Los salteadores asaltarán a Gad,
Pero él asaltará al final
49: 19
Los salteadores asaltarán a Gad, Pero él asaltará al final ESCUDRIÑAR: ¿Qué caracteriza a esta tribu de Gad? ¿Por qué eran conocidos? ¿Por qué Josué les dio la mejor tierra? ¿Por qué la tribu de Gad estaba constantemente bajo ataque? ¿Por qué construyeron un altar en el río Jordán? ¿Qué indicaba el nombre de ese altar sobre su unidad con las otras tribus de Israel?
REFLEXIONAR: ¿Qué podemos aprender de esta tribu en cuanto a ser recompensados cuando obedecemos y honramos a ADONAI? ¿Cómo puede la honra a Dios presentar dificultades con otros creyentes? ¿De qué maneras es usted como la tribu de Gad? ¿Cómo es diferente? ¿Quiere cambiar eso? ¿Cómo cambia el conocimiento de que es un vencedor en su manera de ver el mundo? ¿Qué es exactamente lo que heredará?
Gad, salteadores lo asaltarán, Mas él asaltará al final (49:19).
Gad es el segundo de los cuatro hijos de la sierva. Están ordenados, no de acuerdo con sus madres o sus edades, sino según la bendición pronunciada sobre ellos. Así, las dos tribus guerreras vinieron primero, primero Dan, y ahora Gad. Esta era una tribu de guerreros valientes, una unidad élite del ejército, el “mosad” de las tribus de Israel, si usted quiere.
En el futuro histórico, Gad será atacado por una banda de salteadores, pero él los atacará al final (literalmente “por los talones”; otros traducen “por la retaguardia”). Su nombre proviene de la palabra raíz para guerrero. Hay un juego de palabras en este solo verso porque cuatro de las seis palabras hebreas tienen la palabra raíz de Gad en ellas. Gad en hebreo suena como el sustantivo, una banda de salteadores y el verbo asaltar se usa dos veces. Su nombre original significaba buena fortuna o suerte, pero él estaba constantemente bajo ataque.786
Cuando la nación de Israel salió de sus cuarenta años de vagabundeo en el desierto, los gaditas no se establecieron al oeste del río Jordán con la mayoría de las otras tribus. Josué dio a Gad lo mejor de la nueva tierra al este del Jordán (Números 32) porque ellos obedecieron al SEÑOR y castigaron a los malvados enemigos de Israel (Deuteronomio 32:20-21). Gad era una de las tribus especialmente dedicadas en la lucha por conquistar la Tierra como Dios ordenó (no se lo diga a las Naciones Unidas, pero esta tierra abarcaría el país de Jordania hoy). Jacob profetizó que los salteadores lo asaltarán a Gad. Su territorio era grande y ellos estaban constantemente bajo ataque de los enemigos del pueblo judío: los amonitas y los moabitas que eran los terroristas de su tiempo (Jueces 11:1 a 12:7). Los gaditas tenían que ser fuertes debido a su lugar de residencia.
Sin embargo, después de que las tribus se hubieron instalado en la Tierra, se sorprendieron al escuchar que Gad había construido un altar en su territorio al otro lado del Jordán. Las otras tribus tomaron el altar para ser una señal de que los Gaditas se estaban alejando de la verdadera adoración de Dios en Siloh, e hicieron planes para atacar a Gad por su desobediencia percibida. Antes de la batalla, sin embargo, una delegación viajó a Gad para aprender más sobre su acción y reprenderlos por su pecado observado. Cuando llegaron allí, sin embargo, descubrieron que Gad había construido realmente el altar para honor del SEÑOR y para evitar que el río Jordán, una división geográfica significativa entre Gad y la mayoría de las otras tribus, también fuera una división espiritual en el pueblo de ADONAI (Josué 22:10-34). Y el asunto pareció bien a ojos de los hijos de Israel, y bendijeron a ’Elohim, y no hablaron más de subir contra ellos en guerra para devastar la tierra en que habitaban los hijos de Rubén y los hijos de Gad. Y los hijos de Rubén y los hijos de Gad proclamaron respecto al altar: Sea testigo entre nosotros de que YHVH es Ha-’Elohim (Josué 33-34). Por lo tanto, la guerra fue evitada, pero nos recuerda que las diferencias en cómo elegimos honrar al SEÑOR pueden resultar en malentendidos, discordia y luchas, incluso entre los creyentes.
Así que cuando Ya’akov profetizó: Mas él asaltará al final, ellos sabían que ya tenían la victoria. Es como si Jacob estuviera diciendo: “Ellos creen que te están atacando, pero ¡tú los atacarás! Esto es muy interesante y seguimos viéndolo aún en nuestros días. Podemos confiar en la Palabra de Dios de que Israel será victorioso. Moisés también había profetizado acerca de Gad cuando dijo: ¡Bendito aquel que hizo ensanchar a Gad! Cual leona se agazapó, Desgarró a una el brazo con la mollera (Deuteronomio 33:20).
¿Por qué ADONAI los designó como una tribu de guerreros? Podemos leer acerca de algunas de las cualidades de esta unidad militar de élite en I Crónicas. Al describir a Gad mucho más tarde durante los tiempos del rey David, leemos: También de los de Gad se pasaron a David, a la fortaleza en el desierto (o masada), hombres fuertes y valientes, entrenados para la guerra, diestros con el escudo y la lanza, cuyos rostros eran como rostros de leones, y eran tan ligeros como las gacelas sobre las montañas (I Crónicas 12:8) (en oposición a seguir apoyando al rey Saúl que había desobedecido al SEÑOR). ¡Qué increíble descripción!.
Eran valientes, entrenados para la guerra. ¿Qué significa esto para nosotros hoy? Bien . . . son buenas y malas noticias. La buena noticia es que Dios está en control. Pero la mala noticia es que estamos en medio de una tremenda batalla llamada vida. Sabemos que ya tenemos la victoria y que en todas estas cosas somos más que victoriosos por medio del que nos amó (Romanos 8:37), pero aún así es una batalla. El caminar espiritual en el planeta tierra no va a ser fácil. De hecho, si fuera fácil seguir a Dios, todo el mundo lo estaría haciendo. Pero Yeshúa dice: “Si tomas la decisión de venir a Mí, es mejor que cuentes los costos. Si vienes a Mí, tienes que morir a ti mismo. Si vienes a Mí, debes tomar tu cruz y seguirme”. La pregunta es ésta. ¿Podemos nosotros, como la tribu de Gad, mantenernos firmes ante el enemigo?
Los gaditas fueron entrenados para la guerra. Ellos eran el ejército israelí fuerte y comprometido, pero si usted es fuerte y comprometido aunque sin ningún tipo de entrenamiento, todavía está en problemas. La tribu de Gad era tenaz, pero también eran enseñables. No eran una artillería dispersa. Y como los gaditas, necesitamos ser enseñables. En cierto sentido, ser un creyente sucede en el momento de la fe (vea el comentario sobre La vida de Cristo Bw – Lo que Dios hace por nosotros en el momento de la fe). Esto se llama justificación. En ese momento somos justificados a los ojos de Dios (Romanos 3:21-16; Tito 3:7). Pero hay un segundo aspecto de nuestra fe llamado santificación, o ser separado específicamente para el uso sagrado y los propósitos de Dios (Romanos 7:14-25; I Tesalonicenses 5:23-24). Este es un proceso de toda la vida de ser de la misma forma de la imagen de su Hijo. En otras palabras, ser enseñables.
Ellos eran también hábiles, esta palabra que viene del hebreo significa arreglar, o poner las cosas en orden. Así que la tribu de Gad tenía sus prioridades claras y como creyentes, también tenemos que poner nuestras prioridades en orden porque tenemos el mundo, nuestra carne y el diablo contra nosotros. A veces parece un tsunami de oposición. Juan nos escribe y dice: No améis al mundo ni las cosas que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo: la codicia de la carne, la codicia de los ojos, y la soberbia de la vida, no viene del Padre, sino del mundo. Y el mundo está pasando, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre (1 Juan 2:15-17). Entonces, ¿cómo podemos mantener nuestras prioridades en orden? El rey Salomón lo dijo así: Confía en YHVH con todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y Él enderezará tus sendas (Proverbios 3:5-6).
En el futuro escatológico lejano, Gad vencerá a los amonitas y moabitas en el reino milenial. Jeremías profetizó que en los últimos tiempos los amonitas se convertirán en montón de ruinas, y sus ciudades serán puestas a fuego’. Entonces Israel desposeerá a quien lo desposeyó, dice YHVH (Jeremías 49:1-2). Al final, así como los amonitas y los moabitas poseían su territorio, los judíos acabarán poseyendo los suyos. Sin embargo, ADONAI tendrá gracia para con ellos. Así como Él prometió la restauración de Amón (Jeremías 49:2 y 6), Él también promete la restauración de Moab (Isaías 16:1-5; Jeremías 48:12-17 y 47). Ambos servirán a Israel en el reino mesiánico.
La vida se asocia a menudo con el dolor y la dificultad, pero la victoria es prometida al soldado fiel, y a los que vencen, hay bendiciones espirituales eternas.787 Jesús hizo siete promesas específicas al vencedor. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo. Nuestra fe es el medio por el cual vencemos el mundo. Por lo tanto, ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (I Juan 5:4-5) Sólo él o ella que cree que Yeshua es el Hijo de Dios. ¿Qué heredarán los vencedores?
Yeshua dijo que Al que venza, le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios (Apocalipsis 2:7b), el que venza, no sufrirá daño de la muerte segunda (Apocalipsis 2:11), al que venza, le daré del maná escondido (Apocalipsis 2:17b), le daré autoridad sobre las naciones (Apocalipsis 2:26-28), se vestirá con vestiduras blancas, y no borraré jamás su nombre del libro de la vida (Apocalipsis 3:5b), lo haré columna en el santuario de mi Dios, y nunca más saldrá fuera, y escribiré sobre él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios (Apocalipsis 3:12) le concederé sentarse conmigo en mi trono, como también Yo vencí, y me senté con mi Padre en su trono (Apocalipsis 3:21). ¿Está usted, como la tribu de Gad, constantemente bajo ataque hoy? Si está viviendo para Cristo, está en una batalla espiritual, le guste o no. Por lo tanto, tenemos que ser enseñables, bravos guerreros espirituales, tener nuestras prioridades en orden para que podamos superar el mundo y vivir con nuestro Salvador para siempre.
Siguiendo la profecía de los doce hijos rodeando su cama, Jacob dirigió su atención a Aser, cuya madre era Zilpa, la sierva de Raquel.
Ntd: En esta traducción se empleó la BTX 3º edición.
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