La división de los dos hermanos
36:43c a 37:1
La división de los dos hermanos REFLEXIONAR: En el fondo, ¿es usted un Esaú o un Jacob? La pregunta no puede ser más básica. En su nivel más profundo, ¿qué es lo que desea: las cosas de este mundo, o las cosas de Dios? Su decisión tiene consecuencias eternas.
Quizá no haya un mayor contraste en las Escrituras que lo que se ve en las personas de Esaú y Jacob (Ya’akov). Esaú era sensual en el sentido de que él vivió su vida para el disfrute personal. El vivía para el momento y parecía perfectamente dispuesto a sacrificar todo para conseguir lo que quería en ese mismo instante. Fue en todo sentido terrenal y prosaico. Su vida fue secular. Todo en él fue del mundo y de la carne, y ninguna parte de su vida la dedicó a ADONAI. Esta fue la raíz de su problema. Dios no estaba en sus pensamientos. El propósito de la genealogía de Esaú es mostrar que la semilla de la serpiente (3:15a) está viva y bien en el planeta tierra. Ellos se están multiplicando y son fructíferos.
El joven rico que vino al Señor tenía la espléndida ventaja de la edad, la posición, la riqueza, las oportunidades, la seriedad e incluso la integridad moral, y sin embargo, cuando fue puesto a prueba reveló su deliberada falta de voluntad de entregarse a Cristo y permitir que Él fuera el Maestro de su vida (vea el comentario sobre La vida de Cristo Il – El joven rico).549 Esa era la diferencia entre Esaú y Jacob. Aunque Ya’akov estaba lejos de ser perfecto, él amaba a Dios, se sometió a Él y le permitió moldear y dar forma a su vida. Más que eso, Jacob quería ser moldeado, para ser de la misma forma de la imagen de su Hijo (Romanos 8:29a). En el análisis final, Jacob fue un hombre justo (haga clic en el enlace y vea Gn – Entonces Jacob dio a Esaú un guiso y Esaú menospreció la primogenitura).
Él es Esaú padre de Edom (36:43c). Esaú se estableció en la tierra de Edom, y la tierra de Canaán fue entregada a Jacob. Con esta declaración, Esaú desaparece del registro bíblico, para no ser mencionado nuevamente. Esto contrasta con Jacob, que habitó en la tierra de Canaán, la tierra de las peregrinaciones de su padre, la Tierra Prometida de Canaán (37:1).
Esaú había puesto su corazón en el aquí y ahora. Parecía que las promesas de Dios a Abraham e Isaac no significaban nada para él. He aquí, pues, Dios nos ha dado una imagen de la familia de Esaú, y luego Él da vuelta la página. El resto de la historia sigue con la familia de Jacob; ellos serían la Simiente de la mujer (3:3:15a), o la línea de bendición. 550
Haftará VaYishlaj: Oséas 11:7-12:11 (A); Abdías 1-21 (S) (vea el comentario sobre Deuteronomio Af – Parashá)
Abdías (quiere decir siervo del SEÑOR), era un piadoso gobernador edomita en el palacio del malvado rey Acab. Abdías, escribió sobre la lucha entre Judá y Edom, profetizó que la envidia de Edom con respecto a la elección de Jacob (Génesis 27:41) eventualmente provocaría su ruina (Abdías 1:15-18). Llegaría un día en que Edom vería, con desprecio, la destrucción de Judá y Jerusalén sin levantar una mano para ayudar a su hermano herido (Salmo 137:7). Este desprecio es un escalofriante recordatorio de la arrogancia de Lamec poco antes de que la línea de Caín fuera aniquilada (Génesis 4:23-24). La violencia de Edom contra su hermano (Abdías 1:10-11) tiene sus raíces en el odio de Agar hacia Sara (Génesis 16:5). Edom será destruida y su reino pasará a ser del SEÑOR (Abdías 1:20-21).
El Nuevo Pacto (Brit Hadashah) sugiere leer para Parashah vaYishlaj: Hebreos 11:20; Primera de Corintios 5:1-13; Apocalipsis 7:1-12
El autor de Hebreos se basa en la profecía de DIOS a Rebeca (Génesis 25:23) y la bendición de Isaac a Jacob (Génesis 28:3-4). Isaac, con ojos de fe, se refiere a un futuro invisible (Hebreos 11:20). Hebreos muestra que los patriarcas murieron sin experimentar el cumplimiento de las promesas de Dios; más bien, saludan las promesas de lejos (Hebreos 11:13-16). Israel se inclinó ante Esaú para mantener la paz, reconciliarse y devolver la bendición (Génesis 33:1-17). Pero más tarde, Edom se endureció y se convirtió en una nación codiciosa que se regodeaba con la disciplina de Israel por parte del SEÑOR (Abdías 1:11-12). ¡Recuerde que la esposa de Lot perdió la vida al menospreciar el juicio de Sodoma! De manera similar, ¡el regocijo de Edom por el castigo de Israel le cuesta a esta nación la vida eterna! Por su parte, Israel debe permanecer santo para ser fructífero, multiplicarse y llenar la tierra de su herencia. Aparte de la obediencia, Israel verá las promesas desde lejos, permaneciendo pequeño como pueblo, con poca necesidad de más tierra (Deuteronomio 7:22).
Ntd: En esta traducción se empleó la BTX 3º edición.
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