Juan testifica otra vez acerca de Jesús
Juan 3: 22-36
Juan testifica otra vez acerca de Jesús ESCUDRIÑAR: Dadas las diferentes ideas acerca de los bautismos, ¿qué cree usted que sucedió en ese río? ¿Qué cree que habría dicho si usted hubiera sido uno de los discípulos de Juan en ese momento? ¿Cómo respondió el Bautista? ¿Cuál es el propósito de la alegoría o historia acerca de la novia y el novio? ¿Qué nos dice la respuesta de Juan acerca de él? ¿Qué hechos acerca de Jesús menciona Juan en los versículos 31-36? Cuando Juan dice porque la ira de Dios permanece sobre ellos, ¿de quién está hablando?
REFLEXIONAR: Cuando usted utiliza sus dones espirituales para ministrar a los demás, ¿quién está en el centro de atención? ¿El Señor o usted? ¿Se arriesgaría a que le percibieran como alguien extraño? Al igual que Juan, ¿hay algún aspecto de su ministerio en el que necesite apartarse y dejar que Dios haga su obra? Si el Espíritu Santo no hubiera querido decir realmente “eterno”, ¿podría haber inspirado a Juan a usar otra palabra? ¿Eterno significa eterno?
Juan no tenía las cualidades de grandeza que más valoramos en las personas a las que tenemos en alta estima. No se movía entre los ricos y famosos ni entre los orgullosos y poderosos; escogió la soledad del desierto. No era sofisticado; vestía pelo de camello y comía langostas y miel silvestre. El no subió la escalera del éxito político; confrontó y ofendió a la gente mientras decía la verdad sin concesiones. En el sentido más extremo y admirable de la palabra, era... extraño. Cristo, que mide la grandeza en una escala diferente, llamó a Juan el hombre más grande que jamás haya vivido (Mateo 11:11a parafraseado).
Juan nació para ser el heraldo del Rey, y cumplió su función a la perfección. Como tal, tenía tres responsabilidades principales. En primer lugar, el heraldo debía despejar el camino y eliminar los obstáculos de la mente del pueblo con respecto al Mesías. En segundo lugar, el heraldo debía preparar el camino y llamar a Israel a un bautismo de arrepentimiento. En tercer lugar, el heraldo debía quitarse del camino... y eso es lo que hizo grande a Juan.341
Después de esto, Jesús fue con sus discípulos a la tierra de Judea, y estaba allí con ellos, y bautizaba. También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, pues había allí muchas aguas, y acudían, y eran bautizados (Juan 3:22-23). Enón significa lugar de refrigerio y Salim significa paz. Porque Juan todavía no había sido echado en la cárcel (Juan 3:24), esto fue antes de que el Bautista fuera encarcelado (vea el enlace haga clic en Fl – Juan Bautista decapitado). En general, el ministerio de Juan, de aproximadamente un año, se había desarrollado en Jerusalén y toda Judea, y toda la región en torno al Jordán En toda la región del Jordán hablan de sequía y muerte). Pero, como fue fiel a su vocación, se convirtió para él en un lugar de refrigerio y de paz. Tal es la experiencia del siervo obediente de Dios (Mateo 3:1 y 5).342
Está claro que la gente estaba dejando al precursor por Jesús. Los discípulos de Juan estaban preocupados. No les gustaba que su maestro quedara en segundo plano frente a nadie. No les gustaba verlo abandonado mientras las multitudes se agolpaban para escuchar y ver al nuevo Maestro. Se originó entonces una discusión de los discípulos de Juan con un judío acerca de la purificación. Y se acercaron a Juan, y le dijeron: Rabbí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú has dado testimonio, he aquí que bautiza y todos acuden a Él (Juan 3:25-26).
Habría sido muy fácil para Juan sentirse herido, abandonado y olvidado injustificadamente. A veces la compasión de un amigo puede ser lo peor que nos puede pasar. Puede hacernos sentir pena por nosotros mismos y animarnos a creer que nos han tratado injustamente. Sin embargo, el Bautista estaba por encima de esa mezquindad.
Juan dijo a sus discípulos tres cosas:
Él les dijo que nadie podía recibir más de lo que Dios le ha dado. Respondió Juan y dijo: No puede un hombre recibir nada si no le ha sido dado del cielo (Juan 3:27). Si el nuevo Maestro estaba atrayendo a más discípulos, no fue porque Él se los estaba robando al heraldo, sino porque ADONAI se los estaba dando. ¿Qué hizo el Bautizador? ¿Decidió que Ha’Shem había terminado con él? ¿Se desanimó porque sus discípulos se estaban alejando? ¿Guardo su tienda y se fue a casa? No, él perseveró fielmente: ¡Juan también estaba bautizando! (Juan 3:23a) Su “multitud” era escasa; su temporada de prosperidad había terminado; Uno más brillante había eclipsado su luz; sin embargo, ¡Juan también estaba bautizando! Por lo tanto, no nos cansemos pues de hacer el bien, que a su tiempo cosecharemos, si no desfallecemos (Gálatas 6:9).
Él les dijo que eran amigos del novio. La novia (Israel) pertenece al novio (el Mesías). El que tiene la esposa es el esposo, pero el amigo del esposo, que ha estado a su lado y lo oye, se alegra en gran manera por la voz del esposo. Así pues, este gozo mío ha sido cumplido (Juan 3:29). El novio es Juan y los justos del TaNaJ. Una de las mayores imágenes del TaNaJ es la de Israel como la novia y ADONAI como el novio. Su relación fue comparada con una boda. Cuando Israel fue tras dioses extraños fue como si estuviera cometiendo adulterio espiritual (Éxodo 34:15; Deuteronomio 31:16; Isaías 54:5; Jeremías 3:6-9; Oseas 3:1-5). El Nuevo Pacto continuó con este motivo y habla de la Iglesia como la novia de Cristo (Segunda Corintios 11:2; Efesios 5:22-32). En la mente del heraldo, Yeshua había venido de Dios y era el Hijo de Ha’Shem. Israel era Su novia legítima y Él era el esposo de Israel, no obstante, Juan dijo que era amigo del novio.
El amigo del novio, el shoshben, tenía un lugar especial en una boda judía. Actuaba como enlace entre la novia y el novio; organizaba la boda; sacaba las invitaciones; presidía el banquete nupcial. Pero tenía un deber especial. Vigilaba la cámara nupcial para que no entrara ningún falso amante. Le abría la puerta y lo dejaba entrar sólo cuando oía la voz del novio y la reconocía. Entonces se marchaba alegre porque su tarea estaba completada y los amantes estaban juntos. No guardaba rencor ni hacia la novia ni hacia el novio, sino que con gusto desaparecía del panorama.
Él les dijo que él era simplemente el heraldo del Rey. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Mesías, sino que he sido enviado delante de Él. Él debe crecer, y yo menguar (Juan 3:28 y 30). La tarea de Juan había sido unir a Israel y Jesús; organizar el matrimonio entre Cristo, el novio, e Israel, la novia. Esa misión se había completado y él estaba muy feliz de salir del centro de atención una vez que su trabajo estuvo hecho. La humildad de Juan no era menos genuina que la de Moisés, quien, aunque elevado a la prominencia por Dios que dijo: aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la faz de la tierra (Números 12:3). Debemos recordar que cualquier tarea realizada para Dios es una gran tarea.
Una de las dificultades de interpretación del evangelio de Juan, es saber cuándo hablan los diferentes personajes y cuándo añade Juan su propio comentario. Es posible que los siguientes versículos sean palabras de Juan el Bautista, pero lo más probable es que sean el testimonio y los comentarios de Juan el evangelista.343
Juan comienza enfatizando la supremacía de Yeshua. Si queremos información, tenemos que acudir a la persona que posee esa información. Si queremos información acerca de Dios, sólo la obtendremos del Hijo de Dios; y si queremos información acerca del cielo, sólo la podemos obtener de Aquel que viene del cielo. El que viene de arriba, está sobre todos. El que es de la tierra, de la tierra es y de la tierra habla. El que viene del cielo, está sobre todos (Juan 3:31).
Dios seleccionaría a una virgen para que lo diera a luz a Él; la idea de que Dios se pondría un cuero cabelludo, dedos de los pies y dos ojos; la idea de que el Rey del universo estornudaría, eructaría y sería picado por mosquitos. Es demasiado increíble, demasiado revolucionario. Nunca crearíamos un Salvador así, no somos tan atrevidos.
Cuando creamos un redentor, lo mantenemos a una distancia segura en su castillo lejano. Le permitimos sólo breves encuentros con nosotros. Le permitimos entrar y salir con su carruaje antes de acercarse demasiado. No le pediríamos que viva en medio del pueblo contaminado. Ni en nuestra más descabellada imaginación, no imaginamos a un rey viviendo como uno de nosotros… Pero Dios sí lo hizo.344
Cuando Jesús habla de Dios y de las cosas celestiales no es un cuento de hadas porque Él ha estado allí. Porque sólo el Hijo conoce al Padre, sólo Él puede darnos la verdad acerca de Dios, y estos hechos son el evangelio. Lo que ha visto y oído, esto testifica, pero nadie recibe su testimonio (Juan 3:32). En el mundo antiguo, si un hombre quería dar su total aprobación a un documento, como un testamento, un contrato o una constitución, le ponía su sello. El sello era la señal de que estaba de acuerdo con él y lo consideraba vinculante y verdadero. Así que hoy, cuando las personas aceptan al Mesías, dan testimonio de que creen que lo que Dios dice es verdad. Él también vosotros, habiendo oído la palabra de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo prometido, que es arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión, para alabanza de su gloria (Efesios 1:13-14).
Podemos creer lo que dice Jesús, porque sobre Él SEÑOR derramó el Espíritu sin límite. El que recibe su testimonio ha atestiguado que Dios es veraz. Pues el que Dios envió, habla las palabras de Dios, porque Dios no da el Espíritu por medida. El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en Su mano (Juan 3:33-35). Escuchar a Jesús es escuchar las mismas palabras de ADONAI. Aunque las palabras del Rabino de Galilea eran profundas, también eran claras. Las palabras eran importantes, pero brillaban con un esplendor y una sencillez que dejaron atónitos a Sus enemigos.345
Finalmente, Juan el inmersor nos presenta la elección eterna: la vida o la muerte. A lo largo de los siglos, Israel había tenido que elegir. Moisés dijo: He aquí, hoy pongo delante de ti la vida y el bien; la muerte y el mal…Hoy mismo hago testificar contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge pues la vida, para que vivas tú y tu descendencia (Deuteronomio 30:15-20). Josué reiteró el desafío: escogeos hoy a quién sirváis (Josué 24:15b). Juan vuelve entonces a su tema favorito. Lo que más importa es nuestra reacción ante el Mesías. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que desobedece al Hijo, no verá vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él (Juan 3:36), (vea Ms – La seguridad eterna del creyente). Si esa reacción es amor y anhelo, entonces esa persona conocerá la vida. Pero, si la reacción es indiferencia u hostilidad, entonces esa persona conocerá la muerte. Jesucristo no envía a nadie al infierno – ellos lo eligen eso.346
Cuando un jugador de fútbol marca el gol de la victoria y es abrazado por sus alegres compañeros de equipo. Un ejecutivo cierra un importante acuerdo comercial y ve la mirada de agradecimiento en los ojos de sus compañeros de trabajo. Un adolescente se gradúa de la escuela secundaria y es fotografiado por sus orgullosos padres. En nuestra sociedad, la admiración generalmente solo se da como recompensa por alcanzar algún logro legítimo.
Sin embargo, el precursor reveló que Cristo nos ve de manera diferente. Él simplemente se regocija en nosotros por lo que somos, no por lo que hemos logrado o ganado. Porque ahora estamos en la Dispensación de la Gracia, nosotros somos la novia y Yeshua es el novio (Apocalipsis 21:1-2); vea el comentario sobre Hebreos Bp – La Dispensación de la Gracia. Él nos ve con tal alegría que canta y se regocija por nosotros (Sofonías 3:17). Somos el objeto de Su amor y Él se regocija en bendecirnos simplemente porque nos ama (Jeremías 32:40-41). Nuestro “logro” radica en aceptar Su amor y esforzarnos por vivir como Su novia fiel.
Cuando Juan observó que nuestro Salvador comenzaba Su ministerio, se alegró de dirigir a sus discípulos hacia el novio. Su lema pasó a ser: Él debe hacerse mayor y yo debo hacerme menor. El deleite que sintió el heraldo al participar en el ministerio del Maestro fue mucho mayor que cualquier elogio temporal que pudiera haber recibido. Juan estaba lleno de alegría con el mero sonido de la voz del novio (Juan 3:29-30).
Al igual que Juan, nosotros también podemos regocijarnos en nuestro novio mientras esperamos la fiesta de bodas final (vea el comentario sobre Apocalipsis Fg – Bienaventurados los invitados a la fiesta de bodas del Cordero). Será un tiempo de regocijo y celebración, ya que todo dolor, muerte y duelo desaparecerán cuando Dios enjugará cada lágrima de nuestros ojos (Apocalipsis 21:4). ADONAI retira la cortina y nos permite ver nuestra tierra natal. Solo trate de imaginar a los ángeles cantando Sus alabanzas mientras ven el amor generoso de Jesús por Su novia. Piense en todos los redimidos de cada nación, tribu, pueblo y lengua finalmente unidos con el Señor y entre sí en un vínculo inquebrantable de amor. ¡Qué tiempo será ese!
Por lo tanto, mientras transcurre nuestro día, tengamos la seguridad de que Dios se regocija y canta por nosotros. ¡Yeshua HaMashiach es el novio y anhela pasar la eternidad con nosotros!
Jesús, gracias por amarme tanto que realmente te deleitas en mí, incluso en mis debilidades. Señor, quiero ser parte de tu agradable novia. Deja que Tus caminos aumentan en mí y mis caminos disminuyen. Te agradezco por hacer que mi alegría sea plena al acercarme a Ti. Amén. 347
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