Las Promesas fueron hechas a Abraham
y a su descendencia
3: 15-18
Las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia ESCUDRIÑAR: ¿Por qué Pablo usó a Abraham en su argumento de que la salvación es igual a la fe más nada? ¿Cuál es la distinción aquí entre semillas y Semilla? ¿Cuál es el paralelo que Pablo quiere hacer entre los tipos de pactos que la gente hace y la promesa del pacto en 3:8 que ADONAI le hizo a Abraham? Dado que la Ley (Torá) no debía tomar el lugar de la promesa, ¿cómo explican los versículos 19 y 23, cuál es realmente el propósito de la Ley (Torá) (vea también Romanos 3:20)
REFLEXIONAR: ¿Qué es importante para usted en la historia de Abraham? ¿Cómo usaría este pasaje con alguien que piensa que guardar los Diez Mandamientos es suficiente para salvar su alma? ¿Qué experiencia le ayudó a ver su necesidad de dejar que las reglas religiosas que podría haber estado tratando de mantener le llevaran a Yeshua para encontrar misericordia?
Pablo ahora presenta un argumento para mostrar que el pacto que Dios hizo con Abraham todavía estaba en vigor, basándose en la prioridad del pacto y su naturaleza irrevocable.
Después de describir cómo las bendiciones de Abraham habían venido a través del Mesías a los gentiles por medio de la fe (Gálatas 3:14), Pablo les dio a los creyentes de Galacia un ejemplo concreto. Mientras que los versículos anteriores se han referido al estatus de los gentiles en relación con la maldición y las bendiciones, aquí Pablo habla de la forma legal de la herencia. Se dan cuatro razones para afirmar la superioridad del pacto de la promesa.
Primero, el pacto de la promesa fue superior porque fue confirmado como irrevocable e inmutable. Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade (3:15). La palabra pacto del griego: diatheke en su forma verbal significa colocar entre los dos. El pacto del que se habla aquí se refiere al acto de uno de dos individuos que coloca entre ellos algo a lo que se obliga. Es un compromiso de parte de uno hacer tal y tal cosa.84
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Cuando Dios hizo el pacto con Abraham (cuyo nombre era Abram en ese momento): fue la palabra de YHVH a Abram en visión, diciendo: No temas Abram, Yo mismo soy tu escudo y gran galardón (Génesis 15:1b). Pero, he aquí la palabra de YHVH a él, diciendo: No te heredará éste [Eliezer], sino que te heredará uno que saldrá de tus entrañas. Y lo sacó fuera, y le dijo: Contempla ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a YHVH, y le fue contado por justicia. Entonces le dijo: Yo soy YHVH, que te saqué de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra (Génesis 15:4-7).
Abraham preguntó: Mi Señor YHVH, ¿en qué sabré que la he de poseer? (Génesis 15:8)? Dios ratificó el pacto con una ceremonia común en el antiguo Cercano Oriente. Las instrucciones fueron: Toma para mí una becerra de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un palomino (15:9). Y tomó para Él todos éstos, y los partió por la mitad, y puso cada mitad enfrente de la otra, pero no partió las aves (15:10). Y estaba por ponerse el sol, cuando un profundo sopor sobrevino a Abram, y he aquí que el terror de una intensa oscuridad cayó sobre él…. Y sucedió que cuando se puso el sol, sobrevino una densa oscuridad, y apareció una fogata humeante, y una antorcha de fuego que pasaba por entre aquellos trozos (vea Génesis 15:12-17). Cuando Abram cortó los animales por la mitad, colocó los dos lados de cada animal uno frente al otro, con un camino entre ellos.
Normalmente, ambas partes de un pacto (diatheke) caminarían entre los animales sacrificados, cuya sangre ratificaría simbólicamente el acuerdo. Pero en este caso, solo Dios atravesó, indicando que el pacto, aunque invocando las promesas a Abraham y su descendencia, fue hecho por el mismo ADONAI. El pacto era unilateral y totalmente incondicional, siendo la única obligación de Ha’Shem mismo.85
Por lo tanto, Pablo presentó el argumento de que el pacto de YHVH hecho con Abraham seguía vigente, basándose en la prioridad del pacto y su carácter irrevocable. Él afirma que es de conocimiento común que cuando las personas hacen un contrato, y ese contrato es acordado, no puede ser cambiado o modificado excepto por el consentimiento mutuo de ambas partes del contrato. Por lo tanto, Pablo aplica ese entendimiento básico al Pacto de Dios con Abraham (vea el comentario sobre Génesis, haga clic en Fp – El Pacto Abrahámico). Esto tenía la prioridad porque era el original. Se le dio a Abraham y a una descendencia específica. Isaac era el hijo de la promesa, no Ismael (vea el comentario sobre Génesis Fi – El nacimiento de Isaac). No a través de la Torá o ley de Moisés, sino a través de Yeshua (Jesús) Mesías. La Torá o ley de Moisés nunca podría anular el Pacto Abrahámico, lo que significa que la salvación es igual a la fe más nada.86
Segundo, el pacto de la promesa era superior a la Torá porque estaba centrado en el Mesías. Pablo comienza a explicar la analogía establecida en el versículo anterior. Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia. No dice: Y a sus descendencias, como de muchas, sino como de una: Y a tu descendencia, la cual es el Mesías (3:16). Se hizo promesa a Abraham y a su descendencia. Bajo la guía del Ruaj Ha-Kodesh, quien inspiró la escritura de Génesis y Gálatas, Pablo hace la exégesis del pasaje de Génesis citado. Declara que el término simiente en Génesis 22:18 es singular. El hecho de que las promesas se le hicieran a Abraham y a todos los creyentes a lo largo de los siglos que siguen a Abraham en su acto de fe, indica que el camino de la fe existía antes de que se diera la Torá (Ley), continuó a través de la Dispensación de la Torá (Ley) y todavía está en vigencia después de la cruz. Entonces, la entrega de los 613 mandamientos de Moisés no tuvo ningún efecto en el pacto en absoluto.87
Tercero, el pacto de la promesa era superior a la Torá por su cronología. Y esto digo: La ley, creada 430 años después, no abroga un pacto previamente ratificado por Dios para invalidar la promesa (3:17). La Ley de Moisés (Torá), que llegó 430 años después de que la promesa de Dios a Abraham fuera confirmada a Jacob, fue una adición y no cancela el pacto previamente confirmado por Dios, para hacer ineficaz la promesa (vea el comentario sobre Éxodo Ca- Al Final de los 430 Años, en aquel mismo Día). La palabra ratificado es un participio pasivo perfecto, que apunta a la autoridad duradera del pacto. La Torá (del Antiguo Pacto), como un modelo de vida, no canceló la justificación por la fe. Durante toda la Dispensación de la Torá, la gente se salvó sobre la base de la fe (vea el comentario sobre Éxodo Da – La Dispensación de la Torá). Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios trató generosamente a Abraham por medio de la promesa (3:18). Porque si la herencia se basa en la parte legal de la Torá, que es la halajá, o las reglas que rigen la vida judía, ya no se basa en una promesa; por lo tanto, ya no proviene de una promesa (3:18a), vea el comentario sobre La vida de Cristo Ei – La Ley Oral. Los judaizantes no solo intentaban retener los 613 mandamientos de Moisés para los judíos, sino que también trataban de imponerlos a los gentiles, a quienes nunca se les entregó la Torá. Eso era contra lo que Pablo estaba luchando. Vea Ag – ¿Quiénes eran los judaizantes?.
Por lo tanto, el argumento del apóstol Pablo es el siguiente. Si un pacto una vez en vigor no puede ser cambiado o anulado por ninguna acción posterior, el pacto de Dios con Abraham no puede ser cambiado o anulado por la adición de los 613 mandamientos de la Ley de Moisés (Torá). Si este principio es válido en un pacto humano, cuánto más es cierto cuando ADONAI hace el pacto como lo hizo con Abraham en Génesis 15, ya que las promesas de Dios son más confiables de las que cualquier ser humano podría hacer.
Cuarto, el pacto de la promesa es superior a la Ley de Moisés (Torá) porque es más completo. Pero Dios se la concedió a Abraham por medio de una promesa (3:18b LBLA). La palabra griega concedió (carizomai) significa un regalo dado por la generosidad espontánea del corazón del donante, sin ataduras. La palabra griega para gracia (charis) tiene la misma raíz y el mismo significado. En consecuencia, la palabra concedió aquí no se refiere a un compromiso basado en un acuerdo mutuo, sino en el acto libre de quien da algo, sin esperar ser reembolsado de ninguna manera. Dios honró [el pacto] con Abraham por medio de una promesa. Esto muestra de inmediato la diferencia entre tener que obedecer los 613 mandamientos de Moisés y la gracia. Si la salvación fuera por la obediencia a los estatutos de Dios y ordenanzas, eso significaría que estaría basado sobre un acuerdo mutuo entre Ha’Shem y el pecador, por el cual Dios se obligaría a sí mismo a dar la salvación a cualquier pecador que la ganara por medio de la obediencia a Sus estatutos y ordenanzas. La palabra estatutos deriva (del hebreo: kjuccá), significa escribir una ley permanentemente; mientras que la palabra ordenanzas (del hebreo: mishpat), significa un juicio de la corte como se ve en Deuteronomio 4:1. Pero el genio mismo de la palabra carizomai obra en contra de la enseñanza de los judaizantes, que decían que la salvación es por las obras. Hay una palabra griega huposchesis que se usa para una oferta basada en los términos de un acuerdo mutuo. Pero no se usa aquí.
No solo eso, aquí el verbo dar está en tiempo perfecto, lo que habla de una acción pasada completada que tiene resultados continuos. El acto pasado de ADONAI dando la herencia sobre la base de una promesa, tiene resultados presentes para usted y para mí. Dios le dio la herencia a Abraham por medio de una promesa alrededor del año 2000 aC, y esa promesa siguió siendo válida después de que se diera la Ley de Moisés alrededor del año 1500 aC, y la promesa siguió siendo válida después de la cruz.88
Por definición, una herencia no se gana, sino que simplemente se recibe, y trabajar por lo que ya está garantizado es tonto e innecesario. Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no es de vosotros, es el don de Dios (Efesios 2:8). Tratar de ganar la herencia de la gracia de Dios a través de la fe en Su único Hijo (Juan 3:16) es mucho peor que una tontería. ¡Agregar la obediencia a los 613 mandamientos de Moisés a la fe en la promesa de Dios, es anular Su gracia y hacer que el Mesías haya muerto innecesariamente! No desecho la gracia de Dios. Si la justicia se obtuviera mediante la ley, Cristo habría muerto en vano (2:21NVI)89.
Querido Gran Padre Celestial, ¡Qué Maravilloso eres! Te alabo porque podemos confiar en cada una de Tus promesas: Porque todas las promesas de Dios en Él son sí; por eso también por medio de Él, decimos amén a Dios, para su gloria por medio de nosotros (Segunda de Corintios 1:20). La promesa de que siempre estarás con Tus hijos es tan reconfortante: No te dejaré; ni te desampararé (Hebreos 13:5b).
Te alabo por Tu promesa de guiar la vida de Tus hijos, incluso cuando las cosas no parecen estar funcionando; porque cuando confío en Ti y te sigo, sé que todo lo haces para mi bien. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas ayudan para bien, a los que son llamados conforme a su propósito (Romanos 8:28). Gracias porque el bien que nos prometes no son cosas, ni siquiera cosas muy buenas como: un trabajo, un cónyuge, una familia; pero lo mejor que podemos esperar es ser conformados a Ti, ¡y eso es exactamente lo que haces con Tus hijos! Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Romanos 8:29).
Y Tú estás puliendo mi carácter para que pueda tener el gozo de brillar para Ti. Ahora, por cuanto es necesario, estáis siendo un poco afligidos por diversas pruebas, para que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, es probado por fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesús el Mesías (1 Pedro 1:6-7).
Cuando miro las situaciones difíciles de la vida, debo recordar mirarlas a través de Tus ojos, porque Tú, que conoces el futuro, siempre me guías hacia lo que es mejor para mí. Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el SEÑOR—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza (Jeremías 29:11 NVI).
¡Alabado seas porque nada jamás podrá separarme de Tu amor! Porque he sido persuadido de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni gobernantes, ni lo presente, ni lo por venir, ni las potestades, ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna otra cosa creada podrá separarnos del amor de Dios, que es en Jesús el Mesías, Señor nuestro (Romanos 8:38-39).
¡Me regocijo en amarte! En el Santo nombre de Yeshua y a través del poder de Su resurrección. Amén
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