Bienaventurados los pobres de espíritu
porque de ellos es el reino de los cielos
Mateo 5:3-12 y Lucas 6:20-23
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos será en el Reino de los Cielos ESCUDRIÑAR: ¿Cuál es para usted el aspecto más importante del trasfondo del sermón? ¿Cuáles son las dos categorías de felicidad que se ven en estos versículos? Las primeras cuatro son características de aquellos que han alcanzado la verdadera justicia ¿en relación con quién? ¿Cuáles son las siguientes cinco características?
REFLEXIONAR: ¿Yo reconozco mi necesidad de YHVH y sé que no tengo que ganarme Su amor? ¿Puedo dejar que los demás sepan cuando estoy sufriendo y compartir el dolor con los demás sin sentir vergüenza? ¿Le he dado a ADONAI el volante de mi vida para no tener que “ganar” todo el tiempo? ¿Anhelo la perspectiva de Dios en mi toma de decisiones? ¿Puedo estar con alguien que está solo y sufriendo, y acompañarlo en su dolor? ¿Puedo ser completamente abierto y honesto con el SEÑOR y los demás, ser transparente porque no tengo nada que ocultar? ¿Trato los sentimientos de ira y desacuerdo de inmediato, sin dejar que se agraven? ¿Animo a los que me rodean a resolver sus diferencias sin lastimar a nadie? ¿Estoy dispuesto a “asumir la presión” y defender solo lo que es correcto? ¿Puedo aceptar las críticas sin sentir autocompasión o autojustificación?
Para establecer el contexto de este sermón, hay cuatro cosas que deben tenerse en cuenta.
Primero, tuvo lugar después de un intenso interés en Jesús. En ese momento, Jesús ya había viajado por todo Israel proclamando que era el Mesías, y respaldando Sus afirmaciones con muchos milagros.
En segundo lugar, este sermón también tuvo lugar después de que los doce apóstoles fueran elegidos.
En tercer lugar, se produjo después de varios conflictos con los fariseos sobre la Ley Oral (vea el enlace, haga clic en Ei – La Ley Oral).
Y, en cuarto lugar, este fue un período de la historia judía cuando el pueblo judío buscaba la redención (vea el comentario sobre Éxodo Bz – Redención). Fue una época en la que Israel sufrió mucho bajo la opresión romana. El pueblo buscaba algún tipo de redención mesiánica, principalmente, una redención nacional de la persecución romana. Buscaban que el Mesías viniera y estableciera Su Reino y se deshiciera del yugo romano. Según los profetas del TaNaJ, la justicia era el medio para entrar en el Reino. El Sermón del Monte es la interpretación de Jesús de la norma de justicia que exigía la Ley (Torá), en contraste con la interpretación farisaica de la justicia. Por lo tanto, esta sección trata de las características de la verdadera justicia.501
La palabra griega traducida como bienaventurado significa feliz, gozoso. Esta sección, a menudo se llama bienaventuranzas (del latín bienaventurado), lo que se remonta a un concepto judío anterior. La palabra bienaventurado le sonaría familiar a cualquier judío que se hubiera criado estudiando el TaNaJ. La palabra hebrea ésher es común en los Salmos y en el sidur o libro de oraciones. La palabra raíz (hebreo: asher) significaría con más precisión feliz, pero no en un sentido temporal superficial, sino en la realidad más plena de hacer la voluntad de ADONAI. Algunas de las bienaventuranzas específicas no parecen buenas en sí mismas; sin embargo, si una persona cumple la voluntad de Dios de estas maneras, hay una bendición e incluso una sensación de felicidad que el mundo no puede ofrecer.502
Por lo tanto, felices son aquellos que alcanzan la verdadera justicia. Podemos ver esto de dos maneras, en nuestra relación con Dios y con los demás. Primero, hay cuatro características de aquellos que han alcanzado la verdadera justicia en relación con Dios.
Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo (Mateo 5:2):
1. Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mateo 5:3; Lucas 6:20). Mientras que Mateo dice: Bienaventurados los pobres de espíritu, dice Lucas: Bienaventurados vosotros los pobres. En el primer siglo el término pobre se refería al estatus económico, pero, también se usaba metafóricamente para referirse a una actitud espiritual. El Salmo 40:17 dice: Aunque estoy afligido y necesitado, Adonay se acordará de mí. Tú eres mi ayuda y mi libertador; ¡Dios mío no te tardes! (vea también Salmo 86:1 y 109:22 donde David usó los mismos términos para describirse a sí mismo). Estos no son términos económicos porque el rey David no era pobre (algunos traducen pobre en lugar de necesitado), por lo que el término debe entenderse metafóricamente. Pobre, por lo tanto, podría ser y es usado en el TaNaJ para describir un estado espiritual de ser humilde.503 Pobre de espíritu es lo opuesto al orgullo. Cuando tenemos una relación correcta con Dios no tenemos justicia propia. Por lo tanto, quien es pobre en espíritu depende completamente de la justicia de Dios. Este es el punto de partida para interpretar la Torá. Buscar el Reino del Mesías significa que debemos reconocer con humildad nuestra necesidad de Él. Aquellos que se consideran así empobrecidos entrarán en el reino de los Cielos.
2. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados (Mateo 5:4). Lamentablemente, Israel ha tenido una larga historia de llantos o duelos, ya que ha soportado muchas pruebas y ataques de sus enemigos. Las multitudes en ese monte podrían fácilmente identificarse con el concepto expresado en el término hebreo abel, que es una respuesta común a las tragedias de la vida. La promesa de Yeshua aquí es similar a la del profeta Isaías, quien prometió a Israel: el óleo de alegría en lugar de luto (Isaías 61:3). Sin embargo, en este contexto, llorar significa ser sensible al pecado. Aquellos que son sensibles al pecado confesarán naturalmente sus pecados a Dios y se lamentarán por ellos. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis (Lucas 6:21). Uno de los títulos talmúdicos dados al Mesías es el nombre nachem, que significa consolador, ya que éste sería un ministerio importante del Rey Mesías (Tratado Sanhedrin 98b). En la enseñanza posterior de Yeshua, dice que hay otro Consolador que vendrá a nosotros también: el Espíritu de la Verdad, que vivirá dentro todos los creyentes (Juan 14:15-17).504
3. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra (Mateo 5:5). Ser manso no significa ser un felpudo cobarde; más bien, significa tener una confianza tranquila en Dios, en reconocimiento de Su autoridad y en sumisión a ella. La palabra hebrea anav implica poder bajo control. Las personas como estas no son agresivas ni egocéntricas, sino que limitan deliberadamente su propio poder y sus derechos. Aquellos que tienen esta cualidad y viven una vida de sumisión a la autoridad de Dios, un día ejercerán autoridad cuando hereden la Tierra. Esta frase implica tanto una herencia física de la tierra de Israel como se le prometió al pueblo judío, como una herencia espiritual de vida eterna en el Reino mesiánico para todos los creyentes.
4. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados (Mateo 5:6). Ser justo significa vivir de acuerdo con un estándar divino absoluto. Para quienes escuchaban las palabras de Cristo, la norma era la Torá/Ley. Los que tienen hambre y sed de las cosas de Dios serán saciados. La tradición talmúdica menciona con deleite la venida del Reino del Mesías. Un momento muy esperado será el banquete del Mesías que se dice que tendrá lugar en el jardín del Edén restaurado. Como el Mesías reúne a Su pueblo redimido, se bendice una copa de vino que ha sido añejado desde los días de la Creación. Se dice que el propio rey David tuvo el honor de cantar la bendición (Patai, páginas 238-239). Pero, por grande que pudiera ser el banquete físico, aquí Yeshua enfatiza la mayor bendición de tener nuestra hambre espiritual completamente satisfecha en el Reino mesiánico.505
En segundo lugar, hay cinco atributos de aquellos que han alcanzado la verdadera justicia en las relaciones con los demás.
1. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia (Mateo 5:7). Misericordia significa que no recibimos lo que merecemos. Todos merecemos el castigo eterno por cuanto todos pecaron, y están privados de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Jesús el Mesías, Señor nuestro (Romanos 6:23). Pero Dios demuestra su mismo amor hacia nosotros en que, siendo nosotros aún pecadores, el Mesías murió por nosotros (Romanos 5:8). Por eso, Jesús enseña que quienes entrarán en el reino del Mesías, deben tener este atributo que refleja hermosamente el carácter de ADONAI mismo. Se nos mostrará misericordia del SEÑOR a medida que mostremos ese mismo tipo de misericordia a los que nos rodean. Sin duda, quienes comprenden la misericordia de Yeshua, quien quitó el juicio de nosotros, serán lentos para juzgar a los demás (vea Bw – Lo que Dios hace por nosotros en el momento de la fe).
2. Ahora los requisitos se hacen aún más duros: Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios (Mateo 5:8). Ser limpio de corazón parece imposible de alcanzar para nosotros. Todos nos quedamos cortos del estándar perfecto reflejado en la Ley/Torá (vea Dg – La finalización de la Torá). De hecho, ¡sólo el Mesías mismo lo logró! Por lo tanto, incluso con nuestras mejores intenciones, nuestras acciones y pensamientos no se acercan a cumplir con los requisitos de un Dios justo. Aunque debemos continuar siendo conformados a la imagen de Cristo, (Romanos 8:29), esta bienaventuranza nos convence claramente de que necesitamos la ayuda de Dios. Es solamente cuando Su justicia es acreditada a nuestra cuenta que, incluso podemos tener la esperanza de disfrutar del Reino venidero (vea la doctrina de la imputación en Fr – Jesús el Pan de Vida, Juan 6:63). En otras palabras, Jesucristo no solo vino a enseñarnos acerca de Ha’Shem sino, a pagar el precio de la redención para llevarnos al Reino mesiánico prometido (vea el comentario sobre Éxodo Bz – Redención).
3. Bienaventurados los que procuran la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mateo 5:9). Luego del concepto de Dios mismo, shalom, o paz, es quizás el concepto más reverenciado entre el pueblo judío. El término hebreo shalom es muy diferente del concepto griego de paz. Los griegos usaban ese término para describir la ausencia de conflicto. Cuando una guerra terminaba había “paz”. Sin embargo, en la cultura judía, el término es mucho más amplio y profundo. No solo describe la ausencia de conflicto, sino también, un estado de plenitud, realización y bendición. No debería sorprendernos de quienes buscan la paz (shalom), porque ellos serán llamados hijos de Dios. Entonces, ¿cómo es el establecimiento de la paz? o ¿qué significa pacificar? Pacificadores son aquellos que ponen la otra mejilla (Mateo 5:39), van la milla extra (Mateo 5:41) y aman a sus enemigos mientras oran por aquellos que los persiguen (Mateo 5:43-44). ¿Por qué debemos hacer esto? Porque Dios es un pacificador, y cuando hacemos la paz somos llamados hijos de Dios. La pacificación es una cuestión de familia.506
4. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos (Mateo 5:1). Vivir con rectitud (o justamente) significa vivir de acuerdo con un estándar divino absoluto. Aquellos que verdaderamente aman a Dios vivirán de acuerdo con Su estándar, lo que resultará en un amor al prójimo. De hecho, la Torá/Ley exige que uno primero debe amar a Dios totalmente, y luego amar al prójimo como a uno mismo. Jesús mismo enseñó que estos son los dos mandamientos más grandes (Mateo 22:36-40). Sin embargo, Yeshua exhorta a Sus discípulos a prepararse para ser perseguidos mientras buscan la justicia. La realidad es que el sistema del mundo no busca la justicia de Dios. Utiliza una ética situacional, no un estándar justo, y la oscuridad odia la luz. Los verdaderos creyentes en el Mesías pueden esperar persecución del mundo que ni busca ni entiende a Dios.
5. Aunque no siempre es fácil, el Mesías nos asegura que el reino de los cielos es nuestro. Incluso entra en detalles al decir: Bienaventurados sois cuando os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros por causa de mí (Mateo 5:11). El adversario y el mundo simplemente odian los estándares absolutos y la justicia del Mesías y Sus hijos. Sin embargo, es por esta misma razón que se nos dice alegraos y gozaos, pues vuestro galardón es grande en los cielos, porque así persiguieron a los profetas antes de vosotros (Mateo 5:12). También podemos consolarnos con la realidad de que así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros (Mateo 5:12).
Por lo tanto: Bienaventurados sois cuando los hombres os aborrezcan, cuando os excluyan y os insulten y rechacen vuestro nombre como maligno, por causa del Hijo del Hombre. Regocijaos en ese día y saltad de gozo, porque he aquí vuestra recompensa será grande en el cielo. Porque del mismo modo hacían sus padres con los profetas (Lucas 6:22-23). La quinta bienaventuranza es para los que se esfuerzan por vivir una vida de justicia ante la persecución. Bienaventurados los que son perseguidos por causa de la justicia. Si Yeshua fue perseguido por quienes se sentían amenazados por el Evangelio, ¿pueden esperar menos los que se identifican con Él?
Hasta este punto todo ha estado directamente relacionado con la Dispensación de la Torá/Ley, pero aquí añade un paso más a la luz de la venida de Cristo (vea el comentario sobre Éxodo Da – La Dispensación de la Torá). Debemos reconocerlo como Rey Mesías, esto producirá persecución, pero también gran recompensa en el Reino.507
En 1915, el pastor William Barton comenzó a publicar una serie de artículos. Utilizando el lenguaje arcaico de un narrador de historias antiguas, escribió sus parábolas bajo el seudónimo de Safed el Sabio. Y durante los siguientes quince años compartió la sabiduría de Safed y su fiel esposa Keturah. Era un género que disfrutaba. A principios de la década de 1920, se decía que Safed tenía al menos tres millones de seguidores. Convertir un evento ordinario en una ilustración de una verdad espiritual fue siempre una tónica del ministerio de Barton.
Sucedió que viajé a un país lejano llamado California, y allí encontré a un amigo, ciudadano de ese país, que tenía un automóvil, y me llevó en viajes rápidos para mostrarme naranjales, huertos de pomelos, viñedos y muchos árboles donde crecían ciruelas.
Y aconteció que oí a menudo hablar de un pueblo llamado Corona, y siempre se decía esto de él: Corona, hogar del limón.
Un día pasamos por Corona, y el día estaba cálido y polvoriento, y hablé con mis amigos:
Mira, esto es Corona, la patria del limón. Detengámonos, te lo ruego, porque la limonada es una bebida ingeniosa que alegra el corazón y no embriaga.
Así que recorrimos la calle y llegamos a un lugar donde estaba escrito: Helados, Agua con gas, y todo tipo de bebidas sin alcohol.
Y descendimos del automovil y entramos, y he aquí un hombre con un delantal blanco.
Y yo iba a hablarle, pero mi amigo me dijo: Cállate y guarda tu dinero en tu bolsillo; yo voy a pagar por esto.
Y yo guardé silencio de buena gana, porque son palabras agradables de oír.
Entonces mi amigo le dijo al hombre del delantal blanco: Date prisa muchacho, y prepáranos cuatro buenas limonadas heladas, y hazlas ricas y prepáralas rápidamente.
Y el hombre del delantal blanco lo oyó como quien no entendía lo que decía.
Entonces mi amigo volvió a hablar: Este amigo mío es de Chicago, y estos otros amigos son de Boston, y creen que saben lo que es una buena limonada; pero quiero que tomen un trago de limonada que sea limonada. Date prisa y prepárala.
Entonces habló el hombre del delantal blanco: No tenemos limonada.
Y el hombre de California se puso colorado y dijo: ¿Qué? ¿No hay limonada en Corona, la patria del limón?
Y el hombre del delantal blanco respondió: Tenemos agua con gas, ginger ale, helado, pero no limonada.
Entonces mi amigo dijo: Corre a la tienda de comestibles, compra media docena de buenos limones y haznos rápidamente limonada.
Y el hombre del delantal blanco se apresuró a regresar y dijo: No hay un solo limón en la ciudad. Los envían todos a Chicago y Boston.
Y cuando esto oí, medité, y dije: He sufrido por falta de buen pescado en la playa, y de huevos frescos en el campo, cuando ambos abundaban en la ciudad, y ahora veo que el lugar para comprar buena limonada es donde no cultivan limones.
Y mientras meditaba, me acordé de que en muchas otras cosas la familia del zapatero anda descalza. Sí, esto me servirá de parábola, para que no me convierta en descalificado después de haber predicado a otros.
Así que decidí que, de toda mi exportación del Evangelio, guardaría una parte para el consumo doméstico. 508
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