Jesús es dedicado en el Templo
Lucas 2: 22-38
Jesús es dedicado en el Templo ESCUDRIÑAR: ¿Qué revela la ceremonia del Templo sobre los padres de Jesús? En las profecías de Simeón, ¿qué predijo sobre el ministerio de Yeshua? ¿Cómo amenazó la espada de la profecía de Simeón la tranquilidad de María? ¿A quién le recuerda Ana? ¿Cómo complementa ella la profecía de Simeón? ¿Qué impacto tendrían estas sorprendentes profecías de Simeón y Ana en todos los que escuchaban ese día?
REFLEXIONAR: ¿Cómo ha traído Cristo luz a su vida? ¿Cómo sigue siendo Él la causa de la caída y el levantamiento de la gente en todo el mundo? ¿Sus padres lo dedicaron a usted al Señor? ¿Cómo es eso? Si usted no fue dedicado, ¿cómo se siente al respecto? ¿Cuándo Dios ha traído a un Simeón o a una Ana para confirmar algo en su vida?
Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la ley de Moisés, lo subieron a Jerusalén para presentarlo al Señor (Lucas 2:22). Ocho días después del nacimiento de Yeshua, José y Miriam presentaron a su hijo para el pacto de la circuncisión en Belén, lo que lo identificó como un hijo genuino del pacto NTD del SEÑOR y Abraham (Génesis 17:1-14). En aquel tiempo oficializaron Su nombre: Jesús, o YHVH salva. Luego, de acuerdo con la Ley (Torá) de Moisés, harían el viaje de ocho kilómetros hasta el Templo en Jerusalén. Allí, Miriam ofrecería un sacrificio para su propia limpieza ceremonial después del parto, luego presentaría su primogénito a ADONAI en reconocimiento de la propiedad de Dios.126 Esta sencilla ceremonia consistía, primero, en la presentación del niño a un sacerdote en reconocimiento de la propiedad del Señor.
Cómo está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abre matriz será llamado santo al Señor), y para llevar un sacrificio conforme a lo dicho en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos (Lucas 2:23-24). Entonces Miriam tuvo que ofrecer un sacrificio como lo exige la Ley (Torá). Habría ingresado al Templo por la Puerta Hermosa al Atrio de las Mujeres. Por fin, uno de los sacerdotes oficiantes se acercaría a María en la Puerta Nicanor y tomaba de sus manos la ofrenda que ella traía. Mientras un sacerdote sacrificaba las palomas que ella ofrecía en el altar de bronce, Miriam se quedó esperando mientras se quemaba incienso en el altar de oro dentro del Lugar Santo (vea el comentario sobre Éxodo, Fa – Construye un altar de madera de acacia recubierta de bronce), y vea el comentario sobre Éxodo Fp – El Altar del Incienso en el Santuario: Cristo, Abogado Nuestro ante el Padre. Como María no estaba presentando una ofrenda que requiriera que ella pusiera sus manos sobre la ofrenda, ella no tuvo que entrar al Atrio de los Sacerdotes para poner sus manos sobre el sacrificio junto al altar de bronce. Habría una multitud de fieles detrás de ella en la gran plaza. Mientras estaba en lo alto de los quince escalones semicirculares de la majestuosa Puerta Nicanor, podía ver el Lugar Santo.127
El atrio de Mujeres no se limitaba sólo a las mujeres. Cualquier judío que estuviera ceremonialmente limpio podía entrar en esta zona: hombres, mujeres y niños. De hecho, este era probablemente el lugar de culto más común; las mujeres ocupaban, según la tradición judía, sólo una galería elevada a lo largo de tres lados del patio. Sin embargo, sólo a los hombres se les permitió pasar a través de la majestuosa Puerta Nicanor que conduce desde el atrio de las Mujeres al atrio de Israel. El atrio de Mujeres cubría un área de 70,87 por 70,87 metros, 5.023 metros cuadrados. Allí se realizaban los grandes actos de culto con motivo de las fiestas. Este lugar funcionó, en cierta medida, como la sinagoga del Templo en el patio abierto. Por tanto, las mujeres tenían libre acceso.128
La primera observancia era la purificación de la madre después del parto. Según la Torá, una madre debía someterse a un ritual de purificación cuarenta días después de dar a luz a un niño y ochenta días después de dar a luz a una niña. Dado que Miriam dio a luz a un niño, este evento tuvo lugar cuando Yeshua tenía 41 días. La Torá la consideraba impura, pero ser impura no significa que fuera pecadora. ¡No era pecado tener un bebé! El propósito de esta observancia era que su limpieza y purificación ceremonial restaurara la comunión con Dios. Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la ley de Moisés, lo subieron a Jerusalén para presentarlo al Señor (Lucas 2:22a).
Ella no podía permitirse un cordero, así que ofreció un par de tórtolas, o dos palominos (Lucas 2:24b), uno como holocausto y el otro como ofrenda de purificación (vea el comentario sobre Levítico Ai – El holocausto). Esto revela dos hechos importantes sobre ella. Primero, María trajo una ofrenda de purificación (vea el comentario sobre Levítico Al – La Ofrenda de Purificación). Ese ritual de expiación se siguió simplemente para que María quedara ritualmente limpia y se le permitiera el acceso al Templo y sus sacrificios, pero no para ser perdonada. No era necesario el perdón porque no había pecado.
En segundo lugar, también está claro que José y Miriam no eran los más pobres entre los pobres, pero tampoco eran una familia rica. En Levítico, aprendemos que las personas que no podían traer un toro o un cordero como sacrificio, traían un par de pichones. Si hubieran sido aún más pobres, podrían haber traído un puñado de grano untado con aceite. Las mujeres judías ortodoxas de hoy no pueden ofrecer un sacrificio, ya que no hay Templo, pero se sumergen en una mikve en observancia parcial del rito de purificación.129 Miriam no fue al Templo para ser adorada, sino que se sometió a una purificación ritual.
La Iglesia Católica Romana, sin embargo, considera a María como objeto de adoración. Ella es llamada: Madre de Dios, Reina de los Apóstoles, Reina del Cielo (vea el comentario sobre Jeremías Cd – Amasan y hacen tortas para la reina del cielo), Reina de los Ángeles, La Puerta del Paraíso, La Puerta del Cielo, Vida Nuestra, Madre de Gracia, Madre de Misericordia, y muchos otros títulos que se le atribuyen a sus sobrenaturales potestades. Todo lo cual es falso. El católico romano promedio actúa basándose en la creencia de que Miriam tiene los poderes de la deidad.
La doctrina de la “Inmaculada Concepción” enseña que María misma nació sin pecado original. El Papa Pío IX emitió el decreto original estableciendo esta doctrina el 8 de diciembre de 1954. Al lado de la doctrina de que Miriam nació sin pecado, se desarrolló la doctrina de que ella no cometió pecado en ningún momento de su vida. Luego, cuando un eslabón se acercó a otro, le dieron el atributo de impecabilidad, lo que significa que ella ¡No podía pecar, que su naturaleza era tal que le era imposible pecar ! Todo esto fue una consecuencia natural de su adoración a María, un paso más en su deificación. ¡Su Mariolatría lo exigía! Sintieron que, si iban a darle la adoración debida al Señor, ella debía estar sin pecado. Esta doctrina no se hizo oficial hasta 1854, más de dieciocho siglos después del nacimiento de Cristo de la virgen Miriam, por lo que es una de las doctrinas posteriores de la Iglesia Católica Romana.130
Isaías había profetizado: Pero saldrá una vara del tronco de Isaí, Y un vástago retoñará de sus raíces. Y sobre Él reposará el Espíritu de YHVH: Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo y de poder, Espíritu de conocimiento y de temor de YHVH (Isaías 11:1-2). Eso significaba que el retoño, o el Mesías, aparecería sólo cuando la casa de David hubiera sido reducida a donde estaba, no en los días de David, sino en los días de su padre Isaí. Por eso Isaías menciona a Isaí en lugar de a David. Él describe la gran casa de David como un árbol poderoso que se había reducido a un simple tronco. Pero, aunque parecía no ser más que un tronco muerto, de repente un brote comenzará a crecer y producir vida. El punto que el Espíritu Santo señaló a través de Isaías fue que cuando la casa de David hubiera sido reducida a la pobreza nuevamente, a lo que había sido en los días de Isaí, entonces aparecería el Mesías. Por la situación económica de José y María quedó claro que Jesús vino cuando la casa de David había sido reducida una vez más a la pobreza.131
Se hicieron dos ofrendas para la purificación de Miriam. Como recordatorio perpetuo de que toda la humanidad nace en pecado, tal como confesó David (Salmo 51:5), una madre era considerada ceremonialmente contaminada por el nacimiento de un hijo, por lo que primero se hacía una ofrenda por el pecado. En segundo lugar, se hacía un holocausto para restaurar la comunión con el SEÑOR. El pago de las dos palomas se depositaba en la tercera de las trece urnas con forma de trompeta que había en el atril de las Mujeres. Los hijos de Anás, el sumo sacerdote, suministraban los sacrificios después de realizar el pago. Entonces los saduceos dispusieron a las mujeres que se habían presentado en el lugar designado junto a la puerta de Nicanor. Allí estarían más cerca del atrio de Israel, de modo que cuando se quemaba incienso en el altar dorado en el Lugar Santo podían ver la nube blanca de humo que se elevaba simbolizando sus oraciones. Mientras María adoraba allí en el Templo En Jerusalén, su corazón agradecido rebosaba de alabanza a Dios. Ella fue bendecida más allá de lo imaginable. Después de la purificación cuando se completó la ceremonia y se le quitó toda mancha, entonces ella podría presentar a su hijo a ADONAI para la redención.
La segunda observancia que debía realizarse era la presentación y redención del primogénito al SEÑOR (vea el comentario sobre Éxodo Cd – El Principio del Primogénito). María mezcló oración y acción de gracias mientras estuvo allí. Entonces el sacerdote vendría a ella y, rociándola con la sangre del sacrificio, la declararía limpia. Su primogénito entonces sería redimido de mano del sacerdote, con cinco siclos de plata (Números 18:16).132
Como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abre matriz será llamado santo al Señor (lucas 2:23), vea Éxodo 13:2. Pero, después de entregar su hijo primogénito al Señor, la única manera en que una familia judía podía recuperarlo era mediante la redención (vea el comentario sobre Éxodo Bz – Redención). La ceremonia de redención de cada varón primogénito les recordaría su redención de la esclavitud de Egipto por la sangre del cordero en el marco de la puerta de cada familia. Entonces, en obediencia, José y María llevaron a Jesús recién nacido al templo y fueron a buscar un sacerdote para su presentación formal (Lucas 2:22b). Dos breves oraciones acompañaron esto. La primera fue por la redención que Dios ordenó a través de Su profeta Moisés: como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abre matriz será llamado santo al Señor (Lucas 2:23) vea también Éxodo 13:12, y la segunda oración fue por el pago de la redención precio de cinco siclos del santuario. Después de esas dos oraciones, su hijo realmente había sido entregado a Ha’Shem en reconocimiento de Su propiedad, y luego comprado nuevamente.
Jesús el Mesías es el mismo, ayer, y hoy, y por los siglos. (Hebreos 13:8). El primogénito de cada vientre entre los israelitas todavía pertenece a ADONAI. No hay templo en Jerusalén y no se pagan cinco siclos, pero el principio sigue siendo el mismo. Hoy en día, los judíos todavía apartan a sus primogénitos varones para YHVH. El dinero todavía se da según una escala móvil. Los ricos pagan más y los pobres pagan menos. Pero continúan redimiendo a sus hijos primogénitos. Como creyentes, es importante recordar que el Señor Todopoderoso nos ha comprado, no con cinco siclos, sino con la preciosa sangre de Su Hijo.
Y he aquí había en Jerusalén un hombre cuyo nombre era Simeón. Y este hombre justo y devoto esperaba la liberación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él (Lucas 2:25). Mientras María descendía los quince escalones semicirculares desde la Puerta de Nicanor, una repentina luz celestial de gozo llenó el corazón de Simón, un hombre justo y devoto que había envejecido esperando de Dios, la liberación a Israel (Lucas 2:25a). Él era miembro del remanente creyente, los justos del TaNaJ, en ese momento. El consuelo (o liberación) al que alude Lucas aquí es el tema principal de los capítulos 40 al 66 de Isaías (vea el comentario sobre Isaías Hc – Consuelo, consuelo pueblo Mío, dice tu Dios). Ese consuelo sólo podría venir a través del Mesías.
Simeón era un estudiante cuidadoso de las Escrituras y le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes que viera al Ungido del Señor (Lucas 2:26). Y por el Espíritu entró en el templo; y cuando los padres trajeron adentro al niño Jesús, para hacer con Él conforme al rito de la ley (Lucas 2:27). El Señor le dio a Simeón los ojos para ver, o la capacidad de reconocer al Mesías con una simple mirada.133 Simeón reconoció a ese niño de cuarenta y un días como el consuelo de Israel. Sus ojos habían visto al Mesías.
Inmediatamente, Simeón también él lo tomó en sus brazos, y bendijo a Dios (Lucas 2:28): Como Zacarías e Isabel antes que él, Simón fue movido por el Espíritu a declarar: Ahora, Soberano, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; Porque mis ojos vieron tu salvación (Lucas 2:29-30), vea Isaías 40:5. Simeón hablaba hebreo, la palabra hebrea para salvación es Yeshuah; y la palabra hebrea para Jesús es “casi la misma”, Yeshua. Ambos provienen de la misma raíz hebrea yasha, que significa salvar. La única diferencia es la letra “h” final, que no dice nada. Por lo tanto, en hebreo la palabra salvación y la palabra Jesús suenan igual. De una manera real, lo que dijo fue que no sólo mis ojos han visto Tu salvación, sino que mis ojos han visto Tu Yeshua.134 Vea Ntd1.
Entonces Simón profetizó acerca de dos grupos que se beneficiarían de la venida del Mesías, La cual preparaste en presencia de todos los pueblos (Lucas 2:31; Isaías 52:10). Simeón vio los mismos dos grupos que había visto Zacarías, el padre de Juan el Bautista.
El primer grupo son los gentiles, porque Luz para revelación de los gentiles Y gloria de tu pueblo Israel (Lucas 2:32) vea Isaías 42:6, 49:6 y 51:4. Zacarías declaró en Lucas 1:79: Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, Para guiar nuestros pies hacia el Camino de paz. Eran los gentiles (goyim) quienes vivían en tinieblas y en sombra de muerte. Isaías ya había profetizado que el Mesías sería luz para los gentiles (vea el comentario sobre Isaías Hp – Aquí está mi siervo, a quien sostengo).
Y el segundo grupo que se beneficiaría de Su venida sería el del pueblo judío mismo, la gloria de tu pueblo Israel (Lucas 2:32). Esta es el cuarto de cuatro canticos registrados en Lucas, primero por María en 1:46-66, segundo por Zacarias 1:68-79, luego en tercer lugar por un coro de ángeles en 2:14, y finalmente aquí por Simeón en Lucas 2:29-32.
Y su padre y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían acerca de Él (Lucas 2:33). Al decir su padre y su madre se describe la forma más natural de mostrar la relación de José y María con Jesús. Era como si sus pensamientos silenciosos hubieran sido una pregunta no formulada, a la que Simeón dio respuesta. Por místico que pareciera, tanto José como María sabían que sus palabras eran proféticas.135 El cántico de Simeón era una ilusión para Isaías 42:6 y 49:6, lo que significa que el Siervo Sufriente sería una luz para revelación a los gentiles. Sin embargo, aparte de la Gran Comisión, generalmente no vemos un ministerio para los goyim (gentiles) en los evangelios. Esta profecía se cumpliría en el libro de Hechos (vea Hechos 10:23b-48 y 13:47-49).
Era como si toda la historia del Mesías sobre la tierra estuviera pasando en rápida sucesión justo antes los ojos de Simeón. Después de pronunciar una bendición sobre José y Miriam, se dirigió directamente a Miriam y profetizó algo que ella probablemente no entendió del todo hasta muchos años después. Él dijo, escuche atentamente: He aquí, Éste está puesto para caída y levantamiento de muchos en Israel, y para señal que es contradicha (Lucas 2:34b). Cuán precisa se cumpliría esa profecía años después. El SEÑOR y su ministerio se convertirían en piedra de tropiezo y roca de caída para ambas casas de Israel (Isaías 8:14b). La Primera Venida de Jesús causará división entre los judíos del mundo. Habrá quienes se levantarán por causa de Él, o quienes creerán, y quienes caerán por su falta de fe. Simeón profetizó que Yeshua sería para señal que es contradicha y a favor de la nación de Israel que ha sido fiel hasta el día de hoy (Lucas 2:34b; Isaías 8:14). Una vez más, este concepto comienza en Lucas y se completa en Hechos. Hay una división constante en Israel (Hechos 14:1-2 y 28:23-24).
Jesús nunca le dio a Su madre un solo momento de preocupación por la rebelión, las malas decisiones o el alejamiento de Dios. Pero eso no le evitó preocuparse o perder el sueño por Él. En el templo, cuando sólo tenía cuarenta y un días, el anciano Simeón estableció un tono siniestro de lo que vendría cuando profetizó a Miriam: a tu misma alma también traspasará una espada), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones (Lucas 2:35). Estas palabras generalmente recuerdan la angustia que vio ante el rechazo de su hijo por parte de los líderes judíos. Pero, el momento en que la espada la perforaría más profundamente sería su alma cuando lo viera crucificado. Pero sus palabras también captaron el camino lleno de baches que llevaba desde el establo hasta la cruz. Esos raros relatos de conversaciones entre Yeshua y Su madre (presumiblemente porque María contó su historia a los otros escritores de los evangelios) están cargados de amor, pero plagados de dolor. Los comentarios de Jesús siempre captaron su madre con la guardia baja y la dejó reflexionando sobre Sus palabras, tratando de descubrir lo que quería decir y analizar las implicaciones. Los intercambios entre Yeshua y Su madre son memorables y registran los pasos del viaje de María de madre a discípula.136
Entonces Simeón también profetizó: que sean revelados los pensamientos de muchos corazones (Lucas 2:35a). De hecho, los pensamientos de muchos corazones fueron y son revelados a través de la persona de Jesús de Nazaret. como el Él mismo dijo: No penséis que vine a traer paz a la tierra. No vine a traer paz, sino espada. Porque vine para poner en disensión al hombre contra su padre, y a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre serán los de su casa (Mateo 10:34-36). Le hace elegir el lado, no puede quedarse indeciso con Él. Como resultado, de esa manera Simeón dijo que los pensamientos de muchos corazones serían revelados.
Arte de Sarah Beth Baca: vea más información en Enlaces y Recursos.
Estaba también allí cierta profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Ésta, de edad muy avanzada, había vivido con su marido siete años desde su virginidad (Lucas 2:36). En ese mismo momento se les acercó una profetisa llamada Ana, la cual hablaba la palabra del SEÑOR. Para una mujer judía la visita el atrio de las Mujeres fue un punto culminante. No podía acercarse más, a menos que ella presentara una ofrenda que requiriera que le pusiera sus manos sobre la ofrenda y fuera al sacrificio ante el altar de bronce. Es posible que ella le haya enseñado el TaNaJ a otras mujeres, o que simplemente haya tenido un ministerio privado allí, en el complejo del Templo, ofreciendo palabras de aliento e instrucción de las Escrituras hebreas a otras mujeres que acudían a adorar. Nada sugiere que ella fuera una fuente de revelación, o que alguna revelación especial le llegara directamente. Incluso su comprensión de que Jesús era el Mesías parecía provenir de la revelación dada a Simeón y posteriormente escuchada por ella. Sin embargo, ella es llamada profetisa, porque tenía la costumbre de declarar la verdad de la Palabra de Dios a los demás. Ese don de proclamar la verdad de Dios finalmente jugó un papel importante en el ministerio por el que todavía se la recuerda.137
Sólo cinco mujeres fueron alguna vez mencionadas como profetisas.
Primero, estaba Miriam, la hermana de Moisés (Éxodo 15:20). Ella dirigió a las mujeres de Israel en un salmo de alabanza a Dios por tapar con el mar al Faraón y su ejército (vea el comentario sobre Éxodo Cl – La Canción de Miriam). El sencillo salmo de una estrofa que cantó Miriam fue la sustancia de su única profecía registrada (Éxodo 15:21).
La segunda profetisa en el TaNaJ fue Débora, la esposa de Lapidot. (Jueces 4:4). De todos los jueces que dirigieron al pueblo judío antes de que se estableciera la monarquía de Israel, ella era la única mujer. De hecho, ella es la única mujer en toda la Biblia que alguna vez tuvo ese tipo de liderazgo y fue bendecida por ello. ADONAI pareció levantarla como reprensión a los hombres de su generación que estaban paralizados por el miedo. Ella no usurpó su poder, sino que gobernó en un papel maternal, mientras hombres como Barak eran educados para asumir sus propios roles de liderazgo. Ella recibió instrucciones del SEÑOR (Jueces 4:6), por lo que parece que recibió revelación de Dios, al menos esa vez.
En tercer lugar, hubo una profetisa. llamada Hulda (Segunda de Reyes 22:14-20). Ella recibió una palabra de ADONAI para el sacerdote Hilcías y otros. No se sabe nada más sobre ella. Se la menciona sólo en Jueces y en un pasaje paralelo en Segunda de Crónicas 34:22-28.
Sólo otras dos mujeres son llamadas profetisas en el TaNaJ. Una falsa profetisa llamado Noadías (Nehemías 6:14), y la esposa de Isaías (Isaías 8:3), quien fue llamada profetisa sólo porque su esposo era profeta. Ninguna de estas mujeres tuvo un ministerio profético continuo como Elías, Isaías o cualquiera de los otros profetas. No hay nada en la Biblia que indique que alguna de estas mujeres alguna vez haya desempeñado un oficio profético.138
Ana era hija de Fanuel del que no se sabe nada más, ella era de la tribu de Aser. Esta es una de las supuestas tribus “perdidas” de Israel. Pero obviamente ella no estaba perdida, estaba allí mismo en Israel. La verdad es que nunca se perdieron. Sin duda, una pequeña porción de las diez tribus del norte probablemente se fue a tierras desconocidas, pero la Biblia sí da cuenta de la gran mayoría, que pasó por un proceso de selección mediante el cual los fieles fueron absorbidos nuevamente por Judá. Después de que el Reino de Israel, en el norte, se separó del Reino de Judá, en el sur, los libros de Reyes y Crónicas hablan repetidamente de que muchos miembros de las diez tribus del norte desertaron hacia el sur mucho antes del asalto asirio a Samaria en el 722 aC. Muchos todavía eran leales a Jerusalén como centro de adoración y peregrinación, en lugar del templo rival establecido en el monte Gerizim. Otros creían que el verdadero sucesor del rey David estaba en Judá, mientras los reyes de Israel caían en la apostasía. Estas deserciones aumentaron cada vez que estallaba la guerra civil entre los reinos divididos. Por ejemplo, 2 Crónicas 15:9b dice: muchos israelitas se habían pasado a él al ver que YHVH su Dios estaba con él [el rey Asa de Judá]; (vea también 2 Crónicas 11:13-17 y 19:4). Además, cuando los judíos regresaron del cautiverio babilónico, no sólo procedían de las dos tribus de Judá y Benjamín, sino que procedían de las doce tribus. Aser supuestamente era una de esas diez tribus “perdidas” y, sin embargo, Ana era una representante que vivía en Sión.
Y era viuda de hacía ochenta y cuatro años, y no se alejaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones (Lucas 2:37). En el momento del nacimiento de Jesús, Ana era muy anciana. El texto griego no es claro acerca de su edad exacta. Literalmente se lee: esta mujer era viuda de unos ochenta y cuatro años. Podría significar que fue viuda durante 84 años, pero lo más probable es que la Biblia diga que era una viuda de 84 años. Evidentemente había vivido con su marido sólo siete años hasta que enviudó (Lucas 2:36b). Como Simeón, ella también reconoció al Mesías cuando vio al niño de María. Normalmente, ella nunca salía del Templo, sino que permanecía adorando día y noche, ayunando y orando (Lucas 2:37b). ¿Por qué estaría orando ella? Sin duda, la misma cosa por la que Simeón había estado orando, la redención de Israel y Jerusalén a través de la venida del Mesías. Pero, al acercarse a ellos en ese mismo momento, se dio cuenta de que aquello por lo que había estado orando y ayunando estaba allí, frente a ella, envuelto en los brazos de Simeón.
Inmediatamente, también Ana, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba acerca de Él a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén (Lucas 2:38) vea Isaías 52:9. El tiempo verbal imperfecto significa acción continua. Literalmente significaba que ella hablaba continuamente de Él a todos, tenía buenas noticias y no podía guardárselas. Este se convirtió en su único mensaje por el resto de su vida.139 Ella finalmente pudo abandonar el recinto del Templo. Después de eso, ella salió y le dijo al remanente creyente, o aquellos que esperaban con ansias y creían en ello, que la redención venidera de Israel y Jerusalén estaba cerca. El Mesías había nacido y ella lo había visto.140
Las únicas personas en Israel que reconocieron a Jesús en Su nacimiento fueron gente humilde y común. Los magos (vea Av – La visita de los magos), por supuesto, eran extranjeros y gentiles, y eran hombres ricos, poderosos e influyentes en su propia cultura. Pero los únicos israelitas que entendieron que Yeshua era el Mesías en Su nacimiento fueron José y Miriam, los pastores, Simeón y Ana. Para el mundo, todos ellos eran básicamente unos don nadie. Todos lo reconocieron, sin embargo, fue porque los ángeles o alguna revelación especial les dijeron quién era. Inspirado por el Espíritu Santo, Lucas registra todos sus relatos sucesivamente, como si estuviera llamando a varios testigos, uno a la vez, para probar su caso.141
Las personas que encontramos en esta parte de Lucas, son modelos de fidelidad judía. Eran el remanente creyente de Israel esperando a su Mesías. Zacarías e Isabel eran de la tribu de Leví, justos y devotos, que esperaban ansiosamente la salvación de Israel. Simeón sabía que no moriría hasta haber visto al Mesías de ADONAI con sus propios ojos. Ana era un modelo de piedad judía, una viuda que se dedicaba por completo al culto, el ayuno y la oración. El propósito de Lucas es presentarnos al remanente fiel del pueblo de Dios, esperando expectantes el cumplimiento de las promesas que ADONAI les ha hecho.142
Ntd1: La palabra Yeshua (significa el salvará), H3442
yeshû‛âh (significa salvación), H3444
yasha (significa salvar); H3467/68
PÁGINA SIGUIENTE: La visita de los Magos Av
Volver al Esquema de contenido
Leave A Comment