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La audiencia del libro de Hebreos

En su comentario sobre Hebreos, John MacArthur indica que allí no hay referencias a los gentiles en el libro. No se mencionan problemas entre los judíos y gentiles, por lo que la congregación a la que se destina era estrictamente judía. A los creyentes judíos que sufren, y a algunos judíos incrédulos, se les revela los méritos de Yeshúa el Mesías y el Brit Hadashah, en contraste con el sistema levítico que ellos habían vivido y adorado por tanto tiempo.

No sabemos la exacta ubicación de este grupo de Hebreos. Tal vez ellos estaban en algún lugar cerca de Grecia. Nosotros sí sabemos que los apóstoles y los profetas del Nuevo Pacto habían evangelizado esta comunidad mesiánica (2:3-4). Evidentemente esta congregación había sido fundada temprano después de la ascensión de Yeshua. En la época en que la carta fue escrita, ya existía allí una pequeña congregación de creyentes. Ellos no eran muy maduros espiritualmente, y algunos fueron tentados a volver a la totalidad del sistema levítico de sacrificios.

El libro de Hebreos fue escrito para tres grupos básicos de judíos en la diáspora. Si el lector no mantiene estos grupos en mente, el libro se vuelve muy confuso, especialmente en los capítulos 6 y 10. Si, por ejemplo, como algunos han dicho, que fue escrito exclusivamente para creyentes, hay un número de pasajes que no podrían aplicarse a los creyentes. Y debido a que se dirige con tanta frecuencia a los creyentes, tampoco es posible que se haya escrito principalmente para los incrédulos. Debe haber sido escrita para incluir a ambos. Por lo tanto, no es de extrañar que no haya un saludo a la comunidad mesiánica de Dios como lo encontramos en la mayoría de las cartas del Nuevo Pacto.

Grupo Uno: judíos mesiánicos (vea Ntd1): Fue una congregación judía de los verdaderos creyentes en Jesús Cristo. Habían salido del judaísmo, en el que nacieron y se criaron. Ellos habían nacido de nuevo. El resultado, como ocurre muchas veces hoy, fue una tremenda hostilidad por parte de su propia gente: ostracismo de sus familias, persecución y sufrimiento de todo tipo, aunque no martirio (10:32-34 y 12:4). Ellos sufrieron enormemente.

Ellos deberían haberlo anticipado y haber sido lo suficientemente maduros para afrontarlo. Pero no lo eran y no lo habían hecho. Ellos no tenían plena confianza en la buena noticia, y consecuentemente en el Señor. Ellos estaban en peligro de volver al sistema levítico, no perdiendo su salvación, pero confundiendo el Evangelio con las ceremonias judías con lo que debilitaban su fe y su testimonio. No pudieron aceptar la clara distinción entre el Nuevo Pacto en Cristo el Mesías y las formas, ceremonias, patrones y métodos del judaísmo. Todavía estaban apegados, por ejemplo, al ritual y la adoración en el Templo. Esa fue la razón por la que el Ruaj HaKodesh habló con ellos sobre el nuevo sacerdocio, el nuevo templo, el nuevo sacrificio, y el nuevo santuario, todos de los cuales eran mejores que los antiguos.

Ellos habían ido más allá del judaísmo y recibieron al Mesías como su Señor y Salvador, pero como es comprensible, sintieron la tentación de aferrarse a muchos de los hábitos judíos que habían sido parte de sus vidas durante tanto tiempo. Cuando sus amigos y compatriotas comenzaron a perseguirlos, la presión los llevó a aferrarse aún más a algunas de las antiguas tradiciones judías. Ellos sentían que tenía que mantener un punto de apoyo en sus viejas y conocidas relaciones familiares. En otras palabras, era difícil para ellos hacer una ruptura limpia.

Con toda la presión, junto con su débil fe y la ignorancia espiritual, estaban en gran peligro de mezclar lo nuevo con lo viejo. Ellos estaban en peligro de llegar a una fe diluida. Jesús había advertido a la iglesia en Laodicea, Y por cuanto eres tibio, y no caliente ni frío, estoy por vomitarte de mi boca (Apocalipsis 3:16). Estos judíos fueron en conjunto una congregación de los hermanos más débiles (Romanos 14:2; Primera Corintios 8:9), que seguían llamando impuro lo que Dios limpió (Marcos 7:19; Hechos 10:15; Romanos 14:12).

El Ruaj HaKodesh dirige esta carta a ellos para fortalecer su fe en el Nuevo Pacto, para mostrarles que no necesitaban el templo para adorar a Dios (que, de todos modos, en unos pocos años sería completamente destruido por Tito Vespasiano, mostrando que YHVH había puesto fin a la Dispensación de la Torá o la Ley). Ellos no necesitaban el antiguo sistema levítico ni los continuos sacrificios. Ellos no necesitaban las ceremonias. Ellos tenían un nuevo y mejor pacto con un nuevo y mejor sacerdocio, un nuevo y mejor santuario, y un nuevo y único sacrificio. La sombra iba a dar paso a la realidad.

Grupo Dos: judíos incrédulos que solo estaban convencidos intelectualmente. Todos nosotros hemos conocido personas que han escuchado la verdad sobre Jesucristo y que están intelectualmente convencidas de que Él es realmente quien dijo ser, pero no están dispuestos a cruzar de la línea del conocimiento a la fe. En esta congregación judía a quien se escribió la carta, había tales incrédulos. Es probable que en cada reunión de las congregaciones de Dios desde Shavuot (Pentecostés) haya habido personas que han estado convencidas de que Yeshua es el Mesías, pero nunca se han comprometido con Él. ¿Por qué? Tal vez amaron la aprobación de los hombres más que la aprobación de Dios (Juan 12:42-43). Pero cualquiera que sea la razón, no estaban dispuestos a hacer el esfuerzo necesario. Y entonces el Ruaj HaKodesh los instó a ir hasta la fe salvadora; para llegar hasta el final del compromiso con el señorío de Cristo.

¿Qué es el pecado imperdonable? Ellos eran culpables de reconocerlo, y no comprometerse. Fueron culpables del gran pecado de no hacer lo que uno está intelectualmente convencido que es correcto. La verdad del Evangelio había sido confirmada a ellos a través de los apóstoles, con todos los milagros y dones del Ruaj HaKodesh. Jesús dice: Todo pecado y blasfemia serán perdonados a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada (Mateo 12:31; Marcos 3:29-30) vea Ntd2. El pecado imperdonable es rechazar a Yeshua el Mesías. Si alguien ha oído la Buena Noticias, la entiende, y está intelectualmente convencido de su verdad, pero entonces voluntariamente rechaza a Jesús el Cristo como su Señor y Salvador, ¿qué más puede hacer YHVH? Nada. ¡Absolutamente nada! Todo lo que Ha’Shem puede prometer es una horrenda expectación de juicio y ardor de fuego que va a consumir a los adversarios (Hebreos 10:27).

Grupo Tres: judíos incrédulos: El Espíritu de Dios en el libro de Hebreos no sólo habló a los judíos creyentes para fortalecer su fe, y a los intelectualmente convencidos para empujarlos a ellos de la línea del conocimiento a la fe salvadora, sino que Él también habló a los que no han creído en absoluto. Él busca mostrarles claramente que Yeshua es de hecho quien Él dijo ser. Este mensaje se da directamente a los incrédulos, no a los judíos creyentes ni a los que estaban intelectualmente convencidos del Evangelio. Se le da a aquellos que primero necesitan saber quién es Jesús realmente.

Estos, entonces, son los tres grupos tratados en Hebreos. La clave para la interpretación de cualquier parte del libro es entender a qué grupo se está refiriendo. Si no entendemos eso, estamos propensos a confundir las cosas. Por ejemplo, el Espíritu Santo sin duda nos dice a los creyentes: Y tal como está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio (9:27). Nosotros debemos siempre entender que está hablando el Ruaj HaKodesh. A medida que estudiamos el libro de Hebreos, vamos a relacionar cada texto con uno de los tres grupos.

El mensaje principal está dirigido a los creyentes judíos. Pero de vez en cuando el Ruaj HaKodesh intercala cinco pasajes de advertencia a los otros dos grupos incrédulos. Para ver los enlaces, haga clic en las letras. Vea también Ndt3.

Al – La primera advertencia es el peligro de la negligencia: a judíos intelectualmente convencidos

As – La segunda advertencia es el peligro de un corazón endurecido: a judíos incrédulos

Ba – La tercera advertencia es el peligro de ser tardos para oir: a judíos no convencidos

Bb – La cuarta advertencia es el peligro de apartarse: a judíos vacilantes

Ci – La quinta advertencia es el peligro de la apostasía: a judíos apóstatas

De una hábil manera el Ruaj Ha-Kodesh habla a los tres grupos. Hay confianza y seguridad para los judíos mesiánicos. Él les advierte a los judíos intelectualmente convencidos que deben recibir al Mesías o su conocimiento los condenará. Finalmente, hay una presentación convincente para los judíos incrédulos (que ni siquiera estaban convencidos intelectualmente) que debían creer en Yeshua. A estos tres grupos de hebreos, el autor presenta al Mesías, el Autor del Brit Hadashah que es más grande que el Primer Pacto. El Primer Pacto no estaba mal; fue dado por Dios y por lo tanto era bueno (Salmo 19:7-8), pero fue incompleto y preliminar. Estableció el escenario para el Nuevo Pacto.10

Ntd1: John MacArthur los llama:

Grupo I Cristianos Hebreos

Grupo II: Hebreos No Cristianos que si estaban convencidos intelectualmente

Grupo III: Hebreos No Cristianos que no estaban convencidos

El cuerpo del Mesías (o La Iglesia) está formado solo por creyentes en Yeshua (Jesús), en la iglesia local pueden haber “simpatizantes”.

Ntd2: Se exhorta al lector a indagar sobre la blasfemia contra el Espíritu Santo y el pecado imperdonable.

Ntd3: Otros reconocidos maestros de la palabra muestran las advertencias como se muestra abajo, se ruega al lector escudriñar sobre esto:

advertencia: No deslizarnos (o desviarnos de Su Palabra) 2:1-4

advertencia: No dudar de Su Palabra (o el peligro de la desobediencia) 3:7-4:13

advertencia: No descuidar de Su Palabra (o El peligro de no progresar hacia la madurez espiritual) 5:11-6:20

advertencia: No despreciar Su Palabra (El Peligro del Pecado Voluntario) 10:26-39

advertencia: No dudar de Su Palabra (Contra la Indiferencia a la Luz de La Mejor Sangre en un Lugar Mejor) 12:14-19 y 12:25-29

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