Testimonio de Esteban al Sanedrín
6:8 a 7:53
31-33 dC
Los acontecimientos de Hechos 3-8 transcurren con creciente preocupación por parte de los judíos, y especialmente de las autoridades judías en Jerusalén. La creciente tensión dio lugar a una acción de vigilancia contra Esteban, y luego a un esfuerzo autorizado bajo el mando del rabino Saulo para perturbar y destruir ese nuevo movimiento mesiánico, lo que implicó la persecución e incluso la muerte de los creyentes. La persecución llevó a varios creyentes como Felipe a ir a Samaria y dar testimonio de Yeshua.
Testimonio de Esteban al Sanedrín ESCUDRIÑAR: De 6:13-14, ¿cómo usted redactaría las acusaciones formales contra Esteban? ¿Qué revela la defensa de Esteban (de hecho, una lección de historia) sobre su respeto por la Torá? ¿Por qué Esteban pasó la mayor parte de su defensa hablando de Moisés? ¿Qué paralelos hizo entre Moisés y Yeshua? ¿Cómo se relaciona eso con los cargos contra él en 6:13-14? ¿Cómo comienza la cita del versículo 37 a darle la vuelta a sus acusadores con respecto a quién estaba realmente rechazando a Moisés? Según los versículos 44-50, ¿cuál es el punto de Esteban sobre el Templo y la presencia de Dios? ¿Cómo está volviendo a darle la vuelta a sus acusadores una vez más? Mire Deuteronomio 10:16 y 30:4. ¿Qué quiere decir Esteban con la frase corazones y oídos incircuncisos? En este contexto, ¿qué dice realmente Esteban sobre la consideración del Gran Sanedrín por Moisés y la Torá? ¿De qué los acusa en los versículos 51-53? Por lo tanto, considerando las circunstancias, ¿qué clase de persona era Esteban?
REFLEXIONAR: Dado que el Gran Sanedrín conocía su historia en todos sus aspectos como Esteban, ¿cómo explica usted la respuesta radicalmente diferente a Jesús? ¿Qué se necesita en su vida además del conocimiento para comprender plenamente al Mesías? ¿De qué manera la gente hoy en día se aferra a los rituales y héroes religiosos, sin entender lo que esas ceremonias y esas personas representan? ¿Cómo lo afecta esta tendencia? ¿De qué manera se podrían formular contra usted las acusaciones que Esteban formula contra los dirigentes judíos? ¿Cómo podría sentirse terco, “duro de cerviz”, esta semana? ¿Cómo empezará usted a inclinarse ante YHVH en esa área ahora? ¿Diría que el TaNaJ es más bien un extraño o un amigo cercano para usted? Cuando Yeshua fue llevado a juicio, básicamente permaneció en silencio ante el Gran Sanedrín; sin embargo, Esteban habló aquí con mucha valentía. ¿Cómo decide cuándo hablar con valentía y cuándo guardar silencio ante la oposición?
Este pasaje marca una transición en el libro de Hechos. Hasta este punto, Pedro ha sido la figura dominante, cumpliendo su llamado al llevar el evangelio a los judíos primero (Romanos 1:16). Pero otra figura importante se vislumbra en el horizonte: el rabino Saulo, también llamado Pablo, que se presenta al final del Capítulo 7 (vea el enlace, haga clic en Bm – El primer viaje misionero de Pablo). Esteban cierra la brecha entre esos dos gigantes. Pedro ministró principalmente al pueblo judío y Pablo principalmente a los gentiles. Pedro ministró en Jerusalén, Pablo en todo el Imperio Romano. Pero el ministerio de Esteban fue el catalizador que catapultó a la comunidad mesiánica en toda Judea y Samaria, y hasta lo último de la tierra (1:8b).137
Cuando se abre el capítulo 7, comienza el juicio de Esteban. Si bien el objetivo principal del discurso de Esteban fue responder a las acusaciones de blasfemia, otras tres ideas se entrelazan a lo largo de todo el discurso. Primero, sabía que él debía captar y mantener la atención de su audiencia. Lo hizo relatando la historia de Israel como base para su defensa. Dado que el Sanedrín estaba tremendamente orgulloso de su ascendencia, ese era un tema del que ellos nunca se cansarían de oír hablar.
En segundo lugar, el discurso de Esteban tenía como objetivo acusar a sus oyentes de rechazar al Mesías. A lo largo de su discurso, esa acusación crece lentamente hasta alcanzar un clímax devastador (vea An – Pedro habla a la multitud en Pentecostés: La predicación de Pedro). Él les muestra que, al rechazar al Mesías, estaban imitando a sus ascendientes apóstatas, quienes rechazaron a José, a Moisés e incluso a Dios mismo. Esteban no fue el blasfemo, ¡ellos lo fueron!
En tercer lugar, Esteban buscó presentarles a Yeshua como el Mesías, usando a José y Moisés como tipos de Cristo. Este pasaje presenta la cuádruple defensa de Esteban contra los falsos cargos de blasfemia presentados contra él. Es mejor no perderse en los detalles de las referencias en el TaNaJ que Esteban cita, sino concentrarse en los dramáticos temas y el flujo de su mensaje magistral. El propósito de Esteban no era recitar la historia, sino establecer que él no era culpable de blasfemar a ADONAI, Moisés, la Torá o el Templo. Sin embargo, sus acusadores eran culpables de blasfemia porque ellos habían rechazado al Mesías.138
Independientemente de lo que pensaran los líderes judíos, debieron sorprenderse de lo que obtuvieron a continuación. Esteban fue acusado. Su vida literalmente pendía de un hilo. Pero en lugar de aplacar a sus acusadores o defenderse, Esteban predicó uno de los sermones más clásicos de la historia.139
ADONAI
Esteban abordó primero la acusación más grave, lo acusaban de blasfemias contra Moisés y contra DIOS (6:11). Siendo lleno del Espíritu de Dios, Esteban lleno de gracia y de poder, hacía prodigios y grandes señales milagrosas entre el pueblo (6:8). Cuanto más Esteban derramó su vida por el Mesías, más el Mesías derramó Su vida en Esteban. Es importante entender que su autoridad para realizar señales y prodigios sólo llegó después de que fue nombrado uno de los siete diáconos; en otras palabras, vino sólo con la autoridad que le dieron los apóstoles mediante la imposición de manos (vea Av – Diáconos ungidos para el servicio). Este proceso continuará a lo largo del libro de Hechos. La capacidad de realizar señales y prodigios no era común entre todos los creyentes, sino que sólo eran realizadas ya sea por los apóstoles o por aquellos en quienes la delegaban, como fue el caso de Esteban. La comunidad mesiánica (iglesia) no era una comunidad que obraba milagros. Más bien, era una comunidad mesiánica con apóstoles obradores de milagros.
Pero algunos de la llamada Sinagoga de Libertos (tanto cireneos como alejandrinos), y de los de Cilicia y de Asia, se levantaron para disputar con Esteban (6:9). Ellos discutían con Esteban que Yeshua era el Mesías. Estos hombres probablemente eran judíos de la diáspora que habían sido capturados y esclavizados por los romanos. El general Pompeyo, que capturó Jerusalén en el año 63 aC, tomó prisioneros a varios judíos y los liberó en Roma. Algunos, sin embargo, pueden haber sido gentiles conversos al judaísmo. El fenómeno del celo prosélito es familiar en todas las comunidades religiosas. Pero no podían resistir a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. (6:10). Cuando los oponentes de Esteban no pudieron vencerlo en un debate justo, cambiaron de táctica.
Entonces sobornaron a unos varones que dijeran: Lo hemos oído hablando palabras blasfemas contra Moisés y Dios (6:11), con malas intenciones. Esta fue la misma táctica utilizada en el juicio del Mesías (Mateo 26:59-61; Marcos 14:55-59). Incluso los falsos cargos de blasfemia y de hablar contra el Templo, eran los mismos que aquellos contra el Señor. El hecho de que también acusaran a Esteban de blasfemar contra Moisés sugiere que estaba negando la capacidad de la Torá (Ley) para salvar. Lo acusaron de blasfemar contra Dios al hablar contra el Templo al decir que se podía adorar a Dios en cualquier lugar. Esa acusación sin duda reflejaba la presentación que hizo Esteban del Mesías como la encarnación de ADONAI. Pero esa acusación de blasfemia violaba las leyes del Sanedrín, porque la Ley Oral decía que a menos que alguien pronunciara específicamente el nombre personal de Dios – YHVH – no podía ser acusado de blasfemia (vea el comentario sobre La vida de Cristo Lh – Las leyes del gran Sanedrín respecto a los juicios). Puesto que esas mismas mentiras habían funcionado tan bien contra Yeshua, rápidamente las usaron contra Esteban.
E incitaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y cayendo sobre él, lo arrebataron y lo llevaron al Sanedrín (6:12). Los escribas eran los eruditos en la Torá. Y presentaron testigos falsos, diciendo: Este hombre no cesa de hablar palabras contra el lugar santo y la ley (6:13). Ellos pusieron a dos o tres testigos falsos. Al hablar sobre el Lugar Santo apelaban a los saduceos) y hablando de la Torá apelaban a los fariseos. Porque lo hemos oído diciendo que este Jesús, el nazareno, destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que nos transmitió Moisés (6:14). Al decir, destruirá este lugar (una vez más enojando a los saduceos), y diciendo cambiará las costumbres que Moisés (una vez más enojando a los fariseos), por lo que ambos tenían motivos para estar enojados contra Esteban. Al cambiar las costumbres, significaban desconocer la Ley Oral (vea el comentario sobre La vida de Cristo Ei – La Ley Oral). Porque los rabinos enseñaron que Moisés hizo descender la Ley Oral del Monte Sinaí al mismo tiempo, que él hizo descender los Diez Mandamientos, un ataque a la Ley Oral equivalía, en efecto, a un ataque a la Torá en su conjunto. Esteban tenía el mayor respeto por Moisés y la Torá. Sin embargo, su elección de palabras lo convirtió en un revolucionario que buscaba derrocar el orden divino establecido por ellos. Ellos transformaron su positiva proclama en un ataque negativo.
Lo que ocurrió después presentó un sorprendente contraste. Esteban se presentó ante el Sanedrín acusado de ser un malvado blasfemador de ADONAI, Moisés, la Torá y el Templo. Pero al clavar en él la vista, todos los que estaban sentados en el Sanedrín vieron su rostro como el rostro de un ángel (6:15). Lejos de ser malvado, Esteban irradiaba la santidad y la gloria Shekinah de Dios, algo que nadie más en la historia había experimentado, excepto Moisés (Éxodo 34:27-35). Al poner Su Shekinah en el rostro de Esteban, ADONAI mostró Su aprobación del Brit Hadashah y su mensajero.140
Los fariseos instigaron esta tercera persecución de los creyentes en Hechos. Ya no eran simplemente los saduceos quienes se oponían a la comunidad mesiánica (iglesia), como lo habían sido durante los primeros cinco capítulos, porque la cuestión que ahora se plantea ya no se trata simplemente de la resurrección. La cuestión ahora es un nuevo orden, un nuevo Camino en oposición al judaísmo farisaico.141
Habiendo sido acusado, Esteban tenía derecho a defenderse, por lo tanto, el cohen gadol (probablemente Caifás, quien estuvo en el cargo hasta el 36 dC), entonces el sumo sacerdote dijo: ¿Es esto así? En efecto, estaba preguntando: “¿Cómo se declara usted ante los cargos que se le imputan?, ¿es culpable o no culpable?” Pero la defensa de Esteban no fue una defensa en el sentido de una explicación para intentar obtener una absolución. Más bien, fue una proclamación de las Buenas Nuevas y una acusación a los líderes judíos por no reconocer a Yeshua como el Mesías, o por no apreciar la salvación ofrecida por Él.142
Cuando Esteban comienza su defensa, a los críticos de la inerrancia de las Escrituras, o a los oponentes del judaísmo mesiánico, les gusta señalar varias citas de Hechos 7 como textos de prueba. Intentan mostrar una marcada contradicción con lo que dice el TaNaJ y Hechos 7. Citan Hechos 7 y luego dicen: “¿En qué parte del TaNaJ dice esto?” Hay dos razones para estas aparentes discrepancias: primero, el uso de textos diferentes. El TaNaJ que tenemos ahora se llama Texto Masorético. Es la copia completa más antigua que tenemos del TaNaJ compilada hacia el año 1.250 dC. Siendo un helenista, cuando Esteban cita el TaNaJ, él utiliza la Septuaginta, o la traducción griega del TaNaJ, compilada alrededor del 250 aC. El texto hebreo, que es la base de la Septuaginta, es al menos tan antiguo como eso. Sin embargo, el Texto Masorético sólo data del año 1250 dC. Entonces la pregunta es: “¿Qué texto es más preciso? ¿El texto hebreo detrás de la Septuaginta o el texto masorético? Si nos guiamos por lo que es más cercano al momento original de escritura, la Septuaginta está usando un texto hebreo que es mucho más antiguo que el Texto Masorético. Entonces, una de las razones por las que los versículos de Hechos 7 no coinciden con las citas del TaNaJ es que Esteban usó la Septuaginta.
En segundo lugar, está el uso de un principio llamado telescópico, o combinación de dos eventos en una sola imagen. Los críticos dicen que Hechos 7 se confunde entre las historias de Abraham y Jacob, de Jacob y José. Pero Esteban estaba bajo presión, en medio de una mentalidad de turba, le rechinaban los dientes y no podía entrar en una enseñanza versículo por versículo con los 71 miembros del Sanedrín. Entonces los acercó telescópicamente.143
Luego Esteban comenzó el discurso más largo de Hechos. Y él declaró: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que viviera en Harán (7:2), vea también Génesis 15:7. Al decir hermanos, mostró su solidaridad con ellos, y al decir padres (un nombre no poco común para los miembros del Sanedrín), mostró su respeto hacia ellos como líderes del pueblo judío. Sin perder tiempo en preliminares, se sumergió directamente en su tema (vea el comentario del Génesis Dq – Teraj se convirtió en padre de Abram, Nacor y Harán). El punto que Esteban estaba tratando de señalar aquí era que la presencia divina no estaba restringida a la tierra de Israel o el Templo, porque la gloria Shekinah apareció mucho antes de que existiera un Tabernáculo o un Templo, incluso antes de que Abraham cruzara las fronteras de la Tierra Prometida. Como judío de la diáspora, él entendía ciertas cosas que los judíos nativos no entendían.
Esteban repitió el contenido del pacto y el llamado de Abraham, declarando: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que viviera en Harán, y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ve a la tierra que Yo te muestre (7:2-3). El contexto de lo que está hablando es Génesis 11:31 al 12:3. También enfoca telescópicamente los acontecimientos de Génesis 15:7. La primera etapa fue que Abraham saliendo entonces de la tierra de los caldeos, habitó en Harán; y de allí, luego de morir su padre, lo trasladó a esta tierra en la que vosotros vivís ahora (7:4). Este mandato divino fue, de hecho, pronunciado en Harán. Sin embargo, dado que en Génesis 15:7 está claro que Dios llamó a Abraham desde Ur, se puede suponer razonablemente que el llamado divino le llegó allí antes de que viviera en Harán. Sería natural suponer que el contenido del mensaje divino dado en Ur fue el mismo que el dado en Harán y, por lo tanto, no hay necesidad de hablar de que Esteban estuviera equivocado.144
Como haría Pablo más tarde (Romanos 4 y Gálatas 3), Esteban se centró en Abraham como un hombre de fe. Obedeciendo completamente el llamado soberano de Dios y abandonó su patria, sin saber exactamente a dónde se dirigía. Incluso después de llegar a su nueva tierra, no le dio herencia en ella, ni aun para asentar un pie, y cuando él no tenía aún hijo, prometió dársela en posesión, y a su descendencia después de él (7:5). Lo más cerca que estuvo Abraham de ver cumplida una promesa tan grandiosa fue el nacimiento de Isaac. Lo que sí recibió fue una promesa de esclavitud en Egipto.
Y Dios habló así: Tu descendencia será extranjera en tierra ajena por cuatrocientos años, y la esclavizarán y maltratarán. Pero Yo juzgaré, dijo Dios, a la nación a la cual servirán como esclavos, y después de estas cosas, saldrán y me servirán en este lugar (7:6-7). Esteban dice cuatrocientos años, que es un número redondeado por razones de brevedad, porque, una vez más estaba bajo mucha presión. Lucas cita el TaNaJ casi siempre en una forma correspondiente a la LXX o cercana a ella, y no de acuerdo con el Texto Masorético hebreo. Aquí se cita cercanamente Génesis 15:13-14, pero no corresponde exactamente a la LXX.145
Siguiendo el fluir de la historia de la salvación, Esteban pasó al período patriarcal. Y le dio el pacto de la circuncisión; y así engendró a Isaac, y lo circuncidó al octavo día; e Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas. Y los patriarcas, teniendo envidia de José, se deshicieron de él vendiéndolo para Egipto. Pero Dios estaba con él, y lo libró de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón, rey de Egipto, quien lo puso a gobernar sobre Egipto y sobre toda su casa (7:8-10). Aquí los doce patriarcas, eran los jefes de las doce tribus de Israel. En aras de la brevedad, Esteban decidió pasar por alto las historias de Isaac y Jacob y pasar directamente a José. La revelación a José también le llegó a él fuera de la Tierra Prometida.
Esteban deja muy claro que los doce patriarcas eran culpables de oponerse a Dios y a Su propósito. Vendieron a José, pero Dios lo rescató. La rebelión de la nación contra ADONAI comenzó con los propios patriarcas. El Sanedrín estaba haciendo exactamente lo mismo, de lo que los padres fundadores de la nación, eran culpables y de lo que acusaban falsamente a Esteban. Aunque él espera hasta la conclusión de su discurso para declarar abiertamente que Yeshua es el Mesías, incluso en su resumen histórico, Esteban da pantallazos del Mesías. Hay ochenta maneras en que la vida de José nos prepara o presagia la vida de Cristo (vea el comentario sobre Génesis Iw – El relato escrito de la generación de Jacob).146
Vino entonces una hambruna en todo Egipto y Canaán, y una gran aflicción; y nuestros padres no hallaban alimentos. Pero oyendo Jacob que había alimento en Egipto, envió a nuestros padres la primera vez. Y en la segunda, José se dio a conocer a sus hermanos, y fue manifestado a Faraón el linaje de José (7:12-13). El rechazado por sus hermanos se convirtió en el salvador. Lo que Esteban quería decir era que esto también era cierto para el Mesías. Y José envió a llamar a su padre Jacob, y a toda la familia, en número de setenta y cinco personas (7:14), (vea el comentario sobre Génesis Km – La Genealogía de Jacob). Génesis 46:26-27; Éxodo 1:5 y Deuteronomio 10:22 dicen todos que setenta personas bajaron a Egipto. Sin embargo, el texto de la Septuaginta de Génesis 46:27 dice setenta y cinco. Esteban, siendo helenista, naturalmente habría utilizado la figura de la Septuaginta. Aparentemente se llegó a la cifra mayor incluyendo el total de descendientes de José nacidos en Egipto. Y Jacob bajó a Egipto, y murió él, y nuestros padres. Y fueron trasladados a Siquem y puestos en el sepulcro que Abraham había comprado por precio de plata a los hijos de Hamor en Siquem (7:15-16). Nuevamente, en aras de la brevedad, Esteban resume los relatos de la compra del sitio de Macpela por Abraham, y la adquisición del sitio de Siquem por parte de Jacob. Su propósito no era recitar historia, sino establecer que no era culpable de blasfemar a ADONAI.147
Moisés
Habiéndose defendido exitosamente contra el cargo de blasfemar a ADONAI,Esteban pasó a la segunda acusación de rechazar a Moisés.Pero cuando se acercaba el tiempo de la promesa que Dios había declarado a Abraham, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto, hasta que se levantó otro rey que no había conocido a José (7:17-18), vea también Éxodo 1:8. Éste, tratando con astucia a nuestro linaje, maltrató a los padres para que abandonaran a la intemperie a sus niños de pecho, para que no sobrevivieran. En aquel tiempo nació Moisés, y fue hermoso a la vista de Dios, y fue criado por tres meses en la casa de su padre; pero al abandonarlo a la intemperie, la hija de Faraón lo adoptó y lo crió como si fuera hijo suyo (7:19-21). Los detalles de la vida y el ministerio de Moisés eran bien conocidos por el Sanedrín, por lo que Esteban simplemente los resumió para dejar claro su punto. Sensible a la acusación de haber blasfemado contra Moisés,Esteban se propone elogiarlo, describiéndolo como extraordinario ante Dios (vea el comentario del Éxodo Ak –Un hombre de la casa de Leví se casó con una mujer levita). Y Moisés fue instruido en toda sabiduría de los egipcios, y era poderoso en sus palabras y en hechos (7:22). Moisés era un hombre extraordinario. Sus habilidades naturales de liderazgo, junto con la educación más completa del mundo antiguo, lo calificaron de manera única para la tarea que tenía por delante.
El llamado de Dios llegó cuando tenía como cuarenta años, le vino al corazón visitar a sus hermanos, los hijos de Israel (7:23). Aunque Moisés creció en la casa de Faraón, nunca se olvidó de su pueblo. Sin duda su madre le inculcó durante los años que ADONAI providencialmente había dispuesto que ella fuera su nodriza, que él era hebreo. Entonces, cuando se acercaba a los cuarenta, decidió ayudar a su sufrido pueblo. Y viendo a uno que era tratado injustamente, lo defendió; y matando al egipcio, vengó al maltratado (7:24). Al tomar esta acción, estaba asumiendo que sus hermanos entendían que por su mano Dios los libraba, pero ellos no lo entendían y no lo reconocían como el libertador. Lo que Esteban quería decir era que lo mismo le sucedería al Mesías. Y al día siguiente se presentó a unos que estaban peleando, y trataba de ponerlos en paz, diciendo: Varones, sois hermanos, ¿por qué os maltratáis el uno al otro? Entonces, el que maltrataba a su prójimo, lo rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Acaso quieres tú matarme, como ayer mataste al egipcio? (7:26-28), vea Éxodo 2:14. Ante esta palabra, Moisés huyó, y vino a ser extranjero en la tierra de Madián, donde engendró dos hijos (7:29). Al darse cuenta de que matar al egipcio se había vuelto ampliamente conocido, Moisés huyó a la tierra de Madián (vea el comentario sobre Éxodo Al – Moisés huyó del faraón y se fue a vivir a Madián). Sus dos hijos fueron Gersom y Eliezer. Sin duda, al verlo como el líder de una rebelión judía, el faraón trató de matarlo sin éxito (Éxodo 2:15).
Transcurridos cuarenta años, el ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de una zarza ardiente (7:30). Vea el comentario de Éxodo Am – Moisés en Madián). Había llegado el momento en que Moisés condujera a los israelitas a la Tierra Prometida; vea el comentario sobre Éxodo Aq – Llamas de fuego desde dentro de una zarza ardiente. Una vez más, el punto de Esteban es que Dios se reveló fuera de la Tierra Prometida. Al verlo entonces Moisés, se maravillaba de la visión, y al acercarse para observar, le llegó la voz del Señor: Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Lleno de temor, Moisés no se atrevía a mirar. Y el Señor le dijo: Quítate las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa (7:31-33); aunque estuviera fuera de la “Tierra Santa”. Entonces, cualquier lugar donde Dios aparece es un área de santidad. Las bendiciones de Dios no se limitaron a Tierra Santa ni al Templo. Ciertamente he visto la opresión de mi pueblo que está en Egipto, y he oído sus gemidos, y he descendido a librarlos. Ahora, pues, ven, para que te envíe a Egipto (7:34).
Esteban alcanzó el clímax de su defensa de blasfemar a Moisés. A este Moisés, a quien rechazaron, diciendo: ¿Quién te ha puesto por príncipe y juez? a éste envió Dios como príncipe y libertador, por mano del ángel que se le apareció en la zarza (7:35). Notará en los siguientes versículos que Esteban sigue enfatizando la palabra “este”. Este Moisés, o este hombre (es decir, Moisés), porque Esteban quería recalcar el mismo punto una y otra vez. La misma persona que Israel rechazó, fue la misma persona que Dios usó para sacar a Israel de la esclavitud. Este es un patrón constante en la historia de Israel: el orgullo espiritual junto con la ignorancia espiritual (que es una combinación realmente mala) hace que ellos rechacen a los libertadores que Dios les envía. A veces se ha señalado que Yeshua no pudo haber sido el Ungido, o de lo contrario Israel lo habría reconocido. Pero como señala Esteban, rechazaron tanto a José como a Moisés. Esta fue la respuesta típica hacia aquellos que Dios envió para liberarlos. Yeshua habló de esta actitud en Mateo 21:33-46.
Moisés los sacó, haciendo prodigios y señales milagrosas en tierra de Egipto, y en el mar Rojo, y en el desierto, por cuarenta años (7:36). Moisés cumplió su misión y los sacó de Egipto. Pero la mayor rebelión de Israel contra Dios y Moisés, a pesar de las maravillas y señales que ya habían visto en la tierra de Egipto, en la división del Mar Rojo y en el desierto, les causó otra demora. A causa de esa rebelión, vagaron fuera de la Tierra Prometida durante cuarenta años más. Era obvio por el discurso de Esteban que él tenía el mayor respeto por Moisés, y la acusación de blasfemar a Moisés era tan falsa como la de blasfemar a ADONAI. La respuesta judía a Moisés, al igual que su respuesta a José, fue paralela a su respuesta al Mesías. Luego Esteban les recordó que Moisés, en el conocido pasaje de Deuteronomio 18:15, predijo que vendría. Éste es el Moisés que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará Dios de entre vuestros hermanos, como a mí (7:37). Por lo tanto, ellos estaban haciendo nuevamente lo que habían hecho sus padres: rechazar al libertador enviado por Dios. Sólo que esta vez fue más grave que todos los demás rechazos juntos. Este era el Mesías a quien ellos estaban rechazando.148
Torá
Fue una transición fácil de Moisés a la Torá, ya que ambos están estrechamente relacionados. Éste es el que estuvo con la congregación en el desierto, con el ángel que le hablaba en el monte Sinai, y con nuestros padres, quien recibió oráculos vivientes para dárnoslos (7:38). Esteban reafirmó la Torá de nuevo, declarándose “inocente”. Declaró que ADONAI fue el autor de la Torá, que los ángeles fueron su mediador (Hechos 7:53; Gálatas 3:19; Hebreos 2:2), y Moisés fue el receptor. Eso ciertamente no era blasfemia, y el Sanedrín lo sabía.
Pero ahora llega el punto de inflexión. Esteban comentó cómo los destinatarios originales de la Torá no la habían cumplido: al cual nuestros padres no quisieron obedecer, sino que lo rechazaron, y en sus corazones se volvieron a Egipto, diciéndole a Aarón: ¡Haznos dioses que vayan delante de nosotros, porque este Moisés que nos sacó de tierra de Egipto, no sabemos qué le ha ocurrido! (7:39-40). No fue Esteban quien desobedeció la Torá, sino los mismos padres que el Sanedrín reverenciaba. Esteban no rechazó a Moisés, sino aquellos mismos padres. Hicieron a él y a la Torá a un lado y en sus corazones se volvieron a Egipto. Peor aún, mientras Moisés estaba en el Monte Sinaí recibiendo la Torá de Dios, el pueblo recurrió a la idolatría. Porque me dijeron (dice Aaron): «Haznos un dios que vaya delante de nosotros; pues no sabemos qué le haya acontecido a este Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto» (32:23). Desde el momento en que se entregó la Torá, ellos se rebelaron contra ella. A pesar de todas sus declaraciones de lealtad a la Torá y al Templo, y sus acusaciones contra Esteban, sus oyentes pertenecían a una nación que, desde el principio, había rechazado la Torá y la verdadera adoración a YHVH.
Con este pensamiento el discurso toma un nuevo giro, y hasta el versículo 50 se ocupa de los temas gemelos de la idolatría y la adoración en el Templo en Israel. Y en aquellos días hicieron un becerro, y ofrecieron sacrificio al ídolo, y se regocijaron en las obras de sus manos (7:41). Ese único acto de idolatría condujo a otros actos de idolatría en el desierto. Entonces en los siguientes dos versículos, Esteban trata de la larga historia de idolatría de Israel a lo largo de esos cuarenta años y más. La respuesta de Ha’Shem fue entregarlos a la idolatría. Así que en estos dos versículos Esteban resume el resto de la historia de Israel y su tendencia hacia la idolatría que provocó el cautiverio babilónico (vea el comentario sobre Jeremías Gu – Setenta años de dominio imperial babilónico).
Pero Dios se apartó y los entregó a rendir culto al ejército del cielo, como está escrito en el libro de los profetas: ¿Acaso me ofrecisteis víctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, oh casa de Israel? (7:42). Servir al ejército del cielo es la adoración de las estrellas. El libro de los doce profetas menores, es considerados como un solo libro en el TaNaJ. Para probar su punto, Esteban cita el libro de Amós (vea Amós 5:25).
Antes bien, llevasteis el tabernáculo de Moloc, y la estrella del dios Renfán, las imágenes que os hicisteis para adorarlas. Os transportaré, pues, más allá de Babilonia (7:43). Moloc, es el dios estelar amonita, relacionado con el planeta Venus y similar a la diosa griega Venus, a quien se ofrecían sacrificios humanos. Renfán, es un dios babilónico asociado con el planeta Saturno. Los sacrificios que ofreció Israel fueron los sacrificios levíticos que Dios ordenó, pero desviaron sus sacrificios a estos dioses. El punto que Esteban estaba señalando era que la idolatría que comenzó con el becerro de oro, terminó con la adoración del ejército del cielo, las estrellas. Esto se verifica a lo largo de las Escrituras (Deuteronomio 17:3; Segunda Reyes 17:6, 21:3 y 5, 23:5; Segunda Crónicas 23:3 y 5; Jeremías 13:15).
Os transportaré, más allá de Babilonia (7:43b LXX). Su punto es que los profetas ya habían acusado a Israel de idolatría, por lo tanto, su acusación no era nada nuevo.
Lucas cita el TaNaJ casi siempre en una forma correspondiente a la LXX o cercana a ella, y no de acuerdo con el Texto Masorético hebreo. Aquí se cita Amós 5:25-27 de manera cercana pero no correspondiente exactamente a la LXX.149
Templo
En respuesta a la acusación de que habló contra el Templo, Esteban trazó su historia para mostrar su gran respeto por este porque YHVH lo ordenó. Tenían nuestros padres el tabernáculo del testimonio en el desierto, como había ordenado el que hablaba a Moisés para que lo hiciera conforme al modelo que había visto (7:44). El Tabernáculo también estaba fuera de la Tierra Prometida. La generación del desierto no podía alegar ignorancia de la gloria de Dios., ya que el Tabernáculo estaba en medio de ellos. Después de recibirlo, nuestros padres a su vez lo introdujeron con Josué al tomar posesión de las naciones que Dios arrojó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David; quien halló gracia delante de Dios, y pidió proveer tabernáculo para la Casa de Jacob (7:45-46). Tampoco pudieron hacerlo los padres posteriores como Josué. Desde el tiempo de la conquista hasta los días de David, Israel tenía el Tabernáculo, un símbolo constante de la santa presencia de Dios. Sin embargo, persistieron en caer en la idolatría. Después de que Ha’Shem le dio a David la victoria sobre todos sus enemigos, pidió encontrar una morada para el Dios de Jacob (vea el Salmo 132:3-5 LXX). Sin embargo, la petición de David fue denegada, pero Salomón le edificó Casa (7:47). Esteban hace sólo una breve referencia al Templo de Salomón, ya que el Sanedrín estaba muy familiarizado con su historia. Además, el Templo de esos días no era el de Salomón, que había sido destruido por los babilonios. Ese Templo había sido construido por el no judío Herodes. Entonces, la naturaleza transitoria del Tabernáculo, y luego del Templo, conducen al punto principal de Esteban, es decir: el Altísimo no habita en casas hechas de mano (7:48a). No puede haber duda de que la gloria Shekinah residió dentro del lugar santísimo del Tabernáculo y más tarde en el Templo, pero aun así no lo limitó a Él de ninguna manera.
En contraste con este punto de vista, Esteban enfatiza que ADONAI no residía actualmente en el Templo de Sión, Dios habita en el cielo. Además, no solo Dios y la verdadera morada de Dios no están hechos con manos humanas, sino que todo el mundo y todo lo que hay en él es hecho por Dios. No hay nada malo en el Templo ni en su construcción, pero está mal creer que él (y quizás sólo él) es la morada de Dios. Además, la lealtad a un Templo construido con manos humanas podría poner a Israel en peligro de repetir su pecado anterior en el desierto, porque el becerro de oro también había sido hecho por manos humanas.150 Como dice el profeta (7:48b):
El cielo es mi trono, Y la tierra, estrado de mis pies.
¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor;
¿O cuál es el lugar de mi reposo? (7:49)
¿No hizo mi mano todas estas cosas? (7:50)
Lucas cita el TaNaJ casi siempre en una forma correspondiente a la LXX o cercana a ella, y no de acuerdo con el Texto Masorético hebreo. Aquí se cita textualmente Isaías 66:1-1 de la LXX con un cambio en el orden de las palabras.151 Esteban no era culpable de blasfemar contra el Templo. Lo fueron ellos, por limitar a Ha’Shem a esto. En cambio, como Isaías, argumentó que Dios era más grande que cualquier Templo. Era el símbolo de la presencia de Dios; no la prisión de Su esencia.
A lo largo del discurso de Esteban la tensión debe haber ido aumentando. Mientras señalaba los rechazos y las apostasías de Israel, el Sanedrín se sentía cada vez más incómodo. Ellos debieron haberse preguntado ¿qué punto estaba tratando de transmitir? No tuvieron que esperar mucho. Habiendo sentado el fundamento histórico para ello, los golpeó con una acusación devastadora: eran exactamente como sus padres en los días de José, Moisés y David. Eran: ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazones y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, también vosotros (7:51). Porque ellos se enorgullecían de su circuncisión física y de su comportamiento ritual. La descripción que Esteban hizo de ellos como incircuncisos de corazón (Levítico 26:41; Deuteronomio 10:16, 30:6; Jeremías 4:4, 9:26; Ezequiel 44:7 y 9) y de oídos (Jeremías 6:10) fue muy punzante. El pecado de ellos nunca había sido perdonado. Ellos eran tan impuros ante Dios como los gentiles incircuncisos. Esa fue la condena definitiva.
Éstas son las caracterizaciones de Israel que hace el TaNaJ: el pueblo de Dios exteriormente lleva la señal del pacto con Abraham, pero interiormente es impuro y rebelde (vea Romanos 2:17-3:2). Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, también vosotros (7:51b), vea Isaías 63:10. ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, a quien vosotros ahora habéis llegado a entregar y asesinar (7:52); Yeshua les hizo la misma acusación (vea Mateo 23:29-36). Ellos se convirtieron en traidores y asesinos, no directamente, como estaban a punto de hacerlo con Esteban, sino a través de Poncio Pilato y el gobierno romano.152. Vosotros, que recibisteis la ley por medio de los ángeles, y no la guardasteis (7:53). Ellos no tenían excusa, ya que la Torá señalaba al Mesías (vea Juan 5:39). Esteban se hace eco una vez más de las palabras de su Señor, quien dijo a esos mismos líderes: Pero si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él (Juan 5:46). No hubo ninguna oferta de salvación, sólo una declaración de desobediencia.
A pesar de su orgullosa jactancia que, si estuviéramos en los días de nuestros padres, no seríamos sus cómplices en la sangre de los profetas (Mateo 23:30), ellos habían hecho cosas mucho peores. Sus padres habían asesinado a los profetas de Dios, ellos, sin embargo, ellos habían asesinado a Su Hijo, el Justo. Ahora estaban a punto de cometer otro asesinato. Esteban pronto se convertiría en otro de la larga línea de mensajeros de ADONAI asesinados por la nación escogida de Dios, y el primero asesinado por predicar el nombre del Mesías.153
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