Juan estaba en la isla de Patmos, por
el testimonio de Jesús
1: 9-11

Juan estaba en la isla de Patmos, por el testimonio de Jesús ESCUDRIÑAR: ¿Por qué Juan estaba en Patmos? ¿Qué tipo de lugar era ese? ¿Qué se entiende por el día del Señor? ¿Qué era significativo acerca de su condición espiritual y el día en que recibió su visión? ¿Cuál fue su mensaje?

REFLEXIONAR: ¿Siente usted que está en Patmos sufriendo como Juan en este momento, o siente que está reinando en el Espíritu? ¿Por qué? ¿Pueden suceder ambas cosas a la vez? ¿Cómo puede el mensaje de Juan a siete iglesias, escrito hace tanto tiempo, darle esperanza para hoy?

Los libros de Isaías y Ezequiel comenzaron con una gran visión de la gloria de ADONAI (Isaías 6 y Ezequiel 1), y lo mismo es cierto para Juan en el libro de Apocalipsis. Como si estuviera haciendo todo lo posible para mantener el foco en Jesús, el apóstol Juan se presentó a sí mismo y a sus circunstancias con la sencillez y la humildad sucinta, diciendo: Yo, Juan (1:9a). Aunque Juan podría haber señalado cosas en su resumen que nadie vivo podría igualar, él no lo hizo. En cambio, se describió a sí mismo de manera que enfatizaba la experiencia común compartida por todos los creyentes: Yo, Juan, hermano de ustedes y compañero en el sufrimiento, en el reino y en la perseverancia que tenemos en unión con Jesús (1:9a).

Tribulación: la palabra griega thlipsis o (dslípsis) puede traducirse sufrimiento o tribulación y puede referirse a la Gran Tribulación venidera del fin de los tiempos, que conduce al regreso físico del Mesías (vea el comentario sobre Isaías Kg – La Segunda Venida de Jesucristo). Sin embargo, más comúnmente se refiere a las pruebas generales y al sufrimiento experimentado por los creyentes de todas las épocas (Apocalipsis 1:9; Juan 16:33; Romanos 5:3).

Reino: El término reino aquí, se refiere al futuro Reino Mesiánico que se establecerá cuando Cristo regrese (Mateo 19:28; Hechos 1:6-7; Segunda a Timoteo 4:1; Apocalipsis 20:1-6). A la luz del destino común de todos los creyentes, ocasionalmente se le conoce como el “reino” de Dios en un sentido espiritual (Primera a los Corintios 4:20; Colosenses 1:13).

Perseverancia en Jesús: el sustantivo griego jupomone implica paciente perseverancia bajo extrema dificultad, como una bestia de carga podría soportar bajo una pesada carga. ADONAI mismo les da a los creyentes la capacidad de soportar tales dificultades (Romanos 15:5; Colosenses 1:11).

La tradición de la iglesia dice que las autoridades romanas intentaron hervir al anciano apóstol en aceite, pero él, aunque asustado, fue preservado milagrosamente, esto desconcertó y aterró a los supersticiosos funcionarios. Luego fue exiliado a la isla de Patmos (1:9c), que significa pisar o pisotear. Es una pequeña isla estéril frente a la costa oeste de la actual Turquía en el Mar Egeo, a unas 64 Km, al oeste suroeste de Mileto (Hechos 20:15). Era una isla pequeña, de 13 Km de largo y 8 Km de ancho y medía 48 millas romanas de circunferencia.14 Tenía un suelo volcánico muy rocoso, y como no podía sostener nada más, el Imperio Romano la usó como una colonia penal para los presos políticos. Juan fue exiliado en Patmos durante dieciocho meses a partir del 95 dC.

Durante el reinado del emperador romano Domiciano (vea AcEl libro de Apocalipsis desde una perspectiva judía), Juan fue exiliado a esta isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesús (1:9c). Según varios de los primeros padres de la fe, como Ireneo, Clemente de Alejandría y Eusebio, Juan fue enviado a esa isla como prisionero para trabajar en las minas después de su efectivo pastorado en Éfeso.15 Domiciano, temeroso del REINO de Dios y por el deseo de librar al mundo de cualquier competencia a su trono, buscó a los descendientes conocidos del rey David. Llamó a dos nietos del hermano de Jesús, Judas, para preguntarle sobre la naturaleza del Reino de Cristo y si eran herederos del trono romano y, por lo tanto, una amenaza para él personalmente. Sin embargo, para sorpresa de Domiciano, esos parientes creyentes mesiánicos del Mesías explicaron que el Reino delque formaban parte era celestial, no terrenal, y que se establecería en el fin del mundo. Además, ambos tenían poco dinero. Después de mostrarle al emperador sus bolsillos vacíos, los soltó. Juan pronto regresó del exilio y ministró en las siete iglesias de Asia Menor hasta su muerte después de la coronación del emperador Trajano en el año 98 dC.

Por lo tanto, en estas cosas: tribulación, reino y perseverancia, Jesús (Yeshua) reunió a los creyentes dándoles un propósito y una perspectiva en medio de su sufrimiento. Si el Señor pudo sufrir injustamente por ellos, ciertamente ellos podrían soportar la persecución por Él. Y cuando Juan reflexionaba sobre la persecución que él y las iglesias de Asia Menor estaban soportando, recibió una revelación acerca de Jesucristo.

Incluso en el exilio por su fe, sobreviviendo en un entorno incierto de una isla rocosa y desolada, el anciano apóstol apartó tiempo para la adoración y la oración. Juan recibió su mensaje en el día del Señor (1:10a), mejor traducido día señorial. En griego, la palabra traducida Señor no es un sustantivo, sino un adjetivo. No se refiere a un día específico de la semana, como el shabat (sábado) o el domingo. Más bien, fue un día en el que Juan se encontraba en un momento de meditación y oración. Por lo tanto, para él, era un día señorial.16 Y estando en espíritu en el día del Señor, oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta (1:10). La frase en espíritu significa estar atrapado en una experiencia de entrar en éxtasis (Hechos 11:5, 22:17). El apóstol Pablo (rabino Saulo) describió una de esas experiencias en Segunda a Corintios 12:2-4, cuando el tal fue arrebatado hasta el tercer cielo… que fue arrebatado al paraíso, y escuchó palabras inefables que no es dado al hombre expresar.17 De repente Juan, sedio cuenta de que el Señor mismo había bajado del cielo para estar con él en ese día señorial para mostrarle loque vendría.18 La voz detrás deél dio una instrucción simple, diciendo: Escribe lo que ves en un rollo, y envíalo a las siete iglesias: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia y a Laodicea (1:11b). Estas siete ciudades aparecen en el orden en que un mensajero, viajando en sentido horario las visitaría. Se habrían distribuido copias de Apocalipsis a cada iglesia.19

Si tuviera que enumerar las tres bendiciones principales que le gustaría pedirle a Dios, ¿una de esas bendiciones sería una paciente perseverancia? Sabemos que necesitaríamos tales dones si tuviéramos que enfrentar sufrimiento o pruebas. Pero no es algo en lo que nos guste pensar. Preferimos pedir salud, riqueza y felicidad. En otras palabras, preferimos evitar el sufrimiento que pedir los dones que realmente necesitamos. Pero la verdad es que no importa cuánto tratemos de evitarlas, las dificultades tienen una forma de encontrarnos como un misil que busca el calor. Son simplemente una parte de la vida en esta tierra. Entonces, en lugar de tratar de escapar de lo inevitable, tal vez sería mejor preguntar qué nos brindaría la mayor esperanza, fortaleza y consuelo cuando el sufrimiento se presente en nuestro camino.

Juan nos dice que él es partícipe con vosotros en la tribulación, y que comparte nuestra paciente perseverancia. Evidentemente, él encontró una manera de lidiar con su difícil propia vida: una vida de exilio y privación en la isla de Patmos. Entonces, ¿qué fue exactamente lo que lo ayudó? ¡Nada más que la firme convicción de que Jesús iba a regresar! Yeshua el Mesías, el Alfa y la Omega, el todopoderoso y eterno, que se dará a conocer a las naciones, e incluso a aquellos que lo han rechazado a él y a sus seguidores. No importa lo que Juan enfrentara,sabía que esta esperanza nunca cambiaría. La carta de Pablo a Tito lo alentó cuando escribió vivamos sobria, justa y piadosamente en el mundo presente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesús el Mesías (Tito 2:12b-13).

Seamos realistas, la vida cotidiana puede ser una rutina. No es difícil sentirse agotado por todas nuestras responsabilidades, abrumado por las preocupaciones o agitado por las injusticias. Como resultado, podemos olvidar que nuestra vida está escondida con el Mesías en Dios (Colosenses 3:3). No estamos solos, caminando penosamente por las dificultades de la vida sin nadie que nos ayude. Estamos en el centro del plan eterno de Dios. ¡Jesús está con nosotros, y su Espíritu Santo está trabajando en y a través de nosotros! Debido a que el Mesías realmente viene de nuevo, nuestras vidas tienen un propósito y una meta más allá de llegar al final de un día o completar todos los puntos de nuestra lista de tareas pendientes.

Cuando ores hoy, levanta los ojos al cielo. Pida a Jesús para darle una visión del final, cuando Sus promesas se cumplirán y usted lo verá a Él cara a cara. Imagínese lo que será cuando todo el mundo lo vea a Él y entonces todo estará bien. Deje que esta visión celestial lo inspire y le dé esperanza. Deje que lo fortalezca para aguantar pacientemente e incluso disfrute lo que sea que se le presente hoy. Después de todo, ¡ya sabe el final de la historia!

Yeshua, permíteme que nunca olvide que TU estás regresando. Llena mi oído hoy, y que la visión de TU gloria celestial me levante y me de una nueva perspectiva. ¡Ven, Señor, y dame paciente perseverancia, esperanza y alegría! 20