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Cuando llegaron los hermanos de José,
se postraron ante él
42: 6-26

Cuando llegaron los hermanos de José, se postraron ante él ESCUDRIÑAR: ¿Cómo se cumplieron los sueños de José cuando sus hermanos vinieron a Egipto a comprar grano? ¿Por qué cree que Yosef reacciona como lo hace en 42:24? ¿Por qué él no se revela entonces? Al obligar a sus hermanos a soportar todas las cosas que ellos lo obligaron a soportar a él, ¿está José principalmente buscando venganza, arrepentimiento o qué? ¿De qué cinco maneras José prefiguró la vida de Cristo?

REFLEXIONAR: Defina el arrepentimiento. ¿Debe el verdadero arrepentimiento ser juzgado por su intención, su emoción, o por su resultado? ¿Por qué piensa eso? Honestamente: cuando alguien le ha ofendido profundamente, ¿es más probable que busque venganza o reconciliación? ¿Qué le dice sobre su confianza en ADONAI y Sus caminos? Como los hijos de Jacob en los versículos 21-22, ¿dónde está usted: pagando el precio o cosechando los efectos de un error que haya cometido? ¿Está el Señor hablando con usted en esto?

Y José era el gobernante del país que vendía grano a todo pueblo de aquella tierra. Llegaron entonces los hermanos de José, y se postraron ante él rostro en tierra (42:6). Evidentemente, cualquier persona que quisiera comprar grano tenía que tratar con él directamente. Así que, cuando los hermanos de Yosef llegaron hambrientos, ellos, como todos los demás que vinieron en su presencia, se postraron ante él rostro en tierra. José sabía que ellos tendrían que venir tarde o temprano y él los estaría observando.

Si no cree que Dios puede llevarlo al fin de usted mismo, mire esta imagen. Aquellos que se rieron del adolescente en el pozo ahora están postrados delante de él rostro en tierra. Necesitamos ser humildes ante el Señor. Humilde viene de la palabra griega humas, que significa tierra. Significa que cuando usted ruega a Dios debería “poner su cara en tierra”. Si los ángeles lo hacen, ¿por qué no hacerlo nosotros? La Biblia dice humillarse ante Dios (Daniel 10:12), porque si no se humilla, Él lo humillará, porque cada rodilla se inclinará ante Él (Filipenses 2:10-11). No es si usted va a humillarse, es cuando va a humillarse. Usted puede inclinarse hoy, o puede inclinarse en el Día del Juicio, pero se inclinará. Su elección es de que manera.

64. Yosef y Yeshua vieron y conocieron a sus hermanos. Tan pronto como José vio a sus hermanos los reconoció (42:7a). Sus ojos estaban mirando a sus hermanos aunque no lo reconocieran. Así también el ojo del Señor Jesús ha estado sobre los hijos de Israel durante toda la larga noche de su rechazo. ADONAI dijo: Mis ojos están sobre todos sus caminos, no se me ocultan; ni su iniquidad está encubierta delante de mis ojos (Jeremías 16:17), (vea el comentario sobre Jeremías Cp – Juicio antes de la restauración final de la tierra). Así también, cuando el SEÑOR habló por medio de Su profeta: Sé quién es Efraín, e Israel no se me oculta (Oseas 5:3a).

Pero ellos, ¿habían cambiado? Él no lo sabía, pero a lo largo de los años había decidido que si sus hermanos llegaban antes que él, primero los probaría antes de revelarse a ellos. Finalmente ellos se quedaron allí. Hay un juego de palabras en hebreo. Fueron reconocidos, pero él se hizo irreconocible y fingió ser un extraño y les habló duramente a través de un intérprete. Él preguntó: ¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán, a comprar alimento (42:7b).

Y José reconoció a sus hermanos, pero ellos no lo reconocieron (42:8). 65 Ni Yosef ni Jesús fueron reconocidos por sus propios hermanos. José había sido exaltado sobre todo Egipto, pero Isra’el no lo sabía. Todos esos años él creyó que Yosef estaba muerto, y luego, por causa del hambre mundial, los hijos de Israel descendieron a Egipto, pero no lo reconocieron. Así ha sido con los descendientes de Israel desde el momento en que rechazaron a su Mesías. A lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron (Juan 1:11). Los hijos de Israel no sabían que Dios el Padre había criado a Yeshua. Ellos creyeron que estaba muerto, y por toda la Dispensación de la Gracia un velo se ha puesto sobre sus corazones y mentes. Incluso el comienzo de la Gran Tribulación los encontrará aún ignorantes de la exaltación y gloria del Señor Jesucristo (2 Tesalonicenses 2:14).

Y acordándose José de los sueños que había soñado acerca de ellos, les dijo: ¡Espías sois! ¡Para ver lo desprotegido del país habéis venido! (42:9). José se dio cuenta de que estaban cumplidos. Entonces les dijo a través del intérprete: ¡Espías sois! ¡Para ver lo desprotegido del país habéis venido! Realmente los pone a la defensiva. Pero ellos le dijeron: No, señor mío, sino que tus siervos vinieron a comprar alimento. Todos nosotros somos hijos de un mismo varón. Somos honrados, tus siervos no son espías (42:10-11).

Tan lógico era su argumento que José insistió en que eran espías. Pero él les dijo: ¡No! Habéis venido a ver lo desprotegido del país (42:12). Él realmente mantiene el calor encendido, tenía que conocer su corazón.

Ellos entonces respondieron: Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un varón de la tierra de Canaán, y he aquí el menor está hoy con nuestro padre, y el otro ha desaparecido (42:13). Mientras el intérprete hablaba con ellos, José notó que Benjamín no estaba con ellos. ¿Le resentían a él como a Yosef porque Raquel era su madre? Para entonces, José quería la reconciliación con sus hermanos más de lo que quería la venganza. Pero no sabía si podía confiar en ellos. Pero José les dijo: Es lo que yo os digo: ¡Sois espías! En esto seréis probados: Vive Faraón, que no saldréis de esto sino cuando venga aquí vuestro hermano menor (42:14-15). La prueba involucraría a Benjamín.

Enviad a uno de vosotros para que traiga a vuestro hermano. Mientras, quedad detenidos y sean comprobadas vuestras palabras, si hay verdad en vosotros, y si no, ¡por la vida de Faraón, que sois espías! (42:16).

66. Tanto José como Yeshua juzgaron y disciplinaron a sus hermanos. Yosef les habló duramente (42:7b) y también los puso juntos bajo custodia por tres días (42:17). José era ahora la causa de sus problemas. Él los estaba castigando por sus pecados pasados. La clave para el sufrimiento de los hijos de Isra’el durante todos los siglos pasados ​​se encuentra en el hecho de que el Mesías rechazado les ha estado hablando duramente y disciplinándolos. Mi Dios los desechará, porque ellos no lo escucharon, Y andarán errantes entre las naciones (Oseas 9:17). Nada puede explicar el sufrimiento incomparable de los hijos de Israel, sino el juicio y la disciplina del SEÑOR.

Al tercer día, Yosef cambió su plan y les dijo: “Haced esto y viviréis. Yo temo a Elohim” (42:18). Realmente no quería causarle a su padre más sufrimiento de lo necesario. Mi sospecha es que José pasó tres días en el pozo de Dotán (37:24). Cuando los saca, Yosef menciona a Dios. Eso debe haber sido increíblemente reconfortante para los hermanos. Esta fue la primera mención de Dios entre ellos. Probablemente se relajaron un poco, pensando que todo iba a salir bien. Además, José probablemente sentía que tres días en la cárcel les daba tiempo suficiente para reflexionar sobre su pecado.

Entonces José cambió su estrategia. En lugar de que todos ellos fueran detenidos y uno volviera a buscar a Benjamín, sólo uno sería prisionero y el resto podría llevar comida a sus familias y entonces traer a Benjamín de vuelta. Si sois honrados, uno de vuestros hermanos quedará encarcelado mientras los demás vais y lleváis el grano a vuestras familias hambrientas. La razón de esto era que la forma en que ellos trataran a Benjamín le diría a Yosef si habían cambiado completamente. Esa fue la prueba. Pero me traeréis a vuestro hermano menor, y vuestras palabras serán verificadas, y no moriréis. E hicieron así (42:19-20).

Sin darse cuenta de que Yosef podía entender lo que estaban diciendo, se dijeron unos a otros: Y cada cual decía a su hermano: De cierto somos culpables por nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no lo escuchamos, por eso ha venido sobre nosotros esta angustia (42:21). Veintidós años más tarde, todavía ellos se sentían condenados de lo que supusieron era la muerte de su hermano menor José.

José posiblemente había tenido a Rubén por responsable de haberlo colocado en la cisterna porque era el hermano mayor, pero ahora Rubén les recordó que trató de convencerlos de que no lo hicieran. Entonces Rubén les respondió diciendo: ¿Acaso no os hablé diciendo: No pequéis contra el muchacho? Pero no escuchasteis, y ahora, ciertamente, su sangre nos es demandada (42:22). José nunca lo supo antes.

Y ellos no sabían que José entendía, porque había un traductor entre ellos (42:23). Cuando José los oyó, se dio cuenta de que sus oraciones habían sido contestadas. El paso del tiempo no podía apagar el recuerdo del pecado de ellos contra su hermano, ni aliviar el sentido de culpabilidad. Su confesión movió profundamente a Yosef y él estaba tan sobrecogido de emoción que tuvo que marcharse rápidamente.650 Entonces él se apartó, y lloró. Después volvió a ellos y les habló, y tomando de entre ellos a Simeón, lo ató ante sus ojos (42:24). Uno de ellos debe permanecer en la cárcel mientras los otros se van a casa a buscar a Benjamín. Habiendo oído que Rubén había intentado al menos parcialmente evitar el crimen de ellos, José se dio cuenta de que Simeón debía haber sido el principal entonces tomó de entre ellos a Simeón, lo ató ante sus ojos. Él necesitaba la instrucción del tiempo en la cárcel y las cadenas más que ninguno de los otros. Los otros hermanos debieron de haberse sorprendido cuando el primer ministro colocó en la cárcel a aquel, que había sido el más responsable del pecado de ellos y, por lo tanto, la retribución parecía superarlos.651

67. Tanto Yosef como Yeshua hicieron conocer el rescate de los hijos de Israel mediante la sustitución. Al tercer día, tomando de entre ellos a Simeón, lo ató ante sus ojos para castigar a los hermanos con su rescate (42:19 y 24b). Mientras trataban de matar a Jesús, Caifás profetizó que él entregaría a la nación judía mediante la sustitución. Él dijo: Es mejor que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca (Juan 11:50-51). Y así fue que al tercer día, cuando nuestro Salvador resucitó de entre los muertos, todos los que creyeran en Él por fe encontrarían el rescate por medio de la sustitución, Su vida por la suya. Los rabinos enseñan que Simeón fue el que había arrojado a José a la fosa.

68. Tanto José como Jesús proveyeron para sus hermanos mientras estaban en una tierra extraña. José ordenó entonces que llenaran sus sacos de grano y devolvieran la plata de cada uno de ellos a su saco (el que habían traído para pagar), y les dieran provisiones para el camino (42:25). Y así se hizo con ellos para su viaje de regreso a Canaán. Aunque no reconocieron a Yosef, él les habló duramente y los castigó; Sin embargo, Sus juicios fueron templados con misericordia. José no quería que sus hermanos perecieran. Estaban en una tierra extraña y él atendía a sus necesidades. A pesar de que han soportado el Holocausto, y han sido severamente castigados por Dios más que cualquier otra nación, Él les ha provisto, declaró: Porque Yo estoy contigo para salvarte, dice YHVH, Destruiré a todas las naciones en donde te he dispersado, Pero a ti no te destruiré, Te corregiré con mesura, Pero de ninguna manera te dejaré impune (Jeremías 30:11).

Ellos pagaron por el grano, pero Yosef le ordenó al criado que les devolviera el pago en plata en sus sacos sin que lo supieran. Sabía que entrarían en pánico, pero también sabía que despertaría aún más sus conciencias. Estarían perplejos y aterrorizados porque sabían que no era bueno para ellos. Y así se hizo con ellos. Y ellos cargaron su grano sobre sus asnos y se fueron de allí (42:25b-26). Estaban claramente ansiosos por llegar a casa.

Ntd: En esta traducción se empleó la BTX 3º edición.

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