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Pedro habla a la multitud en Pentecostés
Los judíos son salvos mediante la predicación de Pedro
2: 14-41

30 dC
Aproximadamente en este tiempo, Yeshua fue crucificado bajo Poncio Pilato. Además, están a la vista las apariciones de resurrección, Shavuot y el crecimiento inicial de la comunidad mesiánica en Jerusalén y sus alrededores.

Pedro habla a la multitud en Pentecostés ESCUDRIÑAR: Compare a Pedro y los otros apóstoles en Juan 18:25-27 y 20:19 con sus acciones aquí. ¿A qué se debe la gran diferencia? ¿Cómo ve Lucas 24:44-49 reflejado en esta proclamación? Dada la audiencia, ¿por qué Pedro nos daría tantas citas del TaNaJ? ¿Cuál es el punto que Pedro quiere que la gente entienda acerca de los acontecimientos actuales? (2:13, 17-18) Dado que los profetas usaron un lenguaje figurado dramático para indicar que YHVH iba a tratar con Su pueblo de una manera nueva, ¿cómo entiende los versículos 19-21? ¿Le dice esto que la profecía de Joel se está cumpliendo hoy? ¿Qué tan familiarizadas estaban estas personas con los acontecimientos de la vida de Yeshua? ¿Cómo podrían estar lidiando con los rumores de una tumba vacía? ¿Por qué Pedro enfatiza la resurrección en los versículos 24, 31-32)?

REFLEXIONAR: Arrepentirse y ser bautizado en el nombre de Yeshua significaba alejarse de todas las demás lealtades y afirmar lealtad a Él, no sólo como su Salvador, sino también como su Señor. ¿De qué manera ese llamado todavía representa un desafío para usted? ¿Cómo ha experimentado la realidad de las promesas de Dios a quienes responden a ese llamado? De la proclamación de Pedro, ¿qué hechos acerca de Yeshua serían claves de entender para los no creyentes? ¿Cuándo fue salvo? ¿Quién fue influyente en ese proceso? ¿Qué lo convenció de su necesidad de Él? ¿Qué diferencia hace para usted que Cristo sea realmente el Rey reinante sobre todo? ¿Cómo impacta esa verdad en su vida diaria? En el capítulo 2, ¿cuál fue la parte de los apóstoles y la parte de Dios en este testimonio del Mesías? ¿Cuándo fue la última vez que aprovechó la oportunidad para testificar de Jesús? ¿Qué pasó? ¿En qué se parece usted a Pedro? ¿En qué se diferencia de él? ¿Qué le anima al leer las palabras que habló Pedro?

La multitud reunida le brindó a Pedro la oportunidad de explicar el significado de lo que estaba sucediendo (haga clic en el enlace y vea Al – El Ruaj HaKodesh llega en Pentecostés). Su discurso comienza con una alusión al derramamiento del Espíritu como cumplimiento de la profecía de Joel 2:28-32 LXX (Septuaginta). Pedro comienza su cita del profeta Joel al decir en Hechos 2:17: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, Vuestros ancianos soñarán sueños, Y vuestros jóvenes verán visiones” (vea Joel 2:28). Luego pasa del don del Espíritu, y regresa al punto de conexión: Yeshua el Mesías. Pedro no defiende la resurrección del Señor, simplemente la proclama como un hecho.

Pedro había sido el líder reconocido y a menudo, el portavoz de los apóstoles durante el ministerio terrenal del Mesías. Pedro de pie con los Once, se dirigió a los críticos que decían que los justos del TaNaJ que hablaban otros idiomas, estaban borrachos. Alzando la voz para que la gran multitud pudiera oírle, declaró sin vacilar en su corazón: ¡Varones judíos y todos los que habitáis en Jerusalén: esto os sea notorio, y escuchad mis palabras! Porque éstos no están borrachos, como vosotros pensáis, pues es la hora tercera del día (2:14-15). Eran sólo las nueve de la mañana, que era la hora de oración. Y como era Shavuot, también era el momento del sacrificio matutino regular, seguido del sacrificio especial de Shavuot. Además, ¡la costumbre judía era beber vino por la noche (2:14-15)! Su discurso fue respetuoso, pero firme.

Sino que esto es lo dicho por medio del profeta Joel (2:17). Nada de lo que Joel profetizó sucedió en Hechos 2, y lo que sucedió en Hechos 2 ni siquiera se menciona en Joel 2. Lo que Joel no menciona es el hablar en idiomas. Sin embargo, se ocupa del derramamiento del Ruaj HaKodesh sobre todo Israel en los últimos días. Trata de la regeneración nacional de Israel, al final de la Gran Tribulación, antes del establecimiento del Reino mesiánico (vea el comentario sobre Apocalipsis Ev – La Base para la Segunda Venida de Jesucristo). En consecuencia, esto no fue un cumplimiento total de Joel 2; sin embargo, el único punto de similitud entre Joel 2:28-32 y Hechos 2 es el derramamiento del Espíritu de Dios. ¡Así, Pedro les estaba diciendo a los escépticos de la audiencia lo que el Espíritu de Dios podría hacer!

Y acontecerá en los postreros días, dice Dios,

Que derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,

Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán,

Vuestros jóvenes verán visiones,

Vuestros ancianos soñarán sueños,

Ciertamente sobre mis siervos

y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

Y daré prodigios arriba en el cielo,

Y señales milagrosas abajo en la tierra, Sangre,

y fuego y vapor de humo,

El sol se convertirá en tinieblas,

Y la luna en sangre, Antes que venga el día grande y glorioso del Señor.

Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo (2:17-21).

Escuchar a Pedro citar la descripción de Joel, del Día del Señor, fue aterrador y la multitud naturalmente quería saber cómo evitar quedar atrapada en ese tiempo de terror y devastación. Luego, Pedro ofrece el clímax de su cita de Joel: “Y todo el que invoque el nombre de Adonai será salvo”. Lucas cita el TaNaJ casi siempre en una forma correspondiente a la LXX o cercana a ella, y no de acuerdo con el Texto Masorético hebreo. Aquí Joel 3:1-5a se cita cerca pero no corresponde exactamente a la LXX.45

La Primera Venida de Cristo marcó el comienzo de los últimos días. 1 Juan 2:18a dice: Hijitos, ya es la hora postrera. Pedro escribe que el Mesías fue revelado en estos últimos tiempos por amor a vosotros (Primera de Pedro 1:20). El escritor de Hebreos nos dice: en estos postreros días nos habló por medio del Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por el cual también hizo el universo (Hebreos 1:2), y ahora ha sido manifestado una vez por todas en la consumación de los siglos, para quitar el pecado por medio del sacrificio de sí mismo (Hebreos 9:26b). Por tanto, los últimos días han durado unos dos mil años, hasta el momento de escribir este comentario. Durante este tiempo HaShem ha llamado bondadosamente a los gentiles (Goyim) a la salvación y ha continuado pastoreando a Israel. El cumplimiento completo de la profecía de Joel espera al Reino mesiánico.

Luego Pedro describe a sus oyentes exactamente quién es ese Salvador y qué Él requiere para la salvación. Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con maravillas y prodigios y señales milagrosas, que Dios hizo por medio de Él entre vosotros, como también vosotros sabéis; a éste, entregado por el determinado designio y anticipado conocimiento de Dios, matasteis por mano de inicuos, crucificándolo; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuera retenido por ella (2:22-24). Enviado a la cruz por la mano de fariseos y saduceos… hombres sin ley. Incluso, si todo Israel hubiera aceptado a Jesús como el Mesías, probablemente habría muerto, a manos de los romanos por insurrección. La muerte del Mesías fue parte del plan divino. Pero había un lado humano en la muerte de Jesús, y dijo Pedro a los judíos reunidos en el recinto del Templo: “¡ustedes lo mataron!” Sin embargo, Dios lo resucitó, librándolo de la muerte, por cuanto era imposible que fuera retenido por ella. Como un cuchillo, la acusación traspasó sus corazones, como sucede hoy cuando a cualquier judío se le dice: “¡Ustedes los judíos mataron a Jesús!” Sin embargo, la verdadera acusación de Pedro a los oyentes y la falsa acusación contra el pueblo judío de hoy son cosas distintas. Este versículo coloca la responsabilidad directamente donde corresponde: no descansando únicamente en los judíos, sino siendo parte del plan de Dios. Porque David dice respecto a Él:

Veía al Señor continuamente delante de mí,

Pues está a mi diestra para que no sea conmovido.

Por esto, mi corazón se alegró, y mi lengua se regocijó en extremo,

Y aun mi carne también descansará en esperanza

Pues no abandonarás mi alma en el Hades,

Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.

Me hiciste conocer los caminos de vida,

Me llenarás de gozo con tu presencia (2:25-28 LXX).

Lucas cita el Salmo 16:8-11ab. textualmente de la LXX.46 Incluso los rabinos tomaron el Salmo 16 como un Salmo mesiánico. El Midrash en el Salmo 16:9 lo cita con el significado: “Mi gloria se regocija por el Rey Mesías “, porque después de la muerte, viene la resurrección y poder caminar por los caminos de la vida.

Varones hermanos, se os puede decir con franqueza acerca del patriarca David, que no sólo murió, sino que también fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta este día. Pero, siendo profeta, y sabiendo que Dios le había jurado sentar en su trono al fruto de sus lomos, previéndolo, habló acerca de la resurrección del Mesías, que no fue desamparado en el Hades, ni su carne vio corrupción (2:29-31). Como Pedro no pudo haber estado hablando de David, entonces, ¿de quién estaba hablando? David era un profeta y sabía que Dios le había hecho un juramento para sentar a uno de sus descendientes en su trono. Esta base de las promesas a David fue su pacto con Dios. David era un profeta, así como un rey y vio de antemano y habló de la resurrección del Mesías… y que Su cuerpo no vio corrupción (vea el comentario sobre la Vida de David Cu – ADONAI hizo un juramento a David). Eso fue cierto en el caso del Mesías; sin embargo, no es cierto en el caso de David. Por lo tanto, el Salmo 16 no habla de David, sino del descendiente de David... el Mesías resucitado.

A este Jesús lo ha resucitado Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado a la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís (2:32-33). Recordemos que había dicho: Y estando con ellos, les mandó que no se alejaran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre (1:4a).

Él mismo dice: Así que, exaltado a la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Porque no subió David a los cielos; pero él mismo dice:

Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a

tus enemigos por estrado de tus pies (2:34-35 LXX).

Lucas cita textualmente el Salmo mesiánico 110:1 de la LXX.47

El punto que Pedro quería resaltar con esta cita era que David no ascendió al cielo. No sólo no hubo resurrección de David, sino que tampoco hubo ascensión. Entonces el Señor de David tenía que ser el Mesías.

Pedro había proporcionado evidencia abrumadora de la vida, muerte, resurrección y ascensión de Jesús, de que Él es en verdad el Dios de Israel y el Mesías tan esperado. Luego llevó su sermón a una poderosa conclusión con estas resonantes palabras: Sepa pues con certidumbre toda la casa de Israel, que, a este Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo hizo Señor y Mesías (2:36). La frase “con certidumbre toda” del griego: asphalos, que significa aquello que está más allá de toda duda. El veredicto ya estaba dado, y ellos estaban en el lado equivocado, culpables de oponerse a Dios y rechazar a su Mesías. Como lo expresaría más tarde Pedro: Para vosotros pues que creéis, Él es precioso; mas para los incrédulos: La piedra que desecharon los edificadores, Ésta vino a ser piedra angular; y: Piedra de tropiezo, y roca de escándalo. Porque tropiezan en la Palabra, siendo desobedientes, para lo cual fueron también destinados (1 Pedro 2:7-8).

Una mirada más cercana a los relatos en Hechos: Algunos tienen problemas al tratar de explicar como Lucas pudo exponer el copioso material de los relatos en Hechos, al menos la mayor parte, del cual seguramente, Lucas no estuvo presente para escuchar. Si se tiene en cuenta todo el material de los relatos, los mismos, suman 365 versículos de aproximadamente 1.000, lo que significa que más de un tercio del libro se compone de relatos. Pero, ¿cómo podía saber Lucas lo que sucedía detrás de puertas cerradas? Sabemos que José de Arimatea era a la vez creyente y miembro del Gran Sanedrín (Marcos 15:43). Nicodemo, quien, siendo creyente, probablemente también estaba en el Sanedrín (Juan 7:50). Lucas investigó todo cuidadosamente desde el principio. Por cuanto muchos han tratado de compilar una historia de las cosas que entre nosotros son muy ciertas, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, también a mí me ha parecido conveniente, después de haberlo investigado todo con diligencia desde el principio, (Lucas 1:1-3a LBLA). Lucas habría consultado a ellos o a otros miembros del Sanedrín que llegaron a la fe más tarde. Por último, dejar de resaltar el ministerio del Espíritu de Dios cuando Él inspiró a los autores humanos a escribir lo que de otro modo no podría haber sido conocido por ninguna fuente humana. Moisés no estaba allí cuando se creó el universo (Génesis 1:1 a 2:3), sin embargo, ¡no dudamos de su relato!

A continuación, se muestra la distribución de los relatos principales de Hechos:

De Pedro ocho relatos: Hechos capítulos 1, 2, 3, 4, 5, 10, 11 y 13

De Santiago dos relatos: Hechos capítulos 15 y 21;

De Esteban un relato en Hechos Capítulo 7.

De Pablo nueve relatos: Hechos Capítulos 13, 14, 17, 20, 22, 23, 24, 26 y 28.

De no creyentes cuatro relatos: Hechos 5:34-39 por Gamaliel; Hechos 19:35-40 por un escribano municipal de Éfeso; Hechos 24:2-8 por un abogado llamado Tértulo; Hechos 25:14-21 y 24-27 una recapitulación por Festo.48 Este último ejemplo, una discusión privada entre Festo y Agripa en Hechos 25, no es el tipo de material al que Lucas probablemente habría tenido acceso. Por lo tanto, debemos concluir que el Ruaj HaKodesh inspiró al autor humano a registrarlo tal como está escrito.

Estos relatos nos dan una idea general de lo que se dijo. Eran demasiado breves para ser transcripciones porque muchos de estos relatos probablemente duraron una o dos horas. Por eso no se citan palabra por palabra. La mejor manera de caracterizarlos serían los resúmenes de expertos. También hay que tener en cuenta que las personas de aquella época estaban más orientadas al aprendizaje oral.

El resultado del relato de Pedro. La conclusión de Pedro al cuerpo principal de su relato fue devastadora. Al oírlo entonces, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? (2:37). Ellos estaban abrumados por el dolor y el remordimiento. Pedro dijo: “Me alegra que lo hayan preguntado”, y se dirigió a ellos diciendo: ¡Arrepentíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús el Mesías para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo! (2:38). La palabra griega para arrepentir significa cambiar de opinión. ¿Pero cambiar de opinión sobre qué? Para cambiar de opinión acerca de Jesús… que Jesús no estaba endemoniado, que fue la base de su rechazo, sino que Él realmente era el Mesías (vea el comentario sobre La vida de Cristo Ek – Es sólo por Beelzebú, el Príncipe de los demonios, que este hombre expulsa los demonios). Ahora bien, esta generación a la que Pedro estaba hablando, había cometido el pecado de rechazarlo y estar bajo el juicio divino, y su juicio llegaría muy pronto (vea el comentario sobre La vida de Cristo Mt – La Destrucción de Jerusalén y el Templo en Tishá B’Av en el año 70 dC). Aunque a nivel nacional ese pecado era imperdonable, ellos individualmente podían ser perdonados espiritualmente, pero sólo después del arrepentimiento de su pecado, o cambiar de opinión acerca de Jesús y creer que Él era el Mesías. La buena noticia de que Dios perdona sólo tiene sentido en el contexto de la mala noticia de que hemos pecado gravemente.

En el bautismo (o inmersión) de los creyentes, nos identificamos con la muerte, sepultura y resurrección de Yeshua. Ahora, el arrepentimiento exige el testimonio del bautismo (o inmersión). La audiencia de Pedro necesita cambiar su identificación para cambiar su asociación. Sin embargo, debido al pecado imperdonable, esa generación estaba bajo juicio físico, vea el comentario sobre La Vida de Cristo Em – Quien blasfeme contra el Espíritu Santo jamás será perdonado, y vea el comentario sobre La Vida de Cristo Ej El punto sin retorno para Israel. Y hasta el año 70 dC, la única manera en que los creyentes judíos podían esperar escapar del juicio físico, era cambiar su identificación y separarse del judaísmo. Y esa ruptura llegó, entonces como hoy, con la inmersión en agua. Esta es una señal exterior de una convicción interior. Entonces ellos escaparían del inminente tsunami romano.

Por eso la inmersión se identifica tan estrechamente con la salvación. Por eso Pedro pudo decir: y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús el Mesías para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo (2:38b). Esto no fue en el nombre de Moisés, ni en el nombre del sacerdocio. porque estaban añadiendo el nombre de Yeshua a su fe. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos llame el Señor nuestro Dios (2:38).

Los judíos tenían dos tipos diferentes de bautismo o inmersión. Primero está la inmersión del prosélito. Cuando los gentiles se convirtieron al judaísmo, fueron completamente sumergidos en agua, cambiando su asociación. Ya no se los identificaba con el paganismo, sino con el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, y el pueblo judío. Luego estuvo la inmersión de Juan, y aquellos que se identificaban con su mensaje de regreso a Dios. Esta inmersión iba a ser en el nombre del Mesías Yeshua y esta era su nueva asociación. Los separaría de la inmersión de prosélito y de la inmersión de Juan de regreso a Dios.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos llame el Señor nuestro Dios (2:39). La descripción que hace Pedro de aquellos que recibirían el Espíritu como aquellos para los que llame el Señor, describe la soberanía de Dios obrando en la salvación. Presenta el equilibrio necesario a la afirmación de 2:21: todo aquel que invoque el nombre de Adonai será salvo. Una visión bíblica de la salvación no excluye ni la responsabilidad humana ni la soberanía divina, pero permite que permanezcan en tensión. Debemos resistir el intento de armonizar lo que las Escrituras no hacen, y contentarnos con el conocimiento de que no existe ninguna contradicción en la mente de Dios.49 Al igual que la Trinidad, esto es una antinomia, es decir, dos cosas que parecen contradictorias, sin embargo, ambas son ciertas. Dios es tres Personas, pero Él es Uno (Deuteronomio 6:4); y Dios nos eligió antes de la creación del mundo (vea Efesios 1:4-6), sin embargo, tenemos que tomar la decisión de aceptar a Yeshua como el Mesías o no, nosotros tenemos libre albedrío, podemos decirle no a Dios. Esto es una antinomia.

Pero Pedro no dice que el bautismo (inmersión) lo salvará espiritualmente. La Biblia enseña constantemente que la salvación es siempre por la fe (Efesios 2:8-9). A los judíos a quienes les estaba hablando, el arrepentimiento los salvaría espiritualmente y la inmersión los salvaría físicamente, porque los separaría de la generación maldita de ese tiempo. Luego Lucas resume el sermón de Pedro, que probablemente fue mucho más largo que lo que está escrito: Y con otras muchas palabras testificaba solemnemente y los exhortaba, diciendo: ¡Sed salvos de esta perversa generación! (2:40)! 50

Así que, los que recibieron su palabra, fueron bautizados, y en aquel día fueron añadidas como tres mil personas (2:41). Algunos se oponen a mantener estadísticas sobre cuántas personas llegaron a confiar en Yeshua y unirse a la congregación de creyentes. Ha’Shem piensa lo contrario. En el libro de los Hechos, Lucas traza el crecimiento de la iglesia (comunidad mesiánica) desde al menos 120 (1:14) a unos 3.120 (aquí). Poco después se añadieron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños (4:4). Unos veinte años más tarde eran muchas decenas de miles… sólo entre los judíos de Jerusalén (21:20). Además de estas estadísticas leemos que el Señor añadía cada día a la iglesia (2:47), crecía el número de discípulos (6:1), el número de discípulos se multiplicaba (6:7), y gran número se convirtió al Señor (11:21). Además, Lucas toma nota de subgrupos claves: un gran número de sacerdotes obedecían a la fe (6:7), y algunos de la secta de los fariseos fueron creyentes (15:5). Los datos implican que la temprana evangelización judía tuvo éxito. Surgió un movimiento genuino en el que cientos de miles de judíos llegaron a la fe en Yeshua. el Mesías judío y todavía estaba sucediendo al final del libro de Hechos (28:24-25).51

Una mirada más cercana a las llaves del Reino: Te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo que prohíbas en la tierra habrá sido prohibido en los cielos, y todo lo que permitas en la tierra habrá sido permitido en los cielos (Mateo 16:19).En Cesarea de Filipo, Pedro declaró que Yeshua era el Mesías, el Hijo del Dios viviente. En respuesta, Jesús dijo: te daré las llaves del reino de los cielos (vea el comentario sobre La vida de Cristo Fx – Sobre esta roca edificaré mi iglesia). Siempre que las palabras llave o llaves se usa simbólicamente en la Biblia, simboliza la autoridad para abrir o cerrar puertas (Jueces 3:25; Primera de Crónicas 9:27; Isaías 22:20-24; Mateo 16:19a; Apocalipsis 1:18, 3 :7, 9:1 y 20:1). Pedro será el encargado de abrir las puertas de la Iglesia. Él tiene un papel especial en el libro de los Hechos. En la Dispensación de la Torá, la humanidad fue dividida en dos grupos, judíos y gentiles. Pero en la Dispensación de la Gracia, por lo que sucedió en el período intertestamentario, hubo tres grupos de personas, judíos, gentiles y samaritanos. (Mateo 10:5-6). Pedro sería la persona llave o clave (un juego de palabras) para traer a los judíos (Hechos 2), los samaritanos (Hechos 8), y los gentiles (Hechos 10) a la Iglesia recibiendo el Espíritu Santo. Una vez que él abrió la puerta, esta permaneció abierta.

A medida que avancemos en el libro de Hechos, compararemos la forma en que la salvación llega a los judíos, los samaritanos y los gentiles, mostrando que, como fue el caso con la forma en que Yeshua sanó, no hay un orden establecido en el libro de Hechos. Este es un libro de transición y un libro histórico, y no se puede establecer una doctrina basada en la historia. Usted basa la doctrina en declaraciones teológicas de las epístolas. Los hechos históricos pueden ilustrar la doctrina, pero no pueden desarrollarla por sí solos.

El don de idiomas (lenguas) se puede ver cuatro veces en el libro, Hechos 2, Hechos 8, Hechos 10 y Hechos 19. No hay un orden establecido que conduzca a la inmersión en el Espíritu y, al posterior hablar en lenguas. Aquí en Hechos 2, cuando la salvación llegó a los judíos, el orden fue primero el arrepentimiento, luego la inmersión en agua y luego recibir la inmersión en el Espíritu mediante el Ruaj HaKodesh, como se evidencia al hablar en idiomas. Una vez más, no se construye doctrina sobre la historia. Tenga presente este orden y veremos cómo se daba en el caso de los samaritanos, los gentiles y los discípulos de Juan.

Para comprender las diferencias en las cuatro apariciones de los idiomas en Hechos, haremos seis preguntas a medida que lleguemos a cada pasaje. Sin embargo, el elemento común clave en los cuatro casos, es que los idiomas (es decir, las lenguas) tienen el propósito de autentificación.

1. ¿Quién lo recibió? Algunos piensan que en Hechos 2:1-13, todos los que estaban en el aposento alto hablaban en idiomas extranjeros. Sin embargo, contextualmente, es más probable que solo los doce apóstoles recibieran el regalo, porque en 2:1 tiene las palabras de ellos y estaban todos unánimes juntos, en un solo lugar. Pero el antecedente (en gramática griega, uno regresa al antecedente más cercano) de ellos y todos en 2:1 es 1:26, que en este caso es Matías y los once apóstoles, no los ciento veinte. Este punto de vista se refuerza en 2:7 donde describe a los que hablan en idiomas: “¿No son galileos todos estos que hablan?” No es probable que los ciento veinte fueran galileos. Además, en 2:14 sólo menciona a Pedro y los Once y no a los demás. Así que quienes lo recibieron, muy probablemente, sólo fueron los Doce. Sin embargo, no podemos ser dogmáticos al respecto. Si los ciento veinte hubieran recibido el don de las lenguas, no cambiaría nada.

2. ¿Qué eran ellos? Eran apóstoles (1:26; 2:14), lo que los convierte en una categoría separada de los demás creyentes. Los apóstoles fueron enviados por Yeshua para un ministerio especial: predicar el evangelio de Jesucristo. Los apóstoles fueron el fundamento de la Iglesia, siendo el propio Mesías la piedra angular (Efesios 2:20). Pedro, por ejemplo, tenía las llaves del Reino (ver arriba). Tenía la autoridad de abrir la puerta a los tres grupos étnicos principales en ese momento (judíos, samaritanos y gentiles). Y el don de lenguas sirvió para autentificar su llamamiento, su oficio y su mensaje.

3. ¿Cuáles fueron las circunstancias? Ellos estaban orando y esperando la promesa del Padre (1:4). Ellos experimentaron la respuesta a esa oración cuando el Ruaj Ha-Kodesh fue derramado sobre los apóstoles en Shavuot (2:33).

4. ¿Cuál fue el medio? El medio fue directo. Sin imposición de manos. Fue la llenura inicial del Ruaj HaKodesh la que dio la capacidad de hablar en otros idiomas que antes ellos no conocían.

5. ¿Cuál fue el propósito en este contexto? El propósito fue la autentificación de dos maneras. Para los apóstoles, esto autentificó que la promesa del Padre había llegado. Para la audiencia judía, autentificó el mensaje de los apóstoles. Ellos estaban convencidos de que Jesús era el Mesías porque vieron y experimentaron algo sobrenatural.

6. ¿Cuáles fueron los resultados? Hubo tres resultados. Primero, los judíos de la diáspora pudieron entender el evangelio en su propio idioma (2:8-11). El segundo resultado fue la convicción (2:37). El tercer resultado fue la salvación de tres mil judíos (2:41).52

Pedro habló sobre las Buenas Nuevas de Yeshua el Mesías: Así que, los que recibieron su palabra, fueron bautizados, y en aquel día fueron añadidas como tres mil personas (2:41). De manera muy especial, aquellos creyentes judíos fueron las primicias en el cumplimiento de Shavuot. Santiago, en su libro escrito específicamente para los creyentes judíos (Santiago 1:1), dijo: Él, porque quiso, nos engendró con la palabra de la verdad para que seamos primicias de sus criaturas (Santiago 1:18). Dios escogió darnos nacimiento espiritual mediante la predicación del evangelio.

Por lo tanto, mirando el panorama general, es importante que comprenda que, como creyentes, escribimos la Buena Nueva con nuestras vidas. Muchos de sus amigos o conocidos no leen las Buenas Nuevas. No distinguen a Josué de Isaías ni de Mateo. Pero ellos lo están mirando porque usted dice que sigue a Yeshua. Escuchan lo que dice y observan lo que hace. Ven si las Buenas Nuevas hacen alguna diferencia en su vida. Y si actúa de la manera que ellos actúan. Si habla de la misma manera que ellos hablan. O si va al mismo cine al que van ellos. No tienen ningún interés en esto de “Yeshua“. Entonces, ¿cómo va “su escritura” estos días? La salvación no es saber acerca de Yeshua, es conocer a Yeshua.

El tema de Shavuot se puede resumir mejor con la palabra avivamiento. Israel fue llamado a alabar a ADONAI por los primeros frutos de la tierra cuando celebraron Sfirat Ha Omer (la cuenta de Omer), sabiendo que esos primeros frutos aseguraban la cosecha tardía de Shavuot. Esto también se aplica al Reino de Dios. Las primicias de los creyentes en Shavuot prácticamente garantizaron un avivamiento en la cosecha espiritual del Mesías de los últimos días. Ahora podemos entender por qué YHVH requería para cada varón judío las tres fiestas de peregrinación. Así como la Pascua habla de redención, Shavuot habla de avivamiento, especialmente durante la Dispensación de la Gracia (vea el comentario a Hebreos Bp – La Dispensación de la Gracia). El mensaje de Shavuot es de gran esperanza y alegría. Así llegará el día en que derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén espíritu de gracia y de oración, y me mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por causa del unigénito, y se afligirán por Él como quien se aflige por el primogénito (Zacarías 12:10).53

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