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Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos,
para darte esta tierra
15: 7-21

Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos, para darte esta tierra ESCUDRIÑAR: ¿Qué significan los animales partidos, la antorcha encendida y el fuego que pasó por entre las piezas cortadas? En el sueño (15:12-16) y después de cortar el pacto (15:18-20)? ¿Qué noticia es reconfortante y qué noticia es incómoda? ¿Por qué el Señor hizo contratos legales con su pueblo? ¿Y por qué hay una concesión de tierra sin requerir ninguna obediencia de Abram? ¿Por qué la demora de casi 700 años en su cumplimiento (ver 15:16 y Hebreos 11:13-16 y 20-22)?

REFLEXIONAR: ADONAI habló a Abram. ¿Cómo le habla a usted hoy? Para animar a Abram, el Señor repitió sus promesas e incluso las hizo más claras. ¿Cómo Dios lo anima en su caminar de fe? ¿Cómo está usted conectado con Abram? ¿Cuál fue la parte de Abram en el pacto del Señor comparado con su parte en el pacto de salvación? ¿Tiene sus ojos puestos en la fe?

Además, le dijo: Yo soy el SEÑOR, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. Pero Abram le preguntó: SEÑOR y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? (15:7-8). Entonces Dios renovó Su promesa de dar también a Abram la tierra. Él le dijo: “Yo soy ADONAI,” el guardián de la promesa, “que te hice salir de Ur de los caldeos, para darte en posesión esta tierra. Pero esta vez Abram pidió una señal y le dijo a su Propietario y Maestro, Adonai, Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla (15:7-8)? Por lo tanto, ADONAI, por Su gracia, concedió la petición de Abram. Lo que vendría después sería un muy notable ritual de un pacto de sangre, un sello de autenticidad de la promesa de Dios.

El SEÑOR le respondió: Tráeme (porque el pacto pertenecía a Él) una ternera, una cabra y un carnero, todos ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma (15:9).

Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió (15:10). Abram llevó todos estos animales a Él, y obedeciendo Sus instrucciones, las cortó en dos, lo que requiere el derramamiento de sangre. Este iba a ser un pacto de sangre, que se diferenciaba de otros pactos. La naturaleza de los pactos de sangre se explica en Jeremías 34:8-11 y 17-20. Un pacto de sangre comprometía la vida de los que hacían el pacto: Puesto que han violado mi pacto, y no han cumplido las estipulaciones del pacto que acordaron en mi presencia, los trataré como al novillo que cortaron en dos, y entre cuyos pedazos pasaron para rubricar el pacto (Jeremías 34:18). Así que si uno no logró mantener los términos del pacto, su sangre iba a ser derramada como la de uno de los animales. Sería como decir: “Puedo llegar a estar como esos animales muertos si no cumplo con mi parte del acuerdo.” Los animales fueron sacrificados como sustitutos de los dos que hacían el pacto. Una vez que el pacto fue hecho y las dos partes caminaban entre los animales muertos, los términos del pacto no se podían cambiar.

Otro tipo de pacto es llamado un pacto de manos, que era el apretón de manos cuando se llegaba a un acuerdo (Esdras 10:19, Ezequiel 17:18). Otro pacto era el pacto de calzados. Dos partes intercambiaban las sandalias y el pacto se aplicaba hasta que se intercambiaban de nuevo (Rut 4:7-12). Otro tipo de pacto fue el pacto de sal. En este pacto, se tomaba una pizca de sal de la bolsa de sal del otro y se ponía en su propia bolsa de sal. Por lo tanto, la pizca de la sal original, nunca se podía recuperar (Levíticos 2:13; Números 18:19 y 2 Crónicas 13:5).

Un pacto inusual ocurrió cuando Abraham envió a su siervo principal, Eliezer, de vuelta a Mesopotamia para encontrar una esposa para su hijo Isaac. El viejo patriarca quería asegurarse que Eliezer no escogiera una esposa de entre la línea maldita de los cananeos. Ella tenía que venir de la línea bendita de Sem. Entonces Abraham le dijo: Pon tu mano debajo de mi muslo (24:2b). Esto es un eufemismo para un toque de los genitales, que son la fuente de la vida. Es un firma solemne que si el pacto no se cumpliera, los hijos que tuviera Abraham vengarían la infidelidad del sirviente. Este pacto se encuentra en 24:2b y 47:29. Pero de estos cinco tipos de pactos, el pacto de sangre era, por mucho, el más importante.

Para su horror, las inmundas aves se lanzaron: Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba (15:11). Esto obviamente fue un mal presagio que se explicará más abajo.

Entonces el real pacto de sangre se llevó a cabo. Había transcurrido un día entero desde que: ADONAI lo llevó afuera y le dijo: Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes (15:5a). Toda la visión tuvo lugar de la noche al día, y en una segunda noche, al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño (15:12a). La palabra hebrea es tardemá (otardeimah), es un sobrenatural y profundo sueño en que también cayó Adán en la preparación de la creación de Eva (2:21). También cayó sobre Saúl (I Samuel 26:12). Esto es un sueño visionario (ver también Job 4:13, 33:15 y Daniel 8:18, 10:9).

Abram estaba plenamente consciente en medio de esta visión, pero: Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora (15:12). ADONAI entonces indica las siete disposiciones del Pacto.

Primera, tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña.

Segunda, allí serán esclavizados y maltratados.

Tercera, serán esclavizados y maltratados durante cuatrocientos años (15:13). La palabra maltratado aná (ó anah) es la misma palabra que se usa en Éxodo 1:11-12 para describir la opresión de Egipto sobre Israel. Egipto, al igual que las aves de rapiña, se opusieron al pacto, pero en última instancia, el pacto se cumplirá. 262 Inicialmente Abram no sabía donde serían esclavizados, pero para el momento en que lleguemos al libro de Éxodo, se hace evidente que sus amos vivirían en Egipto. Este versículo prefigura el libro de Éxodo y la manifestación exterior del aspecto de las maldiciones del pacto de ADONAI con Abram (12:3).

Cuarta, Dios castigará a la nación que los esclaviza con diez plagas (Salmos 105:27-36).

Quinta, y después que las plagas se hayan completado (15:14), tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas (Éxodo 3:21-22 y 12:35-36).

Sexta, el propio Abram iba a morir de vejez en paz, y no iba a vivir lo suficiente para ver a su pueblo esclavizado. Dios le dijo: Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano (15:15). Te, reunirás en paz (en Seol en el centro de la tierra) con tus antepasados, te enterrarán cuando ya seas muy anciano. Esto vendría a pasar, él viviría 175 años y sería enterrado en la tierra prometida (25:7-10).

Séptima, cuatro generaciones después tus descendientes volverán a Canaán. Cuatro generaciones después tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos (15:16). La Biblia indica dos períodos de tiempo diferentes con respecto a la estancia de Israel en Egipto. Primero, en Génesis 15:13 y Hechos 7:6 se nos dice que serían esclavizados y maltratados durante 400 años. Luego, en Éxodo 12:40-41 y Gálatas 3:17 se nos dice que los hijos de Israel vivieron en Egipto por 430 años. La razón de la diferencia de años es que la esclavitud comenzó 30 años después de que los israelitas llegaron a Egipto. Su maltrato se inició con un rey que no había conocido a José (Éxodo 1:8).

ADONAI es un cumplidor de promesas. Cuando nos fijamos en Éxodo 6:16-26 encontramos que fue exactamente la cuarta generación de los hijos de Israel la que salió de Egipto y regresaron a Canaán. La primera generación fue Leví, el hijo de Jacob, que entraron en Egipto en la época en que su padre y sus hermanos lo hicieron (Éxodo 6:16). La segunda generación fue Coat que era un hijo de Leví (Éxodo 6:16). La tercera generación fue Amram (o Amirán), hijo de Coat (Éxodo 6:18). Y la cuarta generación nos lleva a Moisés y Aarón, que eran los hijos de Amram (Éxodo 6:20), y estos fueron los que sacaron a Israel de Egipto.263 Cada generación tuvo cien años.

La razón por la que el Señor retrasó 400 años para que los israelitas heredaran la tierra prometida, fue permitir que la iniquidad de los amorreos (Levítico 18:24-30, 20:22-27 y Deuteronomio 18:9-14) llegue al colmo antes que Él los juzgase (15:16). Elohim no castiga a las naciones hasta que su medida de iniquidad o pecado está llena. Los amorreos representan a todos los pueblos de Canaán, y se mencionan porque eran los más poderosos de todos. ADONAI toleró sus pecados hasta que Israel, bajo Josué, conquistó Palestina. A continuación, el cumplimiento de las promesas a Abram implicaría un juicio sobre los cananeos que sería ojo por ojo (Levítico 24:20). La simiente de Abram tendría la Tierra – pero ni una hora antes de la justicia absoluta requerida para esto. Dios tuvo mucho que ver antes de cumplir con su promesa, que incluye la disciplina de Su nación para ser aptos para recibir la promesa. Ver esto de antemano para Abram fue horrible, como ver a las aves de rapiña (ver 15:11).264

Después que ADONAI dio las siete disposiciones, la gloria del Señor, o la Gloria Shekina selló el pacto (vea el comentario sobre Isaías Ju – La gloria del Señor brilla sobre ti). Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados (15:17). Abram vio la gloria Shekina, o la manifestación visible de la presencia de Dios. La Shekina aparecía como una luz, como un fuego, como una nube, o alguna combinación de estas tres cosas. Al igual que en varios otros lugares de la Biblia, cuando los humanos vieron manifestaciones sobrenaturales de la presencia de Dios, utilizaron palabras y referencias con las que estaba familiarizados para tratar de describir lo que veían. Ezequiel había de describir difícilmente los cuatro seres vivientes (Ezequiel 1:4-28), y Juan tuvo problemas para describir a alguien como Hijo del Hombre (Apocalipsis 1:12-18). Y aquí, cuando Abram ve la gloria Shekina, por primera vez, las únicas palabras que conoce para describir lo que ve es una hornilla humeante y una antorcha encendida. Pero, de hecho, es que era la gloria Shekina que pasaban entre animales descuartizados sacrificados (15:17).

Había dos cosas que no eran normales acerca de este pacto de sangre. En primer lugar, normalmente se hacía con un animal y aquí se hizo con cinco animales. En segundo lugar, normalmente las dos partes del pacto de sangre caminaban entre las piezas del animal dividido, haciendo compromiso entre ambas partes en el pacto. Pero aquí, ADONAI, y Abram no caminaron entre los pedazos de los cinco animales; sólo la gloria Shekina pasaría entre las piezas. Esto demostró que el pacto de sangre era incondicional : que Dios cumpliría las promesas del pacto y que dependía de Él y no de Abram. Abram no tiene parte en la realización del pacto, así que nada que Abram hiciera podría provocar su cancelación. Tú y yo no contribuimos en nada a nuestra salvación: Yeshua lo hizo todo. Todo lo que debemos hacer, lo único que podemos hacer, es poner nuestra fe, confianza y creencia en Cristo. Él es el que va a salvarnos. 265

En aquel día el SEÑOR hizo un pacto con Abram. Le dijo: A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates (15:18). Luego se selló el pacto de sangre. En aquel día el Señor bajó e hizo (literalmente cortó), un pacto con Abram (15:18a). Así que lo que se prometió verbalmente en los capítulos 12 y 13, está ahora visiblemente sellado. Cualquier cosa que se añada no puede cambiar los términos originales del pacto. Las adiciones se pueden hacer y se harán, pero ninguna de estas adiciones cambian los términos originales. 266 Ésta es la tercera confirmación de la alianza de Dios con Abraham (12:1-3, 13:14-17, aquí, 17:1-8 y 22:15-18).

En este capítulo hay dos elementos principales del Pacto de Dios con Abram. El primero es el hecho de que un hijo nacería a Abram, como se ve en el versículo 4, y el segundo, se ve aquí, se refiere a la Tierra. El Señor describe en detalle los límites geográficos de la tierra de Israel. El dijo: A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto rama más oriental (Wadi el-Arish, no el río Nilo) hasta el río grande, el Éufrates (15:18b). Israel nunca ha poseído esta tierra en su totalidad, pero lo hará cuando el Mesías regrese a establecer Su Reino (vea el comentario sobre Apocalipsis Fj Mi pueblo elegido heredarán Mis Montes).267

Los rabinos enseñan que la promesa, a tus descendientes les daré esta tierra, se hizo varias veces a Abram, y cada una era necesaria. Cuando entró en la tierra que Dios le dijo: A tu descendencia daré esta tierra (12:7), se indica solo por lo que él se había ido a Siquen. Cuando sus méritos en el tierra habían aumentado, Dios fue más allá y dijo: porque toda la tierra que tú ves te la daré a ti y a tu descendencia para siempre (13:15). Esto era a la vez más amplio y también tenía la adición de: y a tu descendencia para siempre. Aquí en 15:18-21 Dios define los límites y las naciones que serían despojadas, e hizo, además, un pacto que Él no iba a perder por el pecado. Por último, cuando la promesa es repetida cuando Abraham es circuncidado, Dios le añadirá que sería heredad perpetua (17:8), lo que significa que incluso si sus hijos deberían ser desterrados, volverían.

Estas tribus cananeas, quenitas, quenizitas, cadmoneos, hititas, ferezeos, refaítas, amorreos, cananeos, gergeseos y jebuseos (Gen. 15:19-21) fueron desposeídas posteriormente por Josué. Esta es la lista más completa de los habitantes de Canaán en la Biblia.

Lo que distinguía a Abram era su vista puesta en la fe. Él podía ver más allá del aquí y el ahora lo que le esperaba en la vida con Dios después de que su cuerpo muriera. 268 Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor (Hebreos 11:8-10). Haríamos bien en desarrollar nuestra propia vista en la fe.

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