El cumplimiento de la Torá/Ley
Mateo 5:17-20 y Lucas 16:17
Los creyentes en el Nuevo Pacto también deben amar la Torá/Ley. En la festividad de Shavuot fueron salvas unas tres mil personas (Hechos 2:41b). Y, unos treinta años después, millares hay entre los judíos que han creído, pero todos son celosos observantes de la ley/Torá (Hechos 21:20b). Como resultado, la Torá no es sólo para los justos del TaNaJ, sino para todos los creyentes. El apóstol Pablo/rabino Saulo nos enseña que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento, santo, justo y bueno (Romanos 7:12); nosotros no obstante sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente (Primera Timoteo 1:8). Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en sus acciones. (Santiago 1:25).
El Mesías es el discípulo modelo, el Hijo perfecto que cumplió toda justicia obedeciendo completamente la voluntad del Padre (Mateo 4:4 y 10). Esa misma obediencia debe caracterizar a los creyentes de hoy. La obediencia a ADONAI debía ser una prioridad en la vida de un discípulo (Mateo 6:33), y la devoción completa a Dios el Padre era la meta (Mateo 5:48). Como resultado, esta misma justicia y fidelidad a Dios el Padre y Sus mandamientos se ven aquí en las palabras de Cristo. Mateo 5:17-20 no sólo habla de la verdadera naturaleza de la Torá/Ley, sino también de su relación con el Mesías.
Yeshua confirmó Su observancia a la Torá/Ley cuando dijo: No penséis que vine a abrogar la ley o los profetas; no vine a abrogar, sino a dar cumplimiento (Mateo 5:17). Estas palabras deben entenderse en su contexto. Yeshua sigue vivo hoy y para una vida piadosa la Torá/Ley sigue vigente, aunque no para salvación. La dispensación de la Torá no terminó con la venida del Mesías, terminó con Su muerte. Hasta que Él murió, todos los 613 mandamientos eran obligatorios. En el contexto del judaísmo farisaico (en el que se dio este sermón), el punto que Jesús estaba planteando es que, si bien los fariseos habían destruido la Torá, por su reinterpretación de la misma con la Ley Oral, Su propósito al venir fue cumplir totalmente la Torá solamente tal como fue escrita (vea Ei – La Ley Oral).
Estos versículos nos dan la aclaración crítica de la interpretación de Yeshua de la Torá/Ley. Sin duda, el fuerte mensaje de Su ministerio inicial haría que algunos cuestionaran Su objetivo último. Él ya percibía que algunos, especialmente los rabinos, veían Su mensaje como una amenaza teológica al judaísmo, o incluso al propio TaNaJ. En consecuencia, cuando el Mesías revela Su interpretación de la Torá, siente la necesidad de aclarar Su posición con respecto a las revelaciones anteriores dadas a Israel.518
Según Sus propias palabras, Jesús no vino a traer una nueva enseñanza o una nueva Torá a Su pueblo. Lamentablemente, algunas teologías y teólogos cristianos han tendido a devaluar la Torá. A la luz de estos versículos, estoy seguro de que eso entristece el corazón de Dios. Aunque debe usarse de la manera adecuada, una vez que entendemos que el Señor no vine a abrogar, sino a dar cumplimiento, entonces nuestra visión de la Torá se vuelve aún más hermosa cuando encontramos la culminación del cuadro en el Mesías.
Como para enfatizar la importancia de esta enseñanza, Yeshua continúa diciendo: Porque de cierto os digo: Hasta que pase el cielo y la tierra, de ningún modo pasará una iota, ni un trazo de letra de la ley, hasta que todo se haya cumplido (Mateo 5:18) y es más fácil que el cielo y la tierra desaparezcan, que caiga un trazo de letra de la ley (Lucas 16:17). La iota (o Yod) es la letra más pequeña del alfabeto hebreo Alef -Bet, y el trazo se refiere a las pequeñas marcas artísticas en la parte superior de las letras hebreas. En hebreo, la diferencia de un trazo (tag en hebreo) puede cambiar todo el significado de una palabra, como en el caso de una Dalet o una Resh en Deuteronomio 6:4, por ejemplo. Al decir esto, Jesús recordó a Sus oyentes que ni la letra más pequeña ni la parte más pequeña de una letra de la Torá sería abolida para siempre. Hasta el más pequeño, aparentemente insignificante de los 613 mandamientos, debía ser respetado para la perfecta justicia (no para la salvación). No podría haber enfatizado Su respeto por la Torá en términos más fuertes.519
Los rabinos enseñan que cuando ADONAI le dio la Torá a Israel, Él insertó mandamientos positivos y negativos y dio órdenes, diciendo: Sólo que él no debe aumentar para sí caballos, ni haga volver al pueblo a Egipto para multiplicar caballos, porque YHVH os ha dicho: No volveréis nunca por ese camino. No aumentará para sí mujeres, para que su corazón no se desvíe, ni acumulará para sí mucha plata y oro (Deuteronomio 17:16-17). Pero Salomón se levantó y estudió la razón del decreto de Dios y dijo: “¿Por qué ADONAI ordenó esto? Pues bien, adquiriré muchos caballos, tomaré muchas esposas, y aun así mi corazón no se dejará llevar por el mal camino, porque Dios me concedió un corazón sabio y entendido (1 Reyes 3:12) Salomón pensó que podía casarse con tantas esposas como quisiera.
En ese momento la iota (yod), la primera letra de la frase hebrea yarbeh (eso significa no aumentará para sí mujeres), subió a lo alto y se postró ante ADONAI y dijo: “¡Maestro del Universo! ¿No has dicho que ninguna letra será abolida jamás de la Torá? He aquí que ahora se ha levantado Salomón y ha abolido una. ¿Quién sabe? Hoy una, mañana otra, hasta que se acabe todo. La Tora será anulada.” Y Dios respondió diciendo: “Salomón y mil como él pasarán, pero ni la letra más pequeña será cancelada”.
Por lo tanto, es interesante ver que el Mesías estuvo de acuerdo con esta enseñanza y, como creyentes, debemos esforzarnos por obedecer a Dios y todos Sus mandamientos. Porque como dijo Cristo: Si me amáis, guardaréis mis mandamientos (Juan 14:15).
Luego continúa defendiendo la relevancia de la Torá/Ley al advertir que, cualquiera que suprima uno solo de estos mandamientos más pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos, pero cualquiera que los practique y enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos (Mateo 5:19). El concepto de mandamientos más pesados y más livianos es un tema común en la comprensión rabínica de la Torá. Por ejemplo, un mandamiento más liviano sería liberar a una madre pájaro en la naturaleza, mientras que un mandamiento más pesado sería honrar a los padres (Tratado Kiddushin 61b).
Puesto que el pueblo judío se preguntaba: “¿Es suficiente la justicia farisaica para entrar en el Reino?”, la declaración más importante del Sermón del Monte es cuando Jesús dijo: Porque os digo que si vuestra justicia no fuera mayor que la de los escribas y fariseos, de ningún modo entraréis en el reino de los cielos (Mateo 5:20). Aquí el término “mayor que” se puede traducir mejor como excede en mucho. Como un río que se desborda, es algo que excede en mucho lo normal. En este contexto, Jesús nos enseña que la justicia que Él exige es la de la santidad genuina, que excede con creces los estándares hipócritas de los fariseos y los saduceos de Su época, y el mundo en general.520
Esta fue la daga de ellos en sus corazones. Entonces pensaron: “¿cómo puedo hacer eso? ¡yo no puedo!”. El punto era que no se suponía que pudieran hacerlo por sí mismos. Es por eso que el Rabino Saulo/apóstol Pablo nos dice que la ley ha sido nuestro tutor hasta el Mesías, para que por medio de la fe fuéramos declarados justos. Y habiendo venido la fe, ya no estamos bajo tutor, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Jesús el Mesías (Gálatas 3:24-25). Cuando los judíos vieron que esa justicia perfecta era humanamente imposible, deberían haber recurrido a Jesús, quien ofrecía Su gracia solo por medio de la fe (Efesios 2:8). Pero los fariseos habían derribado el alto y perfecto estándar de Dios con la ley oral, ¡para convertirlo en algo que creían que podían hacer! Ellos hicieron que el estándar imposible de Dios fuera muy alcanzable y, en el proceso, eliminaron la necesidad del Salvador de los pecadores.
De hecho, ADONAI no sólo exige santidad genuina, sino que también requiere justicia perfecta. Para estar calificado para el Reino de Dios debemos ser tan santos como el Rey mismo. Pero, por supuesto, este es un estándar que nunca podemos alcanzar por nuestros propios esfuerzos. Estamos muertos espiritualmente en nuestra pecaminosidad (Romanos 3:23). Pero, como diría el rabino Saulo/apóstol Pablo: nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino según su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y de la renovación del Espíritu Santo (Tito 3:5). Cuando confiamos/tenemos fe/creemos en Él, toda Su justicia es imputada o transferida a nuestra cuenta bancaria espiritual. Lo que Cristo está diciendo aquí en este pasaje es que la Torá no es abolida en este proceso, sino completada. El verdadero camino del verdadero creyente se demuestra a través de la obediencia a ADONAI y Sus mandamientos, no para salvación, sino como modelo para vivir (vea el comentario sobre Éxodo Dh – Moisés y la Torá).
Durante la procesión de la Torá en algunas sinagogas mesiánicas hoy, los creyentes en el Mesías besan sus Biblias y luego tocan la Torá a medida que pasa. Creen que la Torá nos señala al Mesías, y representa la santidad y pureza de Dios. Esta costumbre está tomada de los Salmos, donde el Ruaj HaKodesh nos instruye a besar al Hijo (vea el Salmo 2:12).
Así, Cristo, como expresión perfecta de la obediencia a Dios El Padre, no vino a abolir la Torá ni a los Profetas, sino que, en cambio, completó nuestra comprensión de la Torá/Ley al llamarnos a vivir vidas en obediencia a Sus mandamientos. Podemos apreciar el lugar especial de la Torá como guía, mientras confiamos en la sangre de Cristo para nuestra salvación espiritual. En última instancia, Yeshua es la única esperanza para judíos y gentiles por igual.
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