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Sagitario: El arquero
Capítulo cuatro: El triunfo del redentor

Este es el capítulo final del primer libro de El testigo en las estrellas e ilustra la primera venida de Jesús el Cristo. Este es el cumplimiento de la victoria prometida de la Simiente de la mujer en Virgo. ¡Cíñete tu espada sobre el muslo, oh Valiente! ¡Cíñete de gloria y majestad! ¡Cabalga en tu majestad, y triunfa por causa de la verdad, la mansedumbre y la justicia, Y tu diestra te guiará a hazañas terribles! Pueblos caerán debajo de ti; Tus saetas agudas penetrarán en el corazón de los enemigos del Rey (Salmo 45:3-5). Este signo tiene un arquero con el torso y la cabeza de un hombre y la parte inferior del cuerpo de un caballo, apuntando Su flecha directamente al corazón del Escorpión. En una similitud atemporal, el apóstol Juan vio lo mismo: Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco, y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer (Apocalipsis 6:2). Esto es exactamente lo que se representa en el signo, ahora llamado por el nombre latino moderno Sagitario, que significa el Arquero. El nombre hebreo y siríaco del signo es Kesith, que significa el Arquero (Génesis 21:20). El nombre árabe es Al Kaus, la flecha, y en griego es Toxotes, el arquero.

Son significativos los nombres de las estrellas más brillantes en este signo. El primero es Naim, que en hebreo significa el Misericordioso. Esto es precisamente lo que se dice del Mesías, de este Victorioso de Apocalipsis 6:2: La gracia se derramó en tus labios, Por tanto, ’Elohim te ha bendecido para siempre (Salmo 45:2b). El segundo en hebreo es Nehushta, que significa ir o enviar. Vemos lo mismo en los nombres árabes que se han transmitido a través de los años, Al Warida, que aparece, y Ruchba o rami, la cabalgata del arquero. Este es Él que vendrá sin previo aviso como una flecha desde el arco, lleno de gracia y verdad (Juan 1:14b), pero un conquistador y salió venciendo, y para vencer empeñado en la conquista (Apocalipsis 6:2). Pero ’Elohim les dispara una saeta: De pronto, ya están malheridos; Los hace tropezar su lengua; Los que asisten se espantarán, Y temerán todos los hombres, Entonces proclamarán la obra de ’Elohim, Y entenderán sus hechos. El justo se alegrará en YHVH, y se refugiará en Él, Y todos los rectos de corazón se gloriarán (Salmo 64:7-10). Esto nos lleva a la primera de tres constelaciones para el signo de Sagitario, que retoma el tema de alabanza al conquistador.

1. Lyra (El Arpa): El Arpa sigue maravillosamente al Jinete victorioso, ya que el arpa simboliza la alabanza y el honor que solo Él merece. Su estrella alfa más brillante es una de las más gloriosas del cielo y la hace fácilmente reconocible. Se llama Vega, lo que significa que ÉL será exaltado. Su raíz aparece en la apertura de la Canción de Moisés: ¡Cantaré a YHVH, Porque ciertamente ha triunfado, Al caballo y su jinete arrojó al mar! (Éxodo 15:1b). Sus otras estrellas, beta y gamma son también estrellas notables: beta es llamada Shelyuk, que significa águila (como lo hace el árabe, Al Nesr); y gamma, que se llama Sulaphat, que surge o asciende, como alabanza. Hubo alabanza en el nacimiento de Cristo de dos fuentes. Primeramente fueron los ángeles: Y repentinamente, junto con aquel ángel, apareció una multitud del ejército celestial alabando a Dios, y diciendo: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz entre los hombres de su elección! (Lucas 2:14). En segundo lugar, unos magos (astrónomos) del oriente llegaron a Jerusalem. Vieron al niño con su madre Miriam, y postrándose lo adoraron (Mateo 2:1b y 11b). Sin embargo, no hubo elogios en la cruz. Hay una razón por la cual el mundo en general celebra la Navidad, aunque no es tan entusiasta acerca de la Pascua. Vemos al bebé en el pesebre en Navidad, pero todo lo que buscamos en la Pascua son huevos y conejitos. La razón es que un bebé en el pesebre no nos amenaza. Los bebés son lindos y tiernos, pero un hombre en una cruz muriendo por mi pecado es una historia diferente. Como dice un refrán, “¡Acabas de pasar de la predicación a la intromisión!”

Pero, un día Su alabanza se levantará, ascendiendo como un águila hacia el cielo, cuando a toda cosa creada en el cielo y en la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar y a todas las cosas que están en ellos, oí que decían: ¡Alabanza, y honra y gloria y dominio al que está sentado en el trono, y al Cordero, por los siglos de los siglos! (Apocalipsis 5:13). Sin embargo, no será hasta el Reino mesiánico que el mundo lo alabe de esta manera. ¿Y por qué nosotros lo alabaremos? Porque sus juicios son verdaderos y justos (Ap. 19:2a). Esto nos lleva al altar.

2. Ara (El Altar): Aquí tenemos un altar, colocado de manera significativa y siniestra boca abajo, con sus fuegos ardiendo y apuntando al abismo (Apocalipsis 9: 1-2 y 11). Está al sur de la cola del Escorpión, y cuando se formó por primera vez, era visible solo en el horizonte más bajo del sur, lo que indica que se completó todo juicio en el lago de fuego (Apocalipsis 20:14-15).

En el zodíaco egipcio tenemos una imagen diferente, que nos da otro aspecto del mismo juicio. Es un hombre en un trono con un látigo en su mano. Su nombre es Bau, el mismo nombre que Hércules, y significa que Él viene. Es del hebreo Boh, para venir, como en: ¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con ropas enrojecidas? (Isaías 63:1a) ¿Por qué Él vendrá? Él viene a juicio. Porque el día de la venganza está en mi corazón, Y el año de mis redimidos ha llegado. Pisoteé pueblos en mi ira, Los embriagué con mi indignación, y derramé su sangre en la tierra (Isaías 63:4 y 6). La conclusión del juicio, por lo tanto, es lo que está representado tanto por el altar ardiente como por El que viene en el trono, con Su instrumento de trillar.

En árabe se llama Al Mugamra, lo que significa consumación o término. Los griegos usaban la palabra Ara a veces en el sentido de oración, pero con mayor frecuencia en el sentido de maldición.

Esta es la maldición profetizada contra Satanás. Él (la Simiente de la mujer) te aplastará la cabeza (infligiendo un golpe fatal) en Génesis 3:15. El fuego ardiente apunta a la consumación de esa maldición, cuando el diablo que los engañaba fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos (Apocalipsis 20:10). Esto nos lleva al final del primer libro y a que la vieja Serpiente, el diablo, sea arrojada del cielo.

3. Draco (El Dragón): Cada uno de los tres libros termina con la misma verdad apocalíptica del plan de Dios para el mundo. El mismo gran enemigo se menciona en todas estas imágenes. Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua, el llamado diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él (Apocalipsis 12:9). El primer libro, acerca de su primera venida, concluye con el dragón siendo arrojado del cielo. Al final del segundo libro, vemos que el Mesías regresa con Su Iglesia, y Cetus, el monstruo marino o Leviatán, está encadenado por mil años. Y el tercer libro, sobre el Reino mesiánico, concluye con Hydra, la antigua serpiente, destruida. Por lo tanto, aquí, al final del primer libro, vemos que el dragón finalmente será derrotado.

Ntd: En esta traducción se empleó la BTX 3º edición.

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