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La Fe de Abraham
11: 8-19

La fe de Abraham ESUDRIÑAR: ¿Qué hace de Abraham un buen modelo de vida de fe? ¿Fue Abraham criado en un ambiente piadoso? ¿Qué demanda la salvación? Defina mundanalidad. ¿Cómo se demuestra la fe en los tres ejemplos de la vida de Abraham? ¿Qué obstáculos tuvo que superar? ¿Qué cambió para él? ¿Qué cambió para su familia? ¿De qué cuatro maneras fracasó miserablemente Abraham en su vida? ¿Por qué no leemos acerca de esos fracasos aquí en el Salón de la Fe? ¿De qué manera se vio la paciencia de Abraham en su vida? ¿Qué motivó a Abraham a ser paciente en su fe?

REFLEXIONAR: Si ADONAI ha olvidado los pecados de Abraham ¿qué significa eso para usted y sus pecados? Así como Abraham era extranjero y forastero en la Tierra Prometida, así los creyentes son forasteros en este mundo. Nuestra ciudadanía está en los cielos (Filipenses 3:20), y nuestra existencia terrenal es solo temporal. ¿Sus prioridades reflejan ese hecho, o está en peligro de tener una mente tan terrenal que no sea bueno para el cielo? ¿Sus metas en la vida son diferentes de las de sus amigos mundanos, o está persiguiendo las mismas cosas que ellos? Medite en Mateo 6:33 esta semana y pregúntele a Dios si sus prioridades coinciden con Su programa: Buscad, pues, primeramente el reino y la justicia de Él, y todas estas cosas os serán añadidas.311

El Brit Hadashah aclara que Abraham fue el primer verdadero hombre de fe. Desde su tiempo, todo aquel que confía en Dios, judío o gentil, es espiritualmente hijo de Abraham. Sabed, por tanto, que los de la fe, éstos son hijos de Abraham (Gálatas 3:7 y 29). Aquellos que confiaron en Dios antes del diluvio, como Abel, Enoc y Noé, fueron solo ejemplos parciales de fe. Abraham fue el primer hombre de fe establecido, y es el modelo, el prototipo de fe para personas de todas las edades. Pero los justos vivirán sus vidas por fe (Hebreos 10:38 citando Habacuc 2:4).312

Pero Abraham fracasó miserablemente y demostró falta de fe cuatro veces en su vida.

Primero, se quedó en Harán cuando debería haber ido a la Tierra Prometida (vea el comentario sobre Génesis, haga clic en Dq – Taré engendró a Abram, Najor y Jarán).

En segundo lugar, Abram dejó la tierra de Canaán y descendió a Egipto (vea el comentario sobre Génesis Dv – Había tanta hambre en la tierra que Abram se fue a vivir a Egipto).

Tercero, escuchó a su esposa en lugar de esperar en el Señor, lo que resultó en el nacimiento de Ismael y problemas indecibles (vea el comentario sobre Génesis Ei – Saray tomó a Agar y se la entregó a Abram como mujer).

Cuarto, su falta de fe continuó al negarse a confiar en Dios por su seguridad y la de su esposa cuando le mintió a Abimelec por segunda vez (vea el comentario sobre Génesis Fd – Abraham decia que su esposa era su hermana).

Entonces, ¿por qué yo expongo todos sus fracasos en el Salón de la Fe? Me alegra que usted se lo haya preguntado.

Y lo sacó fuera, y le dijo a Abram: Contempla ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a YHVH, y le fue contado por justicia (Génesis 15:5-6). Vea el comentario sobre Génesis Ef – Y creyó a YHVH, y Él se lo contó como justicia. En ese momento su relación con YHVH cambió inmediatamente. Y cuando aceptamos a Jesús (Yeshua el Mesías) como nuestro Señor y Salvador nuestra relación también cambia (vea el comentario sobre La Vida de Cristo Bw – Lo que Dios hace por nosotros en el momento de fe).

Una vez salvos, cuando Dios nos mira, no ve nuestro pecado; Él ve a Su Hijo que vive dentro de nosotros (Efesios 1:3, 7, 11-12). Como el oriente está lejos del occidente, Así hizo alejar de nosotros nuestras transgresiones (Salmo 103:12). ¿A qué distancia está el este del oeste? No se puede medir. Por lo tanto, aunque Abraham fracasó miserablemente en cuatro momentos críticos de su vida, cuando llegamos al Salón de la Fe, ¡el Espíritu Santo ni siquiera los menciona! Lo mismo es cierto para usted y para mí. Alabad a YHVH porque Él es bueno, Porque para siempre es su misericordia (Salmo 136:1-26) (vea el comentario sobre Rut Af – El Concepto de Chesed). Por lo tanto, echemos un vistazo a las tres razones por las que Abraham figura entre los fieles.

Primero, por fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que iba recibir por herencia, y salió sin saber a dónde iba (Hebreos 11:8 aludiendo a Génesis 12:1). En otras palabras, tan pronto como entendió lo que Dios le estaba diciendo, comenzó a empacar, fue obediencia instantánea. Puede haber tomado varios días o semanas para hacer la preparación final para el viaje, pero en su mente ya estaba en camino. Se separó de la mundanalidad de Ur, del querer hacer cosas que eran pecaminosas, del querer la alabanza de los demás y del deseo de vivir como el resto del mundo.

Abraham era un pagano pecador que creció en una sociedad incrédula e idólatra. No sabemos exactamente cómo o cuándo Ha’Shem se dio a conocer por primera vez a Abraham, pero se crió en un hogar y servían a otros dioses (Josué 24:2b). Su ciudad natal de Ur estaba en Caldea, en la región general llamada Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates. Era una tierra fértil y culturalmente avanzada. Estaba cerca de donde estaba ubicado el jardín de Edén (Génesis 2:14) y estaba a unos 225 kilómetros de donde algún día se construiría Babilonia.313 Cuando salió de Ur, y luego de Harán, no sabía adónde iba. Sólo sabía que Dios le estaba diciendo que se fuera. En el relato de Génesis 12:1-3, ADONAI simplemente le dijo a Abraham: Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré (12:1). Abraham debía seguir caminando hasta que YHVH le dijera que se detuviera. Por lo tanto, Abraham muestra la peregrinación de la fe.314

Abraham por fe habitó en la tierra prometida como en tierra ajena, viviendo en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa (11:9). Los tres, Abraham, Isaac y Jacob, se mencionan porque ellos abarcan todo el período de la estancia en Canaán. El secreto de la paciencia de Abraham fue su esperanza en el cumplimiento final de la promesa de Dios. Por el resto de su vida, desde que entró en la Tierra Prometida hasta que murió, vivió en tiendas. Toda su vida Abraham caminó de un lado a otro de la Tierra que YHVH le había prometido, pero nunca tuvo más que un pequeño terreno para enterrar a Sara (Génesis 23:9-20). La tierra de Canaán fue prometida, pero nunca fue entregada. Su última Tierra Prometida era el cielo, tal como lo es la nuestra. Tuvo paciencia porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios (11:10).Así como era importante la tierra terrenal para él y para la promesa de Dios, miró hacia la tierra celestial, que sabía que heredaría sin falta (vea el comentario sobre Apocalipsis Fu – La Nueva Jerusalén tenía un Gran Muro Alto con Doce Puertas).315

Segundo, Abraham, Por fe, a pesar de la esterilidad de Sara, recibió vigor para engendrar simiente aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel el que había prometido (11:11). La palabra engendrar es en griego: eis catabolen spermatos, significa literalmente poner semilla, el depósito de esperma. Una mujer, sin embargo, no pone semilla que produzca concepción. Esta frase, por lo tanto, debe referirse a Abraham, convirtiéndolo en el sujeto de la oración. El Espíritu Santo se refiere a la fe de Abraham. Fue la fe de Abraham lo que le dio a Sara la capacidad de concebir y, en ese sentido, ella se hizo una con Abraham en la fe.

Entonces en 11:12 nos da el resultado: Y por tanto, de uno, y éste ya casi muerto, nacieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está junto a la orilla del mar (Hebreos 11:12 citando Génesis 15:5-6, 22:17, 32:12; Éxodo 32:13; Deuteronomio 1:10 y 10:22). Ya casi muerto significa que él mismo se había vuelto estéril. Abraham se convertiría no solo en el padre de la nación judía, sino también de todos los creyentes judíos y gentiles que nacerían.316

A los ojos de Dios, los mayores héroes de la fe no son los que alcanzan la prosperidad, el éxito y el poder en esta vida, sino los que tratan esta vida como una asignación temporal y sirven fielmente, esperando la recompensa prometida en la eternidad. Conforme a la fe murieron todos éstos, no habiendo recibido las promesas, sino mirándolas de lejos, las creyeron y las saludaron, confesando así que eran extranjeros y peregrinos en la tierra (11:13). “Todos estos” es en referencia a Abraham, Isaac y Jacob (Hebreos 11:13 citando Primera Crónicas 29:15). Sin embargo, lejos de ser un lamento, esta es una declaración positiva de que estos hombres murieron con la seguridad de que sus promesas se cumplirían. No vieron el cumplimiento de estas promesas, pero tuvieron la fe y las saludararon desde la distancia. Ellos sabían que, si morían y las promesas no se cumplían, se cumplirían en otra vida. Los patriarcas estaban dispuestos a vivir su vida presente como extraños en la tierra, y como tales, no tenían derecho de ciudadanía, y como extranjeros, no tenían posesiones. El tiempo de usted en la tierra no es la historia completa de su vida. Debe esperar hasta el cielo para el resto de los capítulos. Se necesita fe para vivir en la tierra como un extranjero.

A menudo se repite una vieja historia de un misionero jubilado que regresa a Estados Unidos en el mismo barco que el presidente de los Estados Unidos. Multitudes que vitoreaban, una banda militar, una alfombra roja, pancartas y los medios de comunicación le dieron la bienvenida a casa al presidente, pero el misionero se deslizó del barco sin que nadie lo notara. Sintiendo autocompasión y resentimiento, comenzó a quejarse con Dios. Entonces el SEÑOR le recordó suavemente: “Pero hijo mío, aún no has llegado a casa”. No estarás en el cielo ni dos segundos antes de gritar: “¿Por qué le di tanta importancia a las cosas que eran tan temporales? ¿Qué estaba pensando? ¿Por qué perdí tanto tiempo, energía y preocupación en lo que no iba a durar?”

Cuando la vida se ponga difícil, cuando se sientas abrumado por la duda o cuando se pregunte si vale la pena vivir para Cristo, recuerde que aún no ha llegado a casa. Al morir no saldrá de casa… se irá a casa.317

Porque los que dicen estas cosas dan a entender que buscan una patria, y si ciertamente se acordaran de aquella de donde salieron, hubieran tenido tiempo de regresar, pero anhelaban una mejor, esta es, la celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, pues les preparó una ciudad (11:14-16). Estos hombres de fe no sabían qué esperar. ADONAI no les había dado información confidencial adicional interna, ninguna palabra sobre cuándo o cómo se cumplirían las promesas. Sólo les dio promesas, y eso fue suficiente. Tuvieron una muestra de la Tierra Prometida. Caminaron sobre ella, y apacentaron sus rebaños en ella y criaron a sus hijos, pero no estaban impacientes por poseerla. Era suficiente poseerlo desde la distancia, porque su principal preocupación era por una ciudadanía, una celestial.318

Tercero, por fe Abraham, cuando Dios lo probó (griego: peirazo), ofreció a Isaac como sacrificio. La construcción en griego aclara que mientras la prueba de Abraham aún estaba en progreso, él había pasado la prueba por el acto de su voluntad obediente a través de la fe en Dios. La prueba de la fe de Abraham fue su voluntad de devolver a Dios todo lo que tenía, incluido Isaac, el hijo de la promesa, a quien había recibido milagrosamente como resultado directo de su fe. Él sabía, por lo tanto, que Ha’Shem haría todo lo que fuera necesario, incluso resucitar a Isaac de entre los muertos, para guardar Su Pacto. Por fe Abraham, habiendo sido probado, ofreció a Isaac, y el que recibió las promesas ofrecía a su unigénito (11:17), respecto al cual fue dicho: En Isaac te será llamada descendencia (Hebreos 11:18 citando Génesis 21:12). Abraham pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también lo volvió a recibir (11:19).

La historia del “Atado de Isaac” o Akedat – Isaac, se lee en la sinagoga como parte de la liturgia de la segunda semana de la fiesta de las trompetas o Rosh Hashaná (algunas versiones del Sidur también lo incluyen en la primera parte de las oraciones matutinas diarias); y el servicio judío de musaf contiene esta oración. Vea el comentario sobre Génesis FlLa prueba de Abraham.

“Recuérdanos, Adonai nuestro Dios, el pacto, la misericordia y el juramento que juraste a Abraham nuestro padre en el Monte Moriah. Que aparezca ante ti la atadura (‘akedah) con la que Abraham nuestro padre ató a su hijo Isaac en el altar, como venció su compasión para hacer Tu voluntad con un corazón perfecto”.

Es muy apropiado que la atadura (‘akedah) sea recordada en esta época, cuando el pueblo judío está preocupado por el pecado y su castigo, la muerte, simbolizada por los sacrificios. De hecho, el rabíno Rashi comenta sobre Génesis 22:14 (“en este día”): YHVH verá esta ‘akedah para perdonar a Israel cada año y rescatarlos de la angustia; de modo que se dirá: “En este día”, en todas las generaciones venideras, “en la montaña de ADONAI se ve” las cenizas de Isaac amontonadas y sirviendo para la expiación.

Abraham pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también lo volvió a recibir (11:19). Este versículo explica que los eventos de la atadura (‘akedah) prefiguran la muerte expiatoria de Yeshua el Mesías. La ‘akedah se menciona nuevamente en el Nuevo Pacto: Interviniendo entonces los judíos, le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? (Juan 2:18), (vea el comentario sobre La vida de Cristo Iv –Jesús entró en el área del templo y expulsó a todos los que compraban y vendían). Jesús les respondió: Destruid este Templo, y en tres días lo levantaré. Ellos respondieron: “Se han tardado 46 años en construir este Templo, ¿y Tú lo vas a levantar en 3 días?” Pero el Templo del que había hablado era Su cuerpo. Después de que resucitó de entre los muertos, sus apóstoles recordaron lo que había dicho. Entonces creyeron en las Escrituras y en las palabras que Yeshua había hablado. Mientras estaba en Jerusalén en la fiesta de la Pascua, muchos vieron las señales que hacía y creyeron en su nombre (Juan 2:19-23).318

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