Después Jacob volvió de Padan-aram,
Dios se le apareció de nuevo en Betel
35: 9-15
Después Jacob volvió de Padan-aram, Dios se le apareció de nuevo en Betel ESCUDRIÑAR: Revise las promesas que Dios hizo a Abraham (12:1-3; 15:17-21; 17:1-8 y 22:15-18). ¿Cómo se comparan éstas con las promesas que Dios hizo a Jacob?
REFLEXIONAR: ¿Cómo puede El Shaddai satisfacer todas sus necesidades conforme a sus riquezas en gloria en Yeshua el Mesías hoy?
Y ’Elohim se apareció otra vez a Jacob después que había regresado de Padan-aram y lo bendijo (35:9). Estaba de vuelta en casa nuevamente. Fue aquí en Betel, que Dios se apareció de nuevo a Jacob (hebreo: Ya’akov), renovando las promesas que Él le había hecho unos treinta años antes. La reconciliación fue completa.
Entonces, a causa del terrible episodio en Siquem, Dios reafirmó a Jacob su nuevo nombre. Dijo: Tu nombre es Jacob. No se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre. Y llamó su nombre Israel (35:10). A partir de ahora, sólo Dios lo llama por su nuevo nombre: Israel. Su nombre aparece en la narrativa como Jacob, pero cada vez que Dios se dirige a él personalmente, Él lo llama Israel. El fue un príncipe de Dios, y él se reconforto con eso, y vivió como uno que poseía un llamamiento santo.
Y así, por supuesto, este es el caso con nosotros hoy. Como los que se han hecho coherederos con el Mesías (Romanos 8:17) de todas las cosas (Hebreos 1:2), nosotros tenemos un noble llamado y por lo tanto, una gran responsabilidad. El incentivo más fuerte para la vida santa es la comprensión de nuestra santo llamado o vocación. El rabino Saulo (Pablo) dijo: Yo, pues, el prisionero del Señor, os exhorto que andéis como es digno del llamamiento con que fuisteis llamados (Efesios 4:1).535
Y entonces Dios volvió a confirmar el Pacto de Abraham sobre Israel cuando dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso o ’El-Shadday. Así es como Dios se refirió a sí mismo a Abraham (17:1) e Isaac (28:3). El nombre proviene de la idea de que toda la fuerza y el poder se expresa en el término Dios o El. La palabra Todopoderoso viene de una raíz que significa fuerte y poderoso, lo que significa que Dios es capaz de satisfacer todas nuestras necesidades. Él fue capaz de cumplir todas las promesas que Él había hecho a Abraham y a Isaac. Oremos hoy que Dios responderá a sus necesidades (no lo que quiere, pero si lo que necesita). La Palabra de Dios dice: Mi Dios, pues, suplirá toda vuestra necesidad según su riqueza en gloria en Jesús el Mesías (Filipenses 4:19).
Después le dijo ’Elohim: Yo soy ’El- Shadday: Fructifica y multiplícate. Una nación y una congregación de naciones procederá de ti, y reyes saldrán de tus lomos. La tierra que di a Abraham y a Isaac, te la doy a ti; también a tu simiente después daré la tierra (35:11-12). Cuando Dios dijo: fructifica y multiplícate, Él no estaba pensando en más hijos o hijas, en cambio, Dios estaba pensando en una nación. La nación de Israel, y la congregación o kahal (o cajál) de doce tribus vendrán de Israel. De hecho, esta versión de las promesas patriarcales contiene un elemento insólito desde los tiempos de Abraham (17:6,16); reyes saldrán de tus lomos. Esta promesa anuncia la venida del Mesías, la pieza central en el plan de Dios de salvación.536
Y ascendió ’Elohim de su lado, en el lugar donde había hablado con él. Y erigió Jacob una estela en el lugar donde había hablado con él, una estela de piedra, y derramó sobre ella una libación, y vertió aceite sobre ella (35:13-14). Entonces Dios subió la escalera celestial de regreso al cielo en el lugar donde había hablado con él. Y tal como lo había hecho hace unos treinta años, cuando Dios habló con él en Betel, Jacob erigió un altar y derramó sobre él una libación, y vertió aceite. El pilar y el vertido de aceite eran una repetición de las acciones que realizó la primera vez que estuvo allí (28:18-22). Esta es la primera mención de la libación en las Escrituras. En 29:22 Ya’akov se comprometió a hacer de este lugar la casa de Dios; ahora aquí cumple esa promesa. Al derramar una libación aquí, él lo trata como tal. Más tarde, estas libaciones, aunque no eran parte primordial del sistema de sacrificio levítico, se ofrecieron con frecuencia como regalos complementarios de devoción y dedicación, y fue, sin duda, con tal motivo que Jacob actuó aquí.537
Y Jacob llamó Bet-’El el nombre del lugar donde ’Elohim había hablado con él (35:15). Ya había hecho esto (28:19, 35:3 y 7); el punto es que ahora es la casa de Dios, no sólo en honor de un evento (como cuando huyó de Esaú), sino que ahora es el lugar de la verdadera adoración y ofrenda.
La gracia de Dios es verdaderamente increíble. Esto es especialmente cierto para un creyente arrepentido. Nosotros sufrimos la pérdida en nuestras vidas a causa de nuestro propio pecado, pero la sobreabundante gracia de Dios puede hacer maravillas. Pensemos en Manasés después de su idolatría (II Reyes 21:1-16), de David después de su adulterio (II Samuel 11:1-27) (vea el comentario sobre La vida de David Dc – David y Betsabé), o en Pedro después de su negación (Juan 18: 15-18, 25-26); y si bien no podemos decir que somos todo lo que podríamos haber sido, nosotros, junto con Ya’akov, podemos decir con absoluta certeza que somos algo que de otra manera nunca habríamos sido.538
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