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Había tanta hambre en la tierra prometida
que Abram se fue a vivir a Egipto
12: 10-20

Había tanta hambre en la tierra prometida que Abram se fue a vivir a Egipto ESCUDRIÑAR: Cuando al fin Abram llegó a la Tierra Prometida, y no encontró ninguna comida allí, ¿cómo se podría haber sentido acerca de la promesa de Dios? ¿Por qué? Sarai fue media hermana de Abram; ¿eso justifica la media verdad de Abram? ¿O es que el fin (la seguridad de Abram) justifica el medio (una mentira)? ¿Y si finalmente él tenía en mente que estaba cumpliendo la promesa de ADONAI? ¿O tal mentira nunca es justificada? ¿Por qué? De alguna manera, ¿podría el pecado de Abram frustrar el plan de Dios? ¿Cómo el SEÑOR quitó o removió a Abram del lío en que se metió?

REFLEXIONAR: ¿Qué promesa segura está usted cuestionando? ¿Dónde es difícil ser totalmente veraz? ¿Dónde podría tener la tentación de ayudar al SEÑOR para cumplir con Su plan? ¿Cuál es su testimonio ante el mundo?

En ese momento, un juicio particularmente grave tuvo lugar en la vida de Abram.

En ese entonces, hubo tanta hambre en aquella región que Abram se fue a vivir a Egipto (12:10). La región donde se sufría hambre era Canaán, y Abram, sin recurrir a la guía del Señor, descendió a Egipto para vivir allí por un tiempo. Esta es la primera mención de Egipto en las Escrituras y simboliza la alianza con el mundo y la confianza en la carne. ¡Ay de los que descienden a Egipto en busca de ayuda, de los que se apoyan en la caballería, de los que confían en la multitud de sus carros de guerra y en la gran fuerza de sus jinetes, pero no toman en cuenta al Santo de Israel, ni buscan al SEÑOR! (Isaías 31:1). Después de perder el tiempo en Jarán (11:31b), Abram experimentó el segundo fracaso en su vida. Aquí estaba un hombre que viajó desde Ur de los caldeos a Canaán en la palabra desnuda de Dios, pero ahora tenía miedo de confiar en Él en el momento de hambruna. Él estaba operando en la carne (Romanos 8:8; Gálatas 5:17).

Él salió de la Tierra Prometida, ya que parecía que la tierra no podía sostenerlo mas a él, a su familia y a sus rebaños. En este punto, la fe de Abram no había madurado hasta el punto en que sabía que podía confiar en el Señor, en cualquier circunstancia; y oyendo que la hambruna no afectó a Egipto, él eligió ir allí hasta que la hambruna en Canaán hubiera pasado. Entonces él tomó temporalmente las cosas en sus propias manos y se fue de la tierra prometida a la que Dios lo había llevado. Esta falta de fe llevó a Abram a mentir, y esta mentira acarreará consecuencias trágicas de su vida.

Esta es la segunda de las cuatro pruebas en las que Abram se postró sobre su rostro. En primer lugar, se quedó en Jarán, cuando debería haber ido a la Tierra Prometida (11:31b). En segundo lugar, una vez allí, salió de la tierra de Canaán, y se fue a Egipto. En tercer lugar, escuchó a su esposa en lugar de esperar en el Señor, lo que resultó en el nacimiento de Ismael e innumerables problemas (16:1-16). Y en cuarto lugar, su falta de fe se repitió cuando él se negó a confiar en ADONAI para la protección de su esposa cuando mintió de nuevo a Abimelec (20:1-18).

El compromiso con el mundo a menudo parece inofensivo, pero al final es muy perjudicial. Y uno de los resultados más perjudiciales es descubrir que su compromiso ha destruido su testimonio, por lo menos el de aquellos que verdaderamente aman a Dios y el deseo de ser testigo eficaz para Él. La gente del mundo, en lugar de ser atraída a Dios por medio de sus santos (Salmos 16:3 y 34:9), son usados ​​por Dios para reprender a los santos. Esto es lo que le pasó a Abram.236

Los egipcios, como los cananeos, eran descendientes de Cam. Ellos eran crueles, inmorales, y eran conocidos por su bajo nivel de moralidad. Él sabía que ellos no dudarían en matarlo a él y a sus siervos para conseguir a Sarai para sí mismos. Por lo tanto, Cuando estaba por entrar a Egipto, le dijo a su esposa Sarai: Yo sé que eres una mujer muy hermosa. (12:11). Esto es sorprendente para nosotros hoy, porque ella tenía 65 años de edad en ese momento.

Estoy seguro que en cuanto te vean los egipcios, dirán: “Es su esposa”; entonces a mí me matarán, pero a ti te dejarán con vida (12:12). Los egipcios durante este período eran famosos por secuestrar esposas. Su razonamiento era que si Sarai fuera reconocida como su hermana, ambos serían tratados con un poco de respeto y no lo iban a matar a él. Si bien era cierto que los egipcios podrían acercarse a ella para tener relaciones sexuales, Abram pensó que sin duda sería asesinado. En consecuencia su idea parecía la mejor solución para una mala situación. Abraham tuvo algunos momentos brillantes, pero este no fue uno de ellos.

Por favor (Sarai), di que eres mi hermana, para que gracias a ti me vaya bien y me dejen con vida (12:13). El hecho fue que Sarai era su media hermana (20:12). Esto ocurrió en los primeros siglos después del Diluvio, y estos matrimonios consanguíneos eran todavía comunes y, a menudo necesarios. 237 Pero aún así era una mentira, porque la intención era ocultar el hecho que estaban casados. Sin embargo, si a él lo percibieran como su hermano, él sería el que negociara cualquier propuesta de matrimonio para ella. Al igual que Abraham, nuestro miedo nos puede llevar a empezar a vivir una mentira y un pecado lleva a otro. Todos hemos estado allí.

En realidad los temores de Abram fueron finalmente confirmados. Cuando Abram llegó a Egipto, los egipcios vieron que Sarai era muy hermosa (12:14). Los rabinos enseñan que Abram escondió a Sarai en un cofre, pero fue descubierto en la frontera. Pero Dios estaba detrás de las escenas en la protección de la línea de la bendición (haga clic en el enlace y vea BlLa línea de Set).

También los funcionarios del faraón la vieron, y fueron a contarle al faraón lo hermosa que era. Entonces la llevaron al palacio real (12:15). En lugar de lidiar con los egipcios comunes, Sarai llamó la atención del mismísimo faraón. Los funcionarios del faraón la vieron, hermosa (jalál ó hallal que significa alabanza) a ella para Faraón, y se la llevaron a su palacio y acabó en el harén del faraón. En lugar de llevársela para sí, simplemente fueron a contarle al faraón. Esto muestra que el temor de Abram era razonable. Pero al ir a Egipto y estando su esposa en el harén del faraón, Abram puso en peligro a la promesa de la Simiente de la mujer (3:15) porque esa simiente vendría a través de ella y de ninguna otra.

Faraón siguió la costumbre de la época y pagó el precio de la novia. Las antiguas leyes decían que si el padre había muerto, su hermano se convertía en el tutor legal de una hermana soltera. Debido a que Abram fue el supuesto hermano, le pagaron el precio de la novia. Gracias a ella trataron muy bien a Abram. Le dieron ovejas, vacas, esclavos y esclavas, asnos y asnas, y camellos (12:16). Estas nuevas adquisiciones lo llevarían a conflictos con su sobrino Lot, en el próximo capítulo. Además, él adquirió siervos y uno de ellos era una mujer egipcia llamada Agar (16:1). Esto a su vez establecería el escenario para el conflicto entre Sarai y Agar (16:1-15), entre Isaac e Ismael (21:8-21), y entre los judíos y árabes hasta estos mismos días.

Pero por causa de Sarai, la esposa de Abram, el SEÑOR castigó al faraón y a su familia con grandes plagas (12:17). El plan de Abram parecía funcionar bastante bien. Sarai estaba segura y no sólo estaba vivo, sino que se recibía regalos. Pero ¿qué pasaría si en realidad el Faraón tenía relaciones sexuales con Sarai? Sus propias mejores ideas los había puesto en una situación difícil. Ellos estaban indefensos, pero Dios no lo estaba. Al llevarse a Sarai, el faraón había maldecido a Abram. El Señor dijo quien lo tenga en poco será maldecido (12:3). Así que aquí ADONAI castigó al faraón y a su familia con grandes plagas. Los rabinos enseñan que fue lepra. Pero fuera lo que fuera, Sarai no fue afectada por esto.

Por un lado, ¿qué pensaría Sarai de todo esto? ¿Qué papel juega ella en la voluntad de Dios con su marido? Ella estuvo de acuerdo con el plan de Abram porque lo amaba, pero ¿estaba ella simplemente para ser el objeto de la protección de su marido? ¿era este su propósito en la vida? ¿O tenía ADONAI algo más en mente para ella? Fuera lo que fuese, Su silencio hacia ella era ensordecedor. Por otra parte, Abram tenía que aprender que ni él ni su esposa podrían sobrevivir por estrategias humanas, sino sólo por la protección del Señor; aunque Abram había pecado Él es el que interviene para salvarlo. Las promesas de Dios son incondicionales.

Tal vez a través de las graves enfermedades, el faraón era capaz de discernir el problema. O tal vez fue la revelación divina, como sea, el caso de Abimelec es una situación similar con Abraham (20:3-7). De cualquier manera: Entonces el faraón llamó a Abram y le dijo: «¿Qué me has hecho? ¿Por qué no me dijiste que era tu esposa? (12:18). El faraón llamó a Abram y le hizo tres preguntas. Primero le preguntó: ¿Qué me has hecho? Faraón había sufrido mucho a causa de la mentira de Abram. En segundo lugar, le preguntó: ¿Por qué no me dijiste que era tu esposa? Esta fue la verdad que ocultó. En tercer lugar, le preguntó: ¿Por qué dijiste que era tu hermana? ¡Yo pude haberla tomado por esposa! (12:19a)? La intención del faraón era hacerla su esposa, pero a través de la providencia del Señor, las grandes plagas golpearon antes de que la unión sexual se llevara a cabo.

Faraón ahora temía hacerles daño a Sarai o a Abram; pero reprendió fuertemente a Abram. ADONAI responsabilizó a Abram de lo que pasó entre él y su esposa (vea Bf Desearás a tu marido, y él te dominará). Faraón había perdido todo el respeto por ellos, y por supuesto, no fue atraído por su Dios. A causa de su temor y de su componenda, habían causado que la casa del faraón sufriera grandemente y los egipcios finalmente habían llegado a despreciarlos. La única cosa que podía hacer era decir que se vayan a su país, lo que hicieron, tomando ellos todas las posesiones que habían conseguido en Egipto.238

Faraón dijo: ¡Anda, toma a tu esposa y vete! (12:19b) En circunstancias normales, el faraón podría haber mandado a ejecutar a Abram. Pero después de experimentar el poder detrás de Abram, no fue más allá de lo que ya había hecho. Abram fue escoltado y expulsado de Egipto. Y el faraón ordenó a sus hombres que expulsaran a Abram y a su esposa, junto con todos sus bienes (12:20). Así que Abram salió de Egipto como un hombre rico a diferencia de cuando llegó. Pero las riquezas resultarían ser muy costosas. En primer lugar ellos nunca deberían haber ido a Egipto. Pero una vez allí, deberían haber mantenido su testimonio a toda costa. ADONAI les habría protegido, de hecho, lo hizo, los protegió a pesar de su componenda. Mientras tanto en Egipto, Abram nunca construyó un altar o invocó el nombre del Señor.

Los rabinos enseñan que todo este incidente presagió el futuro: Abram descendió a Egipto a causa del hambre, los Egipcios le robaron a su esposa pero fueron castigados con grandes plagas; entonces Abram estaba lleno de regalos, y Faraón mandó a los hombres a que lo sacaran del país. Del mismo modo, los israelitas al ir a Egipto a causa de la hambruna; allí serian oprimidos y sus esposas tomadas por ellos; siendo este el propósito del edicto del Faraón sobre los hijas. Los egipcios serian castigados por grandes plagas (Éxodo 7:14-11:10), y, posteriormente, los israelitas partieron con gran riqueza, y también apresuradamente fuera del país.

Es fácil para nosotros criticar a Abram por sus acciones. Pero dadas las mismas circunstancias, probablemente habríamos hecho lo mismo. ¿Cuántas veces tomamos el camino fácil en nuestras vidas? Nos comprometemos y luego, racionalizamos nuestras acciones. También tenemos que aprender de la misma lección que él tuvo y, a menudo tenemos que aprender de la misma manera, al ser reprendido por los mismos incrédulos que nos gustaría ganar para Cristo. Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer. Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir. (I Corintios 10:12-13).

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