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La Memra de Dios
Juan 1: 1-18

La Memra de Dios ESCUDRIÑAR: ¿En qué se parece la Memra a Cristo? ¿En qué se parece Jesús al Tabernáculo? ¿Cuál es el papel de Juan el Bautista como testigo? ¿Quién o qué no logra comprender la luz? ¿Por qué? ¿Cómo trataría a los demás alguien lleno de gracia y de verdad? ¿Por qué Juan y Moisés no son nuestro enfoque principal aquí? Según este pasaje, ¿cómo puede una persona conocer a Dios? ¿Por qué los fariseos y saduceos no podían ver que Yeshua era la memra?

REFLEXIONAR: ¿Ha sido usted adoptado en la familia de ADONAI? ¿Se considera hijo de Dios? ¿Repudiaría alguna vez el Señor a alguno de Sus hijos? ¿Lo está manteniendo a Él en la puerta? ¿O en el living salón? ¿O incluso darle a Él las llaves? ¿Por qué? ¿Qué es lo que más le llama la atención acerca de Yeshua en este pasaje?

El Nuevo Pacto fue escrito en griego y la palabra griega para Palabra es Logos. La mayoría de la gente se concentra en el concepto filosófico griego de Logos, que significaba dos cosas: razón, la idea de Dios, y palabra, la expresión de Dios. Los griegos estaban obsesionados con la filosofía. Creían en un poder supremo cuya mente, razón, voluntad y emoción se manifestaban de forma impersonal a través del Logos. Pero Juan no era un filósofo griego, él era un pescador judío. Esto no significa que Juan no estuviera hablando con los griegos porque le gustaba usar deliberadamente expresiones con más de un significado. Es su manera de resaltar el significado más completo de cualquier término que estuviera usando. Pero aquí Juan estaba diciendo algo específicamente a los judíos.

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La teología judía se ocupa de la Memra. Es un término arameo que significa la Palabra. En hebreo la palabra es Davar. Por lo tanto, Logos, Memra y davar todos significan lo mismo… la palabra. En la época de Cristo, el TaNaJ había sido traducido al arameo, que era uno de los idiomas principales de los judíos de la época de Jesús. Siempre que el TaNaJ usaba la palabra Davar, la versión aramea usaba Memra. Estos fueron llamados el Tárgum (sigular) y Targumin (plural), son las traducciones arameas, pero en realidad fueron más que traducciones: fueron traducciones interpretativas. Por ejemplo, en el texto hebreo, Isaías 52:13 dice… Mi Siervo prosperará. Sin embargo, la traducción aramea que hicieron los judíos, decía… Mi Siervo el Mesías prosperará. Como resultado, a partir de la traducción aramea los teólogos judíos desarrollaron una teología a gran escala con respecto a la Memra.18

Todo lo que los rabinos enseñaron sobre la Memra es cierto para Jesucristo. Los rabinos tenían siete cosas que decir sobre la Memra.

Primero, los rabinos enseñaron que la Memra era una persona. Isaías 45:23a dice: Por mí mismo he jurado; De mi boca ha salido la sentencia, Y no será revocada. Enseñaron que la Memra tenía intelecto, voluntad y emoción (Isaías 9:8, 55:10-11; Salmo 147:15). Entonces Juan escribió: Y el Logos se hizo carne, y tabernaculizó entre nosotros, y contemplamos su gloria (gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad (Juan 1:14). Hemos visto Su gloria que sería la gloria Shekinah.

En segundo lugar, los rabinos enseñaron que la Memra fue el medio por el cual Dios hizo Sus pactos (Génesis 15:4). Por lo tanto, el Espíritu Santo declararía a través de Su apóstol: pues la ley (Torá) fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas por medio de Jesús el Mesías (Juan 1:17).

En tercer lugar, enseñaron que la Memra era el medio de salvación (Oseas 1:7). Entonces Juan escribiría: pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:12).19 En efecto, Juan estaba diciendo: “no escribo simplemente para informarles, ni para entretenerlos. ¡Le escribo para que usted crea! La palabra griega para fe es pisteuo y significa confiar, creer o tener fe en. Juan usó esta palabra 98 veces en su evangelio. Nunca se refiere simplemente a un acuerdo intelectual con una propuesta. La creencia implica una respuesta personal de confianza y compromiso. La fe implica recibir a Cristo (Juan 1:12), obedecer a Cristo (Juan 3:36) y permanecer en Cristo (Juan 15:1-10 y 1 de Juan 4:15). ¿Cómo se usted ve eso? ¡Me alegra que me haya preguntado!

Alrededor de 1900, antes de los días de las estrellas de rock y los héroes del deporte, algunas de las personas más famosas eran conocidas por hazañas atrevidas, como escalar montañas, escapar de cadenas y bóvedas y balancearse en un trapecio volador. Ninguno fue más famoso que el gran Charles Blondin de Francia, el mejor equilibrista del mundo. Una vez caminó sobre la cuerda floja a través de las Cataratas del Niágara en Ontario, Canadá. Lo cruzaba caminando con una barra de equilibrio, lo cruzaba en monociclo y, a veces, con alguien que creía en él, llevaba sobre sus hombros un alma confiada. Un día llevó a un niño en una carretilla. La multitud lo vio y aplaudió. El niño puso su vida en manos de Blondin. Eso es la fe, poner nuestra vida en manos de Cristo. Cuando Blondin llegó al otro lado de las Cataratas del Niágara, preguntó a la multitud si creían que podía hacerlo de nuevo y volver a cruzar. Ellos gritaron: “Sí, creemos que puede usted hacerlo”. Entonces él dijo: “Entonces súbase usted a la carretilla”. Eso es confianza. En lo que respecta al Mesías, ¿está usted en la carretilla?

Una vez que hemos confiado en Cristo, la creencia más importante sobre nosotros mismos es que somos adoptados en la familia de Dios y soy un hijo de Dios con todos los privilegios y responsabilidades que conlleva ser hijo o hija (vea el enlace haga clic Bw – Lo que Dios hace por nosotros en el momento de la fe). En ese punto, la cuestión realmente no es si podemos aferrarnos a Él, la pregunta realmente es: ¿Adonai alguna vez nos dejará? El escritor inspirado de Hebreos responde a esa pregunta recordándonos: Vuestra manera de vivir sea sin avaricia de dinero, estad satisfechos con las cosas que tenéis, porque Él dijo: No te dejaré ni te desampararé (Hebreos 13:5).

Por lo tanto, no somos salvos por cómo nos comportamos; somos salvos por lo que nosotros creemos. El apóstol Juan escribió: ¡Mirad qué clase de amor! El Padre nos ha concedido que seamos llamados hijos de Dios, y lo somos; por esto no nos conoce el mundo, porque tampoco lo conoció a Él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser, pero sabemos que cuando Él sea manifestado, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal como es. Y todo el que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo, como Él es puro (Primera de Juan 3:1-3). Estos importantes versículos nos muestran lo importante que es saber quiénes somos como hijos de Dios, ya que esa creencia sirve como base de cómo vivimos nuestras vidas. Nadie puede vivir de una manera que entre en conflicto con la forma en que se ve a sí mismo.

Cuarto, los rabinos enseñaron que la Memra fue el medio de revelación y que Dios se reveló por medio de la Memra (Génesis 15:1; Ezequiel 1:3). Juan escribiría: Nadie ha visto jamás a Dios; el Unigénito Dios, que está en el seno del Padre, Él lo reveló (Juan 1:18).

Quinto, los rabinos enseñaron que la Memra fue el agente de la creación; todo lo que Él creó, lo creó por medio de la Memra (Salmo 33:4-6). Así, el Espíritu Santo inspiró al autor humano a escribir: En un principio Éste estaba ante Dios (Juan 1:2).

Sexto, los rabinos enseñaron que la Memra era, a veces, lo mismo que Dios, mientras que otras veces, distinto de Dios. Juan anunciaría: En un principio era el Logos, y el Logos estaba ante Dios, y Dios era el Logos (Juan 1:1).

Por último, los rabinos enseñaron que la Memra fue el agente de las teofanías en el TaNaJ. Como resultado, Juan reveló: Y el Logos se hizo carne, y tabernaculizó entre nosotros, y contemplamos su gloria (gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia (Juan 1:14). El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Hemos visto Su gloria Shekinah, o la manifestación visible de la presencia de ADONA. ¿Cómo hizo Yeshua eso? Él habitó, o literalmente habitó en tabernáculo entre nosotros (vea el comentario sobre Éxodo Eq Cristo en el Tabernáculo).20

Los dos primeros versículos enfatizan que Jesucristo es eterno; Él no tiene principio y no tendrá fin. En un principio era el Logos (Verbo ó Palabra) y el Logos estaba ante Dios, y Dios era el Logos (Juan 1:1). No se podría decir nada más alto. Antes de cualquier punto concebible del pasado eterno, la Palabra ya existía. ADONAI comenzó por revelación a construir un puente entre Él y la gente.21 Entonces la Memra no tiene principio. Él estaba con Dios en el principio (Juan 1:2). La palabra griega para ante o pros, cuando se usa de esta manera, significa familiaridad. El Verbo y Dios Padre existieron juntos, compartiendo lugar, intimidad y propósito (Salmo 90:1-2). De hecho, estaban tan unidos que el Verbo era Dios. Comparten la misma esencia y todo lo que es verdad de Ha’Shem es verdad de la Palabra. 22

Yeshua el Mesías es el Creador; todas las cosas fueron hechas por Él. En el versículo anterior, Juan afirmó que el Verbo es Dios desde la perspectiva del tiempo. Sólo Dios es eterno; y porque el Verbo es eterno, Él es Dios. Ahora establece Su deidad desde otro punto de vista: la creación. Desde la perspectiva tanto judía como gentil, todo lo que no ha sido creado es deidad. Con esta antigua cosmovisión en mente, Juan escribió: Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él, nada de lo que ha sido hecho fue hecho (1:3). ¿Por qué es esto tan importante? Porque desde los días de Juan y hasta hoy, los falsos maestros afirman que Jesús no es Dios. A Arrio, un falso maestro del siglo III, le encantaba decir: “Hubo un tiempo en que Él no era”. Pero Juan señala el momento de la creación para decir que antes de que algo existiera, Cristo, quien es el Creador, hizo que todas las cosas existieran.

Jesucristo es la Fuente de la vida; nada permanece vivo fuera de Él. En Él había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella (Juan 1:4-5). Nuestra vida espiritual y física provienen de Él. La naturaleza de la luz es brillar y expulsar la oscuridad. Al final, las tinieblas no pudieron vencer a la Luz ni siquiera colocando la Luz en una tumba. Esto resume el mensaje del evangelio de Juan en un versículo. La Palabra saldrá victoriosa a pesar de la oposición de Satanás y el reino de las tinieblas. Cuanto más cerca estás de Dios, más lejos estás del diablo.23

Hubo un hombre enviado de Dios, de nombre Juan; éste vino como testigo para que diera testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por él; no era él la luz, sino para que diera testimonio de la luz (Juan 1:6-8). La frase enviado de Dios está en tiempo perfecto, indicando el carácter permanente de Su misión. Él fue sólo el precursor que vino como testigo para dar testimonio… Pero ni siquiera Juan, a quien Jesús llamó el más grande de todos los profetas (Mateo 11:9-13), no fue rival para la oscuridad. Al igual que Moisés, Samuel, Elías, Isaías, Jeremías, Daniel, Oseas, Zacarías y todos los demás profetas anteriores a él, no logró iluminar al mundo. Después de todo, eran sólo humanos. La única esperanza para nosotros es la Fuente de luz que puede iluminar cada corazón y cada mente, porque Él es más que humano.

Jesús el Mesías (Yeshua Hamashiaj) es la Luz; pero las tinieblas no le recibieron. La luz verdadera, que alumbra a todo hombre al venir al mundo (Juan 1:9). La Luz que alumbra a todos no fue escondida. Al contrario, la verdadera Luz vino al mundo en carne humana. Por lo tanto, así como Él se reveló a través de Su creación (Romanos 1:18-20), nadie puede alegar ignorancia. Él estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por Él, pero el mundo no lo conoció. A lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron (Juan 1:10-11). A lo suyo vino, se refiere a la nación de Israel, pero no lo recibieron. Al rechazarlo, se ellos se negaron a aceptarlo como la revelación enviada por el Padre y se negaron a obedecer Sus mandamientos.24 Cuando se enciende la luz, ¿quiénes son los que son inconscientes de ese hecho? ¿A quién hay que decirle que la luz esta encendida? Así es, ¡los ciegos!25 En este caso los espiritualmente ciegos porque el mundo no lo conoció. Al final, la oscuridad no pudo suprimir la Luz ni siquiera colocando la Luz en una tumba oscura.26

La creencia más importante acerca de nosotros mismos es que somos hijos de Dios y que ser Su hijo es un derecho que nos ha dado el SEÑOR mismo. Sin embargo, a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:12). La palabra griega pisteuo, traducida creer, aparece 98 veces en el evangelio de Juan. Tiene un amplio rango semántico y puede traducirse como tener fe, creer, confiar. Cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar, ¿cómo empezó? Empezó con: Padre Nuestro (Mateo 6:9a). Ésa es la cosa interna y personal más importante que podemos decir cuando hablamos con ADONAI. Puesto que Él es nuestro Padre, entonces debemos ser Sus hijos. ¿Tienes esa seguridad? Si no, ¿por qué no resolverlo hoy? Haga la oración al final de este archivo. Dios te ha dado el derecho de ser Su hijo mediante la fe en Su Hijo. No es un derecho que usted se haya ganado. Aquí, la Biblia dice que Él ¡te lo da!

Los hijos de Dios, no nacieron de sangres, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios (Juan 1:13). Somos hijos nacidos no de descendencia natural. La acumulación de estas expresiones debe entenderse a la luz del orgullo racial judío. Los judíos creían que debido a sus “padres” judíos, sus grandes antepasados, ADONAI los favorecería. Pero Juan niega enfáticamente tal idea. El nacimiento de un hijo de Dios no es un nacimiento natural; es una obra sobrenatural del Señor a través de la regeneración. Toda iniciativa humana queda descartada porque los creyentes nacen de Dios.27

Jesucristo, aunque completamente humano, revela plenamente al Padre. Y el Logos se hizo carne, y tabernaculizó entre nosotros, y contemplamos su gloria (gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad (Juan 1:14). La Palabra, (la Torá viva), se hizo carne e hizo Su morada. En este versículo descubrimos que la Memra es el Mesías mismo. Este no era un hombre llamado Jesús, que creció en Nazaret y un día decidió que él era Dios; este era dios el Verbo que decidió hacerse hombre.28 Hemos visto Su gloria Shekinah… Es como si Él no pudiera soportar vivir sin nosotros, por eso nos dio su mayor regalo: Él mismo.

La esencia de Juan mensaje sobre la Memra se puede ver cuando combinamos los versos primero y catorce. En un principio era el Logos, y el Logos estaba ante Dios, y Dios era el Logos. Y el Logos se hizo carne, y tabernaculizó entre nosotros, y contemplamos su gloria (gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad (Juan 1:1 y 14).

El prólogo termina con tres puntos que subrayan la unicidad del Mesías.

Primero, se nos recuerda su superioridad sobre Juan el Bautista, quien testificó continuamente acerca de Él. Juan testifica de Él, y ha clamado, diciendo: Éste es Aquél de quien yo decía: El que viene detrás de mí, es antes de mí, porque era primero que yo (Juan 1:15). Yeshua era más joven que Juan y comenzó Su ministerio después que Juan. Pero, debido a la preexistencia de Cristo, Juan dijo que Él era primero que yo.

Segundo, Él suple las necesidades de todos aquellos que son suyos. Porque de su plenitud tomamos todos; es decir, gracia por gracia (Juan 1:16). La gracia de Dios llega a los creyentes como olas que continuamente llegan a la orilla. El creyente recibe constantemente evidencia de la gracia de Dios que Él ya nos ha dado. Pues la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas por medio de Jesús el Mesías (Juan 1:17). Vea Segunda Corintios 3:6-16. Si alguien piensa que este versículo degrada a Moisés, nada podría estar más lejos de la verdad. El hecho de que un simple hombre, para quien nunca se ha hecho ningún reclamo de divinidad, deba siquiera compararse con la Palabra de Dios muestra cuán altamente considera el Espíritu Santo a Moisés. Tampoco degrada la Torá (Ley), La enseñanza eterna de ADONAI sobre Sí mismo, comparándola con la gracia y la verdad. Mateo nos dice que el mismo Yeshua declaró: No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir (Mateo 5:17 LBLA). De hecho, Él luego procedió a interpretar la Torá de maneras que aclararon aún más su significado y sus mandamientos (Mateo 5:17-48). La gracia y la verdad son atributos personales de Dios que Yeshua no sólo reveló durante Su ministerio público, sino que ha estado dándole continuamente a la humanidad desde el comienzo de la creación.

En tercer lugar, a primera vista puede parecer que Juan 1:18 tiene muy poco que ver con los versículos anteriores. Pero, en realidad, constituye el clímax de todo el prólogo, subrayando que el Mesías es en la relación más estrecha con Dios el Padre a quien nadie ha visto jamás (Juan 1:18a). Sin embargo, las multitudes que vieron a Yeshua vieron a ADONAI. Además, Moisés vio la espalda de Dios (Éxodo 33:19-23), Isaías dice: vi a Adonay sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldones llenaban la Casa (Isaías 6:1b). Los setenta ancianos de Israel también vieron al Dios de Israel… y comieron y bebieron con él (vea Éxodo 24:9-11). Por lo tanto, este pasaje debe significar que la gloria suprema y la naturaleza esencial de Ha’Shem están ocultos de la humanidad pecadora.29 Luego Juan termina su prólogo llevándonos de regreso a la verdad del primer versículo de que la Palabra es Dios. Nadie ha visto jamás a Dios; el Unigénito Dios, que está en el seno del Padre, Él lo reveló (Juan 1:18), Jesús es único y está en la relación más cercana posible con el Padre. El verbo le ha dado a conocer, se traduce reconocido en Lucas 24:35, donde los dos en el camino a Emaús reconocieron a Yeshua cuando partió el pan con ellos. Significa que Jesús nos ha revelado a Dios Padre de tal manera que todos pueden reconocerlo a él. Como diría el propio Mesías al final de Su ministerio: El que me ha visto a mí, ha visto al Padre (Juan 14:9b). Entonces, si quiere saber quién es Dios y cómo es, mire a Jesús y lo conocerá.

¿Qué significa ser un creyente genuino cuya vida se caracteriza por una fe auténtica? Juan describe cinco cualidades prácticas que se pueden ver en la vida de sus santos (Deuteronomio 33:2-3; Job 5:1; Salmos 16:3 y 34:9; Zacarías 14:5; Judas 1).

Primero, los creyentes genuinos no son demasiado independientes para admitir sus propias necesidades. Sólo cuando confiemos en el Señor lo suficiente como para admitir nuestras debilidades e insuficiencias podremos disfrutar de la intimidad con nuestra familia y amigos. Mientras que el orgullo nos mantiene atrapados en nuestro pecado, la vulnerabilidad le da a Yeshua la oportunidad de trabajar en nuestras vidas para nuestro propio beneficio y el de los demás.

En segundo lugar, los creyentes genuinos no están demasiado ocupados para conocer a las personas que los rodean. La confianza auténtica en el Mesías reconoce el valor de los demás, a pesar de sus fracasos o sus carencias, y dedica el tiempo adecuado a conocerlos bien. Las personas, no las tareas, son su máxima prioridad al vivir su fe.

En tercer lugar, los creyentes genuinos creen en la Palabra de Dios. La fe genuina anhela saber tanto como sea posible acerca de la Palabra de Dios, porque no confía en su propia sabiduría. Los verdaderos creyentes están más dedicados a saber lo que ADONAI piensa acerca de la vida y cómo debemos vivir, que lo que el mundo (Primera Juan 2:15-17) piensa acerca de la vida y cómo debemos vivir.

En cuarto lugar, los creyentes genuinos no se basan únicamente en su propia perspectiva. Los creyentes fieles no tienen problemas para admitir el impacto continuo de su naturaleza pecaminosa (Salmo 51:1-5; Romanos 3:23) y hacen todo lo posible para negar su influencia al tomar decisiones. Buscan la verdad en la Palabra de Dios, oran por la dirección de la Ruaj HaKodesh, se someten a la sabiduría de consejeros maduros y permanecen sensibles a la crítica constructiva de los demás.

En quinto lugar, los creyentes genuinos no se toman a sí mismos (ni a la vida en este mundo caído) demasiado en serio. Esto no quiere decir que la vida no sea seria o incluso triste a veces. ¡La vida en un mundo caído es dura! Sin embargo, los creyentes genuinos mantienen un toque ligero en las cosas de este mundo. Se dan cuenta de que las injusticias, los abusos y los reveses son todos el resultado de ser extranjeros en este mundo, porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde aguardamos ardientemente al Salvador, al Señor Jesús, el Mesías (Filipenses 3:20). Mantienen una perspectiva serena, se niegan a que nada ni nadie les robe la alegría. Yeshua dijo: Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Juan 10:10b LBLA). Por eso se ríen de cada oportunidad.30

Si nunca has asegurado tu relación con Dios, déjame animarte a orar de esta manera: Señor Jesús, gracias por morir en la cruz, tomar mi lugar y tomar mi pecado sobre ti. Me doy cuenta de que no podría tener ninguna relación contigo en base a mis obras. Pero te doy gracias porque en el Mesías soy perdonado, y ahora mismo, si nunca lo he hecho antes, te recibo en mi vida. Entiendo que no son las palabras de esta oración las que me salvan, sino mi fe en Ti la que salva. Creo que Yeshua murió por mis pecados, resucitó al tercer día, y confieso ahora con mi boca que Jesucristo es el Señor.

Vengo a Ti como Tu hijo. Te doy gracias por darme vida eterna. Renuncio a cualquier mentira de Satanás de que no tengo derecho a ser llamado Tu hijo, y te agradezco que me hayas dado ese derecho. Ya no tengo confianza en mí mismo; mi confianza está en Ti y en el hecho de que soy salvo, no por lo que yo he hecho, sino por lo que has hecho por medio de Cristo en la cruz. Ahora me acepto como hijo de Dios gracias a don gratuito. Me lo has dado, lo recibo con gusto y lo acepto por toda la eternidad. En el nombre de Jesús oro. Amén. 31

Ahora bien, ¿por qué debería Dios dejarte entrar a Su cielo?

Así es, porque Jesús murió por tus pecados.

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Ntd: Memra (o memrah) es un término arameo que significa la Palabra. En hebreo la palabra es davar (o dabar). Por lo tanto, las palabras: logos, memra (o memrah) y davar (o dabar), las tres significan lo mismo… la Palabra