Dc – El naufragio en Malta 27: 27-44
El naufragio en Malta
27: 27-44
Finales del 59 dC
El naufragio en Malta ESCUDRIÑAR: Compare el versículo 31 con el versículo 11. ¿Qué cree que siente el centurión por Pablo ahora? ¿Y sobre el Dios al que sirve Pablo? ¿Cómo sirven las palabras y el ejemplo de Pablo para animar a los demás? ¿Cómo habría cambiado su estimación de Pablo durante las dos semanas de tormenta? ¿Cómo imagina que fue la escena en los versículos 39-44? ¿qué fue dicho? ¿Cómo se veía la gente? ¿Qué sentía la gente? ¿Cómo se comparan las actitudes y acciones de Pablo con las de los marineros? ¿qué actitudes le atribuiría usted a Pablo?
REFLEXIONAR: ¿Cuáles son algunas de las bendiciones que usted ha experimentado gracias a la sabiduría y la fidelidad de los demás? ¿Cómo afectaría su propia batalla diaria contra el pecado y el egoísmo si supiera que su obediencia es tan importante para quienes le rodean como lo es para usted mismo? ¿Cuándo ha reaccionado en una crisis como lo hizo Pablo: con advertencias urgentes, manteniendo la esperanza, aconsejando, teniendo sentido común, dando gracias, manteniendo la calma, perseverando hasta el fin? ¿Cuál es la situación de mayor presión a la que usted se enfrenta ahora? ¿Cómo puede ayudarlo en su situación el ejemplo de Pablo y los principios que ha aprendido en esta historia? ¿Cuál es su parte y cuál es la parte de Dios en la resolución de su tormenta? ¿Cuándo ha sentido la tentación de escapar de una situación tormentosa y escabullirse en un bote salvavidas? ¿Qué pasó, qué aprendió? ¿Con qué debilidades de Jonás se identifica más? ¿Qué fortalezas de Pablo desearía usted obtener más?
Cuando llegó la decimacuarta noche, siendo llevados nosotros a la deriva en el Adriático, a la media noche los marineros sospechaban que estaban cerca de tierra; y echando la sonda, hallaron veinte brazas, y navegando un poco más adelante y volviendo a echar la sonda, hallaron quince brazas (27:27-28). La tempestad había llevado al barco a la deriva durante dos semanas. Vea el enlace haga clic Bx – La visión de Pablo del hombre de Macedonia: Una mirada más cercana a los pasajes “nos o nosotros” y los pasajes marítimos). Se desviaron unas 476 millas náuticas de su rumbo a través del Adriático. El Adriático mencionado aquí no debe confundirse con el moderno mar Adriático, ubicado entre Italia y Croacia. En los días de Pablo, ese cuerpo de agua era conocido como golfo de Adria, en referencia al Mediterráneo central.624 Este limita al norte con Italia, al oeste con Sicilia, al sur con Cirene y al este con la isla de Creta. Al acercarse a la bahía, las rompientes fueron especialmente violentas y ruidosas. Hacia media noche los marineros empezaron a oír olas y a sentir que se acercaban a tierra.
La tripulación tenía miedo de chocar contra las rocas en la oscuridad, por lo que hicieron sondeos y descubrieron que el agua tenía veinte brazas de profundidad. La práctica habitual cuando el barco se acercaba a tierra era comprobar la profundidad del agua con intervalos de media hora. Una braza equivale a 1,8 metros, por lo que en ese punto estaban a 36,6 metros sobre el suelo del océano. Luego, hicieron otro sondeo y estaban a quince brazas: sí, se estaban acercando a la tierra. Y temiendo que encalláramos en algún lugar rocoso, soltaron cuatro anclas desde popa y deseaban con ansia que se hiciera de día (27:29). La palabra “deseaban” literalmente significa oraban, del griego euchomai. Seguramente Pablo, Lucas y Aristarco (vea 27:2) habían estado orando a ADONAI para que llegara el día, y los otros hombres a bordo probablemente también estaban orando a sus diversos dioses paganos.
Pero como los marineros trataban de abandonar la nave, y habían bajado al mar el esquife, bajo pretexto de soltar anclas desde proa, Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podréis salvaros (27:30-31). Ahora algunos de los marineros trataban de abandonar la nave para salvarse y llegar a tierra a expensas de los demás a bordo. Evidentemente no confiaron en que sus dioses los liberarían y decidieron tomar el asunto en sus propias manos. Habían bajado el bote al mar, fingiendo que iban a echar anclas desde la proa. Esta habría parecido una operación perfectamente natural. Las anclas de proa, o de popa, habrían dado al barco aún mayor estabilidad, y habría sido necesario colocarlas a cierta distancia del barco, lo que sólo se habría podido realizar utilizando la embarcación auxiliar. Pablo, sin embargo, se dio cuenta de su verdadero motivo y le dijo al centurión: si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podréis salvaros (27:31).
¿Pero no había prometido Dios que no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, excepto de la nave (27:22b)? Piénselo de esta manera; la profecía incluye la previsión de Dios sobre decisiones que, sin embargo, se toman por libre albedrío. Si los marineros hubieran abandonado el barco, ¿se habrían salvado la vida del centurión y de sus soldados? Esta es una pregunta hipotética que no necesita respuesta, ya que eso no fue lo que sucedió y no tenemos un marco para abordar tales preguntas. Una vez más recordamos el resumen de la paradoja del rabino Akiva: “Todo se sabe, pero el libre albedrío está dado” (Avot 3:15).
Entonces los soldados cortaron las amarras del esquife y dejaron que se perdiera (27:32). Además, en la Biblia, incluso lo que parece ser una predicción absoluta (X sucederá) puede ser implícitamente condicional (si desobedece, entonces X sucederá). Es un buen ejemplo de la predicción aparentemente incondicional de Jonás sobre la destrucción de Nínive. (vea el comentario sobre Jonás Ax – Los ninivitas creían en Dios). El profeta estaba equivocado (y enojado por ello) porque el pueblo de Nínive se arrepintió (que es lo que Dios realmente quería, más que la ruina de la ciudad). ¿Por qué los marineros debían permanecer a bordo? Era una cuestión práctica. Si se hubieran ido, no habría quedado suficiente personal capacitado para que el barco llegara la playa cuando llegara el momento. Aprendiendo a respetar las instrucciones de Pablo, los soldados cortaron las cuerdas del bote y lo dejaron que se perdiera.625
Y cuando amanecía, Pablo exhortó a todos a que tomaran alimento, diciendo: Hoy es el decimocuarto día que estáis en vela continuamente y en ayunas, sin comer nada (27:33). Con el intento frustrado de los marineros, un barco gravemente azotado por la tormenta y sin seguridad de que ellos pudieran llegar sanos y salvos a la costa, Pablo una vez más se levantó para exhortar a todos, animándolos. Cuando estaba por despuntar el día, Pablo insistía a todos a que comieran. El punto de Lucas en esta hipérbole es que había pasado mucho tiempo desde que habían comido bien.626 Pablo necesita que se fortalezcan para el último impulso, llegar desde el barco a la orilla. Por tanto, os ruego que toméis alimento, pues os conviene para vuestra salud, porque ni un cabello de vuestra cabeza se perderá (27:34). La palabra salud (del griego: soteria) es la misma que la usada para salvación. Puede haber un simbolismo velado en el uso de esta palabra, un recordatorio para el lector creyente: el mismo Dios que libró del daño físico a los viajeros sacudidos por la tormenta, es el Dios que en el Mesías trae la salvación definitiva y la verdadera vida eterna. Sin embargo, el tema no se desarrolla en la narrativa de Lucas y, como mucho, permanece implícito. De hecho, no hay ninguna referencia explícita al testimonio de Pablo en toda la narración del viaje desde 27:1 hasta 28:16, aunque uno no puede imaginarse a Pablo pasando por alto la oportunidad. El énfasis en este punto es el rescate físico. Esta fue una expresión proverbial para la salvación física que se ve en Primera Samuel 14:45; Segundo Samuel 14:11 y Primero Reyes 1:52, también en el Brit Hadashah (Nuevo Pacto) en Mateo 10:30; Lucas 12:7 y 21:18. Dios había proporcionado su salvación física mediante la comida.627
Dicho esto, tomó el pan, dio gracias a Dios en presencia de todos, lo partió y comenzó a comer. Entonces todos ellos comieron también, después de cobrar ánimo. Y todas las personas en la nave éramos 276. Una vez satisfechos, aligeraron la nave echando el trigo al mar (27:35-38). como un buen padre judío que comienza una comida familiar, dio el ejemplo, tomó pan y dijo la berajá que los judíos normalmente etregan con pan: “Barukh Attah, Adonai Eloheynu, Melekh-ha’olam, hamotzi lechem min ha’aretz” que significa: Alabado seas, Adonai nuestro Dios, Rey del universo, que sacas el pan de la tierra, vea Mateo 14:19. Les había vuelto el apetito, en total había 276 personas en el barco, habían sido revividos tanto física como emocionalmente. De esa manera el barco flotaría más alto y le permitiría deslizarse lo más cerca posible de la playa antes de quedar varado.
Cuando se hizo de día, no reconocían la tierra, pero veían cierto golfo que tenía playa, en la cual decidieron, si era posible, encallar la nave. Cortaron, pues, las anclas y las dejaron en el mar, soltando al mismo tiempo las amarras de los timones; e izando al viento la vela de proa, enfilaron hacia la playa (27:39-40). Ellos no reconocían la tierra porque no estaba en la ruta normal del mar. El timón de los barcos antiguos constaba de cuatro grandes paletas, una en cada cuarto. En caso de tormenta, estos serían sacados del agua y atados. Ahora, para guiar el barco hasta la playa, se desataban y los dejaban nuevamente en el agua.628
Pero cayendo en un lugar de corrientes cruzadas, encallaron la nave; y la proa, al clavarse, quedó inmóvil, pero la popa se abría por la violencia (27:41). Con el viento trataron de ganar velocidad hacia la playa. A pesar de sus mejores esfuerzos, el barco encalló antes de llegar a la playa. Cuando un oleaje llega a una isla, sus olas se dividen para pasarla y pueden encontrarse de frente en el otro extremo de la isla. En este lugar, la arena arrastrada por las corrientes de ambas direcciones se deposita como un banco de arena, en el que las olas rompen desde dos direcciones casi opuestas, a veces incluso chocando directamente entre sí. Un lugar así es muy peligroso para los barcos.629 El barco quedó atrapado en el banco de arena a unos 46 metros de la orilla, lo que daba buenas posibilidades de supervivencia incluso a aquellos que no sabían nadar. En ese momento no había nada más que hacer que abandonar el barco.
Y los soldados habían acordado matar a los presos para que ninguno se fugara nadando; pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, les impidió llevarlo a cabo, y mandó que los que podían nadar se echaran los primeros y salieran así a tierra, y que los demás salieran después, unos en tablones, y otros en los varios objetos de la nave. Y así aconteció que todos llegaron sanos y salvos a tierra (27:42-44). La disciplina militar romana hacía a los soldados personalmente responsables de sus prisioneros, y aquellos que permitieron escapar a sus cautivos lo pagaban con sus propias vidas. Actuando sin órdenes, el plan de los soldados era matar a los presos. Pero nuevamente, fue Pablo quien se encargó de la seguridad de sus compañeros de prisión. El centurión Julio, queriendo salvar a Pablo, arriesgó su propia vida se los impidió. Cualquiera que hubiera sido la actitud del centurión hacia los otros prisioneros, no estaba dispuesto a poner en peligro la vida de Pablo, especialmente en vista de su liderazgo durante el viaje.630 Así, las profecías de Pablo de 27:22-24 y 34 se cumplieron.
Dejemos que Dios nos abra los ojos a la importancia de la fidelidad y la obediencia a través de un estudio de contrastes, al ver que el paraguas de protección o destrucción en la mano de una persona muchas veces puede cubrir muchas cabezas. El tipo de cubierta que brindan estos paraguas figurados, no sólo está determinado por la creencia en Dios versus la incredulidad, sino también por la fidelidad versus la infidelidad.
En Hechos 27, Dios le dio a Pablo un “paraguas” de protección debido a su obediencia en el ministerio. Ya sea que los demás a bordo de su barco que se hundía, se dieran cuenta o no, muchos se reunieron bajo su paraguas y encontraron seguridad. Pero echemos un vistazo a otro tipo de “paraguas” en la tormenta, que se muestra en el relato conocido del profeta Jonás. Recuerde que Dios lo llamó para ir a predicar al pueblo de Nínive, pero Jonás huyó en dirección contraria reservó un pasaje a Tarsis y terminó en un lío enorme. Vea el comentario sobre Jonás Aj – La Palabra del SEÑOR vino a Jonás: Ve a Nínive, vea el comentario sobre Jonás Ak – Jonás huye del Señor), y vea el comentario sobre Jonás Ar – El SEÑOR preparó una gran pez para tragarse a Jonás. Consideremos las similitudes entre Pablo y Jonás.
- Ambos eran hebreos, tenían trasondo judíos y creían en el único Dios verdadero.
- Ambos eran predicadores.
- Ambos fueron llamados a predicar mensajes impopulares en ciudades paganas.
- Ambos abordaron un barco.
- Ambos vivieron una terrible tormenta que puso en peligro sus vidas.
- Ambos impactaron enormemente al resto de la tripulación.
- Ambos conocían la clave para la supervivencia de la tripulación.
Pablo y Jonás tienen muchas similitudes, ¿no es así? Pero consideremos algunos contrastes entre los dos. Se diferenciaban en las siguientes formas.
- Pablo fue forzado a ir a Roma; mientras que Jonás rechazo por su llamado a Nínive.
- Pablo enfrentó muchos obstáculos en su camino a Roma, entre ellos encarcelamiento, injusticias, inclemencias del tiempo y otras dificultades; mientras que el único obstáculo de Jonás era él mismo.
- Pablo tuvo que sentarse y esperar al Señor; mientras Jonás se puso de pie y huyó de él.
- Pablo se sintió responsable de la tripulación, aunque la calamidad no fue culpa suya; mientras Jonás dormía mientras los demás trabajaban para sobrevivir a la calamidad él había traído sobre ellos.
¡Pablo y Jonás son personajes fantásticos para comparar y contrastar porque podemos identificarnos con ambos! A veces respondemos con obediencia como Pablo. Otras veces huimos de Dios como Jonás.
Hagamos una pregunta justa basada en sus ejemplos: La rápida obediencia ¿realmente hace una diferencia? Cuando todo estuvo dicho y hecho, ¿acaso Pablo no sufrió una terrible tormenta a pesar de haber sido completamente obediente? ¿No tuvo Jonás otra oportunidad de obedecer y se salvó una ciudad entera? Entonces… ¿Qué diferencia hace la obediencia inmediata o la fidelidad?
Dios nos ama, seamos obedientes o no, pero nuestra respuesta afecta dramáticamente la calidad de nuestras vidas como creyentes. Hay una gran diferencia entre un creyente obediente y uno desobediente, entre tiempos obedientes y tiempos desobedientes. Yeshua dijo: Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; como Yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea completo (Juan 15:10-11). Aunque Jonás fue finalmente obediente y sorprendentemente exitoso, usted buscará en vano un solo indicio de alegría en su vida. Aunque Pablo parecía sufrir a cada paso, tenía más que decir sobre el gozo que cualquier otro portavoz de la Palabra de Dios.
Una actitud de obediencia marca la diferencia tanto para el siervo como para sus allegados. Los siervos de Dios pueden afectar dramáticamente la vida de otros, positiva o negativamente. Bajo el “paraguas” de Jonás en la tormenta, muchos experimentan calamidades; sin embargo, bajo el paraguas de Pablo, muchos encontraron seguridad.
¿Está tronando el cielo? ¿Se están oscureciendo las nubes? ¿Se avecina una tormenta en el horizonte? Hijo de Dios, usted sostendrá un “paraguas” en la tormenta. Usted no estará solo bajo el paraguas. Tampoco yo. Nuestros cónyuges e hijos estarán bajo nuestro paraguas. Nuestros amigos, familiares, vecinos y compañeros de trabajo también estarán presentes. Allí estarán los rebaños que Dios nos ha confiado. Incluso los perdidos a menudo se sienten atraídos por las personas de fe cuando los vientos huracanados comienzan a soplar. Hijo de Dios, todos los ojos están puestos en nosotros en la proa del barco cuando vienen las tormentas y las olas chocan. Que el resto de la tripulación encuentre un “paraguas” de bendición entre nosotros.631
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