El convenio de Jacob con Labán
30: 25-36
El convenio de Jacob con Labán ESCUDRIÑAR: ¿Por qué cree que ADONAI permitió a Jacob ser engañado y maltratado por su tío tantas veces? ¿Cómo él atravesó de ese tiempo difícil?
REFLEXIONAR: ¿Cuándo usted hizo lo correcto, sólo para ser engañado? ¿Cómo se sintió? ¿Cómo reaccionó? Cuando usted se enfrenta a un momento exigente en su vida, ¿qué lo sostiene?
Después que Raquel dio a luz a José, ya se habían pagado los segundos siete años de servicio por Raquel. Jacob (hebreo: Ya’akov) aún no tenía ingresos porque su esfuerzo había estado haciendo rico a Labán. Así que Jacob pidió algo a su tío: Y aconteció que cuando Raquel hubo dado a luz a José, Jacob dijo a Labán: Despídeme, para que pueda irme a mi lugar y a mi tierra (Canaán). Dame mis mujeres y mis hijos por los cuales te he servido, y me marcharé, pues tú bien sabes cuál es el servicio con que te he servido (30:25-26). Jacob había pagado completamente su deuda.
Pero Labán le respondió: Si he hallado gracia a tus ojos… He percibido que ADONAI me ha bendecido por tu causa (30:27). La palabra hebrea para percibido es nichashti ( o nakjásh) y tiene la misma raíz que la palabra serpiente (3:1). Esto literalmente significa aprender a través de una serpiente. Labán era un pagano idólatra que incursionó en el ocultismo. Por lo tanto, a través de prácticas ocultas, Labán reconoció que el Dios de Jacob (cualquiera que Él fuera), estaba bendiciendo a Labán debido a su relación con Ya’akov. Lo que Labán había estado experimentando los últimos catorce años era el aspecto de la bendición del pacto del Señor con Abraham: Bendeciré a los que te bendigan (12:3a). Así que, naturalmente, Labán no quería perder a Jacob, porque se daba cuenta de que iba a perder la bendición de Dios. Por lo tanto, Labán ofreció pagarle para que se quedara. Él le dijo: Señálame tu salario, y te lo daré” (30:28).
Ya’akov aprovechó esta oportunidad para dar su propio testimonio: Tú mismo sabes lo que te he servido, y cómo ha estado tu ganado conmigo, pues poco tenías antes de mi llegada, y ha aumentado mucho, y ADONAI te ha bendecido con mi presencia. Pero ahora era razonable que Jacob se debe dar la oportunidad de proveer para su propia familia. Así que, ¿cuándo podré trabajar también por mi propia casa? (30:29-30)
Y Labán dijo: ¿Qué te daré? Y dijo Jacob: No me des nada, volveré a apacentar tu rebaño si haces por mí esta cosa (30:31). Jacob estaba aprendiendo a confiar en Dios y Su plan lo puso en condiciones de hacerlo.
Hoy pasaré por todo tu rebaño, separando toda oveja manchada y moteada, es decir, toda oveja oscura entre los corderos, y la manchada o la moteada entre las cabras. De éstas será mi salario (30:32). En el Oriente, en las ovejas el color dominante era el blanco, y en las cabras el color dominante era marrón oscuro o negro. Estos eran los colores dominantes y por mucho los más abundantes. Sin embargo, las ovejas que eran de color oscuro (ya sea de color marrón oscuro o negro) o incluso moteado o manchado, y las cabras que eran manchadas o moteadas eran colores recesivos y eran escasos, probablemente no más de diez a veinte por ciento del total del rebaño. Jacob estaba dispuesto a comenzar con el mínimo y, al hacerlo, aparentemente se ponía a sí mismo en una gran desventaja.
De éstas será mi salario (30:32b). Así mañana, cuando vayas a comprobar mi salario, mi honradez responderá por mí: Todo lo que no sea moteado ni manchado entre las cabras, o de color oscuro entre los corderos, se considerará hurtado por mí (30:33). Labán sabría si Ya’akov estaba siendo honesto con sólo mirar el rebaño. Cuando Labán viniera a ver lo que Jacob había tomado como su salario, alguna cabra de Jacob que no fuera manchada o moteada, o cualquier cordero que no fuera de color oscuro, se observaría fácilmente. Así la propuesta de Jacob para su salario serían todos esos animales escasos y sus crías. Él mantendría todos los corderos y cabras nacidas a partir de entonces con los colores recesivos, y devolvería a Labán todas las ovejas y cabras que nacieran con los colores dominantes. En un primer momento, este plan parecía demasiado bueno, de ser cierto para el tío Laban y él estuvo de acuerdo con entusiasmo en esto: Y dijo Labán: ¡Convenido! ¡Ojalá sea conforme a tu dicho! (30:34). Sin embargo, como es lógico, Labán cambió de opinión tan rápidamente como se había convenido.
Aunque Ya’akov no había dado a Labán razón alguna para desconfiar de él, es difícil para los hombres que son en sí mismos deshonestos confiar en alguien más. El acuerdo era tan increíblemente bueno desde el punto de vista de Labán que él sentía que debía haber alguna trampa en esto.483 Asi que después de unos segundos tuvo dudas por segunda vez de algún engaño de Ya’akov. Labán razonó que los animales de colores recesivos serían más propensos a producir el tipo de animales que Jacob necesitaba para construir su propio rebaño, por lo que los aisló y dejó a Jacob con sólo los animales de colores dominantes, que por lo general sólo producirían su propio tipo. Sin embargo, en aquel mismo día separó (Labán) los machos cabríos manchados y moteados, y todas las cabras manchadas y moteadas, y toda aquella que tenía algo de blanco y todos los de color oscuro entre los corderos, y los entregó en manos de sus hijos (30:35). Y él los puso en el cuidado de sus hijos para que Ya’akov no tuviera acceso a ellos.
Pero Labán con sus intrigas; además interpuso tres días de camino entre sí y Jacob (30:36a). Esto impedía cualquier posibilidad de cruzamiento y retiró a los animales de color recesivo del área de cría. Así que, aunque Jacob llegó a un acuerdo que le proporcionaría el salario, Labán había agrupado las probabilidades genéticas contra él. Los animales de colores dominantes se reproducirían poco, por lo tanto si hubiere alguna cría de color recesivo, esto aparentemente limitaría a Jacob de nunca ser capaz de tener sus propios rebaños y volver a su tierra natal. Una vez más esto demuestra el carácter del hombre con el que Jacob tuvo que lidiar. Pero siendo un hombre justo (25:27), Jacob siguió cumpliendo su parte del trato: Y Jacob quedó apacentando el resto del rebaño de Labán (30:36b).
Ntd: En esta traducción se empleó la BTX 3º edición.
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