Adán y Eva en el Jardín del Edén
2: 5-25

El gran principio de la revelación se produce por primera vez en este capítulo, pero se encuentra una y otra vez en la Palabra de Dios. Es una de las huellas dactilares de la inspiración. Es la ley de la recurrencia. En otras palabras, el Espíritu de Dios, quien da la Palabra de Dios, tiene la práctica de indicar brevemente una serie de grandes hechos y verdades, luego vuelve sobre los mismos y los describe con mayor detalle. Y aquí va a entrar en más detalles sobre el sexto día de la creación, sobre todo acerca de la creación de Adán y Eva. No contradice el relato del primer capítulo, pero sí es complementario del mismo. El mismo principio se ve en el libro de Deuteronomio, que es la interpretación de la Torá después de cuarenta años de experiencia en el desierto. No es sólo una repetición de la Torá, sino una interpretación de la misma. Del mismo modo, nos da no sólo un Evangelio, sino cuatro. Una y otra vez, esta ley de la recurrencia se ve en toda la Palabra de Dios.42

Al leer la Biblia, es fácil ver que representa la vida real y presenta a las personas y sus historias. Nada es suavizado o purificado o esterilizado. Las páginas están llenas de alegría y dolor, de la verdad y la mentira, de la fe y la incredulidad. Y el pecado, siempre el pecado, el inflexible e implacable pecado. Ahí están los contenidos de la Biblia, para un capítulo, en el que se obtiene un panorama general de cómo era la vida antes que el pecado manchara el mundo. No hay muchos detalles aquí, y no sabemos cuánto tiempo duro esta dispensación de la inocencia. Sin embargo, estoy seguro de que lo que pareció un corto periodo de tiempo, fue una vez un lugar perfecto llamado el jardín del Edén.

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