La serpiente me engañó y comí
3: 9-13

La serpiente me engañó y comí ESCUDRIÑAR: ¿Por qué hace Dios estas preguntas? ¿Cuál es Su intención? ¿Por qué ADONAI se dirigió primero a Adán? ¿No fue Eva quien condujo a Adán al pecado? ¿Qué quiere el Señor de Adán?

REFLEXIONAR: ¿Cuándo fue la última vez que fue llamado al arrepentimiento por Dios? ¿Cómo respondió? Hubo consecuencias, o recibió misericordia? ¿Cómo maneja las consecuencias de sus acciones? ¿Está arrepentido o resentido? ¿Acepta la responsabilidad o culpa al diablo (Santiago 1:13-15)?

Mientras Adán y Eva se escondían de ADONAI, Dios los estaba tratando con intención misericordiosa. La Biblia enseña que el Señor es perdonador, clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor (Nehemías 9:17b). Aquí Él buscaba algo de honestidad para tener la oportunidad de perdonar. Es importante entender que ser perdonado no significa que no hay consecuencias para nuestras acciones. Un asesino puede ser perdonado, pero él o ella va a la cárcel. Las consecuencias para la serpiente, para Eva y Adán vendrán pronto. Pero por el momento, Dios quiere confesión. Lo primero es lo primero. Y, a pesar de que Eva había pecado primero, el Señor se dirige a Adán porque es el responsable de lo que sucede en el matrimonio (haga clic en el enlace y vea BfDesearás a tu marido y él te dominará). Luego, ADONAI, El Señor llamó al hombre (3:9a).

ADONAI, Dios formula cuatro preguntas aquí, y la primera pregunta que hace a Adán es: ¿dónde estás? (3:9b). Obviamente sabía dónde estaba Adán ya que Él conoce los más íntimos secretos (Salmo 44:21). El verdadero problema era ¿por qué él se escondió? Esta es muy similar a otras preguntas de Dios. Él quiere que se admita la culpabilidad. El Señor le preguntó a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel (4:9)?; Y Él le pregunta a Agar: ¿de dónde vienes y a dónde vas? (16:8)?

Adán respondió: Escuché que andabas por el jardín, (u he oído tu sonido en el huerto). Adán no estaba respondiendo a la pregunta de Dios (¿Dónde estás?), sin embargo, él estaba respondiendo a la implicación de la pregunta: ¿Por qué te escondes? Adán responde: tuve miedo. Aquí admite que la razón de su miedo viene de dentro de él, y no de Dios el Señor. Este fue un temor a Elohim que Adán nunca había experimentado antes. Luego él da la razón de su temor: porque estoy desnudo. Su temor no es tanto el resultado de su desnudez, sino que era resultado del conocimiento de su naturaleza pecaminosa. Concluye diciendo: por eso me escondí (3:10). En este momento él no declara contra Eva. Él usa (yo) primera persona del singular, no nosotros. Pero su caballerosidad no durará mucho tiempo.

Entonces ADONAI, Dios plantea una segunda pregunta diseñada para que Adán confesara lo que había hecho: ¿Quién te ha dicho que estás desnudo (3:11a)? ¡Normalmente, si estás desnudo, tú lo sabes! La implicación detrás de la pregunta era esta, ¿cuál es la fuente de tu conocimiento, de tu sentimiento de culpa y vergüenza? Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas (Hebreos 4:13). La pregunta del Señor a Adán, por lo tanto, no está diseñada para extraer información, sino que fue diseñada para investigar la conciencia de Adán por el bien de Adán – para sacar una confesión.63

Ahora viene la tercera pregunta. Aquí ADONAI va de lo general a lo específico. Pregunta: ¿Acaso has comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer (3:11b)? Esto demuestra que el Señor Dios sabía de su pecado y le estaba dando la oportunidad de pedir perdón. La pregunta pide una confesión, pero la respuesta de Adán intenta sacarse la culpa. De hecho, él comienza indirectamente culpando a Dios mismo, dice: La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí. ¡Después de todo, era Elohim quien creó a Eva! Adán no se hace responsable y se hace la víctima. Cuan contemporáneo es esto en nuestra propia sociedad, los delincuentes quieren pasar por víctimas. Esto demuestra que el pecado había corrompido a Adán rápida y completamente. Por último, al igual que la letra pequeña en la parte inferior de un anuncio, su participación viene sólo después de reducir al mínimo su intervención en el pecado: y yo comí (3:12b).

Finalmente, Dios hace la cuarta pregunta: ¿Qué es lo que has hecho (3:13a)? Esta es la única pregunta dirigida directamente a Eva. Ella respondió: La serpiente me engañó. Ella también culpa a otro. ¡Fue culpa de la serpiente! Al menos ella no culpa al Señor. Ella no dijo: Fue la serpiente que tu creaste. Tampoco dijo: fue el hombre que creaste que no me detuvo. Eva admite que ella fue engañada, y finalmente confiesa: y comí (3:13b). En lugar de arrepentimiento y tristeza, hubo culpa. Adán culpó a Eva. Eva culpó a la serpiente. Todo era repugnante. La muerte estaba en el aire, y sus pérdidas fueron incalculables.

Oh, las cosas que nosotros tendríamos si tomáramos la opción de arrepentirnos a tiempo. Las decisiones apresuradas, palabras precipitadas y acciones irreflexivas que parecen bien en un momento sólo llevan a fracasar, herir, cerrar puertas, y distanciamientos que parecen irreparables. ¿Habrá Eva revido una y otra vez ese momento fatídico en que ella creyó la mentira y mordió el fruto? ¿Estaría deprimida por haber perdido el Edén y por la grieta que había invadido su matrimonio? ¿las lágrimas derramadas fueron por la pérdida del acceso a Dios? Sólo sabemos que su mundo, la vida, su cuerpo, su matrimonio, su trabajo y su relación con ADONAI, Dios – todo cambió para siempre.

Su admisión también se produce al final de la frase. Al igual que Adán, el pecado la había corrompido totalmente. Pero su confesión no la libera de su culpabilidad. Sí, la serpiente la había engañado, pero ella voluntariamente había desobedecido una orden clara de Elohim. Las consecuencias de su pecado ahora serían efectivas. El orden de pecado fue: la serpiente pecó primero, y luego la mujer y el hombre, este sería el mismo orden de Su juicio. Así que Dios dirige ahora su atención a la serpiente.

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