La mujer vio el fruto del árbol y comió
3: 6
La mujer vio el fruto del árbol y comió ESCUDRIÑAR: ¿Cómo puede algo “bueno” como: la belleza, la alimentación o la sabiduría transmitida por la fruta, sea “malo” cuando se siente tan bien? ¿Qué implica para la sociedad el mensaje: “si te sientes bien, hazlo”? ¿Por qué crees que Adán comió el fruto? ¿Se podría haber resistido? ¿Qué debería haber hecho? ¿Crees que Adán es más o, menos responsable que Eva? ¿Por qué?
REFLEXIONAR: ¿Puede pensar en palabras más difíciles de decir que: “discúlpeme o perdóneme?” ¿Es fácil para usted admitir que se equivocó? ¿Perdona a los demás? Si dice disculpe o perdone y es perdonado, ¿significa esto, que no hay consecuencias por sus acciones? ¿Por qué si, o por qué no? ¿Qué cree usted acerca de Dios; Es Él por usted o contra usted? ¿En qué basa sus decisiones?, ¿en la experiencia?, ¿en la Escritura?
El pecado siempre lo lleva más lejos de lo que quería ir, y siempre cuesta más de lo que quería pagar (Santiago 1:13-15). Si Eva hubiera resistido desde el principio, no habría caído; porque es una verdad universal: Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. (Santiago 4:7). Nada es más cierto que la impotencia del diablo para vencernos, sin nuestro propio consentimiento. Si resistimos, él huye, y si cedemos, él gana. Este es el simple hecho que señala nuestra máxima responsabilidad por nuestras acciones.
Una vez que Eva comenzó a dudar de la bondad de Elohim y de Sus intenciones hacia ella, se puso en una pendiente muy resbaladiza hacia la caída. El pecado comienza en la mente y luego se transfiere al corazón, lo cual se traduce en acción. Los tres aspectos del fruto prohibido que los sedujo, corresponden perfectamente a los de I Juan 2:16 y la respuesta de Jesús a Satanás durante su tentación en el desierto (Lucas 4:1-13).
En primer lugar, el fruto del árbol era bueno para comer, lo cual es la codicia de la carne en I Juan 2:16 (BTX). Un día, por supuesto, Jesús vino al mundo, y Él se sintió tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado (Hebreos 4:15). Durante su tentación, el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan. Jesús le respondió: Escrito está: “no solo de pan vive el hombre” (Lucas 4:3-4). A diferencia de Eva, que no confió en la palabra de Dios cuando se enfrentó a la serpiente, el Mesías citó Deuteronomio 8:3.
En segundo lugar, tenía buen aspecto (era agradable a la vista), lo cual es la codicia de los ojos en I Juan 2:16. En el desierto, Satanás le dijo a Yeshua: Lc 4:6 —Sobre estos reinos y todo su esplendor —le dijo—, te daré la autoridad, porque a mí me ha sido entregada, y puedo dársela a quien yo quiera. Lc 4:7 Así que, si me adoras, todo será tuyo. Jesús le contestó: Lc 4:8 Escrito está: “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él.” Una vez más, el Mesías cita el Antiguo Pacto en Deut 6:13.
En tercer lugar, era deseable para adquirir sabiduría. La palabra hebrea para deseo o deseable es kjamád, que tiene la misma raíz que codiciar. Esta es la esencia de la codicia. Es esa actitud que dice, “no tengo esto y lo necesito para estar contento.” Este es el alarde de lo que se tiene y que es la esencia del orgullo, como se ve en Primera Juan 2:16. Durante los cuarenta días de tentación, el diablo le llevó a Jerusalén y estaba Yeshua parado en la parte más alta del templo (vea el comentario sobre La vida de Cristo Bj – Jesús es tentado en el desierto) y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí. Pues escrito está: “Ordenará que sus ángeles te cuiden. Te sostendrán en sus manos para que no tropieces con piedra alguna. Pero Jesús le respondió: “No tentarás al Señor tu Dios a prueba” (Lucas 4:9-12). Una vez más, Él enfrentó a Satanás con las Escrituras (Deuteronomio 6:16).
El apóstol Pablo nos advierte que lo mismo puede sucedernos a nosotros hoy. Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los pensamientos de ustedes sean desviados de un compromiso puro y sincero con Cristo. (II Corintios 11:3). Ninguno de nosotros es inmune a las artimañas astutas del diablo, que ronda como león rugiente, buscando a quien devorar (I Pedro 5:8).58 Por lo tanto, como el Mesías, tenemos que utilizar las Escrituras cuando nos enfrentamos con él. Hay poder en la Palabra de Dios.
Para que la humanidad sea verdaderamente libre, tiene que haber una opción. La opción es la de obedecer o desobedecer a Dios. En el caso de Adán y Eva, el árbol del conocimiento del bien y el mal simbolizó esa opción.. Y obedecer a Dios es amar a Dios, pero el amor tiene que ser voluntario. Realmente no se puede obligar a nadie a amar a otro. Y muchas veces por tratar de forzar el amor de alguien, esa persona termina odiando al otro. Es lo mismo con Elohim. Él quiere que le amemos , porque hemos tomado la decisión de hacerlo. Ahora, el Señor podría habernos creado como pequeños robots. Podríamos levantar las manos y decir: “te Alabo, te alabo”, pero sin amor en ello. No queremos ser amados de esa manera y tampoco lo quiere Dios. Él quiere que le amemos porque elegimos amarlo. Por lo tanto, Él nos creó con libre albedrío, la libertad de amarlo y tener una relación con Él o libertad de rechazarlo y no tener ninguna relación con Él; libres para desobedecer Su Palabra y pecar. Es claro, entonces, que Dios no creó el pecado. Él se limitó a proporcionar las opciones necesarias para la libertad humana, opciones que podrían resultar en pecado.59
Ella lo tomó y comió. La única fruta mencionada en el contexto es la higuera en 3:7. La interpretación tradicional es que la fruta fue una manzana. Esto puede haber comenzado primero por el sonido frecuente de malus, la palabra latina para el mal, y malum, la palabra latina para manzana.
Y dio también a su esposo, y él comió (3:6). Eva hizo a Adán, lo que la serpiente hizo a Eva. Pero increíblemente, Adán estando con ella todo el tiempo no hizo nada para detenerla. De hecho, él no opuso ninguna resistencia en absoluto. Eva no necesitó ni siquiera tratar de tentarlo. Ella simplemente le dió y él comió. Adán tenía que vigilar y proteger el jardín, mientras que Eva tenía que ayudarlo. Sin embargo, hubo una inadmisible inversión de roles entre una ayudante liderando, y el protector siguiéndola (haga clic en el enlace y vea Bf – Tu deseo será para tu marido, y él te dominará). Y aunque ambos parecían igualmente culpables, había una clara distinción entre el pecado de ella y el pecado de él.
Algunos han sugerido que lo que Adán hizo fue por amor a Eva, su elección de compartir el pecado y la culpa, en lugar de salir a enfrentar el juicio de Dios. Esto sería coherente con la tipología, lo que sugiere la verdad de que Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella (Efesios 5:25). Sin embargo, este motivo haría parecer noble el pecado de Adán, y la Biblia nunca indica tal cosa. Su pecado fue deliberado, malvado e inexcusable.60 Las Escrituras ponen claramente la responsabilidad de la caída en él. Eva fue engañada (Primera Timoteo 2:14), pero Adán pecó con pleno conocimiento, por lo que fue un acto de rebelión. Por medio de un solo hombre (Adán) el pecado entró en el mundo (Romanos 5:12a).
Cuando Adán pecó, toda la humanidad pecó, y porque su primer pecado transformó su cuerpo y alma, todos los cuerpos y las almas de la humanidad se transformaron. Su cuerpo perfecto sin pecado, que habría perdurado para siempre si no hubiera pecado, fue cambiado. Ahora tenía una naturaleza pecaminosa; la cual heredamos nosotros. Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, (Romanos 3:23). Como resultado, cuando nacemos (porque somos descendientes de Adán), nacemos con esta naturaleza pecaminosa. El mundo piensa que nacemos buenos. Y para un Adolfo Hitler, u otras personas responsables de matar a millones de personas, algo malo tuvo que ocurrir drásticamente. Pero la Biblia enseña que cuando nacemos hemos heredado la naturaleza pecaminosa de Adán, y para que tengamos una posición correcta delante de Elohim, algo justo tiene que ocurrir drásticamente; tenemos que aceptar la muerte de Cristo en la cruz por nuestros pecados y aceptarlo como nuestro Señor y Salvador. No nos equivoquemos al respecto, si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo (Romanos 8:9b). Por lo tanto, sólo hay dos tipos de alimentos espirituales. Hay comida del diablo y comida de ángel, y si usted no está comiendo una, está comiendo la otra!
Los judíos no mesiánicos no tienen el concepto de pecado original, pero la Torá establece, sin lugar a dudas, un estado de impureza entre los humanos mortales y un Dios inmortal. El pecado de Adán rompe el pacto que Dios hizo con Adán (1:28-30 y 2:15-17). Hablando del Israel no arrepentido, Oseas dice: Son como Adán: han quebrantado el pacto, me han traicionado dijo Dios (Oseas 6:7). El resultado será la muerte espiritual.
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