Rebeca tomó las mejores ropas de Esaú,
vistió a su hijo menor Jacob
27: 5-17
Rebeca tomó las mejores ropas de Esaú, vistió a su hijo menor Jacob ESCUDRIÑAR: ¿Cuál era la alternativa de Rebeca? ¿Acaso ADONAI necesitaba ayuda de Rebeca? ¿Le habrían frustrado los propósitos a Dios si Rebeca y Jacob hubiesen mantenido sus manos fuera de la situación? ¿Por qué Jacob sigue a su madre en esta conspiración? ¿Qué estaban tratando de hacer ellos? ¿A quienes estaban tratando de complacer?
REFLEXIONAR: ¿Hasta dónde le gustaría ir a usted si realmente creyera que está haciendo la voluntad del Señor? ¿Cuándo ha tomado usted el asunto en sus propias manos, con resultados desastrosos? ¿El fin justifica los medios?
Al igual que su suegra Sara (18:10), Como Rebeca había estado escuchando mientras Isaac le hablaba a su hijo (favorito) Esaú, en cuanto éste se fue al campo a cazar un animal para su padre (27:5), entonces ella urdió su plan. Rebeca, de hecho, siempre había sido una mujer de decisión y rápida acción, como fue evidente desde el momento en que ella siguió inmediatamente al siervo de Abraham para casarse con Isaac. Probablemente, ella y Jacob habían tenido mucho tiempo para discutir este problema porque él tenía más de sesenta años en ese momento, y tal vez ella había previsto este desarrollo y decidido ya lo que iba a hacer si el momento se presentaba.435
Rebeca le dijo a su hijo favorito Jacob (hebreo: Ya’akov), “Según acabo de escuchar, tu padre le ha pedido a tu hermano Esaú que cace un animal y se lo traiga para hacerle un guiso como a él le gusta. También le ha prometido que antes de morirse lo va a bendecir, poniendo al SEÑOR como testigo (27:6-7). Una bendición en presencia del Señor sería irrevocable, y si se la daba a Esaú, Jacob nunca la recibiría.
Entonces Rebeca emitió su orden: Ahora bien, hijo mío, escúchame bien, y haz lo que te mando (27:8). Ve al rebaño y tráeme de allí dos de los mejores cabritos, para que yo le prepare a tu padre un guiso como a él le gusta. Tú se lo llevarás para que se lo coma, y así él te dará su bendición antes de morirse (27:9-10).
Muchas personas apuntan a este episodio en la vida de Jacob y lo etiquetan de engañador y mentiroso por el resto de su vida, cuando en realidad él vivió una vida de honestidad y rectitud. A la mayoría de nosotros no nos gustaría que un solo momento de debilidad defina toda nuestra vida. El problema, por supuesto, es que él mintió aquí e incluso asoció el nombre de Dios con su mentira (27:20). Pero ¿por qué el Señor no reprendió a Ya’akov y retuvo Su bendición de él? O, incluso después de que Isaac lo había bendecido, ¿por qué después ADONAI confirma la bendición (28:13-15)? Debido a que la reprimenda era únicamente para Esaú, y el arrepentimiento era de Isaac, no de Jacob.
Parece que la única manera de entender esta situación es concluir que a pesar de que la forma en que Jacob y Rebeca actuaron para obtener la bendición de Isaac estaba mal, el pecado de Isaac y Esaú fue mayor. El Señor no aprueba la mentira; Jacob y Rebeca sabían esto. Ellos eran personas sensibles y espirituales, pero habían decidido que, a pesar de ser tan malo el engaño ante los ojos de ADONAI, era necesario actuar así en este caso, con el fin de evitar un pecado mayor: transmitir la más santa de las promesas de Dios a un hombre que no la quería ni habría de honrarla. Esto fue un largo paréntesis de fe como cuando Abraham fue a Egipto en el capítulo 12, y cuando Sara sugirió que tuviera un hijo a través de su sierva Agar en el capítulo 16. Rebeca ya había recibido la revelación del Señor que el mayor serviría al más joven (25:23b). Aquí, entonces, Rebeca tenía que confiar en que en el tiempo de ADONAI su hijo Ya’akov recibiría la bendición patriarcal. Pero debido a la falta de fe sentía que tenía que tomar el asunto en sus propias manos, ya que parecía que nada podía detener a Isaac. Esaú podía volver en cualquier momento, sólo podemos imaginar lo desesperados que ellos se sentían. Esta era una situación desesperada, pero no era la primera vez que alguien habría de mentir para preservar el pueblo de Dios.
Las parteras hebreas deliberadamente desobedecieron a Faraón y le mintieron. ¿Por qué? Sin embargo, las parteras temían a Dios, así que no siguieron las órdenes del rey de Egipto sino que dejaron con vida a los varones. Hacerlo de otra manera hubiera resultado en la muerte de incontables bebes hebreos. ¿El Señor castigo a estas parteras por mentir? No: Y, por haberse mostrado temerosas de Dios, les concedió tener muchos hijos (Éxodo 1:17-22).
Otro ejemplo de la bendición de ADONAI en una mentira era en la vida de Rahab. Rajab y su familia y todas sus poseciones se salvaron porque escondieron a dos espías israelitas y mintieron al respecto al rey de Jericó (Josué 2:4-7 y 6:25). Hay una serie de otros casos en la Biblia en el que los hombres piadosos, con el fin de cumplir la voluntad de Dios y glorificarlo, tuvieron que romper otro de Sus mandamientos. Estas son raras excepciones y sólo puede justificarse en circunstancias muy especiales e inusuales como lo vemos aquí con Isaac y la bendición patriarcal. Por otra parte, la gente en estos ejemplos no obtiene ninguna ventaja económica para ellos. De hecho, Rahab y las parteras hebreas arriesgaron sus vidas a causa de las mentiras que dijeron.
Del mismo modo, Jacob y Rebeca, con el fin de hacer lo que ellos pensaban que era necesario para cumplir la voluntad de Dios, estaban dispuestos a arriesgarse a la ira y el odio de sus propios seres queridos, y Jacob, incluso a riesgo de su vida a manos de su hermano enojado. Su acción casi no tenía ninguna ventaja económica. Debido a que Jacob era justo, sólo se preocupaba por las consecuencias espirituales de la bendición.436
Sin embargo, Yaakov tenía algunas dudas: Pero Jacob le dijo a su madre: Hay un problema: mi hermano Esaú es muy velludo, y yo soy lampiño. (27:11). Isaac podría haber perdido la vista, pero su sentido del tacto permanecía indemne.
Si mi padre me toca, se dará cuenta de que quiero engañarlo, y esto hará que me maldiga en vez de bendecirme. Hijo mío, ¡que esa maldición caiga sobre mí! , le contestó su madre. Tan sólo haz lo que te pido, y ve a buscarme esos cabritos (27:12-13). Debido a que Jacob era un hombre justo (25:27), y él sabía que no honrar a su padre era un pecado ante los ojos de Dios, preguntó: ¿Qué pasa si mi padre me toca? puede pensar que me estoy burlando de su ceguera y esto hará que me maldiga en vez de bendecirme. Pero su madre le dijo: Hijo mío, que la maldición caiga sobre mí. Asumo toda la responsabilidad, sólo haz lo que te pido; ve a buscar por mí“. Estaba tan segura de que esta era la voluntad del Señor que ella creía que los fines justificaban los medios y no temía la posibilidad de una maldición. Jacob también creía que era la voluntad de Dios recibir él la primogenitura y esto fue muy convincente para él seguir el ejemplo de su madre. Después de todo, ¿no le había dicho ADONAI a ella, “el mayor servirá al menor” (25:23c)?
Jacob fue a buscar los cabritos, se los llevó a su madre, y ella preparó el guiso tal como le gustaba a su padre (27:14). Mientras la comida se estaba cocinando: Luego (Rebeca) sacó la mejor ropa de su hijo mayor Esaú, la cual tenía en casa, y con ella vistió a su hijo menor Jacob (27:15). Parecería que Rebeca había guardado estas prendas específicas en su casa para este propósito. Las esposas de Esaú habían sido una fuente de dolor para Isaac y Rebeca (26:35) y probablemente estaban viviendo en otro lugar. Estas ropas olían como a Esaú y al aire libre del campo. Esta fue claramente una situación muy tensa.
Con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lampiña del cuello, y le entregó a Jacob el guiso y el pan que había preparado (27:16-17). Rebeca también cubrió los brazos de Jacob y la parte lampiña del cuello para proporcionar la sensación de vellosidad, así que la ropa de Esaú proporcionaría el olor adecuado, y las pieles de cabra proporcionarían el tacto adecuado. La carne de cabrito sabe a carne de venado, e Isaac no notaría la diferencia. Entonces llegó Jacob vestido y ella le dio la comida a su hijo Ya’akov. Rebeca realmente pensaba que ella podía engañar a los ojos de Isaac.437
Así fueron considerados todos los sentidos. Isaac estaba ciego, por lo que Rebeca no tuvo que preocuparse por eso. Jacob llevaba la ropa de Esaú para cubrir el sentido del olfato. Ella cocinó cabritos porque sabían como carne de venado y utilizó las pieles de cabra para que Jacob pareciera velludo. El único sentido que ella no podía cubrir era el sentido de la audición de Isaac, y hubo un momento en que esto casi se descubre (27:21-24).
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