Porque todos nosotros debemos comparecer
ante el tribunal de Cristo
Segunda Corintios 5: 10
Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo ESCUDRIÑAR: ¿Qué es el bema? ¿Quién es el que aparece ante el bema de Cristo? ¿Sobre qué base se recompensa para recibir las coronas? ¿Cuándo ocurre esto? ¿Quién es el juez?
REFLEXIONAR: Cada creyente recibe al menos una corona. ¿Qué corona o coronas podría usted recibir? ¿Por qué? ¿Para qué sirven estas coronas? ¿Qué hace con los dones que Dios ya le ha dado? ¿Qué le dirá Él en el bema?
Este es un juicio que tendrá lugar en el cielo después del Arrebatamiento de la Iglesia: porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal del Mesías (bema), para que cada uno recoja lo que practicó estando en el cuerpo, sea bueno o malo (2 Corintios 5:10). En una sinagoga, el bema es la plataforma elevada donde se lee la Palabra de Dios y se conduce el servicio. Es un lugar de recompensa; es un lugar de honor y bendición. No hay miedo en el bema. Juan habló del bema cuando él escribió: En esto ha llegado a la perfección el amor entre nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio: que como Él es, así somos nosotros en el mundo. En el amor no hay temor, antes bien, el perfecto amor echa afuera el temor, pues el temor lleva en sí mismo castigo, de donde el que teme no ha sido perfeccionado en el amor (Primera Juan 4:17-18).
La base de la bendición ante el bema serán las obras del creyente realizadas en el Cuerpo del Mesías después de la salvación. Esto se ilustra en la parábola de los Talentos. Algunos fueron fieles y fueron recompensados, y otros no y perdieron su recompensa (vea el comentario sobre La vida de Cristo Jx – La parábola de los talentos). Los pecados de los creyentes no serán juzgados, porque ya han sido perdonados en la cruz, y Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Jesús el Mesías (Romanos 8:1). No será una cuestión de los pecados del creyente, sino una cuestión de recompensa para determinar el grado de autoridad en el Reino Milenial.
Querido Padre Celestial, ¡Alabado sea Tu gran amor! No solo perdonas a Tus hijos, sino que también perdonas nuestros pecados. Como el oriente está lejos del occidente, Así hizo alejar de nosotros nuestras transgresiones (Salmo 103:12). Que alguien entre en Tu santo cielo solo es por Tu gracia. Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no es de vosotros, es el don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9). Tú has prometido recompensas a Tus hijos por su servicio amoroso (Juan 1:12, 3:3; Primera de Juan 3:1, 3). ¡Es un gozo servirte! ¡Te amamos! En el santo nombre de Tu Hijo y el poder de Su resurrección. Amén.
…los veinticuatro ancianos se postrarán delante del que está sentado en el trono, y adorarán al que vive por los siglos de los siglos, y colocarán sus coronas delante del trono…(Apocalipsis 4:10). ¿Qué haremos nosotros con nuestras coronas cuando las recibamos? Juan nos dice que los ancianos pondrán sus coronas ante el trono en el cielo y proclamarán: ¡Digno eres, oh Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque Tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existieron y fueron creadas! (Apocalipsis 4:11).
Pablo nos da un pasaje más detallado sobre el bema. Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, como perito arquitecto puse un fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno vea cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesús el Mesías (Primera Corintios 3:10-11). El apóstol Pablo (rabino Saulo) nuevamente explica que la base para el juicio son las obras del creyente. El fundamento es Jesucristo. Además, sus trabajos no se basarán en la cantidad, sino en la calidad. Si sobre el fundamento alguno edifica oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca; la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la mostrará, pues con fuego está siendo revelada, y el fuego probará la clase de obra de cada uno (Primera Corintios 3:12-13).
La pregunta no es cuánto oro, plata, piedras preciosas, madera, heno u hojarasca, pero ¿fue oro, plata y piedras preciosas o fue madera, heno u hojarasca? Por lo tanto, algunos creyentes encontrarán sus obras quemadas, mientras que otros simplemente las encontrarán refinadas. Simplemente está quemando la escoria para purificar las cosas reales que se recompensarán. Finalmente, se otorgan las recompensas. Aquellos que han construido con oro, plata y piedras preciosas encontrarán sus obras aún presentes, pero purificadas después de que se haya aplicado el fuego. Si la obra de alguno que sobreedificó, permanece, recibirá recompensa (Primera Corintios 3:14). El perdón no excluye la responsabilidad.
Pero si han construido con madera, heno y hojarasca, las obras serán quemadas.Por lo tanto, sufrirá pérdida, en el sentido de recompensas perdidas y autoridad en el Milenio, nada más. Para que nadie piense que él perdió su salvación, el apóstol Pablo (rabino Saulo) dice en términos muy claros que aquél será salvo. Las obras no determinan la salvación. Su relación eterna con el Señor está garantizada porque el que nos confirma con vosotros en el Mesías y el que nos ungió, es Dios; quien también nos selló y nos dio como garantía al Espíritu en nuestros corazones (Segunda Corintios 1:21-22). La salvación es por fe… más nada. Pero él pasara mil años en el Reino Mesiánico como uno que pasó por el fuego sin nada que mostrar de su vida espiritual (Primera Corintios 3:15).
Este pasaje no dice nada sobre la naturaleza de la recompensa; sin embargo, otros pasajes sí. Hablan de estas recompensas como coronas. El idioma griego tiene dos palabras que significan corona. La primera palabra es diadema, que es la corona de un rey. Es la corona de soberanía y de una persona que es real por su naturaleza y por su posición: un rey. Este es el tipo de corona que lleva Jesús. La segunda palabra griega es stephanos, que es una corona dada al vencedor, un victorioso, alguien que ha ganado la carrera. Estos son los tipos de coronas a disposición de los creyentes, ya que han vencido en la guerra espiritual con Satanás y ahora son coronados en el (bema) tribunal de Cristo. Hay cinco coronas mencionadas en la Biblia.150
La primera se llama corona incorruptible: ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo recibe el premio? ¡Corred de tal forma que lo obtengáis! Todo aquel que lucha, ejercita dominio sobre todas las cosas; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, incorruptible (Primera Corintios 9:24-25). Esta corona se da a los creyentes que corren fielmente la carrera, los creyentes que crucifican cada deseo egoísta en la carne y dirigen la atención de las personas a Cristo. Dios llama a algunas personas a hacer cosas que requerirán algún sacrificio en la forma en que viven y conducen sus vidas. Este versículo también implica que estas personas recibirán esta corona por los sacrificios que estaban dispuestos a hacer por ADONAI para completar con éxito el llamado o la misión que Dios les llamó a hacer. Fueron fieles a ese llamado.
La segunda corona se llama corona de regocijo: Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o regocijo, o corona en que nos gloriamos? ¿No lo sois vosotros mismos delante de nuestro Señor Jesús al tiempo de su advenimiento? Vosotros ciertamente sois nuestra gloria y nuestro regocijo (Primera Tesalonicenses 2:19-20). Pablo les preguntó retóricamente, ¿cuál sería la bendición más grande que posiblemente podría recibir en el (bema) tribunal de Cristo? Los tesalonicenses valían mucho para el Mesías. Ellos eran Su esperanza, corona, gloria y regocijo. En esencia, Pablo dijo: “Cuando la vida termine y estemos ante la presencia de nuestro Señor Jesús en su segunda venida, ustedes Tesalonicenses serán Su fuente de gloria y alegría, porque significan mucho para Él”. Esta es la corona del ganador de almas. No es difícil entender el afán de Dios de recompensar a aquellos que traen los perdidos a Él. Algunos tienen el don de evangelismo, pero todos debemos evangelizar. Necesitamos entender que una relación con Jesús es exactamente lo que los incrédulos están buscando, se den cuenta o no, y llegar a ellos hace que Dios se regocije.
La tercera corona es la corona de justicia: He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, Juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que han demostrado amar su aparecimiento (Segunda Timoteo 4:7-8). El apóstol Pablo (rabino Saulo) había almacenado riqueza espiritual en el cielo, y nosotros también podemos. Jesús mismo dijo: acumulen para sí tesoros en el cielo, donde la polilla y el óxido no destruyen, y donde los ladrones no entran y lo roban (Mateo 6:20). Yeshua nos dice que no hay nada que hayamos sufrido en esta vida que no sea recompensado al menos cien veces más (Marcos 10:29-30). Esta corona de justicia se describe por sí misma. Es la corona de la justicia eterna: la misma justicia del Redentor otorgada en la perfección completa al creyente glorificado. Cuando recibamos nuestros cuerpos glorificados, recibiremos esta corona. Todos los creyentes van a ser recompensados.
La cuarta corona se llama la corona de la vida: En Santiago, es una corona para aquellas personas que permanecen fieles al Evangelio incluso bajo persecución: Bienaventurado el varón que soporta la prueba, porque cuando salga aprobado, recibirá la corona de la vida, que prometió a los que lo aman (Santiago 1:12). Y en el libro de Apocalipsis, se da a quienes sufren el martirio por su fe. No temas lo que vas a padecer. He aquí que el diablo está a punto de echar en la cárcel a algunos de vosotros, para que seáis probados, y tendréis una tribulación de diez días. Sé fiel hasta la muerte, y Yo te daré la corona de la vida. El que tiene oído, oiga qué dice el Espíritu a las iglesias. El que venza, no sufrirá daño de la muerte segunda (Apocalipsis 2:10-11).
La quinta y última corona mencionada en la Biblia es la corona de gloria: Exhorto pues a los ancianos entre vosotros (yo anciano también con ellos y testigo de los padecimientos del Mesías, que también soy participante de la gloria que va a ser revelada) (Primera Pedro 5:1). Hay días gloriosos que vendrán cuando aquellos que sirven a Jesús (Yeshua)con el corazón correcto y de la manera correcta serán recompensados. Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, no por fuerza, sino voluntariamente, según Dios; no con avaricia de ganancia material, sino de buena voluntad; no enseñoreándoos de la gran heredad, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, recibiréis la corona inmarcesible de gloria (Primera Pedro 5:2-4). Esta es una corona por alimentar fielmente al rebaño de ADONAI. Está disponible para esos pastores, rabinos mesiánicos, ancianos y otros maestros que alimentan a las ovejas con la leche y la carne de la Palabra de Dios.
Puede haber otras coronas disponibles, pero estas son las únicas mencionadas en la Biblia. Al menos estas cinco están disponibles para aquellos cuyas obras permanecen, ya que están construidas de oro, plata y piedras preciosas. Estas coronas tienen el propósito de determinar el grado de autoridad en el Reino Mesiánico y no para el Estado Eterno. En la eternidad, todos los creyentes serán iguales, pero no así en el Reino Milenial donde los creyentes tendrán diferentes posiciones de autoridad (Lucas 19:11-27).151
Sin embargo, solo los creyentes recibirán estas coronas. Antes de dejar esta sección, sería bueno preguntarse: “¿Ha aceptado usted a Yeshua el Mesías (Jesús) como su Señor y Salvador?” Usted se dirige a uno de dos destinos, el cielo o el infierno, y solo aquellos que pertenecen a la familia de Dios pueden entrar al cielo.
Si le preguntara si es un pecador, ¿qué diría? Romanos 3:23 dice: por cuanto todos pecaron, y están privados de la gloria de Dios. Eso nos incluye a usted y a mí, ¿no? La mayoría de la gente siente que ser bueno lo lleva al cielo y ser malo lo deja fuera. Eso simplemente no es cierto; todos hemos pecado. ¿Qué diría que es el pecado? Creo que podemos estar de acuerdo en que ambos somos pecadores; ahora definamos el pecado. Algunos han dicho: “No soy perfecto” o “He cometido algunos errores”. Pero, ¿qué cree que quiere decir la Biblia con pecado? Bueno, la Biblia dice que todos los que practican el pecado quebrantan la ley de Dios; de hecho, el pecado es infracción de la ley (Primera Juan 3:4). ¿Ha desobedecido alguna vez a sus padres? ¿Alguna vez ha usado mal el nombre de Dios? ¿Alguna vez ha dicho una mentira? Estos son pecados. Está quebrantando la ley de Dios. Y cada vez que infringe una ley, hay una sanción. Si pasa una señal de alto, la sanción es una multa. Si roba un banco, la pena es la cárcel. ¿Cuál es el castigo por violar la ley de Dios?
La Biblia nos enseña que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23a). La paga del trabajo es dinero, pero la paga del pecado es muerte. En otras palabras, lo que gano, la pena, el castigo del pecado, es la muerte. La muerte es separación. La Biblia habla de dos tipos de muerte que son dos tipos de separación. La primera muerte es la separación del cuerpo y el alma. Si muriera ahora mismo, mi cuerpo caería al suelo, pero mi alma, el verdadero yo, iría a otro lado. Pero la Biblia habla de otra muerte, una a la que llama muerte segunda. Esta es la separación del alma humana de Dios. Ahora, la pena del pecado es muerte, muerte espiritual y separación del SEÑOR. Para decirlo simple: infierno. Todo esto es realmente una mala noticia. Pero hay buenas noticias.
Pero Dios demuestra su mismo amor hacia nosotros en que, siendo nosotros aún pecadores, el Mesías murió por nosotros (Romanos 5:8). Estábamos espiritualmente muertos y no pudimos dar el primer paso hacia Dios porque heredamos la naturaleza pecaminosa de Adán que se rebeló y nos separó de Él. Entonces, Dios dio el primer paso hacia nosotros al enviar a Su único Hijo a morir en nuestro lugar para pagar nuestros pecados. Estamos ante el Hijo de Dios, culpables de pecado y enfrentando la pena de muerte. Pero Yeshua, como juez (Juan 5:27), desciende de detrás del tribunal, se quita la túnica judicial y se para a nuestro lado. Allí es donde Él nos dice: “Yo ocuparé su lugar, moriré por usted” Y si usted fuera la única persona en el mundo, aun así, habría muerto por usted. La pena por el pecado es la muerte, pero el Mesías murió y pagó por el pecado para que no tengamos que ir al infierno.
No es lo que hace por Dios lo que le salva, es lo que Dios ya ha hecho por usted. No llega al cielo por lo que hace; llega al cielo por lo que cree.
¿Qué es en lo que necesito creer, en lo que debo confiar y en lo que tengo que tener fe, para ser salvo?
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16). El Mesías murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que fue resucitado al tercer día, conforme a las Escrituras (Primera de Corintios 15:3b-4). Si usted cree esto, usted es salvo. Y nada más importa.
Salvación = fe + nada (ni bautismo, ni buenas obras, nada significa nada).
Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no es de vosotros, es el don de Dios (Efesios 2:8).
Pero sin fe es imposible agradarlo, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que existe, y que es galardonador de los que lo buscan (Hebreos 11:6).
¡He aquí ahora el tiempo aceptable! ¡He aquí ahora el día de salvación! (Segunda de Corintios 6:2c).
¿Le gustaría ser salvo ahora mismo?
Ore esta sencilla oración en fe. Pero antes de que lo haga, quiero que recuerde que decir una oración no lo salva, tener fe en Jesucristo sí. Dios, admito que he pecado. Creo que Jesús (Yeshua el Mesías) murió por mis pecados y quiero confiar en que Él me salva ahora mismo. Señor, por favor entra en mi corazón y hazme una nueva persona. Acepto Su regalo de salvación.
Si muriera ahora mismo, ¿a dónde iría?
¿Por qué Dios debería dejarlo entrar a Su cielo?
Eso es correcto, porque Yeshua murió para pagar por nuestros pecados.
Si hizo esa oración en fe, vea el comentario sobre La vida de Cristo Bw – Lo que Dios hace por nosotros en el momento de la fe.
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