Cuando yo descanse con mis padres,
llévenme de Egipto
47: 27-31

Cuando yo descanse con mis padres, llévenme de Egipto ESCUDRIÑAR: ¿Cuál era el significado de José poniendo su mano bajo el muslo de Jacob? ¿Cuándo se hizo esto antes? ¿Por qué Jacob hizo que Yosef realizara un juramento? ¿De qué modo José prefiguró la vida de Cristo?

REFLEXIONAR: ¿Tiene alguna diferencia el lugar dónde usted sea enterrado? ¿Por qué fue esto un acto de fe de parte de Ya’akov? ¿Cuál era su esperanza? ¿Cuál es su esperanza?

78. Tanto José como Yeshua colocan a los hijos de Isra’el en una tierra propia. E Isra’el habitó en el país de Egipto, en tierra de Gosén, y tomaron posesión en ella, y fructificaron y se multiplicaron en gran manera (47:27). Gosén era la mejor tierra de Egipto (45:18b; 47:6). Faraón le había dicho a Yosef y a sus hijos no os preocupéis por vuestros enseres, porque lo mejor de toda la tierra de Egipto es vuestro (45:20). El resultado fue que los israelitas vivirían en paz y se multiplicarían (Éxodo 1:7). Así que Palestina será la mejor parte de la tierra durante el Reino Mesiánico donde el desierto se alegrará y florecerá (Isaías 35:1-2), donde las riquezas de las naciones serán traídas a los israelitas (Isaías 60:1-16) Y donde vivirán en paz (Ezequiel 34:25-29).

Después de los cinco años restantes de hambre, el río Nilo comenzó a desbordar sus bancos una vez más. La tierra comenzó a florecer otra vez. Entraron en Egipto con al menos ciento cincuenta personas (46:8-27, vea KmLa genealogía de Jacob), y se irían con más de dos millones (Números 1:46 contados más de seiscientos mil hombres mayores de veinte años de edad). Así que ADONAI bendijo a Su pueblo según las promesas que Él hizo a Abraham. Ellos se estaban convirtiendo en una gran nación, con Dios trabajando entre bastidores. Él bendijo a Faraón porque había bendecido a los descendientes de Abraham con la mejor tierra que Egipto tenía para ofrecer. Pero más tarde, durante el tiempo de Moisés, cuando otro Faraón oprimió a los israelitas, el SEÑOR lo trató duramente, cumpliendo así la promesa de ADONAI a Abraham: Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré al que te maldiga (12:3a).

Y vivió Jacob en la tierra de Egipto diecisiete años. Ése era el mismo período de tiempo que José había vivido con su padre en Canaán antes de ser vendido como esclavo. En consecuencia, el período de tiempo de diecisiete años se repitió en la historia de José. Los primeros diecisiete años de su vida fueron pasados ​​con su padre, y los últimos diecisiete años de la vida de su padre fueron pasados ​​con él. Cuando Yaakov tenía ciento cuarenta y siete años de edad, estaba listo para morir (47:28).

Cuando se acercaba para Israel la hora de morir, llamó a su hijo José, y le dijo: Si he hallado gracia en tus ojos, pon ahora tu mano bajo mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad. Te ruego que no me entierres en Egipto (47:29). La expresión pon tu mano bajo de mi muslo, como se ha visto antes en 24:2b, se trata de un eufemismo para un toque de los genitales, que son la fuente de la vida. Era un gesto simbólico que si el juramento no se llevara a cabo, entonces los otros descendientes de Israel vengarían la infidelidad de Yosef. Él tenía una última petición, y ¿quién mejor que José para asegurar que sus deseos se llevaran a cabo? Le rogó a Yosef que no fuera dejado en Egipto (47:29b). Continuó diciendo: Que cuando descanse con mis padres, me lleves de Egipto y me entierres en el sepulcro de ellos (donde Abraham e Isaac están enterrados en la cueva de Macpela) (23:3-18). Y respondió: Yo haré según tu palabra (47:30). José dijo: lo haré según tu palabra.

Pero Yaakov necesitaba más seguridad, e insistió en que la palabra de José se fijara con un juramento. Jacob le rogó: júrame. ¿Por qué fue necesario? Yosef acababa de prometer hacer lo que su padre había dicho. Sin embargo, Jacob sabía que si José hacía un juramento, éste reforzaría en la memoria de José su promesa a su padre. No sólo eso, el juramento haría a Yosef directamente responsable ante Dios y Su ira si no cumpliera su promesa. Entonces José le juró.

Y él dijo: Júramelo. Y le juró. Entonces Israel se postró a la cabecera de la cama (47:31). Israel había hablado con José mientras estaba sentado en su cama. Cuando Yosef juró sepultarlo en Canaán, Isra’el se volvió y se postró a la cabecera de la cama adorando a ADONAI, agradeciéndole por conceder su último deseo, así como David también adoró en su cama (I Reyes 1:47-48).738 Según el escritor de Hebreos, esto fue un acto de fe porque Israel sabía que sus descendientes no estarían en Egipto para siempre y algún día volverían a la Tierra Prometida (Hebreos 11: 21b). La obediencia en Egipto era para Isra’el y su familia (una especie de figura de) lo que el arca fue a Noé, un refugio temporal del desastre en el exterior.739 La esperanza del TaNaJ era una esperanza terrenal. Abraham creyó que él sería resucitado de entre los muertos en Canaán y él quería ser enterrado allí. Isaac creyó lo mismo. Ahora Ya’akov expresa la misma fe. Usted ve, la esperanza del TaNaJ no era ser tomado para encontrar al Señor en el aire y entrar en la ciudad de la Nueva Jerusalén, que es el destino final de la Iglesia. La esperanza de los justos del TaNaJ estaba en el Reino de Dios que será establecido en esta tierra (Isaías 2:2-4, 11:6-9, 65:18-23; Jeremías 31:12-14, 31-37; Ezequiel 34:25-29; 37:1-6 y Capítulo 40-48). Por eso Jacob tuvo fe en la resurrección desde la Tierra Prometida. Si Jacob no tenía fe o esperanza en la promesa de ADONAI para él, ¿por qué importaría dónde él fuera enterrado? La promesa del Reino mesiánico era el motivo por el cual él no quería ser enterrado en Egipto.

Jacob tomó toda su fuerza restante para levantarse y pronunciar las palabras proféticas de los capítulos 48 y 49. Pero él recibió su fuerza y ​​su inspiración por la fe, confiando todavía en la certeza absoluta de que, (aunque él mismo no viviría para ver que Dios daría a su simiente la tierra de Canaán) algún día todos los pueblos de la tierra serían bendecidos por él (12:3b).740

Para aquellos que creen en, y siguen al Mesías hoy, no hace ninguna diferencia donde estamos sepultados. En el momento del Arrebatamiento (vea el comentario sobre Apocalipsis ByEl Arrebatamiento de la Iglesia), dondequiera que estemos, seremos levantados de la muerte o de la vida. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en el Mesías resucitarán primero. Después nosotros, los que vivamos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados simultáneamente con ellos en las nubes al encuentro con el Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor (I Tesalonicenses 4:16-17). Así que no hará ninguna diferencia si somos sepultados en Egipto, en Canaán o en Tombuctú. El vivir en Cristo y los muertos en Cristo en todo el mundo serán levantados para estar con Él. No necesitamos una plataforma de lanzamiento para despegar. No, nuestra esperanza es una esperanza celestial.741 Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesús el Mesías (Tito 2:13). Como Pablo dijo a los creyentes en Tesalónica: Por tanto, consolaos los unos a los otros con estas palabras (I Tesalonicenses 4:18).

Haftará Vayigash: Ezequiel 37:15-28
(vea el comentario sobre Deuteronomio Af – Parashá)

La reunión en Egipto destaca la actividad de la porción de la Torá y forma el contexto de la Haftará. En esta lectura, Judá ha madurado hasta convertirse en la nación que da dirección espiritual, pero ha estado exiliada durante siete años del Templo. Las tribus han madurado, pero llevan vidas desconectadas. El odio fraternal había reemplazado al amor fraternal. Ahora, el profeta Ezequiel, en el exilio con su pueblo, promete una restauración completa entre las tribus lideradas por Judá el reino del sur e Israel el reino del norte liderado por Efraín, el hijo de José. De hecho, los dos reinos estarán unidos bajo un rey de Judá (Ezequiel 37:22-24). ADONAI prometió purificar a Su pueblo en un Reino santo (Ezequiel 37:23). Él prometió un pacto de paz, y un santuario en el que Él iba a habitar en medio de Su pueblo. Solo entonces, la nación encontraría su lugar entre las naciones del mundo.

Brit Hadashah (Nuevo Pacto) sugiere leer para la Parashá Vayigash:
Lucas 6:12-16; Hechos 7:9-16 (específicamente los versículos 13-15)

Yeshua (Jesús), un descendiente de David, un descendiente de Judá, comienza a redimir la profecía de Ezequiel. Cuando el Mesías llegó, Roma era la superpotencia mundial, con el rey Herodes, un edomita, a cargo. En esta lectura, Yeshua dedica toda la noche a la oración con el propósito de seleccionar entre sus discípulos a doce apóstoles como piedras fundamentales (Lucas 6:13; Efesios 2:20). El equivalente hebreo de apóstol es shaliach (o shalij), describe a quién se envía con un mensaje y con la autoridad del que lo envió. Yeshua se representa a sí mismo como un shaliach de Dios el Padre (Juan 5:19, 24, 30, 37-38). Aquí, Yeshua selecciona a los doce para representar colectivamente a Israel. Es interesante que Judas Iscariote provenga de un pueblo en el corazón de Judá (Josué 15:25). Qué irónico que la propia nación de Judá deba ser purificada de hombres que pecan contra el Padre vendiendo a un Hermano por treinta piezas de plata.

Parashá 12: Vayejí (él vivió) 47:28-50:26

Las Personas Clave incluyen a Jacob, José, Efraín, Manasés, todos los hijos y Faraón.

Las escenas incluyen a: Egipto, Canaán, Siquem, la cueva de Macpela, Gosén y Abel-mizraim.

Los Eventos Principales incluyen los diecisiete años de Jacob en Egipto, su solicitud de entierro con sus padres, la adopción de Efraín y Manasés por José, el hijo menor recibiendo la bendición, las últimas palabras de Jacob para cada tribu, la posición de alabanza de Judá, la muerte de Jacob, su entierro en Canaán, los hermanos de José que le temían después de la muerte de Jacob, la seguridad de José y la muerte de José a los 110 años, declarando que YHVH liberaría a los israelitas de Egipto y que ellos debían llevar sus huesos de regreso a la Tierra.

Ntd: En esta traducción se empleó la BTX 3º edición.

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