Tu hermano Esaú te quiere matar,
huye a Harán a lo de mi hermano Labán
27: 41-45

Tu hermano Esaú te quiere matar, huye a Harán a lo de mi hermano Labán ESCUDRIÑAR: ¿Cuál fue el miedo de Rebeca? ¿Se justificaban sus temores? ¿Cuál era su plan? ¿Qué le hubiera pasado a Esaú si hubiera matado a su hermano? ¿Cuando ella vería a Jacob de nuevo? ¿Por qué?

REFLEXIONAR: ¿Cuándo usted ha guardado rencor por un largo plazo? Si esa persona es un creyente ¿está usted tomando la comunión indignamente (I Corintios 11:18)? ¿Todavía está aferrado a esto? ¿Cómo le ha afectado? ¿Cómo esto ha afectado a los que le rodean?

Y aborreció Esaú a Jacob por la bendición con que lo había bendecido su padre, y dijo Esaú en su corazón: Se acercan los días del luto de mi padre, entonces podré matar a Jacob mi hermano. Cuando le anunciaron a Rebeca las palabras de Esaú su hijo mayor, envió a llamar a Jacob su hijo menor, y le dijo: Mira, tu hermano Esaú se consuela con la idea de matarte (27:41-42 BTX). Entonces las quejas y las lágrimas de Esaú se habían convertido en odio hacia su hermano. No hubo arrepentimiento genuino en él. Por lo tanto, aborreció Esaú a Jacob (hebreo: Ya’akov) por la bendición con que lo había bendecido su padre. Luego hizo una resolución: esperar que su padre muriera pronto. Él se dijo a sí mismo: se acercan los días del luto de mi padre, aunque Isaac iba a vivir por otros 43 años. Luego, se comprometió: entonces podré matar a Jacob mi hermano. Para él, la vida no valía la pena vivirla si no podía deshacerse de Jacob. Sus palabras fueron escuchadas amenazantes y llamó la atención de su madre. Rebeca una vez más tomó acción como en (27:5-13), diciendo: Esaú se consuela con la idea de matarte.

Ahora pues, hijo mío, obedece mi voz. Levántate y huye a Harán, adonde Labán, mi hermano, y mora con él algunos días hasta que se calme la furia de tu hermano (BTX 27:43-44). Una vez más, vemos a Rebeca tomar rápidamente las cosas en sus propias manos cuando ella dijo: huye a Harán, adonde Labán, mi hermano (27:43). Se trata de una distancia de 724 km, una distancia muy larga en camello por esos días. Así que tendría que perder a Jacob para salvarlo. Ella instruyó: mora con él algunos días hasta que se calme la furia de tu hermano. Sabiendo lo que era Esaú exaltado, ella asumió que su ira pasaría rápidamente y Ya’akov pronto podría regresar.

Hasta que se aplaque la ira de tu hermano contra ti y olvide lo que le hiciste. Entonces te enviaré a traer de allá. ¿Por qué he de ser privada de vosotros dos en un solo día? (27:45). Cuando se aplaque la ira de tu hermano contra ti y olvide lo que le hiciste (27:45a). Esto indica que ella sabía que iba a tomar tiempo para que la herida sanara. Ella estaba en lo cierto al suponer que finalmente Esaú prosperaría materialmente y sería indulgente para con su hermano Jacob (33:1-16). Entonces te enviaré a traer de allá (27:45b). Pero esto nunca sucederá porque ella va a morir antes de que esto pudiera tener lugar. Su miedo era el siguiente: ¿Por qué he de ser privada de vosotros dos en un solo día? (27:45c)? Si Esaú hubiera matado a su hermano, él habría tenido que ser ejecutado de acuerdo con el pacto de Dios con Noé. Si alguien derrama la sangre de un ser humano, otro ser humano derramará la suya, porque el ser humano ha sido creado a imagen de Dios mismo (Génesis 9:6, y ver también II Samuel 14:6-7).

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