El nacimiento de Juan el Bautista
Lucas 1: 57-80
El nacimiento de Juan el Bautista ESCUDRIÑAR: ¿Cómo el nacimiento de Juan cumplió las palabras del ángel de ADONAI en Lucas 1:13-17? ¿Cómo reaccionaron los vecinos y familiares ante estos hechos? ¿Cómo comienza todo esto a promover el evangelio? Haga una lista de todas las cosas por las que Zacarías alaba a ADONAI. ¿Cómo se compara su cántico con la de María en Lucas 1:46-55? ¿Cuál es, según este cántico, el propósito de la salvación? ¿Cómo muestra la canción de Zacarías el plan de Dios en desarrollo desde los días del TaNaJ hasta la venida del Mesías?
REFLEXIONAR: ¿Qué significa para usted que la mano del Señor esté con alguien: el éxito? ¿Coraje? ¿Poder? ¿Resistencia? ¿Santidad? ¿Cómo se vio Su mano en la vida de Juan? ¿Qué significa eso para usted? De las promesas enumeradas en este cantico, ¿cuál significa más para usted en esta etapa de tu vida? ¿Por qué? ¿Cómo ha desarrollado Dios Su plan de salvación en su vida? ¿Quién ayudó a preparar el camino para usted? ¿Cuáles fueron algunos eventos clave que lo llevaron a su compromiso con Jesús?
Así comienza el motivo de que lo que le sucede al heraldo, le sucede al Rey.
Entonces se le cumplió a Elisabet el tiempo de dar a luz; y dio a luz un hijo (Lucas 1:57). Las circunstancias de la esterilidad de Elisabet eran ampliamente conocidas; entonces el nacimiento de Juan fue reconocido como sobrenatural. Y sus vecinos y parientes oyeron que el Señor había engrandecido su misericordia con ella, y se regocijaban juntamente con ella (Lucas 1:58). Aparentemente Isabel permaneció recluida durante todo su embarazo. El tiempo imperfecto aquí muestra acción repetida, ellos siguieron regocijándose con ella una y otra vez.
Y aconteció que al octavo día fueron a circuncidar al niño; y lo llamaban Zacarías, por el nombre de su padre (Lucas 1:59). La circuncisión al octavo día de la vida de un niño es la única condición para que un judío esté bajo el pacto que Dios hizo con Abraham (vea el comentario sobre Génesis, haga clic en el enlace En – Para las generaciones venideras, todo varón de ocho días deberá ser circuncidado). Sus vecinos y familiares intentaban ponerle el nombre de su padre, Zacarías. Cuando se pronunció la bendición final y se realizó la circuncisión, y luego vino el pronunciamiento final de gracia sobre la copa de vino: “Dios nuestro, y Dios de nuestros padres, levanta a este niño a su padre y madre, y que se llame su nombre Zacarias”.79 Pero interviniendo su madre, dijo: ¡No!, sino que será llamado Juan (Lucas 1:60). Evidentemente Zacarías ya había comunicado muchas veces su experiencia en el Templo a Elizabet y ella obedeció el mandato del ángel del Señor.
Sin embargo, eso era contrario a la tradición y práctica judía y, por lo tanto, planteó un problema en la comunidad allí reunida. Ellos le dijeron: No hay ninguno de tu parentela llamado con ese nombre (Lucas 1:61)”. Según la costumbre judía de aquel día, nombrarían el niño después de cualquier pariente, vivo o muerto. Los rabinos enseñan que esto se debió a que Dios cambió los nombres de Abram y Sarai en el momento en que Dios instituyó la circuncisión. En la tradición judía moderna esto todavía se hace hasta cierto punto. A sus hijos les pone el nombre de un familiar que ya falleció. Pero no hubo nadie, ni en el lado de la familia de Zacarías ni en el de Elisabet que alguna vez se llamara Juan. Entonces, a las otras madres judías en la ceremonia de circuncisión no pareció gustarles lo que Elisabet estaba haciendo y la pasaron por alto a ella consultando a su marido.80 ¡Seguramente él lo aclararía!
Y por señas le preguntaban a su padre cómo desearía llamarlo (Lucas 1:62). Zacarias, que se había quedado mudo durante unos nueve meses. Entonces él pidiendo una tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron (Lucas 1:63). Probablemente le entregaron un trozo de madera ahuecado y relleno de cera. Y ante el asombro de todos, escribió: “Juan es su nombre”. Este acto de obediencia hizo que se le quitara el juicio tanto de sordera como de mudez. Y al instante fue abierta su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios (Lucas 1:64). El castigo de Dios tuvo el resultado deseado. Sus últimas palabras en el Templo habían sido palabras de duda; sus primeras palabras después de haber aprendido la lección de ser mudo, fueron palabras de fe y alabanza.81 Todos nosotros hemos demostrado falta de fe en algún momento de nuestras vidas. Pero, cuando Dios escucha y responde nuestras oraciones, como Zacarías, realmente nos levantamos y nos regocijamos.
Y sobrevino temor a todos sus vecinos, y en toda la región montañosa de Judea eran comentadas todas estas cosas (Lucas 1:65). La profecía de Zacarías llenó a los vecinos de temor, de un saludable temor al Señor (Proverbios 9:10), que fue la respuesta adecuada cuando se dieron cuenta de que se estaba preparando el camino para el tan esperado Mesías. Ellos, de hecho, se convirtieron en evangelistas que proclamaron por todo el campo de Judea la verdad de lo que Zacarías les había dicho. Y todos los que las oyeron las guardaron en su corazón, diciendo: ¿Quién, pues, llegará a ser este niño? Porque la mano del Señor ciertamente estaba con él (Lucas 1:66). La frase mano del Señor es una expresión común del TaNaJ para la poderosa presencia de Dios.
Y su padre Zacarías fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó (Lucas 1:67). Bajo el control del Ruaj HaKodesh, profetizó un mensaje con tanta autoridad como cualquier otro encontrado en TaNaJ: Él cantó el segundo de cuatro canticos registradas en Lucas por María 1:46-66, aquí por Zacarías 1:68-79, un coro de ángeles 2:14 y Simeón 2:29-32.
El cántico de Zacarías se divide en dos segmentos principales.
Primero, Zacarías alaba al Mesías que estaba por venir (Lucas 1:68-75). Todo el primer segmento consta de una sola frase en griego. Comenzó su himno cantando sobre la obra de Dios que ya había comenzado con el nacimiento de Juan y la concepción del Mesías: Bendito el Señor Dios de Israel, Porque visitó e hizo redención a su pueblo (Lucas 1:68). Nuevamente lo encontramos relacionando la venida del Mesías con los pactos con Israel. Lo que Dios había comenzado a hacer es lo que había prometido por boca: Como habló por boca de sus santos profetas, Desde el principio del mundo (Lucas 1:70).
Y nos levantó Cuerno de salvación, En la casa de David su siervo. (Lucas 1:69). La imagen de un cuerno simboliza la fuerza del animal. Dado que el propio Juan no está vinculado a la casa de David (Salmo 132:17), el cuerno de la salvación no puede referirse a Juan, sino al Mesías que él estaba anunciando. La salvación mencionada aquí no es política, sino personal. Esto habla de la relación de un individuo con Cristo. Involucra la vida de la persona (Lucas 9:24), y es para aquellos que reconocen que están perdidos (Lucas 19:10). Viene a través de la fe (Lucas 7:50, 17:19, 18:42), y dar conocimiento de salvación a su pueblo, Mediante el perdón de sus pecados (Lucas 1:77). La fe salvadora resulta en salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos aborrecen (Lucas 1:71; Segunda Samuel 22:18; Salmo 18:17, 106:10). Lucas entendió que salvación significaba salvación del pecado, y así es como, según Lucas, Juan entendió la salvación que Jesús traería como lo atestigua el mensaje de Juan (Lucas 3:7-14).82
Hay un juego de palabras en los versículos 72 y 73. El nombre Zacarias significa recordar y el nombre de Elisabet significa el juramento de Dios. Entonces podemos tener confianza en que ADONAI recuerda Su juramento de cumplir las promesas a los justos del TaNaJ. Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordarse de su santo pacto (Lucas 1:72). Esto también debería ser un consuelo para nosotros hoy porque podemos tener confianza en que Dios cumple sus promesas. Él cumplirá Sus promesas a Israel y cumplirá Sus promesas a nosotros.
El juramento que juró a nuestro padre Abraham, De concedernos que, rescatados de mano del enemigo, Lo sirviéramos sin temor (Lucas 1:73-74). A cerca del juramento que juro a nuestro padre Abraham vea Génesis 17:4 y 22:16-17. De nuevo Lucas entendió este rescate en sentido figurado (vea Salmo 97:10). Este rescate involucra el tipo de salvación que fue prometida en Jeremías 31:31-34, donde ADONAI prometió que perdonaría a Israel de sus pecados, los limpiaría, les daría un corazón nuevo y les permitiría servirle sin temor: En santidad y en justicia delante de Él, todos nuestros días (Lucas 1:75).83 La frase todos nuestros días se usa como cierre en Salmo 16:11 y 18:51. Expresa la naturaleza eterna de la salvación de Dios y la correspondiente respuesta humana.
En segundo lugar, Zacarías alaba a su propio hijo, quien será el precursor del Rey Mesías (Lucas 1:76-79). Hay un cambio de tiempo en este punto, del tiempo pasado, que describe lo que el SEÑOR ya ha comenzado a hacer, al tiempo futuro, que habla específicamente del futuro ministerio de Juan.84 Aquí Zacarías, bajo la inspiración del Espíritu Santo, recuerda la profecía de Malaquías de que Elías precede al Mesías: ¡Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo! Porque irás delante de la faz del Señor, para preparar sus caminos (Lucas 1:76); la tarea de Juan era asumir el oficio de profeta y preparar el camino para el rey. Mientras que Juan era un profeta del Altísimo, Jesús es el Hijo del Altísimo (Lucas 1:32). El nacimiento de Juan de una mujer estéril fue milagroso, pero, el nacimiento de Yeshua de una virgen es único y sin precedentes. El papel de Juan era preparar el camino para el Señor (Lucas 1:17), pero Jesús es ese Señor, el Salvador, que es el Mesías (2:11).85
Juan no era el Salvador y su mensaje no podía salvar. Su ministerio fue presentar al Salvador. Y dar conocimiento de salvación a su pueblo, Mediante el perdón de sus pecados (Lucas 1:77). La redención que dará el Mesías no es una liberación política, sino una salvación que implica el perdón de sus pecados. Como resultado, se cumpliría la profecía de Jeremías: Y no enseñará más cada cual a su prójimo, y cada cual a su hermano, diciendo: ¡Conoce a YHVH!, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice YHVH. Porque perdonaré su maldad, y no me acordaré más de sus pecados (Jeremías 31:34).
A causa de las entrañas de misericordia de nuestro Dios, Con las cuales nos visitará desde lo alto el Sol de la aurora (Lucas 1:78). La salvación es posible sólo por la tierna misericordia de nuestro Dios. El sol de la aurora significa el lucero de la mañana, que anuncia la llegada del día en el sentido de que Juan es el lucero de la mañana que anuncia al Hijo de justicia (Malaquías 4:2). Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, Para guiar nuestros pies hacia el Camino de paz (1:79). Como resultado, el ministerio de Juan será doble: primero, brillar sobre aquellos que viven en tinieblas y en sombra de muerte, y segundo, guiar a la nación de Israel por el camino de la paz. Esto retoma la imagen del sol naciente en el versículo anterior. Los versículos 68-79 se conocen en Occidente como Benedictus (que es la primera palabra de la sección en la Vulgata). Al igual que con el Magníficat (vea An – El Cantico de María), toda la profecía está redactada en el lenguaje del TaNaJ.86
Y el niño crecía y se fortalecía en espíritu (Lucas 1:80a). Encontramos relatos paralelos en otras partes de las Escrituras. Las primeras siete palabras (seis palabras en griego) que describen el crecimiento del Mesías son idénticas a Lucas 2:40. Pero, más importante aún, se fortaleció en el espíritu. Anteriormente aprendimos que Juan sería lleno del Espíritu Santo (Lucas 1:15), y aquí vemos el cumplimiento de esa profecía. También se encuentra un lenguaje similar en Jueces, donde aprendemos que Sansón creció y el Ruaj HaKodesh descendió sobre él (Jueces 13:24-25 y 3:10). Así, Juan creció fuerte física y espiritualmente.
Esta es un relato resumido, él continuó creciendo y estuvo en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel (1:80b). Eso no era normal para una persona joven. Debido a la misión especial que Juan conocía desde temprana edad, siguió el papel de Elías (Lucas 1:17). Lucas menciona el nombre de Juan como un recurso literario, después de la larga canción de Zacarias, para llevarnos de regreso a la narración. En algún momento temprano de su vida, no sabemos cuándo, deja el pueblo en el que nació y se adentra en el desierto de Judea. Pasa la mayor parte de su vida allí. Esto separó a Juan del judaísmo de su época. Cuando su mensaje público finalmente llegó treinta años después, era diferente del judaísmo rabínico.87
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