José interpreta los sueños del faraón
41: 1-8

José interpreta los sueños del faraón ESCUDRIÑAR: ¿Cómo usted explica el importante papel que juegan los sueños en los capítulos 37, 40 y 41? ¿Qué evidencia hay que a través de sueños, ADONAI controla los acontecimientos humanos? ¿Qué similitud tienen estos sueños entre ellos? ¿En qué se diferencian?

REFLEXIONAR: Cuando necesite orientación en su vida, ¿a dónde va acudir? ¿A sus amigos? ¿A libros de autoayuda? ¿A la Biblia? ¿A su horóscopo? ¿O a la oración?

Los sueños importantes en la vida de José siempre parecían venir de dos en dos. En primer lugar, él mismo tuvo dos sueños (37:5-9); luego él interpretó los sueños del copero y el panadero (40:1-23); y ahora, el Faraón, rey de Egipto, tuvo dos sueños. Aún así, los sueños del Faraón sucedieron dos años después de su interpretación de los sueños del copero y el panadero. Al final de dos años exactos, sucedió que Faraón soñaba. Y he aquí estaba en pie junto al Nilo (41:1).

Y del Nilo subían siete vacas gordas y de hermoso aspecto, que apacentaban en el juncal. Las vacas deben haber impresionado a Faraón especialmente en un sentido religioso, porque la vaca era el símbolo de Isis, la venerada diosa egipcia de la fertilidad. Tras ellas, subían del Nilo otras siete vacas de mal aspecto y enjutas de carne, y se paraban junto a aquellas vacas a la orilla del Nilo. Y las vacas de mal aspecto y enjutas de carne devoraban a las siete vacas gordas y de hermoso aspecto. Y despertó Faraón. En el libro egipcio “Libro de los Muertos”, la principal escritura del antiguo Egipto, Osiris, es el dios de la vegetación y del inframundo y se representa como un gran toro acompañado por siete vacas. Entonces, inesperadamente, otras siete vacas feas y flacas subieron del Nilo y devoraban a las siete vacas gordas y de hermoso aspecto. Tal cosa sólo podía suceder en un sueño, pero era tan impactante que despertó Faraón (41:2-4).

Y se volvió a dormir, y soñó por segunda vez, y he aquí siete espigas gordas y buenas crecían de un mismo tallo. Sin embargo, he ahí otras siete espigas menudas y resecas por el viento oriental brotaban después de ellas (41:5-6). Pero se volvió a dormir y soñó por segunda vez. Él estaba afuera mirando un campo de granos, común en las llanuras fértiles de Egipto. Mientras él miraba: he aquí siete espigas gordas y buenas crecían de un mismo tallo. Una vez más, el Faraón debe haber quedado impresionado con la riqueza de Egipto, conocido por todos como el granero del mundo antiguo. Pero entonces sucedió otra vez: otras siete espigas menudas y resecas por el viento oriental brotaban después de ellas. (Véase Ezequiel 17:10, Oseas 13:15-16). Y las siete espigas menudas devoraban a las siete espigas llenas y gordas. Y Faraón despertó. Había sido un sueño (41:7). El sueño era tan real para él, que fue cuando se despertó que se dio cuenta de que había sido sólo un sueño. Como él era considerado un dios, era inusual que solicitara la interpretación de sus sueños. El sabía lo suficiente como para estar preocupado, pero no lo suficiente para ser su propio intérprete. Se revolvió toda la noche en su cama porque los sueños parecían ser muy reales. Los egipcios creían que cuando los sueños se repetían o llegaban en dos juntos estos eran especiales, por lo que se determinó en conseguir alguna ayuda.

Y sucedió que por la mañana, conturbado su espíritu, envió a llamar a todos los magos de Egipto y a todos sus sabios, y Faraón les contó su sueño. Pero no había quien los interpretara a Faraón (41:8). Por la mañana, su mente estaba en problemas, por lo que envió a llamar a los dos grupos. En primer lugar, mandó llamar a todos los magos, o (en hebreo) chartumin, que significa escribas sagrados. Eran de mismo oficio que los hombres que se opusieron a Moisés en Éxodo 7:11 cuando ellos arrojaron sus varas, convirtiéndose en serpientes. En segundo lugar, mandó llamar a todos los sabios, que eran los sacerdotes expertos en el oficio de curar y de la magia en Egipto. Ellos eran una orden de sacerdotes egipcios que entendían los escritos jeroglíficos sagrados. Ellos cultivaban el conocimiento de las artes y las ciencias, interpretaban los sueños, practicaban la adivinación y la predicción, y se supone que poseían las artes secretas. Estos eran los oficios que tenían los magos de Daniel 1:20, 2:1-23 y Mateo 2:1-12.632 Faraón dijo a los dos grupos sus sueños, pero no había quien los interpretara a Faraón a pesar de que se suponía que ellos eran los expertos.

Más tarde, otro grupo de magos en Babilonia también sería incapaz de interpretar el sueño de un rey, y ADONAI usaría otro esclavo hebreo, Daniel, para mostrar que no importa lo poderosa que puede ser una nación, no está más allá del control soberano de Dios (Daniel 2:1-49).633

En el antiguo Egipto, la gente creía que el verdadero poder en el universo era mágico. Se basaron en magia como presagios, brujería, adivinación, predicción y la interpretación de sueños para manipular “a los dioses” para su propio beneficio. Este era un medio para determinar el futuro y proporcionar la comprensión de la realidad. Lo mismo es cierto para muchos hoy en día que dependen de la astrología y otros instrumentos de la Nueva Era para proporcionar sentido a la vida. Pero, al igual que en la historia de José, los magos no tienen las respuestas. El significado y propósito pertenecen al Creador, y hay que descansar en Él con el fin de tener significado y satisfacción en la vida.634

Cuando todos los magos y sabios fueron llamados y el Faraón les contó sus sueños, el jefe de los coperos estaba escuchando. Después de todo, su posición era estar al lado de Faraón y atender a todas sus necesidades. Cuando ninguno de los magos podría dar una interpretación a Faraón, el copero se acordó de José.635

Parashá 10: miKetz (al final) 41:1-44:17
(vea el comentario sobre Deuteronomio Af – Parashá)

Las personas claves incluye al Faraón, su copero, José, su esposa Asenat, Manasés, Efraín, Jacob y los once hijos.

Las escenas incluyen el Nilo, Egipto y Canaán.

Los Eventos Principales incluyen el sueño de Faraón, la interpretación de José, José elevado a Primer Ministro de Egipto, preparándose para la inminente hambruna, la visita de los hermanos, Simeón encarcelado, la solicitud de José de ver a Benjamín, una segunda visita, la trampa para incriminar a Benjamín con una copa robada, la persecución y la acusación, y Benjamín condenado a muerte.

Ntd: En esta traducción se empleó la BTX 3º edición.

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