José no está, Simeón tampoco está,
y ahora quieren tomar a Benjamín
42: 27-38
José no está, Simeón tampoco está, y ahora quieren tomar a Benjamín ESCUDRIÑAR: ¿Cree usted que los hermanos habían experimentado el verdadero arrepentimiento o el dolor del mundo en 42:21-22 y aquí en 42:27-28? ¿Cuál es el papel de Benjamín en la familia? ¿Por qué Yosef estaría tan interesado en cómo se sienten los hermanos acerca de “su hermanito” (35:24)?
REFLEXIONAR: Al igual que Jacob en 42:36-38, ¿qué situación en su vida parece desesperada ahora mismo? De este capítulo, ¿qué va a tener en cuenta cuando enfrente su situación con esperanza? ¿Cuál es la diferencia entre remordimiento y arrepentimiento?
El viaje de los nueve hermanos de regreso a Canaán sin Simeón debe haber tenido una distancia de unos cuatrocientos kilómetros. Presumiblemente Jacob aún vivía en Hebrón, y el cuartel general de José posiblemente estaba en o cerca de la ciudad de Memphis, que está a unos dieciséis kilómetros de la actual ciudad de El Cairo. Por lo tanto, el viaje les habría llevado alrededor de tres semanas.652 Pero en el mesón, al abrir uno su saco para dar forraje a su asno, he aquí vio que su plata estaba en la boca de su costal (42:27). En el mesón (el lugar donde se detuvieron por la noche), uno de ellos abrió su saco para dar forraje a su asno, y vio que su plata había reaparecido misteriosamente en la boca de su costal. Un hermano dijo a todos los demás: ¡Mi plata ha sido devuelta, y mirad, incluso está en mi costal! Entonces el corazón les falló y temblaron, y cada uno decía a su hermano: (y clamaron) ¿Qué está haciendo Elohim con nosotros? (42:28) No se necesitaba respuesta porque la culpabilidad de ellos era obvia.
Llegados a su padre Jacob en tierra de Canaán, le refirieron todas las cosas que les habían sucedido, diciendo: Aquel hombre, el señor de aquella tierra, nos habló cosas duras, y nos trató como a espías de aquel país. Pero le dijimos: Nosotros somos honrados, no somos espías. Éramos doce hermanos, hijos de nuestro padre, uno ha desaparecido, y el pequeño está hoy con nuestro padre en tierra de Canaán (42:29-32).
Y aquel hombre, el señor de aquella tierra, nos dijo: En esto sabré que vosotros sois honrados. Dejad a uno de vuestros hermanos conmigo, y tomad para vuestras familias hambrientas, y marchaos. Luego traedme a vuestro hermano menor, y así sabré que no sois espías, que sois honrados. Os devolveré a vuestro hermano, y podréis negociar en el país (42:33-44).
Hasta ese momento, Jacob había tomado la noticia con calma. Y sucedió que al vaciar ellos sus sacos, he aquí la bolsa de plata de cada uno estaba en su saco. Y al ver ellos y su padre las bolsas de plata, tuvieron temor (42:35). Su padre Ya’akov estaba angustiado y por primera vez los acusó: Y su padre Jacob les dijo: Me habéis privado de hijos: José no está, Simeón tampoco está, y queréis tomar a Benjamín. ¡Todo está contra mí! (42:36). Cada vez que sus hijos salieron de su casa (capítulos 37 y 42), ellos habían regresado con uno de sus hijos desaparecido. Esto era más de lo que él podía soportar. No estaba en contra que ellos volvieran a Egipto; él tendría más grano y le gustaría que volviera Simeón, pero no podía soportar la posible pérdida de Benjamín. Parecía que estaba en una situación imposible, así que Jacob clamó, diciendo: ¡Todo está contra mí! (42:36).
¿Alguna vez ha tenido usted uno de esos días? Debe recordar lo que Ya’akov no sabía. No sabía que su carne y su sangre estaban sentadas sobre un trono de oro, con poder ilimitado y en ese momento estaba trabajando por su bien. Jesucristo es su carne y su sangre porque: Logos se hizo carne, y tabernaculizó entre nosotros (Juan 1:14a); Él se sienta en el trono en el cielo, con poder ilimitado y en este mismo momento Él está trabajando para su beneficio: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas ayudan para bien, a los que son llamados conforme a su propósito (Romanos 8:28).
Dios tiene un propósito más elevado para nuestro futuro eterno y Él nos prepara para él a través de las pruebas de la vida. El medio hermano de Jesús nos aconseja cuando dice: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os veáis cercados de diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Y dejad que la paciencia tenga su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna (Santiago 1:2-4).
Pero Rubén (asumiendo la responsabilidad del primogénito) habló a su padre, diciendo: Haz que mueran mis dos hijos si no te lo traigo. Entrégalo en mi mano, que yo te lo devolveré (42:37). Esto fue irónico ya que Rubén no había podido evitar la pérdida de José, y, obviamente, matar a sus dos nietos no habría hecho que Jacob se sintiera mejor. Rubén simplemente habló sin pensar. Los hermanos querían irse de inmediato para regresar y rescatar a Simeón.
Pero Jacab no quería participar. Claramente siendo egoísta y sólo pensando en los hijos de Raquel, él respondió: Mi hijo no bajará con vosotros, pues su hermano está muerto y ha quedado él solo. Si alguna desgracia le llegara a acontecer en el camino por donde vais, haréis descender mis canas con dolor al Seol (42:38). Si no tenía a Benjamín para recordarle a José y a Raquel, simplemente se recostaba hasta morir (44:31). Su vida estaba absolutamente ligada a la vida de Benjamín. Era el hijo de su mano derecha. Era su bastón porque Jacob se apoyaba en él. Así que Ya’akov seguía siendo el jefe de su familia y dijo que Benjamín no iría a Egipto.653 Y así se mantuvo durante algún tiempo.
Las pruebas de José eran importantes en el plan de Dios para bendecir la semilla de Abraham. Dios planeó llevar a la familia a Egipto para que creciera allí hasta ser una gran nación. Pero era necesario que el pueblo que entró en Egipto le fuese fiel a Él. Era necesario que los hermanos fueran probados antes de poder participar en la bendición del SEÑOR. El estímulo de José tenía que ser sutil; los hermanos debían percibir la mano de Dios moviéndose contra ellos para que no sólo vieran su pecado sino que también se arrepintieran de él con un corazón cambiado. Pero una prueba no era suficiente; debía haber dos.654 ¿Cómo tratarían ellos a su hermano Benjamín cuando sus vidas estuvieran en juego? Eso es lo que José necesitaba averiguar.
Ntd: En esta traducción se empleó la BTX 3º edición.
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