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Judá dijo a Tamar: vive como viuda
hasta que crezca mi hijo Sela
38: 1-11

Judá dijo a Tamar: vive como viuda hasta que crezca mi hijo Sela ESCUDRIÑAR: ¿Cuáles fueron las consecuencias de Judá al casarse con una mujer cananea? ¿Cuál es el deber de los hijos de Judá, e incluso del propio Judá para con Tamar (Deuteronomio 25:5-10)? Contraste los motivos de Tamar con los motivos de Onán y Judá en evitar este deber.

REFLEXIONAR: ¿Por qué es importante para usted estar en igual yugo (II Corintios 6:14-18)? ¿Qué es diferente entre su rebelión y la de Judá? Judá era el hijo de la Semilla, a través del cual vendría el Mesías. ¿Cómo se sentiría acerca de sus acciones, sabiendo que Cristo sería su descendiente? ¿Qué dice eso acerca de la naturaleza humana? ¿y acerca de usted?

En el momento en que José fue vendido como esclavo en Egipto, Judá se separó de sus hermanos. Parece que Judá estaba tan perturbado por las acciones de sus hermanos y de su padre que quería separarse de ellos. Pero sólo fue tan lejos como Adulam, a unos trece kilómetros al noroeste, y se quedó con un hombre llamado Hira (38:1). A su debido tiempo él se fue en busca de una esposa cuando empezó a hacer nuevos amigos allí. Hacerse amigo de los cananeos, sin embargo, tendría a un alto precio.

Allí Judá vio a la hija joven y atractiva de un nombre cananeo llamado Súa, que en hebreo es BatShua (I Crónicas 2:3). Y Judá vio allí a la hija de un hombre cananeo, cuyo nombre era Súa, y la tomó, y se llegó a ella (38:2). No hay ninguna sugerencia que haya consultado con su padre o con el padre de la novia. Él simplemente saltó con ambos pies y la tomó y se llegó a ella. Sin embargo, al ser el antepasado del Mesías, él debería haber sido mucho más cauteloso en la selección de su futura esposa. La hija de Súa, aunque físicamente atractiva, era una verdadera cananea, no sólo en su raza, sino también en su cultura y perspectivas. Como resultado, ella estaba evidentemente reacia a convertirse al Dios de Abraham, Isaac y Jacob. La evidencia de esto es que ADONAI rechazó a tres de sus hijos para ser la semilla del Mesías. Al menos dos de ellos eran vergonzosamente malos ante los ojos del Señor, y probable reflejaban el carácter y las enseñanzas de su madre.580

Judá estuvo en yugo desigual con esta mujer cananea. Lo que parecía una buena idea en ese momento llegaría a causar estragos en su vida y en la vida de su familia. ¿Impediría esta dificultad la realización de Dios de Su plan para bendecir al mundo a través de Abraham y su descendencia? No, pero hoy en día los creyentes piensan que pueden casarse con alguien que no es creyente y que la persona va a cambiar una vez que se casen. De hecho, puedo garantizar que van a cambiar. Una vez que usted dice, “yo sé”, ¡las cosa se pondrán mucho peor!

Y concibió, y dio a luz un hijo. Y él llamó su nombre Er. Y concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Onán. Y volvió de nuevo a dar a luz un hijo, y llamó su nombre Sela. Y él estaba en Kezib cuando lo dio a luz (38:3-5). Evidentemente ellos tuvieron tres hijos en rápida sucesión. Pronto quedó embarazada y dio a luz a un hijo, y lo llamó Er. Judá nombró a su primer hijo Er esto porque en hebreo significa observador. Ella concibió otra vez y dio a luz un hijo y le puso por nombre Onán. Esta vez, el hijo se llamó por Bat-Shua. Ella lo llamó Onán, que significa fuerza. Ella llamó a su tercer hijo Sela, que puede significar que se extrae de la matriz. En el momento en que Sela nació, la familia se había trasladado a Kezib, que era evidentemente una pequeña ciudad cerca de Adulam. Kezib es una palabra derivada de la palabra Kazab que significa tolie o ser engañado. Los rabinos enseñan que en ese sentido se puede presagiar lo que luego sucederá: Judá prometió a su hijo Sela (quien nació en Quezib) a Tamar, pero él no se lo dio a ella, simplemente la engañó. Con los nombres de sus dos últimos hijos, el dominio de la familia por parte de ella parece ir en aumento en este momento.

Como era la costumbre de la época, una vez que Er fue adulto Judá seleccionó una mujer para su primogénito. El novio no elegía a su propia novia. Probablemente, por esta vez Judá se había dado cuenta que su elección de una esposa no fue la mejor y él resolvió no dejar que Er errara en la elección de su compañera. Judá sabía que el pacto del Señor fluiría a través de la familia de Jacob, así que era importante que su hijo tuviera el tipo correcto de esposa. Lamentablemente, debido a la influencia espiritual mundana de la madre de Er, él se dio cuenta de que era aún más importante que la esposa de su hijo sea una buena influencia para sus hijos y nietos.

Entonces Judá tomó mujer para Er su primogénito, cuyo nombre era Tamar (38:6). Judá se sentía libre de elegir su propia esposa, pero no le dio a Er la misma posibilidad. Finalmente encontró una esposa adecuada para su hijo y su nombre fue Tamar que significa palmera. Se utiliza en la Biblia como un símbolo de una persona con gracia (Cantares 7:7-8). Ella también era una cananea, pero ella sería la madre de la línea mesiánica de Judá (Mateo 1:3), por lo que debemos suponer que en la voluntad soberana de Dios, Él participó en esta elección. Como resultado, Tamar debe haber sido la mujer más adecuada para este propósito en su generación, sin importar el hecho de que no era judía. Judá hizo los arreglos y su hijo Er se casó con la cananea soltera Tamar.

La historia de Tamar comienza aquí, con su matrimonio con el hijo mayor de Judá. Si ellos seguían las costumbres matrimoniales normales, el padre de Tamar y el suegro harían los arreglos, más probablemente en base a las ventajas políticas y financieras que traería para ellos. Pero por muy bien que el matrimonio pudo haber funcionado para las dos familias, fue un completo desastre para Tamar.

Muchas parejas pueden reflexionar sobre sus luchas durante su primer año de matrimonio. Pero el matrimonio de Tamar era una pesadilla por sí mismo. Su nuevo marido rompió rápidamente cualquier esperanza de juventud que ella pudo haber tenido para su vida futura. La Escritura nos dice que Er, primogénito de Judá, era perverso ante los ojos de YHVH. Parece que la rebelión de su madre cananea en contra de las cosas del Señor había infectado a su hijo. Tamar no era el tipo de esposa que él quisiera en absoluto. No hay duda que Judá le había explicado la importancia de una esposa piadosa, pero Er no quiso tener nada que ver con el Dios de Abraham. Él tenía toda la intención de seguir la religión cananea de su madre. Por lo tanto, YHVH hizo que muriera (38:7). Al igual que muchos otros primogénitos en la Biblia (Caín, Ismael, Esaú y Rubén), Er fue dejado de lado por Dios. Desde los días de Noé y Sodoma y Gomorra Elohim había tomado la vida de aquellos que le disgustaban, y estos eran los grupos que fueron aniquilados. Er es la primera persona individual en la Escritura que el Señor lleva a la muerte.581

En la antigüedad había un plan de emergencia para salvar de la extinción (del nombre) a un hombre muerto sin descendencia. Y Judá dijo a Onán: Llégate a la mujer de tu hermano, despósate con ella y levanta descendencia a tu hermano (38:8). Esto estaba de acuerdo con el Código de Hammurabi. Tamar tenía el derecho de tener un hijo con el pariente más cercano a su marido muerto. Si un hombre moría sin descendencia, el pariente más cercano tenía la obligación de engendrar un hijo para continuar con su línea familiar. Este fue un matrimonio de levirato, que proviene de la palabra en latín levir que significa el pariente más cercano del marido. Más tarde, esto fue incorporado en la Torá para preservar el nombre del hombre muerto y la familia (Deuteronomio 25:5-10; Rut 4:5-6; Mateo 22:24), (vea el comentario sobre Ruth Ba – Booz obtiene el derecho de redención). Por último, fue para protección de la viuda para no venderse a sí misma por las deudas o tener que casarse fuera del clan.582

El hijo nacido de esta unión heredaba el nombre y la herencia del difunto. Cualquier hermano vivo que se negara a cumplir este deber caía bajo una profunda vergüenza. La solución se complicaba, ya que obligaba tanto a la viuda como al hermano vivo a hacer un costoso sacrificio por el hombre que había muerto. Su viuda no podía seguir adelante y comenzar una nueva vida. Ella tenía el honor comprometido en preservar el nombre de su marido. Pero Onán se enfrentó a un dilema moral que la simple matemática puede revelar.

El caso de Tamar afectaba a tres hermanos, tres hijos de Judá: Er, Onán, y Sela. De acuerdo con el Código de Hammurabi, Judá dividiría su herencia en cuatro partes iguales. Er el esposo de Tamar, como hijo mayor, heredaría una doble porción. Dos cuartos de la torta familiar, o en este caso, la mitad de la herencia de Judá seria de él. Sus dos hermanos menores recibirían cada uno una sola porción, o un cuarto.

Cuando Er murió sin hijos, la matemática cambió para sus dos hermanos sobrevivientes. Ahora, la misma porción de pastel se dividiría en tres partes, con Onán (en el lugar del primogénito de Judá), consiguiendo dos tercios en lugar de su original cuarta parte, más que incluso la que habría heredado Er si hubiera vivido. Y Onán no era tonto, podía sumar.

El deber familiar de engendrar un heredero de su hermano muerto amenazaba con arruinar todo para Onán, que entonces se posicionaba en disfrutar de los beneficios financieros de ser el primogénito. ¡Hablar de un conflicto de intereses! Si Tamar quedara embarazada de un hijo, Onán perdería su lugar como hijo mayor. El hijo de Tamar se convertiría en el nuevo hijo número uno de Judá en lugar de Er, Onán se deslizaría hacia atrás a su posición anterior de segundo hijo, mientras ve su herencia retroceder a la mísera cuarta parte que tenía antes.

Había mucho en juego. Existía la posibilidad de que Onán nunca pudiera engendrar un segundo hijo para perpetuar su propio nombre. La situación requería de un sacrificio extraordinario que apenas podemos apreciar hoy en día. ADONAI, sin embargo, llama comúnmente a Su pueblo a hacer sacrificios por otros. Eso es lo que significa ser un creyente de Jesús.

Este deber familiar de engendrar un heredero para preservar el nombre de Er es esencial para entender el motivo de Tamar. Si no entendemos esto, su motivo se hunde en la desesperación por un hijo o, peor aún, la determinación de vengarse de su suegro por engañarla a ella. Esto hace que sus acciones suenen un poco a sangre fría y vengativa, por no hablar de inmoral. Sus siguientes acciones están muy por fuera del ámbito de la respetabilidad.

Tamar estaba dispuesta a cumplir con esta obligación por parte de ella, pero no podía a causa de la falta de voluntad de Onán. Parece que él era tan malvado como su hermano. Él, como Er, también estaba en rebelión contra Dios. Él sabía que la descendencia no sería suya, sino que sería el hijo legal de su hermano muerto. Exteriormente, obedeció a su padre. Pero Onán (en secreto), sabiendo que la descendencia no sería suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, vertía en tierra, a fin de no dar descendencia a su hermano. Esta fue una cuestión sobre la primogenitura. Él estaba tratando de deshacerse de la competencia. Y lo que hacía pareció malo ante los ojos de YHVH, y también a él lo hizo morir (38:9-10). Irónicamente, Onán perdió su vida al tratar de salvarla.

De repente Judá solo tenía un hijo vivo, con una creciente sospecha de que Tamar era el problema: una clase de viuda negra. Él tenía otro hijo, que era mucho más joven llamado Sela. Lo apropiado era hacer que se casara con Tamar y produjera hijos para su hermano muerto. Pero Judá lo detuvo mediante el envío de Tamar a casa de su padre hasta que su hijo más joven se desarrollara completamente. Entonces dijo Judá a su nuera Tamar: Vive como viuda en casa de tu padre, hasta que crezca mi hijo Sela (38:11a). Al hacer esta declaración Judá prometió a su hijo Sela a ella en matrimonio, y técnicamente estaban comprometidos. Tamar entendió esto y Judá sin duda entendió esto, como veremos más adelante.

Cuando él dijo que permaneciera viuda hasta que su hijo menor creciera, no fue nada más que una excusa para alejarla por un tiempo. El no tenía ninguna intención de hacer que Sela se casara con Tamar. Las mujeres cuyos maridos continuamente morían eran sospechadas de brujas.583 Por un momento fugaz se nos da una idea de lo que pensaba Judá. Pues temía que muriera también él como sus hermanos. Así que Tamar fue y permaneció en casa de su padre (38:11b). Se dijo a sí mismo: Tamar es de muy mala suerte y Judá envió a Tamar a vivir en la casa de su padre. Ella obedeció y se fue en silencio, pero esperaba que Judá cumpliera su promesa a ella (38:11a). Pero ella se mantuvo bajo la autoridad de Judá y legalmente comprometida con Sela.

Ntd: En esta traducción se empleó la BTX 3º edición.

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