El Fruto del Espíritu es Amor
Gálatas 5:22a y
Primera Corintios 13:1-8a
El fruto del Espíritu es el amor ESCUDRIÑAR: ¿Con qué contrasta Pablo el fruto del Espíritu Santo? ¿Por qué es importante entender que la palabra fruto es singular? ¿Con qué se puede comparar el fruto de Espíritu Santo? ¿Cuáles eran las cuatro palabras para “amor” disponibles durante el tiempo de Brit Hadashah? ¿Cómo es el “amor ágape”? ¿Cuáles son las nueve evidencias del fruto del Espíritu Santo? ¿A qué apunta la primera agrupación del fruto?
REFLEXIONAR: ¿Cómo definiría el amor en una sola oración? Dado que todas estas nueve evidencias deberían ser ciertas en usted, ¿en cuál uno o dos diría que necesita trabajar más? ¿Puede fingir un “amor ágape”? Explique. ¿Alguna vez se ha convertido en un címbalo que retiñe? ¿Por qué? ¿Cómo puede cambiar eso? ¿A quién puede mostrarle amor esta semana?
Cuando Pablo habló de caminar por el Espíritu Santo, no se refería a seguir tras visiones y revelaciones místicas (haga clic en el enlace y vea Bv – Caminar por el Espíritu Santo, y no por los deseos de la carne). En cambio, proporcionó una lista de atributos que describen a una persona dirigida por el Espíritu Santo. Así, la evidencia del fruto del Espíritu Santo es una vida cambiada. Pablo presenta ahora el camino correcto según el cual deben andar los fieles a Dios en Cristo Jesús. El fruto contrasta con las obras de la carne. El fruto del Espíritu Santo simplemente nos muestra las cualidades que caracterizan el Reino de Dios. Pero el fruto del espíritu es amor, gozo y paz; paciencia, benignidad y bondad; fidelidad, mansedumbre y templanza; en contra de tales cosas, no hay ley (5:22-23). Pero, en contraste con las obras de la carne, el fruto del Espíritu Santo (singular, como un racimo de uvas) es amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad (o benignidad), bondad, fidelidad, mansedumbre y templanza. Todos estos elementos deben ser parte de su vida mientras permite que el Espíritu Santo fluya a través de usted.
Cuando llegamos al fruto del Espíritu en 5:22 y 23, el primer grupo de tres, amor, gozo y paz, están dirigidos a Dios, todo fluye de eso; el segundo grupo de tres, paciencia, amabilidad y bondad son hacia el hombre, cómo nos tratamos unos a otros, y el tercer grupo de tres, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio propio son hacia adentro, es cómo nos convertimos en lo que ADONAI quiere que seamos.
El fruto del Espíritu Santo es el amor (griego: ágape). Vivimos en una sociedad que está fascinada con el amor. En las películas tenemos historias de amor. Está en los libros, tenemos novelas y romances. También está en la música. Simplemente impregna nuestra sociedad. Sin embargo, con ese énfasis es sorprendente lo pervertida y distorsionada que se ha vuelto la idea del amor. Es como si realmente no supiéramos lo que significa el amor. Ahora, estaría de acuerdo en que el amor es una palabra difícil de definir. Es difícil encontrar una definición de una sola oración para el amor. Alguien dijo una vez: “El amor es un sentimiento que sientes cuando sientes un sentimiento que nunca antes habías sentido”.
Amor, una palabra difícil de definir. Y parte de la razón de eso está en nuestra cultura, solo tenemos una palabra para amor. “Amo la pizza, amo mi país, amo mi nuevo par de zapatos”. Pero, curiosamente, usamos esa misma palabra para decir: “Amo a mi madre”. ¿Cómo puede amar la pizza y amar a su madre de la misma manera? Usted no puede. Pero ese no fue el caso en el Nuevo Pacto. Tenían al menos cuatro palabras que podían usar que eran los diferentes elementos del amor. Todas se traducen amor, pero significan cosas diferentes. La primera fue la palabra griega eros, que es una atracción física, una atracción sexual. La palabra erótico, proviene de la palabra eros. Curiosamente, esta palabra no se usa en el Nuevo Pacto. La segunda palabra griega fue storgé, que describe un amor familiar. Es el amor que un hermano tiene por su hermana, o un padre tiene por un hijo. Nos amamos porque somos familia. Una tercera palabra que estaba disponible para ellos era phileo. Describía el amor que un amigo siente por otro. Era el tipo de amor que Jonatán y David tenían el uno por el otro. No era un tipo de amor eros, era un tipo de amor phileo.
La cuarta y principal palabra disponible para amor era ágape. Curiosamente, esa palabra no se usó en la literatura griega hasta la época de la Septuaginta, o el Nuevo Testamento griego. Es una palabra que sale del corazón mismo de YHVH. Es un amor divino que fluye de ADONAI a través de nosotros cuando nos convertimos en conductos de Su amor. Y nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios tiene hacia nosotros. Dios es amor, y el que permanece en el amor, permanece en Dios, y Dios permanece en él (Primera Juan 4:16). Es el tipo de amor ágape que Dios tiene por nosotros. La esperanza no será avergonzada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado (Romanos 5:5). El amor ágape es la forma de amor que más refleja la elección personal, no refiriéndose meramente a emociones placenteras o buenos sentimientos, sino al sacrificio voluntario. Pero Dios demuestra su mismo amor hacia nosotros en que, siendo nosotros aún pecadores, el Mesías murió por nosotros (Romanos 5:8). Dios demuestra su propio amor ágape. Yeshua el Mesías es el ejemplo supremo de este tipo de amor ágape (1 Juan 3:16). Para los creyentes, el amor no es una opción sino un mandato: y andad en amor ágape, como el Mesías también nos amó, y se entregó por nosotros en ofrenda y sacrificio a Dios para olor fragante (Efesios 5:2).
El amor ágape es la evidencia principal del fruto del Espíritu Santo. Y sobre todas estas cosas, el amor ágape, que es el vínculo perfecto (Colosenses 3:14). Si va a tener las otras evidencias del fruto del Espíritu, si van a ser mostradas en su vida, comience con el amor ágape, el amor de Dios. Sin embargo, ese mandato no puede cumplirse sin el Espíritu Santo, la fuente de esta y todas las demás expresiones del fruto espiritual. Este tiene que fluir de Dios a través de nosotros. Usted no puede fingir este tipo de amor por su cuenta. ¿No le gustaría saber cómo sería el amor ágape en su vida? Veamos Primera de Corintios.
Pablo escribió: Si yo hablara en lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como el bronce que resuena, o un címbalo que retiñe (Primera Corintios 13:1). Las más grandes verdades dichas de la mejor manera se quedan cortas si no se hablan con amor. Sin el amor ágape, incluso quien dice la verdad con elocuencia sobrenatural se convierte en ruido. Pablo dice que incluso el don de profecía necesitaba ser ministrado desde el amor ágape. Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y toda la ciencia, y si tuviera toda la fe, de tal manera que removiera montañas, y no tuviera amor, nada soy. (Primera Corintios 13:2). Esa comprensión espiritual no serviría de nada sin el supremo fruto espiritual del amor. Y aun si repartiera todas mis posesiones, y entregara mi cuerpo para gloriarme, y no tuviera amor, de nada me sirve (Primera Corintios 13:3). Los rabinos enseñaron que la gente nunca necesita dar más del veinte por ciento, por lo que la ilustración de Pablo sugiere una generosidad inaudita. Cuando la persecución de la Iglesia primitiva se volvió intensa, algunos creyentes en realidad, buscaron el martirio como una forma de hacerse famosos o de obtener un crédito celestial especial. Pero cuando el sacrificio está motivado por el interés propio y el orgullo, pierde su valor espiritual. Incluso, aceptar la muerte agonizante de nada sirve si no se hace sin el amor divino. La persona sin amor no produce nada, no es nada y no gana nada.141
El amor es sufrido, el amor es bondadoso, el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece, no actúa indebidamente, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal (Primera Corintios 13:4-5). Aquí encontramos la descripción bíblica más completa de la plenitud del amor ágape. Pablo hace brillar su ágape a través de un prisma y si se quiere, vemos un espectro de quince de sus colores y matices de amor. Cada rayo da una faceta, una propiedad, del amor ágape. A diferencia de la mayoría de las traducciones, que incluyen varios adjetivos, las formas griegas de todas estas propiedades son verbos. No se enfocan tanto en lo que es el amor como en lo que el amor hace y no hace. El amor ágape es activo, no abstracto ni pasivo. No sólo se siente paciente, sino que practica la paciencia. No tiene simplemente sentimientos amables, sino que hace cosas amables. No sólo reconoce la verdad, se regocija en la verdad. El amor es completamente ágape solo cuando este actúa: hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino con obra y de verdad (Primera Juan 3:18).
El propósito del prisma de Pablo no es dar un análisis técnico del amor, sino dividirlo en partes más pequeñas para que podamos comprender y aplicar más fácilmente su rico y completo significado. Como toda la Palabra de Dios, no podemos realmente comenzar a entender el ágape hasta que comencemos a aplicarlo en nuestras vidas. El propósito principal de Pablo aquí, no es meramente instruir a los corintios sino, cambiar sus hábitos de vida. Él quería que examinaran sus vidas cuidadosa y honestamente contra esas características divinas del amor. Para cambiar la metáfora, Pablo está pintando un retrato del amor ágape, y Yeshua el Mesías está sentado para el retrato.142
El amor no se alegra en la injusticia, sino que se regocija con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta (Primera Corintios 13:6-7). El amor nunca se satisface con el pecado, ya sea nuestro propio pecado o el de los demás. Hacer cosas malas es bastante malo en sí mismo; regocijarse de ellos hace que los pecados sean aún peores. Alegrarse de la injusticia es justificarla. Es hacer que lo incorrecto parezca correcto. Isaías declaró: ¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal; Que hacen de la luz tinieblas y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! (Isaías 5:20)! Eso es darle la vuelta a la verdad de Dios. El amor nunca falla. El amor nunca deja de ser. Porque las profecías serán abolidas, las lenguas cesarán, el conocimiento se acabará (Primera Corintios 13:8). A lo largo de toda la eternidad el amor ágape nunca terminará. El amor, como la Palabra de Dios, es eterno. La única forma en la que encontrará amor ágape, es el Espíritu Santo fluyendo a través de usted.
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