron gritando. Todas las voces profundas, guturales y rebeldes del mundo satánico deben haber sonado horribles. El hecho de que testificaran que Yeshua es el Hijo de Dios indica Su conocimiento y aceptación de la Trinidad.
Pero Él los reprendía mucho para que no lo hicieran manifiesto (Marcos 3:12). No aceptaba el testimonio de los demonios. Es verdaderamente irónico que los demonios reconocieran a Jesús como el Hijo de Dios, aunque la gran multitud y los líderes religiosos judíos no lo hicieran.
Una buena novela de misterio ofrece detalles intrigantes que se entrelazan y se enroscan hasta que el lector queda casi enredado. Ese es el punto en el que un buen narrador hace una pausa; en lugar de añadir más detalles, el detective de la historia se sienta a reflexionar sobre las evidencias. Esto da a los lectores la oportunidad de ordenar sus pensamientos, asimilar lo que se sabe y prepararse para los nuevos detalles que vendrán.
Marcos, el maestro narrador, ha hecho una pausa en este punto para darnos tiempo para la reflexionar. En los capítulos anteriores, hemos visto a Jesús sanando a personas afligidas por una enfermedad tras otra. El Mesías salió y reclutó a Sus primeros apóstoles, pero pronto, multitudes de personas acudían a Él. Había un pequeño secreto intrigante que se escapó cuando Jesús exorcizaba demonios. Ellos sabían quién era, pero el Hijo de Dios no les dejaba hablar (Marcos 1:23-26). Marcos había captado la atención de sus lectores.
El interés en sí no era suficiente, ya que Marcos también tenía un mensaje que transmitir. Estableció un par de puntos generales sobre el Mesías, antes de continuar con más detalles o historias.
En primer lugar, Jesús tenía un atractivo abrumador. Si se marca en un mapa las ciudades y regiones de donde provenía la gente (Marcos 3:8), se vería que multitudes acudían de todas partes para escuchar al Rabino de Galilea. No era simplemente un rabino local con un pequeño grupo de talmidim. Atraía a muchísima gente de todas las regiones y de todos los ámbitos de la vida.
En segundo lugar, cada uno tuvo que decidir por sí mismo: ¿Quién es este hombre? ¿Qué tiene Él de especial para que, a los demonios no se les permitiera anunciar Su identidad? Marcos seguiría dándonos pistas, pero la pregunta que quería que su audiencia reflexionara en este punto, y a lo largo de su Evangelio era: “¿quién es Jesús?”
Tomemos tiempo hoy para la reflexión que Marcos pretendía. Si usted no está completamente convencido de la grandeza y divinidad de Jesús de Nazaret, tómese un tiempo hoy para orar sobre las evidencias acerca de la Vida de Cristo. Aquellos que son creyentes comprometidos, tómense un tiempo para permitir que el Espíritu Santo (Ruaj HaKodesh) les hable más profundamente. No importa cuán cerca esté de Yeshua, Su presencia siempre llama al cambio y la renovación. Como vasos que gotean, constantemente necesitamos ser rellenados con el agua viva del Espíritu.478
Señor Yeshua, te abro mi corazón para que me hables. Ya sea que Tú me estés llamando a un cambio en mi vida personal o a servir en mi familia, iglesia, sinagoga mesiánica, comunidad o nación, quiero seguirte a dondequiera que Tú vayas. Amén.
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