–Save This Page as a PDF–  
 

El Concilio de Jerusalén
15: 1-21

48 dC

El concilio de Jerusalén ESCUDRIÑAR: ¿Qué otras cosas podrían estar diciendo estos fariseos que eran necesarias que hicieran los gentiles (Marcos 2:16, 18, 24, 7:1-5)? Si usted fuera un gentil y escuchara que estas regulaciones son requeridas, ¿cómo se sentiría acerca de su fe? Y como un judío estricto, ¿por qué estas cosas serían importantes para usted? ¿Cuál es el tema principal según lo ve Pablo (Gálatas 2:21, 3:5, 3:10-14)? ¿Cómo describiría la lucha de Pedro con este tema (Hechos 10:28, 34-35; Gálatas 2:11-13)? ¿Cómo muestra aquí la enseñanza de Pablo en Gálatas 2:15-16 su influencia sobre Pedro? Conociendo el trasfondo farisaico de Pablo (26:5) y el deseo de Pedro de mantenerse kosher (puro) (10:14), ¿cómo podría triunfar su testimonio? ¿Cuál es la posición de Santiago (Jacobo) al respecto? ¿Qué le ha llevado a cambiar de opinión? ¿Cuál es el significado de la decisión del concilio a la luz de 1:8? Dado el consejo de Pablo sobre una controversia similar en Primera Corintios 8:1-13, ¿por qué se incluyeron las condiciones de 15:20?

REFLEXIONAR: ¿Qué papeles cree que desempeñan la experiencia, la teología y las consideraciones prácticas en el proceso de toma de decisiones del concilio? ¿Qué cuestiones preocupantes de su vida podrían resolverse si las analiza teniendo en mente las mismas tres cosas? ¿Y en su iglesia o comunidad mesiánica? ¿Hay algún área de su fe en la que se siente como Pedro, yendo y viniendo porque no está seguro de lo que es correcto? ¿Cómo podría relacionarse el versículo 11 con esta preocupación? ¿Existe una especie de “ley oral-cristiana” en su iglesia? ¿Hablada o tácita? ¿Qué debería hacer al respecto?

Ciertos capítulos del Brit Hadashah son excepcionalmente importantes para los judíos mesiánicos, porque se relacionan directamente con la cuestión central del judaísmo mesiánico, la cual es: ¿Qué significa ser al mismo tiempo judío y creyente en Yeshua?, y ¿cómo se puede hacer justicia a ambos? Este es uno de esos capítulos.330

La entrada total de gentiles a la comunidad mesiánica fue muy perturbadora y amenazante para algunos de los creyentes judíos. Muchos creían que los gentiles que querían convertirse en cristianos tenían que convertirse primero en prosélitos judíos. Creían que los gentiles estaban tomando un atajo en el proceso y necesitaban pasar por el judaísmo para convertirse en creyentes. Desde la infancia se les había inculcado que la circuncisión era el símbolo que separaba al pueblo de Dios de los paganos. ¡Naturalmente, esperaban que los gentiles creyentes comenzaran a actuar como judíos! La idea de que eso no sucediera los sorprendió y abrumó. No podían concebir que los paganos pudieran simplemente entrar en el reino de Dios e inmediatamente estar en igualdad de condiciones con los judíos creyentes. Eso parecía injusto para aquellos que habían dedicado sus vidas a guardar la palabra de Dios de la Torá (Ley).

Dadas esas preocupaciones, el conflicto era inevitable. Mientras los gentiles conversos fueran pocos y ya fueran prosélitos judíos (como el eunuco etíope), la cuestión podría evitarse. Pero cuando se celebró el concilio de Sión, las cosas habían llegado a un punto crítico.331

El trasfondo: Pero algunos que habían bajado de Judea, decían a los hermanos: A menos que seáis circuncidados conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos (15:1). Continuamente enseñaban la circuncisión a los hermanos que buscaban la libertad en el Mesías, vea Gálatas 2:4. Estos hombres eran los judaizantes, los de la circuncisión, es decir, judíos que creían que los gentiles debían actuar como judíos, y quiénes habían discrepado antes con Pedro (haga clic en el enlace y vea el comentario a Gálatas, Ag – ¿Quiénes eran los judaizantes?, también vea Bh Informe de Pedro en Jerusalén). Siendo fanáticos de la Torá y afirmando seguir al Mesías, insistían en la necesidad de la circuncisión incluso para los gentiles. Sin embargo, Jacobo o la iglesia (Comunidad Mesiánica) de Jerusalén no los autorizaron a enseñar a los hermanos (15:24).

La frase: “según la costumbre de Moisés” en realidad es una abreviatura de algo mucho más amplio. Aquellos hombres de Judea insistían en que los gentiles debían convertirse en judíos en todos los sentidos. En el versículo 5 aclaran esto específicamente al agregar que los creyentes gentiles deben ser dirigidos a guardar la Ley de Moisés, con lo que se referían tanto a la Ley escrita como a la ley Oral (vea el comentario sobre La vida de Cristo Ei – La Ley Oral). Este requerimiento va más allá de las exigencias para la salvación individual descritas en el TaNaJ, en el judaísmo o por los apóstoles. El TaNaJ dice, y Pedro lo cita en Hechos 2:21: Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo, (vea tambien Joel 2:32a LXX).

Por lo tanto, el requisito de que los gentiles se convirtieran al judaísmo, planteaba una seria amenaza al evangelio. Porque si a las personas que no nacieron en la cultura y sociedad judía, se les exigía que se conviertan en judíos antes de que Dios reconociera su fe en Él, muchos menos gentiles se molestarían en aceptar el evangelio. El verdadero problema es este: ¿Puede la fe en YHVH y Su Mesías trascender la cultura judía? ¿Puede un gentil convertirse en cristiano sin convertirse también en judío?

Una de las ironías supremas de nuestra vida es que el problema se ha convertido exactamente en lo opuesto: ¿Puede un judío convertirse en seguidor de Yeshua el Mesías sin convertirse en gentil? Gran parte de la oposición dentro de la comunidad judía a que los judíos lleguen a confiar en Yeshua da por sentado que la respuesta a esa pregunta es No. Se supone que cuando los judíos étnicos aceptan a Yeshua abandonan a su pueblo, adoptando un estilo de vida gentil y se pierden para la comunidad judía. Si bien algunos judíos que se convirtieron al cristianismo hicieron precisamente eso, la existencia misma de la primitiva Comunidad Mesiánica comenzó desde el principio que no tenía por qué ser así.

Estos judaizantes de Judá parecen no haber sido conscientes de que Cornelio, sus amigos y familiares, habían sido recibidos en la Comunidad Mesiánica sin estar circuncidados, o ellos estaban conscientes de ello, pero se opusieron y no queriendo aceptar ese hecho, decidieron por su cuenta hacer algo para limitar la afluencia de gentiles.332 Vea Bg Pedro va a la casa de Cornelio.

Entonces surgió de parte de Pablo y Bernabé una discordia contra ellos y una discusión no pequeña, y dispusieron que Pablo, Bernabé y algunos otros, subieran a Jerusalén para tratar la cuestión con los apóstoles y los ancianos (15:2). Pablo y Bernabé no permitieron que sus hermanos gentiles fueran intimidados por los autoproclamados guardianes de la ortodoxia. Entonces los ancianos de la iglesia en Antioquía de Siria nombraron oficialmente a Pablo, Bernabé y algunos otros como a Tito (Gálatas 2:1) para que subieran a Jerusalén para tratar la cuestión. Los doce apóstoles tenían la autoridad de prohibir o permitir en el gobierno de la Comunidad Mesiánica (iglesia).

Yeshua les había dicho a los apóstoles: De cierto os digo que todo cuanto prohibáis en la tierra habrá sido prohibido en el cielo, y todo cuanto permitáis en la tierra habrá sido permitido en el cielo (Mateo 18:18). Esto no es un cheque en blanco para nuestros deseos, ni siquiera está relacionado con la oración como muchos suponen. Como en Mateo 16 recordamos que la terminología refleja decisiones rabínicas, no solicitudes personales (vea el comentario sobre La Vida de Cristo Fx Sobre esta roca edificaré mi iglesia). Por ejemplo, el Talmud habla de obligar a un día declarándolo como día de ayuno (Tratado Ta’anit 12a), prohibiendo así la comida. El verbo en tiempo perfecto griego aquí, señala el hecho de que cualquier cosa que ya sea la decisión del SEÑOR en el cielo será revelada al liderazgo piadoso de la iglesia en la tierra. Si está prohibido (hebreo: asur) o permitido (hebreo: mutar). Este pasaje trata de hacer juicios legales y halajá, no de oraciones.

Ellos entonces, provistos para el camino por la iglesia, pasaron por Fenicia y también por Samaria contando detalladamente la conversión de los gentiles, y causaban gran gozo a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia, los apóstoles y los ancianos, e informaron de todo lo que Dios había hecho con ellos (15:3-4). En Antioquía, los hermanos escoltaron a Pablo y a Bernabé una cierta distancia como señal de honor. En Sión, fueron recibidos por la iglesia, los apóstoles y los ancianos. Eso demostró que los judaizantes, o la secta de la circuncisión, estaban en minoría.

Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés (15:5). La palabra creído, del griego: pisteuo, significa creer, tener fe, confiar en. El término secta se refiere a un subgrupo distinto que tiene creencias distintas. Aquellos creyentes, que también eran fariseos, pensaban que los gentiles debían circuncidarse. No hay nada sorprendente en el hecho de que los antiguos fariseos fueran salvos (Pablo también lo era), ni en que sus viejas actitudes persistieran.333 Los rabinos enseñaron que la Torá es eterna y Yeshua reforzó su creencia (vea el comentario sobre Éxodo Du No penséis que he venido a abolir la Torá). Pero la única cosa que tenía que cambiar después de la cruz, era que la salvación viene sólo por la sangre del Mesías (vea el comentario a Hebreos Bp – La Dispensación de la Gracia). La frase guardar la Torá de Moisés significa guardar toda la Torá (y la Ley Oral): los 613 mandamientos de los cinco libros de Moisés, incluida la circuncisión y los sacrificios levíticos. Evidentemente estos fariseos no habían captado ese cambio y se aferraron erróneamente a las tradiciones que habían conocido toda su vida. Había diferentes puntos de vista entre los creyentes de la primera comunidad mesiánica que necesitaban ser resueltos (vea el comentario a Hebreos para la teología de esa transición).334 Pero a diferencia de los judaizantes que seguían exigiendo la circuncisión de los gentiles, una vez que Jacobo y el Concilio en Jerusalén tomaron su decisión, nunca más se oyó de ninguna objeción de aquellos que pertenecían a la secta de los fariseos. Ellos eran obedientes al Ruaj HaKodesh, a los apóstoles y ancianos de la comunidad mesiánica. Finalmente ellos entendieron que la salvación equivale a fe más nada. Ni la circuncisión, ni el sacerdocio levítico, ni la Ley Oral.

https://jaymack.net/wp-content/uploads/2019/04/Acts-Bs-The-Council-at-Jerusalem.jpeg

Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para considerar este asunto (15:6). Debido a que Hechos es un libro de transición, y debido a que los doce apóstoles eventualmente morirían, vemos la transición del liderazgo de la iglesia (comunidad mesiánica) gradualmente pasar de los doce apóstoles a los ancianos de las diversas iglesias establecidas por Pablo. Había dos cuestiones claves: la circuncisión de los gentiles y la obediencia de los gentiles a la Torá (Ley).

Pedro no era el papa: Si Pedro hubiera sido la cabeza de la Iglesia en ese momento, como afirma la Iglesia Católica Romana, los otros apóstoles parecían totalmente ignorantes de ello. En ninguna parte reconocen su autoridad. Y en ninguna parte él intenta ejercer autoridad sobre ellos. El concilio de Jerusalén revela muy claramente cómo operaba la Iglesia en aquellos días. Si hubiera existido la actual jerarquía papal, en primer lugar, no habría habido necesidad de un concilio. La iglesia de Antioquía habría escrito una carta a Pablo, el obispo de Roma, y él habría emitido una bula papal resolviendo el asunto. Y de todas las iglesias, la de Antioquía debería haber sido la última en apelar a Sión. Porque según la leyenda católica romana, Pedro fue obispo en Antioquía durante siete años antes de transferir su autoridad a Roma. Pero la apelación se hizo ante un concilio de la iglesia en Jerusalén, no ante Pedro. Y Santiago presidió y anunció la decisión, no Pedro. De hecho, Pedro ni siquiera expresó una opinión. No intentó hacer ningún pronunciamiento infalible, aunque el tema en discusión era una cuestión vital de fe. Además, después del concilio en Jerusalén, ¡Pedro nunca más se menciona en el libro de los Hechos! Sería una forma bastante extraña de actuar para un papa.335

ADONAI escogió a los gentiles: No hubo ningún intento de acortar este debate. Después de mucha discusión, se levantó Pedro y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis que, desde los primeros días, Dios escogió de entre vosotros que los gentiles oyeran por mi boca la palabra del evangelio y creyeran (15:7). Desde que Pedro tuviera las llaves del Reino y abriera la puerta de la salvación a los gentiles hasta el concilio de Jerusalén, habían pasado entre diez o doce años (vea Bg Pedro va a la casa de Cornelio). Fue la elección de Dios que un Pedro, un judío, predicara por primera vez el evangelio a los gentiles.

Esto fue autenticado por el Ruaj HaKodesh: Y Dios, que conoce los corazones, dio testimonio a favor de ellos, dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros; y nada discriminó entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones (15:8-9). La palabra corazón, del griego: kardiognóstes, significa el que busca el corazón. El hecho de que el don de lenguas fuera dado a los gentiles, tal como se les había dado a los judíos en Shavuot (Pentecostes), fue la evidencia clave de aceptación. Pedro había usado esto como evidencia dos veces antes, primero en 10:4-48, y segundo, ante los judíos en 11:15-17. Los gentiles recibieron el Espíritu sobre la base de la fe y no sobre la base del sistema de sacrificios levíticos.

Ellos cuestionan la salvación de los gentiles. Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, imponiendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? (15:10). La enseñanza cristiana contrasta el supuestamente opresivo “yugo de la Torá” con las palabras de Yeshua: Mi yugo es fácil y ligera mi carga (Mateo 11:30). Se trata de un error por dos motivos. En primer lugar, cualquier judío observante y conocedor no considera la Torá como una carga, sino como una alegría. Si a una persona le parece agradable algo, no podrá convencerla de lo contrario. En segundo lugar, y mucho más importante aquí, tal enseñanza identifica erróneamente el yugo que, según Pedro, ha resultado tan insoportable.

El término yugo es plenamente judío. Por ejemplo, la Ley Oral explica por qué Deuteronomio 6:4-9 precede a Deuteronomio 11:13-21 en la porción Shema de la liturgia de la sinagoga: ¿Por qué razón el [párrafo que comienza con la palabra] “ Sh’ma ” precede el [párrafo que comienza con] “V’hayah im shamoa?” De modo que uno debe primero aceptar sobre sí mismo el yugo del Reino de los Cielos, y [sólo] después aceptar sobre sí mismo el yugo de las mitzvot, o el yugo de los mandamientos de Dios (B’rajot 2:2).

En este contexto, el término yugo no implica una carga opresiva más que la de Yeshua. Aceptar el yugo del Reino de los Cielos, significa reconocer la soberanía de Dios y Su derecho a dirigir nuestras vidas. Una vez que uno reconoce Su derecho a dirigir nuestra vida, es obvio que si Él nos ha dado mandamientos debemos obedecerlos. Lo mismo es cierto para Yeshua, quien lo expresó de esta manera en Juan 14:15: Si me amas (compara el primer párrafo de la Shema), obedece Mis mandamientos (compare el segundo párrafo de la Shema).

Entonces, si el yugo de los mandamientos no es gravoso, ¿de qué está hablando Pedro? Se refiere al mantenimiento detallado y mecánico de reglas que algunos (pero no todos) de los fariseos, aparentemente incluidos los mencionados en 15:5, consideraban que era la esencia del judaísmo. Este no fue el yugo de los mitzvot dadas por Dios que expresan gratitud hacia Él por el regalo de la vida, sino más bien, el yugo del legalismo dado por los hombres. El yugo del legalismo es ciertamente insoportable, pero el yugo de los mandamientos siempre ha requerido, ante todo, el amor a Dios y al prójimo (Marcos 12:28-34), y ahora implica amor hacia Yeshua el Mesías. Pero el amor nunca puede ser legalista. Pablo también habló del legalismo, en Gálatas 5:1 dice: Para libertad fue que Cristo nos hizo libres; por tanto, permaneced firmes, y no os sometáis otra vez al yugo de esclavitud; y escribió un relato detallado del tema en Romanos 1-11.

Entonces Pedro resumió su argumento. Antes bien, creemos que por la gracia del Señor Jesús somos salvos, de igual modo que ellos (15:11). Los judíos sólo tenían que creer en Yeshua para ser salvos, y los gentiles son salvos de la misma manera. Esta fue la última palabra de Pedro en el libro de Hechos.

Entonces toda la asamblea calló, y oían a Bernabé y a Pablo contando cuán grandes señales milagrosas y prodigios había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles (15:12). Ellos se quedaron en silencio escuchando a Bernabé y Pablo. La única razón por la que Bernabé aparece en primer lugar aquí, es porque era más conocido en el concilio de Jerusalén y probablemente en este contexto Bernabé tomó la iniciativa. Su punto era que Dios no habría bendecido a Bernabé y a Pablo si no hubiera querido que los gentiles escucharan el evangelio y fueran salvos por la fe, y no los habría salvado si hubiera querido que primero fueran circuncidados.

Sí, hubo algunos compañeros cercanos de los apóstoles que también recibieron el don de sanidad, a saber, Bernabé (aquí), Felipe (8:7) y Esteban (6:8). Pero nunca vemos que el don sea usado al azar en las diferentes iglesias que Pablo inició. Era un don asociado únicamente al Mesías, los apóstoles, los setenta y algunos que fueron íntimos colaboradores de los apóstoles (vea el comentario a La Vida de Cristo Gv – Jesús envía a los setenta).336

Después de que Bernabé y Pablo terminaron de hablar, Jacobo (el medio hermano de Yeshua, uno de los pilares de la primera comunidad mesiánica) respondió. Él era el anciano principal y era su responsabilidad ofrecer una solución. Cuando terminaron de hablar, Jacobo tomó la palabra y dijo: Varones hermanos, oídme: Simeón ha explicado cómo por primera vez Dios visitó a los gentiles, para tomar de ellos un pueblo para su nombre (15:13-14). La palabra pueblo, del griego: laos, significa pueblo de Dios. Vea BgPedro va a la casa de Cornelio. En lugar del término habitual para gentiles (griego: etnikos, de etnos, que significa un pueblo unido practicando costumbres similares o una cultura común, generalmente refiriéndose a gentiles incrédulos), aquí se usa el término pueblo, donde normalmente esa palabra está reservada para Israel (2:47, 3:23, 4:10, 5:12, 7:17 y 34, 13:17). Dios había prometido la inclusión de los gentiles; ahora lo estaba cumpliendo. Con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito (15:15). Los acontecimientos que sucedieron cuando Pedro visitó a Cornelio coincidieron con las palabras de los profetas, lo que indica que lo que sigue sería una cita compuesta.337 La referencia a los profetas es importante. El punto de Santiago no se trata solo de un pasaje de Amós, sino que este pasaje refleja lo que los profetas enseñan en su conjunto (Zacarías 2:11, 8:22; Isaías 2:2, Oseas 3:4-5 y Jeremías 12:15-16). Santiago estaba enfatizando el cumplimiento, porque los profetas están de acuerdo con lo que Pedro había descrito. Dios había prometido la inclusión de los gentiles; ahora lo estaba cumpliendo como está escrito.338

Después de estas cosas volveré,
y restauraré el tabernáculo de David, que ha estado caído,
Y reconstruiré sus ruinas, y lo reedificaré;
Para que el resto de los hombres busquen al Señor,
Y todos los gentiles sobre los cuales es invocado mi nombre,
Dice el Señor, que hace conocer estas cosas desde el principio (15:16-18).

La cita de Santiago coincide con Amós 9:11-12 LXX con material del versículo 18 de Isaías 45:21. El TaNaJ predijo claramente la salvación de los gentiles. Pero el cumplimiento completo de la profecía de Amós, se producirá cuando se restablezca el Reino del Rey David (vea el comentario de Apocalipsis Fi – El Gobierno del Reino Mesiánico). Mientras tanto, este fue un comienzo.

La Decisión: Por lo cual, yo juzgo que no se añadan dificultades a los que de los gentiles se convierten a Dios (15:19). Por tanto, a los gentiles que se convierten a Dios sólo por la fe, que se abstengan de cuatro cosas que no ofendieran a los judíos. Estas cuatro cosas son un resumen de lo que los judíos llaman las leyes de Noé, o las siete leyes de Noé. Y si no participaran en estas prácticas ofensivas, serían aceptados como creyentes en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.

Solamente escribirles que se abstengan de las contaminaciones de los ídolos, de la fornicación, de lo estrangulado, y de la sangre (15:20).

Primero, ellos no comían cosas sacrificadas a los ídolos (15:29), especialmente carne. Esto estaba prohibido según la Torá en Éxodo 34:15, pero permitido bajo la gracia (Primera Corintios 8:1, 4, 7, 10 y 10:19). Lo que esto demuestra es que estas cuatro abstenciones no eran ley absoluta. El propio Pablo permitió que los creyentes comieran carne sacrificada a los ídolos porque el hecho de que alguien haga eso (que de todos modos esos ídolos son solo trozos de madera), no significa que estén adorando ídolos.339

En segundo lugar, ellos debían abstenerse de cualquier forma de inmoralidad sexual. En el mundo pagano del siglo I (como, lamentablemente, en el mundo occidental del siglo XXI), las uniones sexuales fuera del matrimonio eran comunes, junto con el comportamiento homosexual, la prostitución en los templos y otras prácticas inapropiadas. En el judaísmo, por otro lado, estas eran abominaciones (Levítico 18:6-18) y definitivamente serían ofensivas.340

En tercer lugar, de lo estrangulado (Levítico 17:13, es decir, carne de animales no sacrificados de manera que permita que la sangre fluya). Según la Ley Oral, la sh’jitá (sacrificio) judía requiere que se mate al animal. con un solo golpe de cuchillo en el cuello, el animal muere instantáneamente, eso es, humanamente, y la sangre drena rápidamente. Esto también fue permitido bajo la gracia. Los creyentes gentiles podían comer carne poco cocida a menos que esto ofendiera a un creyente judío.

Y en cuarto lugar, beber sangre, que era una práctica pagana prohibida por la Torá (Levítico 17:10 y 14). Estaba permitido comer morcilla (bajo la Dispensación de la Gracia) como les gusta hacer a los alemanes, pero nuevamente, no, si se comía con un creyente judío porque eso sería ofensivo para él o ella (15:19-20).

Porque Moisés, desde generaciones antiguas, tiene en cada ciudad quienes lo prediquen, puesto que es leído en las sinagogas cada sábado (15:21). El punto aquí es bastante claro; aquellos de las naciones gentiles ciertamente son alentados como una acción voluntaria, para crecer en su comprensión de la Torá (Ley) debido a su fe en Yeshua de Nazaret, pero al mismo tiempo sus requisitos legales bajo la Torá no eran los mismos que eran para los judíos.

La pregunta más amplia es ésta: “¿Quién es Aquel que constituye la máxima ofensa al pueblo judío?” La respuesta es clara. Es Yeshua, o como lo llaman algunos judíos, Yeshu, que es un acrónimo de “Que su nombre sea borrado”. El nombre de Yeshua representa el mayor nombre de inmundicia en el judaísmo hoy, como lo ha sido durante los últimos 2.000 años.

Incluso en la tradicional oración hebrea Aleinu (la oración final de las oraciones diarias basadas en Zacarías 14:9), leemos en una de las frases finales que “ante la vanidad y las cosas vacías se inclinan”. Aunque es difícil saber el significado exacto detrás de estas palabras, muchos creen que los sujetos de esta parte particular de la oración son judíos mesiánicos. La gran posibilidad de que este comentario en particular haya sido agregado a la oración, enfatiza claramente las profundas emociones negativas que la mayor parte del mundo judío tiene hacia Yeshua, como el máximo símbolo de lo impuro (tameh) – el animal no kosher prohibido por las leyes dietéticas judías – (hebreo: hazir), o el marrano.

Los sabios enseñan que el marrano regresará y se volverá kosher durante los días del Mesías. De alguna manera la naturaleza del marrano cambiará. Enseñan que una de las pistas (remez, uno de los cuatro niveles de interpretación rabínica usando alegorías) que se nos ha dado es que las letras raíz del hazir son Het-Zayin-Resh, de donde también se deriva la palabra hazar, que literalmente significa regresar. Entonces, las letras de la raíz hebrea tienen un doble significado: marrano o retorno.

Además, los sabios explican que, según el césped de los céspedes, o secretos-de-secretos de la Torá (el cuarto nivel de interpretación rabínica), hay un “Príncipe en los cielos” y Su nombre es Hazir-el, que es traducido literalmente como “el marrano de Dios”. Entonces los sabios llegan a una conclusión increíble: “Este Príncipe en particular es el Fiscal de Israel, y en el futuro, Dios lo devolverá a Israel para que sea su defensor. En otras palabras, el “Marrano Kosher” no es otro que el Ángel de ADONAI, Yeshua Mesías, quien tendrá la autoridad de ser el defensor de Israel ante el Poderoso de Israel. Y dado que Él regresará, ¡la implicación es que Él estuvo aquí una vez antes! Un paralelo convincente con esta idea se puede encontrar en el profeta Zacarías 14:3-4.

¿Por qué marrano es Su nombre? Porque en el futuro Él regresará (hebreo: lachzir) para volver a coronar como en los días de antaño. Esto significa que el Ángel de ADONAI no sólo regresará para redimir, proteger y defender a Israel, según la tierra de tierras mencionada anteriormente, sino que también regresará a la gloria y el esplendor que perdió. Él regresará a Su legítimo lugar como Rey, ya que la corona le pertenece. Este midrash no debe tener el mismo valor que las Escrituras, pero nos proporciona un concepto, pensamiento o idea que debe descubrirse en el texto de las Escrituras.341

Padre, me has dado vida en el Mesías, aunque estaba muerto en mis pecados. ¡Por gracia soy salvo! También me levantaste en Cristo y me sentaste con Él en los cielos, para que en las edades venideras puedas mostrar las inconmensurables riquezas de Tu gracia en Tu bondad hacia mí en Yeshua. Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no es de vosotros, es el don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe; porque somos hechura suya, creados en Jesús el Mesías para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas (Efesios 2:8-10). Habiendo sido liberado a tal libertad, que me mantenga firme y nunca más me someta al yugo de la esclavitud (Gálatas 5:1), ni sea lo suficientemente desagradecido o inseguro como para cargar con ese yugo a nadie más.342

PÁGINA SIGUIENTE: Carta del Concilio a los creyentes gentiles Bt

Volver al Esquema de contenido