La muerte de José
50: 22-26
La muerte de José ESCUDRIÑAR: ¿Por qué era tan importante para Yosef que sus huesos fueran llevados a Canaán cuando su pueblo regresara allí? De todos los eventos en la vida de José, ¿por qué el Espíritu Santo escogió este como un ejemplo de fe? (Hebreos 11:22)
REFLEXIONAR: Al igual que José, ¿se siente positivo acerca del futuro? ¿Dónde necesita que le recuerden la ayuda de Dios ahora mismo? ¿Qué características sobresalientes de la vida de Yosef le gustaría que formara parte de la suya ahora mismo?
Habitó José en Egipto, él y la casa de su padre. Y vivió José ciento diez años (50:22), unos cincuenta y cuatro años después de la muerte de Jacob. Los egipcios veían en esta cifra el ideal de la vida.825 Hay veintisiete referencias a esto en manuscritos egipcios. Esta era considerablemente la edad más joven a la que Abraham (ciento setenta y cinco años), Isaac (ciento ochenta años), y Ya’akov (ciento cuarenta y siete años) habían muerto. La longevidad de la humanidad seguía disminuyendo después del Diluvio.826
Y José vio a los hijos de Efraín hasta la tercera generación. También los hijos de Maquir hijo de Manasés nacieron sobre las rodillas de José (50:23). Yosef vivió el tiempo suficiente para conocer a algunos de sus bisnietos. José pudo haber vivido lo suficiente para ver a sus bisnietos, pero no viviría para siempre.827
En su declaración final, dijo José a sus hermanos: Yo voy a morir, pero ’Elohim ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró dar a Abraham, a Isaac, y a Jacob (50:24). José nunca tuvo una revelación divina directa de ADONAI, pero tuvo fe en la palabra de Dios transmitida de Abraham, Isaac y Jacob. José tenía fe en las promesas del Pacto Abrahámico (vea Ef – Y creyó a YHVH, y Él se lo contó por justicia). La frase “a Abraham, Isaac y Jacob” se encuentra aquí por primera vez en la Biblia.
Y una vez más, un moribundo exigió un juramento de los vivos.828 Entonces José hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: ’Elohim ciertamente os visitará, entonces haréis subir mis huesos de aquí (50:25). El escritor de Hebreos nos dice que la petición de sacar sus huesos de Egipto era en sí misma un acto de fe (Hebreo 11:22). De todas las cosas que el Ruaj HaKodesh podría escoger de la vida de Yosef, fue esto lo escogido. No fue que se negara a pecar con la mujer de Potifar o que fuese fiel en la prisión de Potifar. Fue lo siguiente: Por fe José, al morir, hizo mención del éxodo de los hijos de Isra’el, y dio mandamiento acerca de sus huesos. ¿Por qué era tan importante? Era importante porque las promesas de Isra’el están unidas a la Tierra. De hecho, los profetas mencionan el hecho de que en el futuro, el mundo entero irá a la guerra por el reclamo de Isra’el de la tierra de “Palestina”, con Jerusalem como su capital. Esto ¿alguna vez ha sido más cierto que en la actualidad?
El cumplimiento de esto se encuentra en dos escritos. Primero, Éxodo 13:19, que requería la remoción de sus huesos de Egipto: Moisés tomó consigo los huesos de José, pues éste había hecho jurar solemnemente a los hijos de Isra’el, diciendo: De cierto ’Elohim os visitará y llevaréis mis huesos de aquí con vosotros (vea el comentario sobre Éxodo Cf – Moisés tomó los huesos de José con él). Y en segundo lugar, Josué 24:32, que registra la sepultura de los huesos de Yosef en la tierra de Isra’el: Y los huesos de José, que los hijos de Isra’el habían subido de Egipto, fueron sepultados en Siquem, en la porción del campo que Jacob había comprado de los hijos de Hamor, padre de Siquem, por cien monedas, y así quedó en posesión de los hijos de José.
Y murió José a la edad de ciento diez años, y lo embalsamaron, y fue puesto en el ataúd en Egipto (50:26). Como todo ser humano, José murió, pero murió en una vejez plena y madura y sin la fanfarria de su padre. El artículo definido se utiliza aquí, y literalmente se lee, el ataúd. Sus huesos en el ataúd serían un recordatorio constante a sus descendientes y a sus hermanos de que Egipto no era el hogar de ellos. Un día todos ellos regresarían a Canaán, tal como ADONAI había prometido.
La palabra para ataúd es arón, la palabra usada para el arca de la Alianza (Deuteronomio 31:26; Josué 3:8; I Samuel 4:3-5). Posteriormente, la tradición judía no perdió el paralelismo entre la colocación de José en un arón y la colocación de los Diez Mandamientos en un arón (Deuteronomio 10:5). Cuando Isra’el descendió por el desierto, llevaron consigo estos dos santuarios. El ataúd contenía los huesos del hombre muerto José, mientras que la otra arca contenía el pacto del Dios vivo. Los rabinos decían que cuando los viajeros vieran una al lado de la otra preguntarían: “¿Cómo viene el arca de los muertos al lado del arca del Viviente?” La respuesta sería: “En una está el hombre muerto consagrado, que cumplió los mandamientos del otro”. La tradición (oral) continúa documentando la supuesta fiel observación de Yosef de los Diez Mandamientos a pesar de que vivió antes de su anuncio en el Sinaí. Por ejemplo, el rechazo de José a los avances de la esposa de Potifar está relacionado con el mandamiento de condenar el adulterio y la codicia.829
El libro del Génesis comenzó con el hombre en el jardín del Edén y termina con él en un ataúd en Egipto. El paraíso se había perdido y el mundo necesitaba ser liberado del pecado. Así, la base ha sido establecida y la transición es natural de los versículos iniciales del Éxodo, donde ADONAI levantaría un nuevo profeta y líder en Su siervo Moisés.830
Haftará Vayechi: Melejim Alef (Primera Reyes) 2:1-12
(vea el comentario sobre Deuteronomio, en Af – Parashá)
La dinastía comienza cuando el gobierno real pasa de padres a hijos. David vivió a través de Salomón su hijo, y la casa de David vivió durante el reinado del rey Salomón. Tanto David como Salomón reinan durante 40 años completos. Por lo tanto, la dinastía del linaje de Judá comienza de manera muy prometedora con el paso de la herencia de padre a hijo. Para asegurar el control firme de Salomón, David le dice a su hijo que tenga cuidado con sus enemigos. Joab y Simei ben Gera necesitaban ser tratado (1 Reyes 2:5-9) para asegurar un control duradero. ¡Esa dinastía continúa hoy! La genealogía de Mateo muestra las generaciones en tramos de catorce (el valor numérico de las letras en el nombre de David): desde Abraham hasta David, hasta Jeconías, en el exilio en Babilonia, y otras catorce generaciones hasta Yeshua, hijo de José por adopción.
Brit Hadashah sugiere leer para Parashá Vayechi:
Hechos 7:9-16 (específicamente los versículos 15-16); Hebreos 11:21-22; Primera Pedro 1:3-9 y 2:11-17
¡La salvación de nuestras almas es la meta de la fe! El resultado de este objetivo se dará a conocer en el último día. Mientras tanto, ¿cómo nos preparamos? En el caso de Israel, las bendiciones de la tierra eterna y la herencia de la semilla deben obtenerse por fe, con la salvación de la nación como el objetivo final (vea Romanos 11:25-27). Tanto para Israel como para los creyentes, nuestra herencia está reservada, y el Espíritu Santo (Ruaj HaKodesh) ha dado un depósito garantizando lo que está por venir (2 Corintios 5:5). Hasta entonces, esperamos con gozo heredar la bendición (Primera de Pedro 1:8). Incluso las cosas valiosas de la vida, como oro fino, son perecederas (Primera de Pedro 1:18). Pero la fe/confianza creencia en Yeshua: Ahora, por cuanto es necesario, estáis siendo un poco afligidos por diversas pruebas, para que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, es probado por fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesús el Mesías (Primera de Pedro 1:6-7), y a quien amáis sin haberlo visto, en quien aun no viéndolo, pero creyendo, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe: la salvación de las almas (Primera de Pedro 1:8-9).
¡Sed fuertes, sed fuertes y fortalezcámonos!
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Ntd: En esta traducción se empleó la BTX 3º edición.
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