El Rey dio su anillo de sello a Amán
3: 10-11

El rey dio su anillo de sello a Aman ESCUDRIÑAR: ¿Qué es y qué representa un anillo de sello? ¿Qué agrega este capítulo a su percepción del rey Asuero? ¿Con qué verdades a medias está de acuerdo aquí? ¿Cómo se compara el uso de José del anillo de sello con el uso de Amán?

REFLEXIONAR: ¿Alguna vez le ha dado su autoridad a alguien y luego lo lamentó? ¿Qué hizo para resolver el problema? ¿Cómo fue la intención de José de usar su anillo de sello diferente al de Amán? ¿Qué cuatro cosas le ha dado Dios a los creyentes para marcarlos como miembros de Su Reino? ¿Hay alguna forma posible de que podamos perder nuestra herencia? ¿Por qué si o por qué no?

El rey Asuero, como antes, fue fácilmente influenciado por sus sabios (1:16-22 y 2:2-4). Aceptó el consejo de Amán: Si parece bien al rey, decrétese su destrucción (3:9a). El rey, asumiendo que las personas dispersas en cuestión eran extranjeros lejanos, hostiles a él y a su reinado, entregó su autoridad real a Amán. Entonces el rey se quitó el sello de su mano y se lo dio a Amán hijo de Hamedata, el agagueo, adversario de los judíos (3:10). Un documento se hacía oficial estampando el anillo del rey en cera en el documento mismo. El sello de cera servía como la firma del rey, representando su autoridad en todo el imperio (Ester 3:12, 8:2 y 8, Génesis 41:42, Daniel 6:17, Hageo 2:23). Al darle su anillo de sello a Amán, Asuero estaba permitiendo que el enemigo de los judíos, como ahora se llamaba a Amán, enviara una proclamación al imperio en nombre del rey.

Cuando se presentó por primera vez en 3:1, se hace referencia a Amán como hijo de Hamedata, el agagueo. Ese nombre se repite aquí, pero con la frase adicional, el adversario de los judíos. Esta fue una declaración escalofriante, porque significaba que todo el poder y la influencia del Imperio Persa estaban a punto de caer sobre los israelitas debido al orgullo arrogante de Amán. Cinco veces en el libro de Ester, Amán es llamado el adversario de los judíos (aquí, 7:6, 8:1, 9:10 y 9:24). En este momento, el poderoso motivo de venganza personal de Amán estaba oculto al rey.45

Así como Faraón le dio a José su anillo de sello como primer ministro, y segundo al mando de Egipto (vea el comentario sobre Génesis haga clic en enlace y vea Jv José como primer ministro), Asuero le dio a Amán su anillo de sello como primer ministro, y segundo al mando del Imperio Medo-Persa. La principal diferencia fue que donde José usó su poder para bien (vea el comentario sobre Génesis  JwLos Siete Años de Abundancia en Egipto llegaron a su fin, y comenzaron los Siete Años de Hambruna), Amán planeó usarlo para el mal.

La plata sea para ti (vea 3:11), literalmente se le da la plata, el rey dijo a Amán. Asuero aparentemente rechazó el dinero aquí, y 3:13 declara que a los persas se les permitiría saquear sus bienes. Sin embargo, 4:7 y 7:4 sugieren que el rey recibiría al menos parte del botín. El rey, sin verificar la información o sin preocuparse por sus súbditos, dijo: Y hazlo con la gente como quieras (3:11b). Algunas veces los gobernantes les dan autoridad a otros sin darse cuenta de las consecuencias, este parece ser el caso aquí. No se podía imaginar que la reina Ester era judía y que sería asesinada como los demás en el malvado plan de Amán.

El rey no se tomó el tiempo de descubrir más detalles. La delegación de su autoridad era imposible de evitar en el gobierno de un imperio tan grande, pero la clave es saber a quién delega. No es revelado si Asuero conocía bien a Amán. Sin embargo, la orden fue dada y los eventos que cambiaron la vida se pusieron en marcha. La gran inversión por mano de ADONAI de la “suerte” de Amán y los judíos indicada en 9:5 nos es mostrada cuando los judíos mataron a todos sus enemigos a filo de cuchillo, con mortandad y destrucción.

El rey Asuero puso su anillo de sello en el dedo de Amán y, como resultado, le dio todo el poder y la influencia del Imperio Persa. El anillo de sello demostró que él era el representante auténtico del rey. Para los creyentes de hoy, es Dios quien nos establece en Cristo, nos ha ungido, nos ha sellado y nos ha dado como garantía al Espíritu en nuestros corazones (2 Corintios 1:21-22). El anillo de sello de ADONAI, Su sello de propiedad, por así decirlo, fue el Espíritu Santo, nos da a nosotros todo el poder e influencia del Reino de Dios, y prueba que somos representantes auténticos del Rey de reyes (Apocalipsis 19:16).

Por muy admirables que ellos fuesen, la afirmación definitiva de la autenticidad de Pablo como el mensajero de ADONAI no era su lealtad, honestidad, confiabilidad o cualquier otro rasgo personal. Fue lo que el Señor había hecho por él. El rabino Saulo describe cuatro obras eternas que Dios había hecho en su vida con cuatro verbos: establecer, ungir, amar y dar.

Primero, Dios nos establece en Cristo en el momento de la salvación. Esta es la obra de la gracia salvadora que pone a los creyentes en unión con Él (Romanos 8:1, 16:11; 1 Corintios 1:30, 3:1, 7:22; Gálatas 2:20; Efesios 5:8; Colosenses 1:2 y 28, 4:7) y entre ellos. La autenticidad de Pablo estaba tan interconectada con la de la iglesia en Corinto, que negar su relación con ellos hubiera sido negar la realidad de su propia vida espiritual. Debido a que eran hermanos creyentes, al atacar la autenticidad de Pablo, estaban desgarrando el tejido de la unidad espiritual de la iglesia. Como el rabino Saulo era su padre espiritual (1 Corintios 4:15), negar su autenticidad fue, en sentido figurado, cortar la rama en la que ellos estaban sentados.

En segundo lugar, ADONAI nos ha ungido. Ungir a alguien es comisionarlo para el servicio (Éxodo 28:41; Números 3:31; I Samuel 15:1; 16:1-13, II Samuel 2:4; I Reyes 1:39, 5:1, 19:16; Salmo 89:20). El verbo griego jrío (o chrio), significa ungido, aparece cuatro veces en el Nuevo Pacto, cada vez que se refiere a Yeshua (Lucas 4:18; Hechos 4:27 y 10:38, Hebreos 1:9). El sustantivo relacionado chrisma describe la unción que todos los creyentes tienen cuando están habitados por el Espíritu Santo (vea el comentario sobre La vida de Cristo Bw – Lo que Dios hace por nosotros en el momento de la fe).

En tercer lugar, nos selló. La palabra griega sfragízo, o sellada, se refiere a estampar una marca de identificación en algo. Cuando Amán tomó su anillo de oro y lo presionó en cera blanda en un documento, lo selló con la marca del rey. Esto también se refiere a que los creyentes sean sellados con el sello del REY, que es el Espíritu Santo, cuya presencia los identifica como Su posesión verdadera y eterna, a quienes Él protegerá y guardará. Habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo prometido, que es arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión, para alabanza de su gloria (Efesios 1:13b-14a).

En cuarto lugar, el Señor les dio a los creyentes el Espíritu Santo en sus corazones como una promesa. El Espíritu Santo que mora en nosotros no solo es la unción y el sello, sino también el pago inicial o la garantía de la herencia eterna de los creyentes, la primera entrega de la gloria futura. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, el Mesías, que según su gran misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por medio de la resurrección de Jesús el Mesías de entre los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros (Primera Pedro 1:3-4). Y el que nos destinó a eso mismo es Dios; quien nos dio las arras del Espíritu (2 Corintios 5:5).46

Querido Padre celestial, le agradecemos por su amoroso cuidado. Gracias por preocuparse por nosotros, incluso cuando no somos conscientes de Usted. Gracias por amarnos primero y enviar a Su Hijo a morir en nuestro nombre. Sus dones nunca terminan, como es nuestra alabanza por usted. Cuando lleguemos al final de nosotros mismos y aceptemos el gran regalo de Su Hijo, gracias por sellarnos con la marca de Su Reino, garantizando nuestra herencia. También vosotros, habiendo oído la palabra de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo prometido, que es arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión, para alabanza de su gloria (Efesios 1:13-14).

Te alabamos por Tu gran amor, misericordia y por pagar el precio por nuestro pecado. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia para los que lo temen (Salmos 103:11). ¡Cuán agradecidos estamos tus hijos por el gozo de que un día, pronto, viviremos contigo en Tu santo cielo de paz y gozo por toda la eternidad! Te alabamos por dar la justicia de Yeshua a todos los que te aman, como la llave de entrada al cielo. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en Él (2 Corintios 5:21). ¡Tus hijos te adoramos, querido papá! En el santo nombre de Yeshua y el poder de Su resurrección. Amén.

 

Ntd: En esta traducción se empleó la BTX 3º edición.