José como primer ministro
41: 37-46a
José como primer ministro ESCUDRIÑAR: ¿Ha ido demasiado lejos José teniendo anillos, batas, carro con chofer, cambio de nombre, una esposa gentil y todo eso? ¿Cómo le ayudaría a cumplir su nuevo rol el parecerse cada vez más a un egipcio? ¿Por qué cree que la Biblia no critica a Yosef por tomar una esposa gentil, en contra de sus valores familiares? ¿Cómo fue el comportamiento de José diferente al de Esaú (ver 26:34-35, 28:6-9, 36:2)? ¿De qué nueve maneras José prefigura la vida de Cristo?
REFLEXIONAR: ¿Cuándo fue la última vez que se preguntó si el Señor se había olvidado de usted? ¿Cómo Él le mostró que no? ¿Cómo podría esta historia ayudarle a recordar que ADONAI Eloheinu siempre está ahí para usted?
Yosef había interpretado correctamente los misteriosos y perturbadores sueños del Faraón. Eso significaba que a la tierra de Egipto llegarían problemas. ¿Qué podría hacer el Faraón al respecto? Su pueblo estaba acostumbrado a una buena vida. Pero ¿cómo iban a reaccionar ellos cuando llegara la hambruna? ¿Ellos lo inculparían? ¿Iban a perder la fe en sus dioses? ¿Habría luego una revolución? Una vez más, sobre todo si este Faraón era un semita hicso, que dominó a los egipcios, pensamientos como éstos deben haberle preocupado.643
Aparte de los evidentes dones espirituales de José, si el Faraón era uno de los odiados reyes hicsos, Yosef estaría en realidad más cerca en nacionalidad a él que a los egipcios. Los hicsos fueron tolerados, pero no aceptados, por sus súbditos egipcios. Por lo tanto, debido a que encontraron tan difícil de conseguir la lealtad entre los egipcios, entonces Faraón, tendría una razón más para poner a José a cargo. La fidelidad fue sin duda una de sus mejores características.
Pareció bien la propuesta a ojos de Faraón y a ojos de todos sus siervos. Ellos no sólo quedaron impresionados con su interpretación, sino también con su plan para cumplir con la crisis que se avecinaba. Pero había algo más que eso. Hubo un lado espiritual que era único y mucho más allá de su propia comprensión, en el que ellos no podían poner absolutamente su dedo, pero sabían que estaba allí. Así que Faraón preguntó a sus siervos, ya sabiendo la respuesta: ¿Acaso hallaremos un varón como éste, en quien esté el espíritu de Elohim? (41:37-38)? Es obvio que ellos no podían. Faraón era un rey pagano que no creía en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Pero con su limitado conocimiento, sí reconoció claramente que Dios estaba con José. Las palabras del Faraón nos hacen recordar lo que el rey Belsasar diría de Dani’el, “Yo he oído de ti que el espíritu de los dioses santos está en ti, y que luz, entendimiento y sabiduría preeminente han sido hallados en ti.” (Dani’el 5:14). La elección era obvia, ¿quién mejor que Yosef para poner a cargo de este plan? Y dijo Faraón a José: Elohim te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú (41:39). Yosef había sido fiel en todas las pequeñas cosas que ADONAI le había enviado; José ahora se convertiría en gobernador de toda la tierra de Egipto bajo el Faraón.644
48. Faraón reconoció que la sabiduría de José no proviene del mundo, sino del Espíritu de Dios. La diferencia entre la sabiduría de Yosef y la que poseían los magos de la corte del faraón era incomparable. Así, también, fueron las palabras del Señor Jesús provocando una profunda impresión en los que le oyeron. Y sucedió que cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes quedaron asombradas de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas de ellos (Mateo 7:28-29). Y llegando a su propia tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de manera que quedaban atónitos, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos poderes milagrosos? (Mateo 13:54). Y al igual que el faraón y sus asesores fueron alcanzados por la sabiduría de José, los que lo escuchaban a Cristo al igual que el Faraón confesaban: ¿Acaso hallaremos un varón como éste, en quien esté el espíritu de Elohim?, por lo que los oyentes de Cristo reconocieron: ¡Nunca un hombre habló así! (Juan 7:46).
49. Como resultado de ello, Yosef fue levantado, y puesto sobre todo Egipto. Tú mismo estarás sobre mi casa, y por tu palabra se someterá todo mi pueblo (41:40a). Que bendito cambio fue este: de la vergüenza a la gloria, de la fosa al palacio, de ser un esclavo en cadenas para ser elevado, con todos en sumisión a él, siendo el Faraón la única excepción. Qué bien habla esto de Aquel a quien prefiguró José. Él estuvo aquí en humillación y vergüenza, pero Él ya no está aquí, ADONAI lo exaltó: quien habiendo ascendido al cielo, está a la diestra de Dios, habiéndosele sometido ángeles, autoridades y potestades (I Pedro 3:22).
José tendría plena autoridad para llevar a cabo su plan. Esta sería la tercera casa en la que Yosef fue colocado. Fue de la casa de Potifar a la cárcel, y de esta, a la casa de Faraón. La única cosa que no le fue permitido poseer a Yosef fue el trono de Faraón. Por lo tanto, la relación de José con el Faraón es paralela a su relación con Potifar. Sólo la mujer de Potifar estaba prohibida a José, mientras que el Faraón solamente retuvo su trono.645
50. Tanto José como Jesús estaban sentados en el trono de otro. Sólo por el trono yo seré más grande que tú (41:40b). Hoy en día nuestro Señor comparte el “trono” del Padre, así como Yosef compartió el “trono” de Faraón. Así como José gobernó la casa del Faraón con su palabra, hoy nuestro Señor Jesucristo gobierna toda la casa del Padre, la familia de la fe, la Iglesia, por y a través de Su Palabra. Y hoy, mientras que el Señor Jesucristo está en el trono de Su Padre, Él no está en su propio trono. Yeshua nos dice: Al que venza, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono (Apocalipsis 3:21). Nuestro Salvador hace una distinción entre su propio trono y el trono del Padre, y promete una recompensa al vencedor, no en el trono del Padre, sino en Su propio trono. Su trono estará en Jerusalén, la ciudad del gran Rey (Mateo 5:35). Hoy en día, Él se sienta en el trono de Su Padre como hombre rechazado y judío rechazado.
Y Faraón dijo a José: He aquí, te pongo sobre toda la tierra de Egipto (41:41).Entonces el Faraón vuelve a enfatizar lo que acababa de decir. Así como Potifar levantó a Yosef para estar a cargo de su casa, y al igual que el jefe de la cárcel lo puso a cargo de la prisión, el Faraón lo levantó para estar sobre toda la tierra de Egipto.
Esto era el momento de oro de José, y ¿qué iba a hacer con esto? ¿Cómo reaccionaría a años de abusos? ¿Cómo iba a reaccionar ante el copero que estaba de pie allí, y que había dejado que se pudra en la cárcel por dos años más? ¿Cómo iba a reaccionar hacia Potifar que estaba de pie allí? Este era su momento, él tenía el poder para vengarse. ¿Qué haría usted? Su elección es entre la paz de Dios y la amargura de la venganza. El apostol Pablo (rabino Saulo) tiene un mensaje para nosotros: Sea quitada de vosotros toda amargura y enojo, e ira, y grito airado y maledicencia, junto con toda maldad. Sed bondadosos los unos con los otros, compasivos, perdonándoos los unos a los otros como también Dios os perdonó en el Mesías (Efesios 4:31-32). Cuando se convierte en pequeño y amargo, se pierde el favor del Señor. Recuerde que su actitud en la adversidad determina su consecución. Por lo tanto, la razón de trece años de sufrimiento de Yosef quedó clara para él. Necesitaba aprender a ser paciente y confiar en ADONAI. Cualquier otro hombre llevado desde el pozo hasta el palacio de esa forma habría sido destruido por el orgullo. Pero José sabía que ADONAI lo había preparado para dirigir a toda la tierra de Egipto.
Por lo tanto, Yosef se convirtió en el gran visir, o primer ministro, de Egipto. La frase: te pongo sobre toda la tierra de Egipto, literalmente, significa: y todo mi pueblo será obediente a usted, o toda mi gente va a besar la tierra en sumisión a ti. Las funciones del primer ministro eran críticas y variadas. Él tenía el control total del gobierno, fijar y recaudar los impuestos, designar los funcionarios, controlar la obra pública, construir nuevos monumentos, supervisar el cementerio real, mantener los registros y el suministro de alimentos. En otras palabras, era su responsabilidad asesorar a Faraón y velar por que el país funcione sin problemas.
51. Tanto a Yosef como a Yeshua les fueron dados símbolos de sus nuevas posiciones. Y se quitó Faraón el anillo de su mano y lo puso en la mano de José, y lo vistió con ropas de lino finísimo y le puso un collar de oro en su cuello (41:42) (vea el comentario sobre Ester Bh – El rey dio su anillo a Mardoqueo). Lo mismo es cierto para Jesús, que ahora está coronado de gloria y de honra (Hebreos 2:9). También lo vemos vestido de una túnica talar y ceñido a la altura del pecho con una faja de oro (Apocalipsis 1:13). El anillo de sellar del Faraón era símbolo de su autoridad y sostenido únicamente por el primer ministro, quien tenía el título de Portador del sello real.
52. Tanto José como Jesús fueron reconocidos públicamente. Y lo hizo subir en su segundo carro y pregonaron delante de él: ¡Arrodillaos! Y lo puso a cargo de toda la tierra de Egipto (41:43). En el día de Pentecostés, Pedro dijo a los judíos que habían condenado y crucificado al Salvador: Sepa pues con certidumbre toda la casa de Israel, que a este Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo hizo Señor y Mesías (Hechos 2:36). ¿Ha reconocido usted la gloriosa magnificencia de Cristo, y por la fe ve a Aquel que murió en la cruz sentado a la diestra del Padre en el Cielo? ¿Se ha sometido usted a Su señorío, para que ahora viva sólo para agradarle? ¿Ha doblado usted sus rodillas delante de Él? Un día usted será obligado a hacerlo, porque Dios ha jurado para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesús el Mesías es el Señor para gloria de Dios Padre (Filipenses 2:10-11).
Las calles de Egipto eran tan estrechas que era costumbre tener un oficial para advertirle a la gente que saliera del camino antes que pasara el rey. Los hombres gritaban delante de él, “doblar la rodilla!” “Doblar la rodilla!” En el caso de Yosef, la orden era postrarse, como lo harían en presencia del mismo Faraón. José difícilmente podría olvidar que antes, en sus sueños, había visto inclinarse a sus hermanos, pero ahora veía a todo Egipto inclinándose ante él.646
Y Faraón dijo a José: Yo soy el Faraón, pero sin tu permiso nadie levantará mano ni pie en toda la tierra de Egipto (41:44). Él estaba en completo control de Egipto, pero no era realmente un egipcio. Por lo tanto, para que fuese más fácil para él ser aceptado por las masas, el Faraón le dio un nombre egipcio y una esposa egipcia.
54. Faraón arregló el matrimonio de Yosef, y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On (41:45b). Y Dios el Padre organizó el matrimonio de Jesús. El reino de los cielos fue hecho semejante a cierto rey que hizo la fiesta de bodas para su hijo (Mateo 22:2). ¿No era Isaac un tipo de Cristo, y su matrimonio arreglado por su padre Abraham? Ella es la novia, que es la esposa del Cordero (Apocalipsis 21:9), según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él (Efesios 1:4).
55. Tanto a Yosef como a Jesús se les da una novia. Y Faraón le dio a José por mujer a Asenat, el nombre de una diosa egipcia, hija de Potifera, sacerdote de On, la ciudad del sol. Entonces José salió a recorrer toda la tierra de Egipto (41:45c). Y Yeshua con Su sangre compró para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación (Apocalipsis 5:9c). ADONAI hace mucho tiempo había dicho a Abraham que todas las familias de la tierra serían bendecidas por medio de él (12:3b). Yosef viajó a través de Egipto para asegurarse de que se hiciera en cada ciudad la provisión de cereales.
Debido a que a los rabinos no les gusta el hecho de que José tuviera una novia gentil, ellos enseñan que Asenat era realmente la hija de Dina y Siquem. Ellos enseñan que ella fue expulsada de la casa de Jacob, y supuestamente fue adoptada por Potifera sacerdote de On y su esposa, y finalmente se casó Yosef.
56. Tanto José como Jesús tenían la misma edad cuando comenzaron el trabajo de sus vidas. Yosef tenía treinta años cuando compareció ante Faraón, rey de Egipto (41:46a). Ningún detalle, puesto aquí por el Espíritu Santo, es sin significado profundo. Cuan perfectamente esto prefigura a Cristo. Jesús mismo, al comenzar, tenía como treinta años (Lucas 3:23a).
José había pasado de la fosa, a la casa de Potifar, luego a la prisión, y finalmente al palacio como primer ministro. Pero no tenemos sugerencia en el texto que José haya quedado afectado por su éxito. Se acordó de dónde venía y no se impresionó con todos los reconocimientos, honores y libertades de ser el primer ministro de Egipto. Trabajó duro y no se le subió a su cabeza su posición. La riqueza no lo cambió a él. Por lo tanto, José sirvió a ADONAI ahora en la corte del Faraón como le había servido como esclavo en prisión. Nosotros debemos ir y hacer lo mismo.
Ntd: En esta traducción se empleó la BTX 3º edición.
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